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El ataque de Hamas: mal preparado y en quiebra, Líbano teme una guerra con Israel

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Los socorristas libaneses llegan al lugar de un bombardeo israelí en camiones vetustos y sin equipos de protección, un ejemplo que ilustra la falta de preparación en un país lastrado por una larga crisis y que teme una escalada del conflicto entre Israel y Hamas.

«Estamos en primera línea y, sin embargo, no tenemos equipo para protegernos y salvar a la gente», afirma Anis Abla, jefe de la defensa civil de Marjayoun, a menos de 10 kilómetros de la frontera con Israel.

En su oficina prefabricada, afirma no tener los medios para comprar cascos o chalecos antibalas para su equipo de 37 personas, la mayoría voluntarios.

Desde el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre, los tiroteos son casi cotidianos en la frontera. Hezbollah proiraní y sus aliados afirman bombardear Israel en solidaridad con Hamas, pero hasta el momento, los enfrentamientos son limitados.

En medio del colapso económico que se vive desde hace cuatro años, Líbano teme verse arrastrado directamente al conflicto. El país no está preparado para afrontar una guerra, por lo que los voluntarios y las ONG tienen que llenar el vacío con recursos limitados.

«Si estalla la guerra, es posible que no podamos proporcionar suficiente agua a nuestros camiones (para combatir incendios, ndlr) o alimentos para nuestros equipos», dice Alba.

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Teniendo en cuenta que el Estado se encuentra en quiebra y sólo puede proporcionar electricidad durante pocas horas al día, las bombas de agua apenas funcionan y, por lo tanto, los camiones de bomberos tienen un acceso limitado al agua, explica Hussein Fakih, jefe de defensa civil de la región sur de Nabatiyé, donde se encuentra Marjayoun.

«Nuestro vehículo más reciente tiene unos treinta años», se lamenta Fakih, y añade que los camiones de bomberos se averían con regularidad. «Si la situación empeora (…) no podremos cumplir con todas nuestras tareas».

Una mujer llora a Ali Kourani, de 16 años, quien murió en lo que los residentes dijeron que fue un ataque con aviones no tripulados israelíes en su ciudad natal de Yater. Foto ReutersUna mujer llora a Ali Kourani, de 16 años, quien murió en lo que los residentes dijeron que fue un ataque con aviones no tripulados israelíes en su ciudad natal de Yater. Foto Reuters

Los enfrentamientos transfronterizos dejaron al menos 62 muertos en Líbano, según un recuento de AFP, la mayoría de ellos combatientes de Hezbollah, y obligaron a casi 29.000 personas a huir de sus hogares.

A unos kilómetros de Marjayoun, Hasbaya acogió a cientos de desplazados, de los cuales 150 fueron instalados en un hotel que no se ha terminado de construir, según el alcalde de la localidad, Lalbib al-Hamra.

Los miedos

Las autoridades locales, que carecen de todo, tuvieron que recurrir a envíos de dinero de libaneses en la diáspora, a asociaciones y a donantes para rehabilitar el hotel y proporcionar a los desplazados colchones, comida y medicamentos, explica el alcalde.

«Mi mayor temor es que se repita el escenario de 2006, pero peor», dice al-Hamra.

«Actualmente el Estado libanés no está preparado para afrontar este tipo de calamidad», asegura.

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En 2006, una guerra entre Hezbolá e Israel dejó más de 1.200 muertos en el Líbano, principalmente civiles, y 160 muertos en Israel, soldados en su mayoría.

El gobierno interino elaboró un plan de emergencia y se están llevando a cabo conversaciones para «garantizar que la comunidad humanitaria contribuya» a su financiamiento, según el Primer ministro Najib Mikati.

Mikati aseguró el lunes a AFP que está haciendo todo lo posible «para que el Estado y sus modestos medios estén preparados» en caso de conflicto.

El ministro de Salud, Firas Abiad, destacó que el Líbano enfrenta obstáculos sin precedentes. Su cartera necesita de 30 a 40 millones de dólares para el plan de emergencia que elaboró, y agrega que «Líbano hace todo lo posible para aumentar su nivel de preparación», a pesar de tener recursos «mucho más limitados».

Pero muchos libaneses han perdido la confianza en la capacidad de su país para protegerlos.

Entre ellos, Ali Khalil Awada, de 74 años, refugiado en el hotel de Hasbaya con su esposa en una habitación estrecha y apenas amoblada.

Ya fue desplazado de su pueblo fronterizo de Khiam varias veces durante la guerra civil (1975-1990), la ocupación israelí del sur (1978-2000) y la guerra de 2006.

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Pero esta vez «es la peor», según él.

«Nuestro estado está muerto… y nuestra economía se ha ido», lamenta. «No tenemos ni siquiera los medios de comprar un pan».



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Polémica porque José Mujica y Lucía Topolansky reconocieron que «hubo casos» de falsas declaraciones sobre crímenes de lesa humanidad en Uruguay

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La habitual calma de la política en Uruguay se vio sacudida por las declaraciones del expresidente José Mujica, y de su esposa, la exvicepresidenta y exsenadora, Lucía Topolansky, sobre la existencia de falsos testimonios de víctimas de la dictadura uruguaya para incriminar a militares. Las fuertes declaraciones se dan en medio de una negociación del Frente Amplio, ganador del balotaje presidencial, para tener los votos de los diputados vinculados a los militares en la Cámara de Diputados y obtener la mayoría parlamentaria.

El escándalo estalló a partir de la publicación del libro Los indomables, del autor Pablo Cohen, por Editorial Planeta. En la entrevista, la exvicepresidenta y dirigente del Movimiento de Participación Popular (MPP), Lucía Topolansky, aseguró que dentro de la izquierda hay «gente que miente en las declaraciones» sobre crímenes de lesa humanidad vinculados a la última dictadura para que militares sean condenados.

«A un compañero nuestro vinieron a decirle —no importa de qué sector político—: Mentí, decí esto y aquello, y metemos preso a fulano’. Y él contestó: ‘No lo voy a decir’. Ahí te acusan de traidor y opinan que los tupamaros no dijeron nada. No, decimos lo que vimos«, contó la exvicepresidenta.

Topolansky remarcó que la búsqueda era situar a determinados acusados como autores de los crímenes de lesa humanidad. «Nosotros sabemos quiénes son los que mintieron dentro de la izquierda. Pero no lo vamos a decir porque no somos traidores ni botones», agregó Topolansky.

Polémica por los dichos del expresidente de Uruguay, José Mujica, y su esposa Lucía Topolansky sobre mentiras en las declaraciones de delitos de lesa humanidad. Foto EFE/ Sofía Torres

Ante el revuelo, José «Pepe» Mujica salió a respaldarla. «No leí el libro, ni lo que dijo Lucía, no leo los libros sobre nosotros, es muy aburrido. Ahora, esas cosas nos constan, sí. No voy a decir que fuera generalizado, pero había gente que salió con mucho rencor y encontraba que era justo eso, por las que pasó. No todos, eh, pero sé que hubo casos«, dijo Mujica en una entrevista con Fácil Desviarse.

Apenas se publicó el libro, las afirmaciones de Topolansky generaron polémica. Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos aseguraron que esos dichos «ponen en tela de juicio un proceso de muchos años de búsqueda y construcción de justicia». Y plantaron: «Se socava la legitimidad de los procesamientos y condenas realizadas en el marco de los debidos procesos. Estas declaraciones dañan al propio sistema republicano, al tratarse de palabras de una senadora electa que cuestiona el accionar de uno de los poderes del Estado que actúa en forma independiente y con solvencia».

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«Entre miles de denuncias y denunciantes, quizá pueda haber existido un falso testimonio pero es algo que no nos consta ni tampoco a la justicia. Esta posibilidad, sin embargo, no avala poner en tela de juicio a decenas y decenas que han podido hablar a pesar del dolor y de la angustia. Cabe preguntarnos, ¿a quién favorecen estas declaraciones? ¿Cuál es su objetivo? ¿Acaso sirve cuestionar la credibilidad de las víctimas en favor de quienes torturaron, asesinaron, secuestraron niños y desaparecieron a nuestros familiares?», remarcaron en un comunicado contra las declaraciones de Topolansky.

En su primera actividad como presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi visitó al ex mandatario José "Pepe" Mujica en su chacra.En su primera actividad como presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi visitó al ex mandatario José «Pepe» Mujica en su chacra.

La mayoría en Diputados, detrás del acercamiento de Mujica a exmilitares

Yamandú Orsi, el candidato presidencial del Frente Amplio (FA), ganó el balotaje contra Luis Delgado, hombre del presidente Luis Lacalle Pou, con el 49,8%. Dentro del FA, el presidente electo es integrante del MPP, al igual que el expresidente José «Pepe» Mujica (89) y Topolansky (80).

Convaleciente del cáncer de esófago, el expresidente parece trabajar activamente para que el Frente Amplio gobierne desde el 1 de marzo con mayoría en ambas cámaras del Congreso. Dos días después de recibir a Orsi, Mujica le abrió las puertas de su chacra de Rincón del Cerro al exgeneral y líder del partido Cabildo Abierto, Pablo Manini Ríos, una fuerza que tiene dos bancas clave en el conformación de la Cámara de Diputados que asumirá el 1° de marzo en Uruguay.

De izquierda a derecha, Eduardo Lust del Partido Constitucional Ambientalista, Andrés Ojeda del Partido Colorado, Álvaro Delgado del Partido Nacional, Pablo Mieres del Partido Independiente, Valeria Ripoll candidata a la vicepresidencia por el Partido Nacional y Guido Manini Ríos por el partido Cabildo Abierto, participan de una reunión de candidatos de la Coalición. Foto: EFE/Federico GutierrezDe izquierda a derecha, Eduardo Lust del Partido Constitucional Ambientalista, Andrés Ojeda del Partido Colorado, Álvaro Delgado del Partido Nacional, Pablo Mieres del Partido Independiente, Valeria Ripoll candidata a la vicepresidencia por el Partido Nacional y Guido Manini Ríos por el partido Cabildo Abierto, participan de una reunión de candidatos de la Coalición. Foto: EFE/Federico Gutierrez

Hasta ahora Cabildo Abierto forma parte de la Coalición Republicana que Luis Lacalle Pou armó para el balotaje 2019 y con la que consiguió la presidencia y rompió con 15 años de hegemonía del FA en Uruguay. Esa alianza la forman el Partido Nacional, popularmente conocidos como los «blancos», de Lacalle Pou; el Partido Colorado; el Partido Independiente; y Cabildo Abierto.

En un país donde están prohibidas las alianzas electorales, cada uno llevó su candidato presidencial, pero con la derrota afloraron las heridas. Cabildo Abierto pasó del 11% en 2019, con el que para ese balotaje apoyó a Lacalle Pou, al 2% en esta última elección. En medio de la crisis consiguió retener dos bancas en Diputados.

Hoy el FA tiene 48, y la Coalición 49, al sumar las 29 del Partido Nacional, 17 de los colorados, las dos de Cabildo Abierto y la del Partido Independiente. Además, hay otras dos bancas que quedaron para el antisistema Gustavo Salle y su hija.

La noche de la derrota Manini Ríos planteó que la coalición no era para ser opositores y después fue a ver a Mujica. Le hizo un planteo para que sean liberados los militares recluidos en la cárcel de Domingo Arenas por estar «mal procesados».

el ex comandante en jefe del Ejército de Uruguay, Guido Manini Ríos, líder del partido Cabildo Abierto.el ex comandante en jefe del Ejército de Uruguay, Guido Manini Ríos, líder del partido Cabildo Abierto.

Y Mujica respondió con un guiño. Expresó una posición de tener un trato «diferencial» a militares y policías presos que aporten información sobre los desaparecidos en la última dictadura uruguaya, que se desarrolló entre 1973 y 1985. «No concibo que, si alguien está muy enfermo y colaboró con información, la Justicia no tenga una actitud de mérito. Si queremos que nos pasen información, no podemos tratar a todos igual. Se me ocurre que es una manera de abrir la brecha en ese candado cerrado de guardar información», planteó en una entrevista con el programa radial En perspectiva.

«(Manini) estuvo en casa y me manifestó su preocupación de que los penados por la Justicia que trasvasan los 80 años terminen su pena en sus hogares- reveló Mujica-. Hace más de 30 años digo que tener gente de 80 años, no esos (por los militares recluidos en Domingo Arena), sino en general, no está bien. Pero la mayoría de mi país tiene otra visión y uno se tiene que acomodar».

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Y lanzó: «Tener ancianos en la cárcel es una pérdida para el Estado. Eso es una decisión en todo caso del futuro gobierno. Lo que puedo dar es un consejo».

Más allá del acercamiento, y por más que dentro del Frente Amplio el MPP apruebe ese pedido, el Partido Comunista que también integra el FA bloquearía una iniciativa de esa índole.

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