SOCIEDAD
Detuvieron a 13 policías de la Bonaerense por el asesinato de un presunto ladrón en Isidro Casanova
Los arrestos fueron ordenados por el fiscal Adrián Arribas. El delincuente había muerto este jueves en una supuesta persecución a bordo de un auto robado. Cayeron el autor del hecho y otros doce efectivos fueron acusados de encubrimiento y de plantar un arma. Entre ellos hay un comisario de alto rango
Ayer jueves por la mañana, un policía de la Bonaerense mató de un tiro a un presunto delincuente que intentaba escapar a bordo de una camioneta Ford Eco Sport con pedido de secuestro. El hecho ocurrió en el barrio San Alberto, ubicado en la localidad de Isidro Casanova, partido de La Matanza, en medio de, lo que se supone, fue una intensa persecución a lo largo de varias cuadras, según indicaron fuentes judiciales a Infobae.
Sin embargo, el fiscal Adrián Arribas, a cargo de la UFI de Homicidios de La Matanza, encargado de investigar el expediente, albergó sospechas del accionar del policía desde el comienzo del caso y encargó tareas a Gendarmería en el lugar del hecho.
Hoy viernes por la noche, en un giro sorprendente, Arribas ordenó el arresto del policía que disparó, identificado como Federico Gabriel Schinini, de 30 años, acusado de homicidio agravado, y de otros doce efectivos acusados de encubrirlo. Entre los detenidos acusados de encubrimiento se encuentra un comisario inspector. Todos ellos pertenecen al Comando Central de La Matanza, el comisario inspector siendo el titular de la dependencia: los policías fueron arrestados a medida que se presentaban al servicio. Todos sus teléfonos fueron secuestrados y serán sometidos a pericias. Mañana serán indagados
“El Comando quedó acéfalo por las detenciones”, confirmaron fuentes del caso a este medio.
El giro en el caso fue motivado por una serie de videos de cámaras de seguridad hallados por Arribas. El hallazgo fue comunicado al área de Asuntos Internos de la Policía Bonaerense, que envió personal para detener a sus compañeros de fuerza, en un operativo supervisado por el fiscal que culminó poco antes de la medianoche.
Para Arribas, los policías le plantaron un arma en la mano al delincuente, identificado como Jorge Alejandro González, luego de matarlo a sangre fría.
Una fuente clave en el expediente asevera:
“Mintieron. Primero, mintió quien efectuó el disparo. Declaró que dio la voz de ‘alto, policía’, al delincuente y disparó. Le tiró apenas impactó con el auto y luego bajó. Cuando llegan los móviles, se ve a uno con una bolsa blanca. Luego, aparece el jefe, que ve que hay una cámara, hace poner a los policías para que tapen todo, como haciendo un abanico. Ahí rodean el cuerpo. De repente, el cuerpo tiene un arma en la mano. Ese arma antes no estaba. Se ve que el propio comisario inspector se agacha y hace que otros tapen la maniobra”.
En las imágenes que analizó la Justicia, incluso, se ve cómo los policías señalan la cámara.
La historia que contó la Policía
Los efectivos que participaron en la maniobra habían declarado inicialmente que González fue observado durante la madrugada del jueves en una actitud sospechosa a bordo de la Eco Sport. Al querer identificarlo, el ladrón aceleró, entró en la villa Puerta de Hierro y logró huir.
Algunas horas después -hacia las 7.30- la camioneta fue nuevamente vista por un móvil del Comando Patrulla Norte de La Matanza a la altura de la esquina de Crovara y Guatemala. Cuando los agentes trataron de identificarlo, el hombre supuestamente aceleró e intentó escapar. Fue a partir de ahí que comenzó una persecución que se extendió por varias cuadras, hasta que el patrulleros finalmente le cerró el paso al ladrón y lo chocó de frente.
Pese a verse acorralado, el delincuente no estaba dispuesto a entregarse fácilmente. Siempre de acuerdo con la versión policial, en ese momento les apuntó con un arma de fuego, por lo que Schinini -luego de dar la voz de alto- le disparó a la camioneta. El tiro fue certero e impactó en su pecho.
Para Arribas, sin embargo, este relato fue totalmente falso y quedó desmentido por las cámaras de la zona.
Las fuentes señalaron que los detenidos fueron identificados como Albino Martínez, jefe de Comando Centro y comisario inspector; Lucas Lorenzo Pereyra, teniente primero; los sargentos Brian Sebastián Martínez, Federico Gabriel Schianini y Brian Sebastian Buera. Se suman los oficiales Alexander Natanael Suárez, Lázaro Samuel Ledesma y José Daniel Sequeira.
En cuanto a las mujeres, el fiscal ordenó la detención de las sargento Rocío Micaela González, Nuria Elizabeth Ottone, Cecilia Celeste Carballo, Verónica Cristina Fernández y Débora Giselle Reales. De la persecución -indicaron- participaron el sargento Schianini y el oficial Suárez.
SOCIEDAD
La salud de Francisco: sigue con pronóstico reservado y en estado crítico, pero pasó una buena noche y está descansando
ROMA.- “La noche ha transcurrido bien, el Papa ha dormido y está descansando”, hizo saber este lunes el Vaticano, como siempre pasadas las 8 de la mañana locales. En medio de un clima de alarma mundial, la información nuevamente aplacó la tensión, rumores y versiones incontroladas sobre la salud del Pontífice, internado desde el 14 de febrero con una bronquitis que degeneró en una neumonía bilateral que implicó varias otras complicaciones y un cuadro clínico que aparece cada vez más complejo.
El último parte médico realizado anoche por el equipo médico que atiende al Papa, de 88 años, en el hospital Gemelli, en efecto, admitió que sus condiciones “siguen siendo críticas”. No obstante destacó que ya no había tenido más crisis respiratorias, como la del último sábado por la mañana, que había disparado una alarma global. Por voluntad del ex arzobispo de Buenos Aires, que quiere transparencia y decir la verdad de su estado -como aseguró el viernes en una conferencia de prensa el cirujano Sergio Alfieri-, el boletín dio más detalles sobre los resultados de los análisis hechos ayer. “Realizó las dos unidades de concentrado de glóbulos rojos con beneficio y con aumento en el valor de hemoglobina. La trombocitopenia se mantuvo estable; sin embargo, algunos análisis de sangre demuestran una insuficiencia renal inicial leve, que actualmente está bajo control”, detalló, refiriéndose a las dos transfusiones del sábado. Subrayó, por otro lado, que “se continúa la oxigenoterapia de alto flujo a través de cánulas nasales”.
“El Santo Padre continúa vigilante y bien orientado. La complejidad del cuadro clínico y la necesaria espera a que las terapias farmacológicas proporcionen alguna retroalimentación requieren que el pronóstico permanezca reservado”, siguió. “Durante la mañana, en el apartamento habilitado en el décimo piso, participó de la santa misa, junto a quienes lo están cuidando durante estos días de hospitalización”, concluyó.
Fuentes del Vaticano, que se mostraron más distendidas y menos alarmadas que el sábado, confirmaron de todos modos que el Papa no está fuera de peligro y que hace falta tiempo para ver cómo evoluciona a los tratamientos en curso.
“El Papa no tuvo más crisis respiratorias y eso es una buena noticia”, comentó ayer Annalisa Bilotta, médica del hospital internacional Salvator Mundi de esta capital, ante una consulta de LA NACION. “Después de las transfusiones de ayer, la hemoglobina subió, tiene un mejor valor, lo cual indica que la anemia también, pero las plaquetas siguen siendo iguales y, por otro lado, apareció una ‘leve e inicial’ insuficiencia renal”, agregó. “El cuadro general parece un poquito mejor que el de ayer, aunque se mantiene un pronóstico reservado porque sigue en condiciones críticas, a la espera que las terapias médicas vayan evolucionando”, interpetó́.
El parte médico del sábado había vuelto a despertar una alarma global por un agravamiento de su cuadro, ocho días después de ingresar al policlínico Gemelli por una bronquitis que derivó en una neumonía bilateral. El pronóstico pasó a ser reservado después de haber presentado una crisis respiratoria asmática durante la mañana. “Las condiciones del Santo Padre siguen siendo críticas, por lo que, como se explicó ayer (viernes), el Papa no está fuera de peligro”, indicó el parte. “Esta mañana (sábado), el Papa Francisco presentó una crisis respiratoria asmática prolongada, que requirió además la aplicación de alto flujo de oxígeno”, precisaron los médicos. “Los análisis de sangre de este sábado también evidenciaron trombocitopenia, asociada a anemia, que requirió la administración de transfusiones de sangre”, agregaron. “El Santo Padre sigue atento y pasó el día en su sillón aunque sentía más dolores que ayer (viernes). De momento el pronóstico es reservado”, concluyó el texto.
Fiel reflejo de la inmensa preocupación por las condiciones del Papa, ayer el cardenal Baldassare Reina, vicario de Roma, convocó a todos los fieles a una misa en la Basílica de San Juan de Letrán para elevar nuestra súplica para el Santo Padre, “para que lo sostenga con su gracia y lo llene de la fuerza necesaria para atravesar este momento difícil”.
En forma similar se expresó monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelizació que, como ya se había anunciado, reemplazó al Papa en la misa para el Jubileo de los Diáconos que se celebró en la Basílica de San Pedro. En un clima de aprensión, marcado por la ausencia del máximo jefe de la Iglesia católica, Fisichella, que leyó la homilía que había sido preparada para la ocasión por Francisco, aseguró que “Papa Francisco, aunque en una cama de hospital, lo sentimos cerca de nosotros, presente en medio de nosotros”. “Este momento nos obliga a hacer aún más intensa nuestra oración para que el Señor lo asista en el momento de dificultad y de la enfermedad”, añadió.
En línea, el cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bologna y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, presidió anoche un rosario en la Iglesia de San Domenico. “Queremos estar cerca del Santo Padre, pidiéndole al Señor de sostenerlo en este momento de sufrimiento, para que encuentro alivio y pueda recuperarse lo más pronto posible”, explicó Zuppi, considerado uno de los candidatos papables. “Es un modo concreto para renovarle nuestra cercanía y el afecto de las comunidades eclesiales italianas, que desde hace días han intensificado sus oraciones”, añadió.
En el hospital Gemelli, donde siguen llegando periodistas y camarógrafos de todo el mundo para cubrir esta dramática hospitalización -que se prolongará al menos una semana más-, también se veían este domingo muchas más personas rezando por la salud del papa Francisco, delante de la gran estatua de uno de sus predecesores, san Juan Pablo II, que allí estuvo internado al menos diez veces.
Ya ayer fuentes del Vaticano intentaron bajar la alarma, destacando que, en verdad, ya el viernes el cirujano Sergio Alfieri, en una conferencia de prensa para explicar la situación del pontífice, había dicho claramente que Francisco no estaba fuera de peligro y que, visto el cuadro complejo del Papa, que tiene una neumonía bilateral que se suma a la bronquitis, era muy probable que pudiera haber situaciones de descompensación.
Subrayaron, por otro lado, que las transfusiones de sangre tuvieron que ver con falta de plaquetas y que los especialistas no están hablando de sepsis. El viernes, en efecto, cuando se le preguntó a los médicos del Papa cuál era su mayor temor, explicaron que el riesgo más importante para su paciente ilustre es una sepsis (septicemia), situación que podría darse si “los gérmenes que se encuentran en sus pulmones llegan a pasar a la sangre. Pero la situación que el Pontífice está atravesando no tiene que ver con esto, indicaron, al aclarar que, más allá de estas crisis, está siguiendo adelante con la terapia prevista -basada en diversos fármacos-, para superar las infecciones.
Las fuentes dijeron, además, que el ex arzobispo de Buenos Aires, que fue internado el 14 de febrero pasado y que se estima que deberá permanecer al menos una semana más, durante la jornada pudo alimentarse normalmente. Aunque, admitieron que, tal como indicó el comunicado, pasó un día difícil, evidentemente sin actividades de trabajo como habían señalado en días anteriores. Pero siempre “atento”, alerta, tal como indicó el parte que, como subrayó el doctor Alfieri en la víspera, “no quieren nunca ocultar nada, sino siempre decir la verdad, por voluntad del propio Papa”.
Se trata de la cuarta internación del papa Francisco en el hospital Gemelli, policlínico universitario católico donde los papas siempre tuvieron un departamento o suite en el décimo piso, que comparte con otros sectores, entre ellos, el departamento de pediatría oncológica. En todas sus internaciones, de hecho, siempre el Papa terminó yendo a saludar a sus pequeños vecinos enfermos, que suelen enviarle dibujos, como los que difundió el Vaticano hace unos días. Todos recuerdan que cuando fue dado de alta después de otra neumonía, en abril de 2023, les llevó a los niños huevos de Pascua, chocolates y caramelos y hasta bautizó a un niño.
La primera internación del papa Francisco fue el 4 de julio de 2021, por una diverticulitis. Fue operado esa primera vez por Alfieri, cirujano con quien evidentemente comenzó a tener una relación especial, que, como él mismo contó, le sacó 33 centímetros de intestino. Volvió a ser operado siempre por este médico en junio de 2023.
Con una edad ya avanzada y su determinación a trabajar a un ritmo imposible -sin descansar jamás ni tomarse verdaderas vacaciones-, su estado de salud, ya marcado por un problema de rodillas por el que en mayo de 2022 comenzó a utilizar una silla de ruedas, fue deteriorándose. Más allá de sumar más peso por la falta de movimiento, en los últimos inviernos su bronquitis crónica y una debilidad pulmonar que se remonta a cuando a los 21 años casi se muere por una neumonía -y luego, en una operación, le extirparon el lóbulo superior derecho de un pulmón-, ya lo habían obligado a suspender algunas audiencias, interrumpir discursos y cancelar un viaje a Dubai para una cumbre del cambio climático. Pese a ello, no bajaba su ritmo de trabajo, con audiencias todos los días en el Palacio Apostólico recibiendo jefes de Estado y de gobierno, autoridades y obispos de todo el mundo.
En diciembre y enero pasado, también había tenido dos caídas que habían causado aprensión: el 7 de diciembre pasado había aparecido con un moretón bastante grande en su mentón por haberse golpeado con la mesa de luz en su habitación, al levantarse. A mediados de enero, otra caída hizo que tuvieran que inmovilizarle el brazo por unos días, que se había lesionado pero no quebrado.
Después de arrastrar una bronquitis desde principios de este mes que le hinchó el rostro por los corticoides utilizados y que en varias ocasiones le impidió seguir leyendo sus catequesis porque le faltaba el aire, y desoyendo los consejos de quienes le decían que debía internarse, el domingo 9 de febrero el Papa presidió una misa al aire libre para el Jubileo de las Fuerzas Armadas. Entonces públicamente explicó que, por “dificultades de respiración”, iba a darle a leer su sermón a un colaborador. Hubo un fuerte aplauso en la Plaza de San Pedro, donde había más de 30.000 personas contentas que Francisco estuviera presente, mientras soplaba un viento frío que le hizo volar su solideo.
El Papa, que se veía que no se sentía bien, terminada la misa no saludó a nadie, pese a que había autoridades, ni se subió al papamóvil a dar vueltas, sino que regresó enseguida a Santa Marta. Pero pese a haber tomado frío, tampoco se detuvo y en la semana siguiente siguió con su agenda. El viernes 14 de febrero, después de recibir en audiencia en Santa Marta a cuatro personas y un grupo, su cuerpo le dijo “basta”. Y, aunque no de urgencia, fue llevado al policlínico Gemelli para curarse lo que en un primer parte médico fue llamada una infección de las vías respiratorias; ese día sus condiciones fueron consideradas “discretas” y dijeron que presentaba “un leve estado febril”.
El sábado y domingo fue sometido a diversos análisis, sin sobresaltos. Fue el lunes que la situación se agravó: el parte por primera vez habló de un cuadro clínico “complejo” que iba a requerir una “hospitalización adecuada”, es decir, una internación larga. Además, se reveló la existencia de una “infección polimicrobiana de las vías respiratorias”. El martes, después de una tomografía computada, el parte hizo saber que tenía una neumonía bilateral, algo grave en una persona de 88 años. En una suerte de montaña rusa, el miércoles las cosas parecieron estar mejor porque el Papa recibió la visita de la primera ministra, Giorgia Meloni, que hizo saber que lo había visto “reactivo y atento” y de buen humor. El parte hizo saber que sus condiciones clínicas eran estacionarias y que unos análisis de sangre habían dado señales de una leve mejora, en especial de los índices inflamatorios. El jueves, parecía seguir todo bien: el parte habló de “condiciones clínicas en leve mejora”, señaló que el Papa no tenía fiebre y que los parámetros “hemodinámicos” seguían siendo estables, lo que indicaba que el corazón estaba aguantando la terapia.
El viernes no hubo parte sino la conferencia de prensa del doctor Alfieri, que hizo entender que la situación seguía siendo crítica porque el Papa aún no estaba “fuera de peligro”, como se confirmó este sábado, cuando volvió a dispararse la alarma en todo el mundo.
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