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El Premio Nadal es un ‘thriller’ histórico y rural de César Pérez Gellida

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César Pérez Gellida y Jaume Clotet, en la entrega de los Premios Nadal (EFE)
César Pérez Gellida y Jaume Clotet, en la entrega de los Premios Nadal (EFE) (Marta Perez/)

Los premios Nadal de novela y Josep Pla de prosa en lengua catalana se han teñido de negro con sus respectivos ganadores, el escritor vallisoletano César Pérez Gellida, con su novela Bajo tierra seca, y el periodista e historiador barcelonés Jaume Clotet con “La germandat de l’àngel caigut”.

Pérez Gellida ha ganado la 80ª edición del Nadal, el decano de los premios literarios hispanos, con un thriller rural ambientado en la Extremadura de principios del siglo XX, donde una viuda, que marca el destino de quien se cruza con ella, desaparece después de que se incendie su casa.

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En medio de esta historia, en la que se combinan pasión, sangre y barro, muy al estilo de Pérez Gellida, la policía trata de averiguar dónde está la viuda, en un texto que el jurado ha valorado de “gran personalidad estilística”.

Pérez Gellida ha confesado tras hacerse público el fallo que “era una novela que tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo pero que ahora he decidido escribir porque me sentía más maduro como escritor”.

El marco de Bajo tierra seca es la Extremadura de 1917, en la que, como dice su autor, “había mucha pobreza, caciquismo y mucha hambre” y en ese contexto a un teniente de la Guardia Civil, Martín Gallardo, le ordenan investigar un incendio en el que la propietaria, la viuda Antonia Monterroso, ha desaparecido y el capataz es el principal sospechoso.

Antonia Monterroso, añade, es “el personaje que más va a impactar a los lectores porque es una mujer que todos conocen, pero nadie sabe bien quién es, es además una mujer muy guapa para los cánones de la época, muy grande y que ha luchado contra casi todo, pero su conducta va a generar las dudas al lector”.

Para su autor, se trata de “un thriller muy negro, con un trasfondo político y social que condiciona mucha la novela en la que se pone de manifiesto que la hostilidad puede condicionar a las personas y hacerlas mucho más hostiles”.

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El escritor César Pérez Gellida, en la 51ª Feria del Libro de Valladolid (FLV) de 2018. EFE/ R.García
El escritor César Pérez Gellida, en la 51ª Feria del Libro de Valladolid (FLV) de 2018. EFE/ R.García (R.GARCÍA/)

Un autor conocido

Ha asegurado el ganador del Premio Nadal que piensa en dos lectores: “el que ya me conoce y que va a buscar lo que le gusta de las anteriores novelas y que lo va a encontrar; y luego el lector nuevo, que se va a sorprender, porque hay muchos ingredientes que consiguen mantener un suspense sostenido desde las primeras páginas hasta el final y que tenga la necesidad de saber quién es César Pérez Gellida”.

En una respuesta retórica a esta pregunta, Pérez Gellida se define como “un escritor que empezó hace diez años por un problema de insomnio y encontré un método, que sigue funcionando: inventarme una historia durante la noche y al día siguiente la retomo en el punto en el que la dejé el día anterior”.

La novela en sí, resume Pérez Gellida, es “un engaño, en la que en cada capítulo el lector se ve obligado a replantearse lo que creía que sabía en el anterior”.

El ganador del Premio Josep Pla, Jaume Clotet, ha definido la novela vencedora, La germandat de l’àngel caigut, como “un thriller de base histórica”, que narra una misión trepidante en la que se juega la guerra entre el bien y el mal y que puede hacer tambalear los mismos cimientos de la Iglesia.

La novela parte de la ciudad de Acre, en Tierra Santa, en 1291, donde un grupo de caballeros templarios huyen del agonizante reino de Jerusalén y se llevan consigo el secreto más bien guardado de la cristiandad, un misterio que lleva al lector a la actualidad de la mano de sus dos protagonistas, un monje de Montserrat y una mossa d’esquadra.

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La salud de Francisco: sigue con pronóstico reservado y en estado crítico, pero pasó una buena noche y está descansando

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ROMA.- “La noche ha transcurrido bien, el Papa ha dormido y está descansando”, hizo saber este lunes el Vaticano, como siempre pasadas las 8 de la mañana locales. En medio de un clima de alarma mundial, la información nuevamente aplacó la tensión, rumores y versiones incontroladas sobre la salud del Pontífice, internado desde el 14 de febrero con una bronquitis que degeneró en una neumonía bilateral que implicó varias otras complicaciones y un cuadro clínico que aparece cada vez más complejo.

El último parte médico realizado anoche por el equipo médico que atiende al Papa, de 88 años, en el hospital Gemelli, en efecto, admitió que sus condiciones “siguen siendo críticas”. No obstante destacó que ya no había tenido más crisis respiratorias, como la del último sábado por la mañana, que había disparado una alarma global. Por voluntad del ex arzobispo de Buenos Aires, que quiere transparencia y decir la verdad de su estado -como aseguró el viernes en una conferencia de prensa el cirujano Sergio Alfieri-, el boletín dio más detalles sobre los resultados de los análisis hechos ayer. “Realizó las dos unidades de concentrado de glóbulos rojos con beneficio y con aumento en el valor de hemoglobina. La trombocitopenia se mantuvo estable; sin embargo, algunos análisis de sangre demuestran una insuficiencia renal inicial leve, que actualmente está bajo control”, detalló, refiriéndose a las dos transfusiones del sábado. Subrayó, por otro lado, que “se continúa la oxigenoterapia de alto flujo a través de cánulas nasales”.

El papa Francisco, en su llegada a una asamblea general en la plaza San Pedro, en marzo de 2023ANDREAS SOLARO – AFP

“El Santo Padre continúa vigilante y bien orientado. La complejidad del cuadro clínico y la necesaria espera a que las terapias farmacológicas proporcionen alguna retroalimentación requieren que el pronóstico permanezca reservado”, siguió. “Durante la mañana, en el apartamento habilitado en el décimo piso, participó de la santa misa, junto a quienes lo están cuidando durante estos días de hospitalización”, concluyó.

Fuentes del Vaticano, que se mostraron más distendidas y menos alarmadas que el sábado, confirmaron de todos modos que el Papa no está fuera de peligro y que hace falta tiempo para ver cómo evoluciona a los tratamientos en curso.

“El Papa no tuvo más crisis respiratorias y eso es una buena noticia”, comentó ayer Annalisa Bilotta, médica del hospital internacional Salvator Mundi de esta capital, ante una consulta de LA NACION. “Después de las transfusiones de ayer, la hemoglobina subió, tiene un mejor valor, lo cual indica que la anemia también, pero las plaquetas siguen siendo iguales y, por otro lado, apareció una ‘leve e inicial’ insuficiencia renal”, agregó. “El cuadro general parece un poquito mejor que el de ayer, aunque se mantiene un pronóstico reservado porque sigue en condiciones críticas, a la espera que las terapias médicas vayan evolucionando”, interpetó́.

El parte médico del sábado había vuelto a despertar una alarma global por un agravamiento de su cuadro, ocho días después de ingresar al policlínico Gemelli por una bronquitis que derivó en una neumonía bilateral. El pronóstico pasó a ser reservado después de haber presentado una crisis respiratoria asmática durante la mañana. “Las condiciones del Santo Padre siguen siendo críticas, por lo que, como se explicó ayer (viernes), el Papa no está fuera de peligro”, indicó el parte. “Esta mañana (sábado), el Papa Francisco presentó una crisis respiratoria asmática prolongada, que requirió además la aplicación de alto flujo de oxígeno”, precisaron los médicos. “Los análisis de sangre de este sábado también evidenciaron trombocitopenia, asociada a anemia, que requirió la administración de transfusiones de sangre”, agregaron. “El Santo Padre sigue atento y pasó el día en su sillón aunque sentía más dolores que ayer (viernes). De momento el pronóstico es reservado”, concluyó el texto.

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Fiel reflejo de la inmensa preocupación por las condiciones del Papa, ayer el cardenal Baldassare Reina, vicario de Roma, convocó a todos los fieles a una misa en la Basílica de San Juan de Letrán para elevar nuestra súplica para el Santo Padre, “para que lo sostenga con su gracia y lo llene de la fuerza necesaria para atravesar este momento difícil”.

Una mujer deja un rosario junto a velas adornadas con la imagen del papa Francisco, en el exterior del hospital Agostino Gemelli de Roma, donde el pontífice argentino está siendo tratado por una neumonía, en Roma, el 22 de febrero de 2025, (AP Foto/Gregorio Borgia)Gregorio Borgia – AP

En forma similar se expresó monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelizació que, como ya se había anunciado, reemplazó al Papa en la misa para el Jubileo de los Diáconos que se celebró en la Basílica de San Pedro. En un clima de aprensión, marcado por la ausencia del máximo jefe de la Iglesia católica, Fisichella, que leyó la homilía que había sido preparada para la ocasión por Francisco, aseguró que “Papa Francisco, aunque en una cama de hospital, lo sentimos cerca de nosotros, presente en medio de nosotros”. “Este momento nos obliga a hacer aún más intensa nuestra oración para que el Señor lo asista en el momento de dificultad y de la enfermedad”, añadió.

En línea, el cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bologna y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, presidió anoche un rosario en la Iglesia de San Domenico. “Queremos estar cerca del Santo Padre, pidiéndole al Señor de sostenerlo en este momento de sufrimiento, para que encuentro alivio y pueda recuperarse lo más pronto posible”, explicó Zuppi, considerado uno de los candidatos papables. “Es un modo concreto para renovarle nuestra cercanía y el afecto de las comunidades eclesiales italianas, que desde hace días han intensificado sus oraciones”, añadió.

En el hospital Gemelli, donde siguen llegando periodistas y camarógrafos de todo el mundo para cubrir esta dramática hospitalización -que se prolongará al menos una semana más-, también se veían este domingo muchas más personas rezando por la salud del papa Francisco, delante de la gran estatua de uno de sus predecesores, san Juan Pablo II, que allí estuvo internado al menos diez veces.

Velas y una foto del papa Francisco se ven frente al Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, el sábado 22 de febrero de 2025, donde el pontífice está hospitalizado desde el viernes 14 de febreroAlessandra Tarantino – AP

Ya ayer fuentes del Vaticano intentaron bajar la alarma, destacando que, en verdad, ya el viernes el cirujano Sergio Alfieri, en una conferencia de prensa para explicar la situación del pontífice, había dicho claramente que Francisco no estaba fuera de peligro y que, visto el cuadro complejo del Papa, que tiene una neumonía bilateral que se suma a la bronquitis, era muy probable que pudiera haber situaciones de descompensación.

Subrayaron, por otro lado, que las transfusiones de sangre tuvieron que ver con falta de plaquetas y que los especialistas no están hablando de sepsis. El viernes, en efecto, cuando se le preguntó a los médicos del Papa cuál era su mayor temor, explicaron que el riesgo más importante para su paciente ilustre es una sepsis (septicemia), situación que podría darse si “los gérmenes que se encuentran en sus pulmones llegan a pasar a la sangre. Pero la situación que el Pontífice está atravesando no tiene que ver con esto, indicaron, al aclarar que, más allá de estas crisis, está siguiendo adelante con la terapia prevista -basada en diversos fármacos-, para superar las infecciones.

Las fuentes dijeron, además, que el ex arzobispo de Buenos Aires, que fue internado el 14 de febrero pasado y que se estima que deberá permanecer al menos una semana más, durante la jornada pudo alimentarse normalmente. Aunque, admitieron que, tal como indicó el comunicado, pasó un día difícil, evidentemente sin actividades de trabajo como habían señalado en días anteriores. Pero siempre “atento”, alerta, tal como indicó el parte que, como subrayó el doctor Alfieri en la víspera, “no quieren nunca ocultar nada, sino siempre decir la verdad, por voluntad del propio Papa”.

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El papa Francisco celebra la misa por el Jubileo de las Fuerzas Armadas en la Plaza de San PedroVatican Media – IPA via ZUMA Press

Se trata de la cuarta internación del papa Francisco en el hospital Gemelli, policlínico universitario católico donde los papas siempre tuvieron un departamento o suite en el décimo piso, que comparte con otros sectores, entre ellos, el departamento de pediatría oncológica. En todas sus internaciones, de hecho, siempre el Papa terminó yendo a saludar a sus pequeños vecinos enfermos, que suelen enviarle dibujos, como los que difundió el Vaticano hace unos días. Todos recuerdan que cuando fue dado de alta después de otra neumonía, en abril de 2023, les llevó a los niños huevos de Pascua, chocolates y caramelos y hasta bautizó a un niño.

La primera internación del papa Francisco fue el 4 de julio de 2021, por una diverticulitis. Fue operado esa primera vez por Alfieri, cirujano con quien evidentemente comenzó a tener una relación especial, que, como él mismo contó, le sacó 33 centímetros de intestino. Volvió a ser operado siempre por este médico en junio de 2023.

El papa Francisco sale del Policlínico Universitario Agostino Gemelli en Roma, el viernes 16 de junio de 2023, nueve días después de someterse a una cirugía abdominalCecilia Fabiano – LaPresse

Con una edad ya avanzada y su determinación a trabajar a un ritmo imposible -sin descansar jamás ni tomarse verdaderas vacaciones-, su estado de salud, ya marcado por un problema de rodillas por el que en mayo de 2022 comenzó a utilizar una silla de ruedas, fue deteriorándose. Más allá de sumar más peso por la falta de movimiento, en los últimos inviernos su bronquitis crónica y una debilidad pulmonar que se remonta a cuando a los 21 años casi se muere por una neumonía -y luego, en una operación, le extirparon el lóbulo superior derecho de un pulmón-, ya lo habían obligado a suspender algunas audiencias, interrumpir discursos y cancelar un viaje a Dubai para una cumbre del cambio climático. Pese a ello, no bajaba su ritmo de trabajo, con audiencias todos los días en el Palacio Apostólico recibiendo jefes de Estado y de gobierno, autoridades y obispos de todo el mundo.

En diciembre y enero pasado, también había tenido dos caídas que habían causado aprensión: el 7 de diciembre pasado había aparecido con un moretón bastante grande en su mentón por haberse golpeado con la mesa de luz en su habitación, al levantarse. A mediados de enero, otra caída hizo que tuvieran que inmovilizarle el brazo por unos días, que se había lesionado pero no quebrado.

Después de arrastrar una bronquitis desde principios de este mes que le hinchó el rostro por los corticoides utilizados y que en varias ocasiones le impidió seguir leyendo sus catequesis porque le faltaba el aire, y desoyendo los consejos de quienes le decían que debía internarse, el domingo 9 de febrero el Papa presidió una misa al aire libre para el Jubileo de las Fuerzas Armadas. Entonces públicamente explicó que, por “dificultades de respiración”, iba a darle a leer su sermón a un colaborador. Hubo un fuerte aplauso en la Plaza de San Pedro, donde había más de 30.000 personas contentas que Francisco estuviera presente, mientras soplaba un viento frío que le hizo volar su solideo.

El Papa, que se veía que no se sentía bien, terminada la misa no saludó a nadie, pese a que había autoridades, ni se subió al papamóvil a dar vueltas, sino que regresó enseguida a Santa Marta. Pero pese a haber tomado frío, tampoco se detuvo y en la semana siguiente siguió con su agenda. El viernes 14 de febrero, después de recibir en audiencia en Santa Marta a cuatro personas y un grupo, su cuerpo le dijo “basta”. Y, aunque no de urgencia, fue llevado al policlínico Gemelli para curarse lo que en un primer parte médico fue llamada una infección de las vías respiratorias; ese día sus condiciones fueron consideradas “discretas” y dijeron que presentaba “un leve estado febril”.

Una monja reza en el Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, el viernes 21 de febrero de 2025, donde el pontífice se encuentra hospitalizado desde el viernes 14 de febreroAlessandra Tarantino – AP

El sábado y domingo fue sometido a diversos análisis, sin sobresaltos. Fue el lunes que la situación se agravó: el parte por primera vez habló de un cuadro clínico “complejo” que iba a requerir una “hospitalización adecuada”, es decir, una internación larga. Además, se reveló la existencia de una “infección polimicrobiana de las vías respiratorias”. El martes, después de una tomografía computada, el parte hizo saber que tenía una neumonía bilateral, algo grave en una persona de 88 años. En una suerte de montaña rusa, el miércoles las cosas parecieron estar mejor porque el Papa recibió la visita de la primera ministra, Giorgia Meloni, que hizo saber que lo había visto “reactivo y atento” y de buen humor. El parte hizo saber que sus condiciones clínicas eran estacionarias y que unos análisis de sangre habían dado señales de una leve mejora, en especial de los índices inflamatorios. El jueves, parecía seguir todo bien: el parte habló de “condiciones clínicas en leve mejora”, señaló que el Papa no tenía fiebre y que los parámetros “hemodinámicos” seguían siendo estables, lo que indicaba que el corazón estaba aguantando la terapia.

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El viernes no hubo parte sino la conferencia de prensa del doctor Alfieri, que hizo entender que la situación seguía siendo crítica porque el Papa aún no estaba “fuera de peligro”, como se confirmó este sábado, cuando volvió a dispararse la alarma en todo el mundo.

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