Con algunos trucos prácticos, es posible prolongar la vida útil de las verduras en la heladera, permitiéndote disfrutar de su frescura y nutrición durante más tiempo.

1. Almacenamiento adecuado: optá por bolsas de almacenamiento de verduras o contenedores herméticos para mantenerlas frescas y crujientes. Evitá guardarlas junto a frutas que emitan etileno, ya que esto acelera el proceso de maduración y descomposición.

2. Limpieza y secado: antes de guardarlas, lavalas y secalas completamente para retirar la humedad excesiva, ya que puede provocar la proliferación de bacterias y hongos. Usá toallas de papel o un centrifugador de ensaladas para eliminar el exceso de agua.

3. Ajuste de la temperatura: cada tipo de verdura tiene requisitos de temperatura diferentes. Ajustá las zonas de tu heladera para adaptarse a las necesidades específicas. Por ejemplo, guardá las de hojas verdes en el cajón para verduras, donde la humedad es mayor.

4. Conservá las hierbas con agua: las hierbas frescas pueden transformar tus platos, pero a menudo se marchitan rápidamente. Almacenalas como un ramo de flores en un vaso con agua en la heladera. Cambiá el agua regularmente para mantenerlas frescas y listas para usar.

5. Usá bolsas perforadas: algunas verduras, como las zanahorias y los pimientos, se benefician de un control preciso de la humedad. Guardarlas en bolsas perforadas permite que ésta escape, evitando que se vuelvan viscosas y prolongando así su vida útil.

6. Separalas: algunos alimentos, como los tomates y las bananas, emiten gas etileno que acelera el proceso de maduración. Almacenalas por separado de otras verduras para evitar que afecten negativamente a su frescura.

7. Congelación estratégica: aprovechá el poder de la congelación para las que no se consumirán rápidamente. Blanqueá las verduras antes de congelarlas para mantener su color, textura y sabor. Almacenarlas en porciones individuales facilita su uso futuro.

8. Revisá regularmente: retirá las que estén empezando a mostrar signos de deterioro para evitar que afecten a las demás. Un mantenimiento regular asegura una heladera llena de verduras frescas y saludables.

9. Aprovechá las bolsas de producción: al comprar bolsas de producción reutilizables, elegí aquellas diseñadas con mallas o pequeñas perforaciones. Estas bolsas proporcionan una ventilación adecuada, reduciendo la acumulación de humedad y previniendo la formación de moho. Al dividir las verduras según su tipo y almacenarlas en estas bolsas, podés personalizar el ambiente de conservación para cada variedad, optimizando así su frescura.

10. Guardalas en la parte correcta: aprovechá las diferentes zonas de tu heladera para garantizar la longevidad de tus verduras. Las de hojas verdes, por ejemplo, se benefician de un almacenamiento en la parte más cálida y húmeda, mientras que las raíces como las papas y zanahorias prosperan en ambientes más frescos y secos. Zonificar el espacio de almacenamiento maximiza la eficiencia y prolonga la frescura de tus vegetales.

Fuente: Cocina fácil