Una verdadera marea humana estimada en 600 mil personas ha marchado este fin de semana por ciudades y pueblos de Alemania, en repudio del partido ultraderechista Alternativa para Alemania y su participación en un coloquio secreto con otras fuerzas afines a fin de elaborar un plan para expulsar a inmigrantes y avanzar hacia el poder.

Alemania no recuerda manifestaciones similares. Este domingo en Munich la policía y los organizadores acordaron suspender por exceso de gente la marcha de 200 mil personas que protestaban con gritos y canticos contra la extrema erecha acusada de buscar la expulsión en masa de extranjeros de etnia no europea. “Ninguna tolerancia con la intolerancia”·, afirmaba un cartel”.

Otro denunciaban que el partido Alternativa “es una pesadilla para Alemania ”.

El partido, que entró en el Parlamento en 2017, es la segunda fuerza con más intención de voto a nivel nacional (alrededor del 22%) según las encuestas.

La decisión de poner fin a la presencia récord de manifestantes exaltó la popularidad de la manifestación en Munich, la capital de la conservadora región de Baviera, bastión del centrismo conservador católico que cosecha casi el 40% de los votos.

También hubo grandes manifestaciones en Colonia, Bremen y Dresde, además de decenas de localidades convocadas a la protesta contra el extremismo de derecha.

Alternativa por Alemania fue creado como partido en 2013 y logró sus primeras victorias parlamentarias en 2017.

En los últimos cuatro años ha crecido vistosamente, empujado por los crecientes problemas económicos. Primero por la recesión que causó la pandemia de Covid y desde 2022 por el frenazo a la economía causado por la lucha contra la inflación y el crecimiento de los precios.

Este año habrá elecciones en setiembre en tres regiones del este alemán: Sajonia, Turingia y Brandenburgo. En las tres Alternativa par Alemania ganaría con más del 30% de los votos.

Antes, en junio, habrá elecciones para el Parlamento Europeo y también los sondeos muestran un fuerte crecimiento de los votos en favor de Alternativa.

La oleada de manifestaciones, que comenzó la última semana con un marcha multitudinaria en Berlín, estalló tras la denuncia de que en una reunión secreta en Postdam, dirigentes de Alternativa se reunieron con otros representantes de fuerzas de ultraderecha para discutir un plan que lleve a la expulsión de extranjeros.

En esa reunión participaron también dirigentes de un partido derechista austríaco, que presentaron su denuncia de que existía un plan  para sustituir la etnia alemana con inmigrantes  de etnias no europeas.

El sabado alrededor de 250 mil personas manifestaron en un centenar de localidades contra Alternativa para Alemania. En Frankfurt 35 mil manifestantes se congregaron bajo el lema “Defiende la democracia”.

Otras 35 mil personas marcharon por las calles de Hanóver, más al norte, con carteles en los que se podía leer: “Fuera nazis”..

Otros 30 mil protestaron en Dortmund y 16 mil en Halle, según la policía. Hubo también caminatas lanzando gritos como “Nazis, no gracias” en Erfurt, Kassel y localidades más pequeñas.

La Federación Nacional de Fútbol, dirigentes políticos y religiosos, llamaron a expresar su repudio contra el partido ultraderechista.

La ministra del Interior Nancy Faeser comparó la reunión de Potsman de los ultraderechistas con “la horrible conferencia de Wannsee”, en 1942, en el que un encuentro de dirigentes del régimen nazi programó el exterminio de los judíos europeos. Existen las actas minuciosas de aquella reunión, calificada como “horrenda”.

El primer ministro socialdemócrata Olaf Scholz participó en varias marchas y subrayó que cualquier proyecto que busque expulsar a personas de origen extranjero supone un ataque contra la democracia”.

Scholz hizo un llamado “a todo el mundo” a defender “la cohesión de la democracia” y “nuestra Alemania democrática”.

El último viernes una marcha convocada en Hamburgo,segunda ciudad de Alemania,  reunió a 50 mil personas. También hubo manifestaciones de la “mayoría silenciosa” en Colonia, Lipsia y Nuremberg.

En Alemania han cambiado las cosas desde las políticas de “puertas abiertas” de la premier Angela Merkel en 2015 que favoreció el ingreso de un millón de inmigrantes, sobre todo sirios, al “tenemos que deportar más rápido” que propuso el año pasado el premier Scholz, quizás al advertir como ascendían en las encuestas los ultraderechistas.

El año pasado el Ejecutivo que lidera Scholz firmó un acuerdo con los Länders (estados regionales)  para limitar la llegada de inmigrantes.

Scholz declaró que “tenemos que hacer retroceder la inmigración irregular”, un tema que usan para su propaganda los partidos de extrema derecha”.

El gobierno auspicia aumentar el ingreso de trabajadores especializados y no favorecer a aquellos que carecen de profesionalidades.

La realidad es que en una Alemania con 83 millones de habitantes, considerada la primera potencia económica europea y la cuarta a nivel mundial, hay un déficit de 1.740.000 trabajadores especializados en el inmenso sector industrial y de servicios. El gobierno quiere favorecer el ingreso de la mano de obra especializada, pero bloquear la llegada de inmigrantes sin preparación.