El de Gaby Fernández es un caso que generó controversia casi desde el principio, y en las últimas horas continúa haciéndolo. Está en el penal de Bouwer, Córdoba, desde 2016, donde ingresó como hombre, Gabriel Fernández. Dos años más tarde cambió de sexo, pasó a llamarse Gabriela y la trasladaron de pabellón, en el que posteriormente abusó sexualmente y embarazó a una detenida. Este jueves, la Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual de Segundo Turno de Córdoba volvió a imputarla por dos denuncias más por abuso sexual contra otras internas.
Fernández, por entonces Gabriel, fue denunciado, detenido y encarcelado en 2016 por violencia de género hacia una mujer, quien era su pareja. Pero en 2018 todo cambiaría, por dos razones. La primera fue la confirmación de su condena por violencia de género: prisión por lesiones leves calificadas y privación de la libertad calificada.
La segunda es que ese mismo año comenzó a autopercibirse mujer, por lo que fue trasladado hacia el pabellón de mujeres de la misma cárcel de Bouwer, en cumplimiento con la ley la ley 26.743, que conmina a los jueces a aceptar la identidad de género de una persona sin necesidad de diligencias burocráticas. Allí, comenzó a ser conocida como Gabriela Nahir Fernández. Ese año abusó sexualmente y embarazó a otra detenida del pabellón femenino.
En 2022, Fernández logró que le concedieran libertad condicional y formó una nueva pareja. Sin embargo, esta nueva pareja, una mujer, lo denunció a Gabriel Fernández (formuló la denuncia hacia Fernández con su nombre masculino y no con el femenino). Volvió a la cárcel en 2023.
Esa pareja presentó dos denuncias contra Gaby. A Fernández, le valieron la prisión preventiva por privación ilegítima de la libertad, amenazas, lesiones leves calificadas y violación de la perimetral impuesta por la Justicia. Luego de una serie de apelaciones, en octubre de 2024 la Justicia ratificó esa prisión preventiva.
En la misma ratificación de la prisión preventiva, la Cámara de Acusación de Córdoba especificó detalles. «Otras parejas de ese lapso en libertad también la denunciaron por hechos vinculados a violencia de género», se lee en el dictamen. Además, pidió su elevación a juicio y el traslado de Fernández hacia una celda en la que no tuviera contacto con hombres ni con mujeres.
«Para brindar completitud a los derechos de la aquí imputada, se vulneraron o se pusieron en riesgo los derechos de 481 mujeres internas, sin contar a las funcionarias, también mujeres, encargadas del cuidado de las alojadas», avanzaba el texto de la Cámara de Acusación cordobesa, que firmaron los jueces Carlos Salazar, Patricia Farías y Maximiliano Davies.
El caso llegó a los medios de comunicación e incluso a la política. «La autopercepción es una mentira para seguir haciendo adentro lo que hacía afuera. No podemos dejar que nos engañen para repetir el delito que cometieron en la calle», tuiteó en noviembre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
A la defensa de Fernández salió, en un talante quizás algo insólito, su defensora legal, Alfonsina Muñiz: «Ella no se identifica con el género mujer tampoco». El tema, para Muñiz, en realidad pasaba por otras cuestiones y no por los casos de violencia que le imputaron a su defendida.
«No estoy restando el precio ni diciendo que no pasó nada. No es el debate que la sociedad se merece en un tema mucho más complejo, que tiene que ver con esta otra arista acerca de si las cárceles están o no adecuadas para alojar a personas que se autoperciben con otro género. Ese es el punto que surge», esquivó el bulto Muñiz.
En las últimas horas, el Ministerio Público Fiscal de Córdoba hizo públicas otras dos imputaciones. Es por delitos de género contra otras internas, aunque no trascendieron los detalles de la presentación ni precisiones acerca de cuando se cometieron esos presuntos delitos. Además, desde el MPF indicaron que la identidad de género de Fernández «está siendo motivo de investigación».
El caso se hizo conocido a nivel nacional en noviembre pasado. Recientemente, tanto Milei como Adorni aludieron a esta situación.
En la noche del lunes, el Presidente defendió sus polémicos dichos en el Foro de Davos acerca de la homosexualidad y la identidad de género. En una entrevista concedida a LN+, Milei afirmó: «Tenés el caso de un hombre que lo mete preso, se autopercibe mujer, va con las mujeres, viola a un montón de mujeres, embaraza a una… Un disparate».
Y este miércoles, con el anuncio de la prohibición de traslado de presos que cambien de género, también Adorni aludió a casos como el de Fernández.
Este caso «demuestra que el sistema actual», advirtió el vocero presidencial, «se convirtió en una herramienta para que aquellas personas condenadas, incluso por violencia hacia las mujeres, puedan volver a cometer delitos aberrantes cuyas víctimas también son mujeres».