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POLITICA

Capturan a un prófugo en la causa de Chocolate Rigau: fue a ver el partido entre Estudiantes y Belgrano

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Un hombre que figuraba como prófugo de la Justicia por la causa de Chocolate Rigau -el puntero del PJ bonaerense que usaba tarjetas de débito para sacar millones de pesos en cajeros de La Plata en un caso de corrupción que impactó en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires- fue detenido este domingo en la cancha de Estudiantes de La Plata.

Se trata de Raúl Horacio Boragina, uno de los titulares de los plásticos que utilizaba Julio «Chocolate» Rigau, al momento de caer preso. El hombre figuraba con un pedido de captura vigente desde el 23 de noviembre pasado, según publicó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en un posteo que hizo en la red social X.

No obstante, Boragina había sido detenido en noviembre y liberado luego mediante un pago de una caución de 100 mil pesos, entre otros 15 de los 48 supuestos empleados de la Legislatura bonaerense que le cedían sus tarjetas a Rigau para recaudar plata.

Fuentes del Ministerio de Seguridad nacional ratificaron ante Clarín que, no obstante el devenir de la causa, el detenido aún figuraba en el sistema con pedido de captura y por ello la Policía Federal actuó en el marco del programa Tribunas Seguras, que se dio en el partido de fútbol en el que Estudiantes le ganó por 1 a 0 a Belgrano de Córdoba.

El programa que controla las canchas de fútbol está a cargo de Franco Berlín, director de Seguridad en Eventos Deportivos de la Nación, un joven del riñón de Bullrich que debutó este domingo -en el comienzo de la Liga Profesional- con un saldo de 12 operativos de Tribunas Seguras que detectaron 47 personas con derecho de admisión vedado para las canchas y otras cuatro con pedido de captura, entre ellas, Boragina.

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Interna en la barrabrava de River: 30 detenidos

Este domingo empezó la Copa de la Liga Profesional y ya tuvo su primer hecho de violencia. Fue en las inmediaciones del Monumental de River, donde se dio otro capítulo de la interna de Los Borrachos del Tablón.

Sucedió en el puente Labruna, donde se cruzaron la barra ‘oficial’ y la ‘disidente’ comandada por Alejandro Medina, más conocido por ‘Ale de Budge’, cuyo grupo tiene derecho de admisión desde el año pasado. Tras los incidentes, hubo 30 detenidos, en su mayoría del grupo de Budge. Según trascendió, el líder de la facción disidente recibió varios golpes y terminó en el hospital, pero su estado no es grave.

El hecho ocurrió en la previa del partido ante Argentinos Juniors, luego de que un grupo de 30 barras pertenecientes a una facción disidente emboscó al otro que caminaba por la autopista.

Rápidamente la Policía de la Ciudad intervino, realizó las detenciones y se secuestraron palos, piedras, cuchillos y otras armas blancas.

Ante otro episodio de violencia en el fútbol -y el hecho de que varios de los barrabravas detenidos cuentan con antecedentes, el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri salió a reclamar por el tratamiento de una ley de Reiterancia.





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POLITICA

River perdió el partido, los estribos y quedó envuelto por el escándalo en Mendoza

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No dio la talla. Faltó juego, asociaciones, temple y sobraron errores, desinteligencias, nerviosismo. La derrota 2 a 1 de River ante Independiente Rivadavia, en Mendoza, anuló la ilusión de los millonarios de batallar por el título. Ocho puntos separan al equipo que conduce Marcelo Gallardo del líder Vélez, con 12 unidades en juego. El gol de Ham, en el noveno minuto de adicional, decretó la caída y avivó el escándalo en la cancha y en el gimnasio del estadio Malvinas Argentinas, con una persecución de jugadores a Sebastián Villa y escenas que multiplicaron el descontrol. El final fue caótico, con corridas, gestos y golpes.

Un rato largo después de la derrota, Marcelo Gallardo dio la cara. El DT de River fue claro en su opinión: “Fue una reacción en caliente por un gesto que hace un adversario, y termina el partido. Nada justifica el comportamiento de los dos equipos. Nada lo justifica, esas cosas se dan a veces cuando estas en caliente. Creo que se metió mucha gente y fue muy confuso, no puedo detectar bien qué fue lo que pasó. No esta bueno, no me gusta. Hay que asumir la bronca y guardarse”. Y no eludió la autocrítica por el pobre rendimiento de su equipo: “Jugamos un muy mal segundo tiempo, no queda otra que reconocer que no nos salió nada”.

Una jugada repetida, pero que no deja de tener efectividad. Una acción conocida, que los directores técnicos remarcan, aunque las precauciones que se toman en la teoría se derrumban en la práctica. El pase de Tonetto al espacio, la corrida de Villa, el enganche del colombiano para la pierna hábil ante la marca de Gattoni y el latigazo de derecha para que resultara improductivo el revolcón de Armani.

Sencillo, pero vigente, el festejo del delantero es una escena que River padeció por cuarta vez: ahora, con la camiseta de Independiente Rivadavia; las anteriores, con la de Boca. Un gol que remarcó la endeblez de la fórmula de zagueros centrales, donde quien tomó al atacante fue engañado y González Pirez –que miraba de reojo al juez asistente Facundo Rodríguez– habilitó en el inicio de la jugada. En apenas siete minutos, los mendocinos descubrían la desnudez de un rival que debía marcar el pulso.

El resumen de la derrota de River

 

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Para revertir el resultado, River necesitaba tiempo, pero las acciones polémicas consumieron minutos para un equipo que manejó la tenencia de la pelota, aunque careció de creatividad para desarticular al rival. Un remate de Echeverri y otro de Bustos –tras un desborde de Colidio–, las situaciones de riesgo que levantaron al público millonario, que se vistió de neutral sin disimulo. Tres minutos se recuperaron en el primer tiempo de los casi diez que estuvo detenido, después de los dos penales que sancionó el árbitro Arasa: en el primero, Lucas Novelli –árbitro del VAR– anuló la mano de Sheyko Studer por posición adelantada de Solari. Más tarde, el mismo defensor bloqueó un remate de Echeverri y desde el VAR convocaron al árbitro principal para que repasara la jugada. Arasa defendió su interpretación y Colidio, con un remate de derecha y cruzado, igualó el marcador.

El escándalo del final

Nublado en ofensiva y errático en defensa, River sufrió tres veces en la misma jugada en el inicio del segundo tiempo, después de un error de Villagra: Sequeira, Ramis y Cardillo no pudieron con Armani, la gran figura riverplatense en la noche mendocina. La urgencia por un triunfo que mantuviera viva la esperanza de pulsear por el título invitaba a jugar a campo abierto: Villa pecó de individualista y definió desviado, cuando Ramis reclamaba el pase. Agazapado, Independiente Rivadavia era inteligente para romper los circuitos y veloz para correr hacia el arco rival. Armani con sus respuestas, como en el disparo de Tonetto, sostenía la ilusión.

La mejor respuesta colectiva de River la compusieron Meza y Echeverri, que de cabeza dejó la pelota en el techo del arco. Los ingresos de Borja, Mastantuono, Pity Martínez, Aliendro y Bareiro no modificaron el escenario, más allá de alguna situación –un cabezazo de Borja, una atropellada de Aliendro que no tuvo tiempo y espacio para definir- que puso en aprieto a Centurión, arquero que se forjó en las divisiones inferiores de los millonarios.

River resultó un equipo con poca chispa, adormecido, indolente, alejado de las formaciones con el sello que impuso Gallardo. Decidió jugar un ida y vuelta en el desenlace, pero no tuvo contundencia y mucha fragilidad en defensa e Independiente Rivadavia, un rival que estaría perdiendo la categoría si no fuera porque la AFA anuló los descensos en esta temporada, explotó con el tiro del final de Ham. River estaba obligado a ganar para sostener un sueño. Perdió y quedó envuelto por el escándalo.

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