POLITICA
El Gobierno incrementó un 204% el precio máximo de las garrafas
El Ministerio de Economía, a través de la Secretaría de Energía, dispuso un aumento del 204% en el precio de las garrafas de gas de 10, 12 y 15 kilos para fraccionadores, distribuidores y venta al público.
Este incremento, que comenzó a regir este jueves con la publicación de la Resolución 11/2024 en el Boletín Oficial, actualiza los precios que estaban vigentes desde agosto del año pasado y tiene carácter provisorio “hasta tanto se adopten las medidas necesarias para alcanzar los objetivos del decreto 70 de fecha 20 de diciembre de 2023”, que incluye la desregulación del mercado de hidrocarburos, entre otros aspectos.
El precio del butano como del propano se fijó en $137.838 por tonelada, lo que representa un ajuste del 153,95% y 204,42%, respectivamente, respecto a los valores vigentes desde agosto.
En cuanto a los precios de venta al público, el máximo de referencia para la garrafa de 10 kilos aumentó de $1900 a $4752 pesos (204%). La garrafa de 12 kilos, por su parte, costará $5701 pesos (203%), y la de 15 kilos, $7126 (204,40%).
En tanto, para los fraccionadores los precios pasaron a ser de $2579 en la garrafa de 10 kilos, de $3090 para la de 12 y de $3866 para la de mayor capacidad.
Finalmente, para los distribuidores los costos pasaron a ser de $4524, de $5429 para la de 12 kilos, y de $6.787 para la de 15 kilos.
Los aumentos responden a la necesidad de reducir los subsidios en las cuentas públicas, al punto que se mantuvo el valor promedio de $1539 en la provincia de Buenos Aires y $1788 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) por garrafa de 10 kilos. El monto del subsidio por garrafa del Programa Hogar es de $1778 promedio.
Estos son los nuevos valores para acceder a la garrafa social de 10 kilos en algunas provincias:
Buenos Aires $1539
CABA $1788
Catamarca $1488
Chaco $1704
Chubut $1770
Córdoba $1773
Corrientes $2107
Entre Ríos $1794
Formosa $1747
Jujuy $2051
La Pampa $1761
La Rioja $1924
Mendoza $1639
Misiones $2246
Neuquén $1922
Río Negro $1781
Salta $1825
San Juan $1935
San Luis $1814
Santa Cruz $1990
Santa Fe $2037
Santiago del Estero $2245
Tierra del Fuego $1990
Tucumán $1771
POLITICA
El dolor de ya no ser
Finalmente, Cristina Fernández de Kirchner asumió la presidencia del Partido Justicialista. Fue una toma de funciones descolorida, gris, sin nada del antiguo entusiasmo que provocaban sus apariciones públicas. Apenas sí participaron del evento los propios y algunos aliados de menor importancia, que buscaron su proximidad para no caerse de la mesa partidaria. Pero ninguno de los seis gobernadores peronistas la acompañó. Tampoco la enorme mayoría de los intendentes, y ni qué decir de los sindicalistas. Todos les pasaron factura por su traición a Ricardo Quintela y su destrato a Axel Kicillof. Ahora es la presidenta formal de la agrupación, pero muy lejos de su antiguo liderazgo, del que sólo parecen quedar unos pocos vestigios.
Cristina no es ya “La jefa”, sino para La Cámpora y alguna que otra agrupación sin brillo ni relevancia. La mayoría, dentro del amplio espectro del panperonismo, la quiere afuera o jubilada, y quedan muchas dudas respecto de cuál sería su respuesta ante una eventual convocatoria electoral. Más aún, muchos son los que se muestran mucho más seducidos por un llamado de Javier Milei. Al fin y al cabo, en un espacio desarticulado y controversial como el de La Libertad Avanza, quienes cuentan con una amplia experiencia territorial y organizativa provista por la escuela peronista tienen amplias posibilidades de desarrollo. Cristina y su comparsa no deben olvidarlo.
Queda claro que ninguna figura dentro del panperonismo, ni de la política nacional, puede comparar su estatura como líder política. Pero Cristina perdió la empatía. Utilizó a sus seguidores y votantes como moneda de cambio para resolver sus cuestiones personales, y terminó eligiendo a quienes fueron sus adversarios internos, como Daniel Scioli, Alberto Fernández o Sergio Massa como sus candidatos presidenciales, lo que deja en claro que la mejor forma de obtener algo de ella es confrontándola y no subordinándose. Lo mismo le pasó con el establishment: reculó en chancletas cada vez que debió hacerlo.
Menos de una veintena de intendentes la acompañó en su asunción, de un total de 84 alcaldes peronistas bonaerenses. La conclusión es clara: Cristina ya no asusta. Ya no es “Madame Guillotine”: es una señora mayor aferrada al poder que pueda retener.
Para peor, el cambio en el sistema electoral que fracturó la elección nacional de las provinciales terminó de mutilar el poder de su dedo, otrora todopoderoso. Con urnas y boletas diferenciadas, ya no puede esgrimir el fantasma de un supuesto arrastre de las categorías inferiores. Para los intendentes es un alivio: ella atrae los odios de la mayoría de los argentinos y muchos de sus vecinos aún tienen puesta alguna expectativa en el gobierno de Javier Milei, después de la espantosa experiencia de Cristina y Alberto. Para el bonaerense es mucho más sencillo votar a su jefe municipal sin Cristina en la boleta. Difícilmente hoy en día la mayoría haría campaña por ella. Los riesgos de desprestigio que eso suponen son demasiado altos como para hacerlo, sobre todo a cambio de nada.
Aunque las cosas puedan llegar a cambiar, ya que la política es evanescente y caprichosa, hoy Cristina no es la presidenta del Partido Justicialista más que en los papeles. Ni siquiera se animó a convalidar esa función en una competencia interna. Le guste o no, es la presidenta de La Cámpora y alguna otras organizaciones satelitales. El problema es que, mientras que esté vigente, resultará difícil que alguien pueda cohesionar al panperonismo bajo su liderazgo. Es un estorbo molesto, una piedra en el zapato peronista, cuya función consiste, más que nada, en permitir que amplios sectores de la sociedad continúen tolerando las políticas de Javier Milei, ante el riesgo de su eventual retorno, que hoy parece corresponder al terreno de la ciencia ficción.
Mientras así sea continuará en libertad, promoviendo la caída libre de la oposición que supo estar nucleada en el campo popular. Cristina experimenta el dolor de ya no ser, pero de ninguna manera está dispuesta a soportarlo en soledad. Antes se llevará puesto a todo el colectivo que supo liderar, y que hoy -con mayor o menor entusiasmo- le da la espalda. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
Daniel Scioli, Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora, Alberto Fernández, Partido Justicialista, Axel Kicillof, Alberto Lettieri, Sergio Massa, Ricardo Quintela, La Libertad Avanza, Javier Milei
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