El gobierno de Rusia habría enviado a sicarios para que asesinaran en España a un militar ruso que desertó con su helicóptero a Ucrania el año pasado y que apareció acribillado en un pueblo de Alicante. Es la versión publicada este jueves por el diario madrileño El País, que cita fuentes de los servicios españoles de inteligencia.

«Los servicios de inteligencia españoles no tienen duda de que la larga mano del Kremlin está detrás de un crimen sin precedentes en España: el asesinato en Alicante de Maxim Kuzmínov», escribió el diario.

La única duda es si detrás de la operación está el Servicio ruso de Inteligencia Exterior (SVR), el servicio federal de seguridad (FSB), o el servicio militar de inteligencia (GRU), señalaron a El País las fuentes de inteligencia, quienes no obstante dijeron que será «muy difícil» conseguir pruebas incriminatorias.

El País cita también «fuentes diplomáticas» que califican el asunto de «gravísimo» y según las cuales España dará una «respuesta contundente» si se confirma la implicación de las autoridades rusas.

La muerte de Kuzmínov, confirmada por la inteligencia militar ucraniana (GUR) y celebrada por el gobierno ruso, sigue rodeada de misterio, ya que las autoridades españolas no han confirmado todavía que un cuerpo acribillado a balazos el 13 de febrero pasado en la costa española sea el suyo.

Varios medios españoles reportaron el lunes que el cuerpo, que portaba una identidad falsa, era el de Kuzmínov.

Una portavoz de la Guardia Civil, el cuerpo armado que lleva las investigaciones en España, dijo este jueves a la AFP que no tenía información nueva sobre el caso, mientras que el Ministerio del Interior declinó comentar.

El Ministerio de Defensa, al que responden los servicios de inteligencia españoles, se limitó a señalar a la AFP que «hay que dejar que la Guardia Civil haga su trabajo y que la investigación avance», la postura oficial del gobierno español.

Los servicios de inteligencia españoles creen que el crimen, ocurrido en una zona de gran concentración de rusos y que las autoridades españoles calificaron en un primer momento como un ajuste de cuentas, fue cometido por sicarios, que ya habrían salido de España.

En España son muchos los que sospechan del Kremlin. El asesinato ocurrió pocos días antes de la misteriosa y sorpresiva muerte en una prisión de Siberia del opositor ruso Alexei Navalny, que también desató duras acusaciones contra el gobierno de Vladimir Putin.

El Kremlin se ha encargado desde hace años de hacer callar las voces disidentes, proscribiendo por ejemplo a los políticos que podrían competir con Putin en las elecciones de marzo -en las que se prevé una abrumadora reelección del mandatario- y reprimiendo cualquier protesta opositora en las calles.

Después de dispararle hasta en media docena de veces, los asesinos lo atropellaron con su propio automóvil y huyeron, según El País.

El vehículo, carbonizado, fue encontrado poco después en un pueblo vecino.

Crítico de la guerra en Ucrania, Kuzmínov desertó en agosto pasado a bordo de un helicóptero del ejército ruso y aterrizó en territorio bajo control ucraniano.

Dos compañeros que iban con él, que no tenían conocimiento de los planes, fueron abatidos por fuerzas ucranianas cuando intentaron huir.

«Este traidor y criminal se había convertido en un cadáver moral desde el momento en que planeó su despreciable y terrible crimen», se congratuló el martes el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), Serguéi Naryshkin, citado por la agencia oficial TASS, sin confirmar ni negar una implicación rusa en la muerte.