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Grave: los análisis legales del “juicio del siglo” del Vaticano cuestionan el papel del Papa y ponen en duda la imparcialidad del Tribunal

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Varios abogados destacados han publicado duras críticas académicas y opiniones jurídicas sobre el recientemente concluido “juicio del siglo” del Vaticano. Hablan de violación de los derechos básicos de defensa y de las normas del Estado de derecho que, según advierten, podrían tener consecuencias para la Santa Sede en el futuro.

Las opiniones citan el papel del papa Francisco en el juicio, en tanto cambió secretamente la ley del Vaticano cuatro veces durante la investigación para beneficiar a los fiscales. Y ponen en duda la independencia e imparcialidad del tribunal, ya que sus jueces juran obediencia a Francisco, quien puede contratarlos y despedirlos a voluntad.

Las críticas subrayan los crecientes problemas de la escena internacional para el peculiar microestado que la Santa Sede llama hogar: una monarquía absoluta donde Francisco ejerce el poder legislativo, ejecutivo y judicial supremos.

Es probable que las opiniones legales aparezcan en las apelaciones presentadas ante el sistema judicial del Vaticano por las nueve personas que en diciembre fueron declaradas culpables de varios delitos financieros relacionados con la fallida inversión del Vaticano de 350 millones de euros en una propiedad de Londres. Y también podrían plantearse durante la actual revisión del cumplimiento de las normas europeas por parte de la Santa Sede en el Consejo de Europa.

La Santa Sede, una monarquía absoluta donde Francisco ejerce todo el poder. Foto: APLa Santa Sede, una monarquía absoluta donde Francisco ejerce todo el poder. Foto: AP

Durante dos años de audiencias, los abogados defensores pusieron de relieve muchas de las mismas cuestiones que ahora plantean los analistas externos. Pero el tribunal presidido por el juez Giuseppe Pignatone rechazó repetidamente sus mociones.

Después de que se emitieran los primeros veredictos, el director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, insistió en que el proceso había sido justo, que los jueces habían actuado con independencia y que el juicio se había desarrollado «respetando plenamente las garantías de los sospechosos».

Geraldina Boni, profesora de derecho canónico y eclesiástico de la Universidad de Bolonia y asesora de la oficina jurídica del Vaticano, mostró su desacuerdo en un artículo publicado el lunes en la revista jurídica revisada por pares de la Universidad de Milán.

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«Carta blanca a los fiscales»

Junto a los expertos legales de la iglesia Manuel Ganarin y Alberto Tomer, Boni dijo que los cuatro decretos ejecutivos secretos que Francisco redactó durante la investigación dieron a los fiscales “esencialmente, y de forma un poco surrealista, ‘carta blanca’” para continuar con la causa sin que ningún juez los supervisara.

El Papa junto al director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, Foto: L'Osservatore Romano/ vía  AP)El Papa junto al director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, Foto: L’Osservatore Romano/ vía AP)

Los decretos, que nunca fueron publicados, otorgaron a los fiscales autorización para interceptar las comunicaciones de los sospechosos y tomar contra ellos «cualquier» medida preventiva que fuera necesaria, incluso desviándose de la ley vaticana existente. La defensa sólo tuvo conocimiento de su existencia una vez iniciado el juicio.

Boni, que dijo que le habían pedido que diera una opinión jurídica para la defensa del cardenal Angelo Becciu, condenado por malversación de fondos, afirmó que los decretos representan una clara violación del derecho a un juicio justo, que exige «la igualdad de armas» entre la defensa y la fiscalía.

«Es obvio que las personas investigadas en la causa se encontraban en una situación de desventaja considerable y onerosa, dado que desconocían por completo las nuevas facultades de investigación de la fiscalía y, por lo tanto, no podían prever razonablemente los efectos de sus acciones», escribió en » Estado, Iglesia y pluralismo confesional”.

Francisco aparentemente ha tratado de justificar las medidas tomadas para poner en marcha el juicio diciendo al personal del tribunal en 2023 que debería “evitar el riesgo de confundir el dedo con la luna’” o permitir que se interpongan obstáculos en el camino de un mayor bien.

Pero Boni argumentó que, en el derecho penal y procesal, los fines no pueden justificar los medios. Semejante actitud, advirtió, “podría terminar justificando cualquier conducta y cualquier uso del poder soberano en la búsqueda de los culpables a toda costa”.

El cardinal Angelo Becciu. Foto: APEl cardinal Angelo Becciu. Foto: AP

Aunque el tribunal intentó compensar tales “abusos inaceptables”, escribió, las anomalías fueron tan graves que “invalidaron toda la justicia del juicio, anticipando una violación de la ley divina a la que incluso el Papa está sujeto”.

Paolo Cavana, profesor de derecho canónico y eclesiástico de la Universidad LUMSA, asociada al Vaticano, argumentó que la Santa Sede está sujeta a las normas europeas que garantizan un juicio justo «por un tribunal independiente e imparcial», a pesar de que técnicamente nunca firmó la Convención Europea sobre Derechos Humanos.

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En la misma revista que Boni, Cavana argumentó que la Santa Sede se comprometió a defender los principios fundamentales de la convención cuando en 2009 firmó un acuerdo monetario con la UE que permitía al Vaticano utilizar el euro como moneda oficial.

Pero dijo que es un tema de debate si los jueces del Vaticano son verdaderamente independientes “dado el carácter omnipresente de los poderes del pontífice”.

Está claro que los decretos papales ejercieron sobre los jueces “una fuerte presión respecto del resultado del juicio en sí”, escribió.

Cavana, que desde 2019 también se desempeña como asesor del primer ministro italiano en asuntos eclesiásticos y vaticanos, advirtió que Italia y otros estados podrían no reconocer las sentencias dictadas por un tribunal si los jueces no son considerados independientes e imparciales.

Rodney Dixon, un experimentado abogado británico de derechos humanos e internacionales, dijo lo mismo en una opinión jurídica preparada a pedido del acusado Raffaele Mincione. Dixon señaló que los países deberían negarse a cooperar con el tribunal del Vaticano y a respetar sus veredictos, en tanto el juicio había estado “empañado por violaciones considerables de obligaciones legales internacionales consagradas y aplicables a todos los procesos penales”.

Dixon, que ha trabajado como abogado ante el Tribunal Penal Internacional, la Corte Internacional de Justicia y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, hizo referencia a los cuatro decretos papales, la negativa del tribunal a permitir a Mincione llamar a siete testigos y la negativa de los fiscales a entregar todas las pruebas a la defensa.

El presidente del tribunal, Pignatone, rechazó repetidamente las afirmaciones de la defensa de que los sospechosos no estaban recibiendo un juicio justo e incluso llegó a excluir el testimonio del acusado Gianluigi Torzi, que fue arrestado y estuvo detenido durante diez días sin ser acusado como resultado de las facultades especiales otorgadas a los fiscales por el Papa.

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En una ordenanza del 1º de marzo de 2022, Pignatone dijo que, si bien el Vaticano no había adherido a ninguna convención internacional de derechos humanos, sus propias leyes incorporaban plenamente sus principios.

Señaló que tanto los tribunales italianos como los suizos han reconocido anteriormente la independencia e imparcialidad de los jueces vaticanos y recordó que, en el ejercicio real de su trabajo, los jueces vaticanos están «sólo sometidos a la ley».

La autora es periodista de Associated Press

Traducción: Elisa Carnelli



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Quién era Isak Andic, el empresario que llevó cuatro blusas de Estambul a Cataluña y las convirtió en un imperio de 4.700 millones de dólares

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Este sábado murió, a los 71 años, siendo un magnate, uno de los empresarios más ricos de España y su grupo empresario, del rubro de la moda, uno de los más grandes de Europa: eso dicen las crónicas del infortunio de Isak Andic, fundador de la reconocida marca de moda Mango, que sufrió un accidente durante una excursión. Pero antes de llegar a la cúspide, Andic se dedicó a la importación de indumentaria. Así, con cuatro blusas traídas de su Estambul natal, levantó un imperio de 4.700 millones de dólares en Cataluña y en el resto del mundo.

Detallista, intuitivo, tenaz, creativo y exigente, así lo lloran este sábado los allegados, aunque Andic vestía a muchos más corazones de los que lo conocían. Mango, la marca que forjó Andic, creció a la par de otra marca española más conocida por los argentinos, Zara, de Amancio Ortega. A ambos los unía sus orígenes sin dobles apellidos o de alta alcurnia ni tampoco la pomposidad de los apellidos franceses de la alta costura: ellos vinieron desde abajo, y las prendas que sus marcas aún venden son para todas y todos.

Ortega era hasta este sábado su rival: lideraba la lista de grandes fortunas de España, que lo tenía a Andic en el quinto puesto. Pero el mandamás de Grupo Inditex era también objeto de admiración para el empresario que murió este sábado.

Andic nació en Estambul, Turquía, en 1953, aunque cuando él tenía 14 años, su familia se estableció en Barcelona, en el otro extremo del Mar Mediterráneo. Cinco años más tarde, el joven comenzó a labrarse un nombre en el comercio textil. Fue con cuatro blusas que había importado desde su tierra natal y que vendió a una tienda catalana. Luego llegaron blusas y camisas traídas desde otras latitudes, como la India. El pequeño éxito que se fue granjeando por esos tiempos le permitió comprarse un auto para poder llevar los productos que vendía a más puntos de Cataluña y de España.

No tardó mucho, a los 20 años que cumplió en 1973, para abrir un local propio de ropa multimarca, llamado Isak, que comenzó a importar desde otros lugares de Europa. Claro, la moda iba cambiando y lograban abrirse paso en el ambiente las mentes más criteriosas y con un sentido aguzado de qué es lo que se vendría, temporada a temporada, como «lo nuevo». También le resultó claro a Isak Andic que las telas de Oriente y de Oriente Medio eran codiciadas, pero también otras prendas con un talante mucho más occidental. Hora de cranear ideas.

Isak Andic al recibir el Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial. Foto EFE

De la conveniencia de vender prendas de varias marcas pasó a convencerse de que mejor sería mandar a producir prendas con sello propio que vendería en su local. Y así lo hizo: además de blusas con buenos diseños o buena tela, o ambos, también salieron de los talleres a los que pedía confeccionar las prendas, pantalones tejanos, como se decía en España por esos años, o jeans, como se le decía de este lado del Atlántico.

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Posfranquismo, precios bajos y celebrities: la mirada comercial para construir un gigante textil

En 1984, con toda la pericia acumulada el rubro del comercio textil, renombró su marca como Mango (ya que probó la fruta en Filipinas y quedó encantado con ella) e invitó al negocio al empresario Enric Casi, que le señaló un porvenir en ciernes. Le aconsejó que la empresa debía seguir, como único concepto, marca y cadena de distribución de prendas de todo tipo. El primer local que llevó el nombre de Mango fue en Barcelona, en el Paseo de Gracia, y sólo una década después ya había 100 locales.

Supo leer la actualidad cultural y política de España, que salía de la dictadura tras la muerte de Francisco Franco en 1975. Eran años de destape y osadía estética. «Vio que necesitábamos color, estilo», afirmó el director de ventas mundiales de Mango, César de Vicente, en una entrevista con AFP.

También supo incorporar no sólo nuevas tendencias sino a todo un género: hasta el 2008, Mango era exclusivamente femenino. Ese año nació la colección masculina de Mango, que años más tarde se renombraría Mango Man.

Una de las últimas tiendas que abrió fue en Nueva York, en el número 711 de la Quinta Avenida, el sueño de Isak Andic: 2.000 metros cuadrados y varios pisos. La revista Forbes lo colocó como la quinta persona más acaudalada de España y la más rica de Cataluña, su patria de adopción: 4.500 millones de euros de patrimonio (unos 4.720 millones de dólares).

Su empresa, Mango, está presente en 115 países con 2.800 locales y más de 15 mil empleados. Es también una marca reconocida. Ayuda la asociación con superestrellas, como la modela Kate Moss, la actriz Penélope Cruz o los futbolistas Zinedine Zidane y Antoine Griezmann. También colabora el perfil de precios bajos y la velocidad para adoptar tendencias, que convierten a sus tiendas en una de las preferidas de los turistas. España es la plaza más rentable, pero una parte del corazón aún seguía en Estambul, la ciudad con más cantidad de locales de la empresa.

Las modelos Cara Delevingne y Kate Moss, en una aparición comercial para Mango. Foto APLas modelos Cara Delevingne y Kate Moss, en una aparición comercial para Mango. Foto AP

Andic era, desde hace unos años, presidente no ejecutivo de la empresa que fundó, que a lo largo de los años regentó no sólo con Casi, sino también con su hermano Nahman, y posteriormente con sus hijos Jonathan, Judith y Sarah.

Fue Jonathan (41) quien este sábado paseaba con su padre por las cuevas de Salnitre, en Montserrat, casi 50 kilómetros al norte de Barcelona. En determinado momento, mientras iba unos pasos por delante de Isak, Jonathan sintió el ruido propio de un desprendimiento de piedras y arenas. Giro y se encontró con la tragedia: el ruido era el de su papá, que resbaló y cayó al vacío por 150 metros.

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Isak llegó con 14 años a Cataluña, con ganas de comerse el mundo, y este sábado, a los 71 años, murió como el más rico de la comunidad catalana.

Isak Andic, con la reina Letizia, en una visita a las instalaciones de Mango. Foto ReutersIsak Andic, con la reina Letizia, en una visita a las instalaciones de Mango. Foto Reuters

Además, recibió elogios de políticos, como el mensaje de adiós que le dedicó este sábado el presidente Pedro Sánchez, y hasta premios como el Reino de España a la Trayectoria Empresarial, entregado por el rey Felipe VI.

«Este reconocimiento no es para Isak —mencionó el propio Andic al ser condecorado —, es para Mango. Porque Mango es mucho más que una persona, ya que tiene un poco del esfuerzo y trabajo de cada una de todas las personas que han trabajado y trabajan en el proyecto. Esta es la clave de nuestro éxito».

Pero hoy Mango y la moda española, y europea, lloran a Isak Andic.

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