POLITICA
Nueva fuga de dos jóvenes de un instituto de menores en la localidad de Azul
En REALPOLITIK hemos publicado mas de un centenar de notas que dan cuenta de fugas, motines, tomas de rehenes, muertes, violaciones, corrupción y un sinfín de irregularidades en el Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia (OPNyA) que depende del ministro Andrés Larroque. Para tomar magnitud de los hechos solo basta mencionar que, en éste mes de marzo, ya se contabilizan casi treinta fugas.
Al descalabro se suma ahora una fuga de dos jóvenes del instituto de menores Lugones, ubicado en la ciudad de Azul, que tuvo lugar luego de un violento enfrentamiento, del que trabajadores (3) resultaran heridos con facas.
Momentos posteriores se dio aviso a las autoridades policiales, quienes luego de una redada lograron dar con el paradero de ambos jóvenes. Sin embargo, en el intervalo entre la fuga y su posterior captura, los reos robaron una camioneta Renault modelo Kangoo y una importante suma de dinero.
Después de cuarenta años de democracia, la población sigue viviendo atemorizada. Hoy no son militares carapintadas sino jóvenes delincuentes que llenan el contenido de titulares y noticieros todas las semanas, mientras se siguen lamentando recurrentes pérdidas humanas, como las del gendarme recientemente asesinado en Villa Fiorito.
Días atrás, un informe presentado en TN por la periodista Josefina López Mackenzie, en el programa televisivo que conduce Nicolás Wiñazki y lleva por nombre “Somos buenos”, expuso a menores internos del OPNyA consumiendo cocaína provista por un preceptor. A pesar de la gravedad del caso, lo peor es que las autoridades insisten en negar la realidad. “Viven de cumpleaños, solo están para sacarse fotos cuando inauguran algún programa inútil e innecesario”, explicó un trabajador. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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POLITICA
River perdió el partido, los estribos y quedó envuelto por el escándalo en Mendoza
No dio la talla. Faltó juego, asociaciones, temple y sobraron errores, desinteligencias, nerviosismo. La derrota 2 a 1 de River ante Independiente Rivadavia, en Mendoza, anuló la ilusión de los millonarios de batallar por el título. Ocho puntos separan al equipo que conduce Marcelo Gallardo del líder Vélez, con 12 unidades en juego. El gol de Ham, en el noveno minuto de adicional, decretó la caída y avivó el escándalo en la cancha y en el gimnasio del estadio Malvinas Argentinas, con una persecución de jugadores a Sebastián Villa y escenas que multiplicaron el descontrol. El final fue caótico, con corridas, gestos y golpes.
Un rato largo después de la derrota, Marcelo Gallardo dio la cara. El DT de River fue claro en su opinión: “Fue una reacción en caliente por un gesto que hace un adversario, y termina el partido. Nada justifica el comportamiento de los dos equipos. Nada lo justifica, esas cosas se dan a veces cuando estas en caliente. Creo que se metió mucha gente y fue muy confuso, no puedo detectar bien qué fue lo que pasó. No esta bueno, no me gusta. Hay que asumir la bronca y guardarse”. Y no eludió la autocrítica por el pobre rendimiento de su equipo: “Jugamos un muy mal segundo tiempo, no queda otra que reconocer que no nos salió nada”.
Una jugada repetida, pero que no deja de tener efectividad. Una acción conocida, que los directores técnicos remarcan, aunque las precauciones que se toman en la teoría se derrumban en la práctica. El pase de Tonetto al espacio, la corrida de Villa, el enganche del colombiano para la pierna hábil ante la marca de Gattoni y el latigazo de derecha para que resultara improductivo el revolcón de Armani.
Sencillo, pero vigente, el festejo del delantero es una escena que River padeció por cuarta vez: ahora, con la camiseta de Independiente Rivadavia; las anteriores, con la de Boca. Un gol que remarcó la endeblez de la fórmula de zagueros centrales, donde quien tomó al atacante fue engañado y González Pirez –que miraba de reojo al juez asistente Facundo Rodríguez– habilitó en el inicio de la jugada. En apenas siete minutos, los mendocinos descubrían la desnudez de un rival que debía marcar el pulso.
El resumen de la derrota de River
Para revertir el resultado, River necesitaba tiempo, pero las acciones polémicas consumieron minutos para un equipo que manejó la tenencia de la pelota, aunque careció de creatividad para desarticular al rival. Un remate de Echeverri y otro de Bustos –tras un desborde de Colidio–, las situaciones de riesgo que levantaron al público millonario, que se vistió de neutral sin disimulo. Tres minutos se recuperaron en el primer tiempo de los casi diez que estuvo detenido, después de los dos penales que sancionó el árbitro Arasa: en el primero, Lucas Novelli –árbitro del VAR– anuló la mano de Sheyko Studer por posición adelantada de Solari. Más tarde, el mismo defensor bloqueó un remate de Echeverri y desde el VAR convocaron al árbitro principal para que repasara la jugada. Arasa defendió su interpretación y Colidio, con un remate de derecha y cruzado, igualó el marcador.
El escándalo del final
Nublado en ofensiva y errático en defensa, River sufrió tres veces en la misma jugada en el inicio del segundo tiempo, después de un error de Villagra: Sequeira, Ramis y Cardillo no pudieron con Armani, la gran figura riverplatense en la noche mendocina. La urgencia por un triunfo que mantuviera viva la esperanza de pulsear por el título invitaba a jugar a campo abierto: Villa pecó de individualista y definió desviado, cuando Ramis reclamaba el pase. Agazapado, Independiente Rivadavia era inteligente para romper los circuitos y veloz para correr hacia el arco rival. Armani con sus respuestas, como en el disparo de Tonetto, sostenía la ilusión.
¡ATENCIÓN! ¡ESTE ES EL GESTO DE SEBA VILLA CONTRA LA GENTE DE RIVER Y QUE DESATA EL ENOJO DE LOS JUGADORES DEL MILLONARIO! pic.twitter.com/9hVMvdcslq
— SportsCenter (@SC_ESPN) November 22, 2024
La mejor respuesta colectiva de River la compusieron Meza y Echeverri, que de cabeza dejó la pelota en el techo del arco. Los ingresos de Borja, Mastantuono, Pity Martínez, Aliendro y Bareiro no modificaron el escenario, más allá de alguna situación –un cabezazo de Borja, una atropellada de Aliendro que no tuvo tiempo y espacio para definir- que puso en aprieto a Centurión, arquero que se forjó en las divisiones inferiores de los millonarios.
River resultó un equipo con poca chispa, adormecido, indolente, alejado de las formaciones con el sello que impuso Gallardo. Decidió jugar un ida y vuelta en el desenlace, pero no tuvo contundencia y mucha fragilidad en defensa e Independiente Rivadavia, un rival que estaría perdiendo la categoría si no fuera porque la AFA anuló los descensos en esta temporada, explotó con el tiro del final de Ham. River estaba obligado a ganar para sostener un sueño. Perdió y quedó envuelto por el escándalo.
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