Connect with us

SOCIEDAD

Quedó sin trabajo en la pandemia, le amputaron una pierna tras un accidente y vende tortillas para sobrevivir: “Comprar pan es un lujo”

Published

on


No importa si llueve o hay sol; tampoco si es temprano en la mañana o las ocho de la noche. Con mucha resiliencia, Alberto Salomón Jorratti monta cada día una parrilla improvisada en la vereda de su casa y vende tortillas caseras, típicas de Tucumán, para poder sobrevivir.

El hombre tiene 57 años, es diabético y hace tres años le amputaron una pierna luego de un accidente que sufrió mientras hacía unas changas por el barrio. Desde ese momento, no consigue un empleo formal y busca la manera de ganarse unos pesos para, al menos, comprarse la comida diaria.

“Trato de no aflojar. Hay que subsistir el día a día. No me doy por vencido, no me puedo dar por vencido”, expresó en diálogo con TN.

Leé también: Jorge es jubilado, a sus 76 años da clases particulares para llegar a fin de mes y conmueve a sus vecinos

Alberto vive en el barrio Alderetes, a unos seis kilómetros de la capital tucumana, junto a su hija de 33 años y su nietita de 5. Ellas son su soporte, las que lo motivan a seguir: “Siempre con perseverancia, con ganas de trabajar”.

“Es muy complicado para mí para vender, porque entiendo que es complicado para comprar también. La situación económica no está bien. Acá en la zona somos toda gente humilde, que trabaja en la cosecha de limones, de albañiles, muy escasos recursos. Entonces muchas veces quienes deciden gastar una tortilla lo piensan dos veces”, contó.

Las esquirlas de la pandemia, las changas y un accidente que cambió su vida

Jorratti trabajó 22 años en una fábrica cerca de su casa. Al igual que muchas pymes, esta cerró durante la primera etapa de la pandemia.

Al poco tiempo, empezó como vendedor ambulante de productos y artefactos de limpieza. No le iba mal, pero no era el mismo ingreso y necesitaba pasar muchas horas trabajando. Un día, ya en 2021, regresaba de su jornada y pisó un clavo: “Yo no sabía, pero algunos diabéticos tenemos insensibilidad en los pies. Yo no sentía dolor ni molestias hasta que me di cuenta de lo que tenía”.

Vende tortillas a la parrilla en la puerta de su casa, en barrio tucumano de Alderetes.(Foto: Gentileza Alberto Jorratti)

“Al día siguiente, fui al médico y me hicieron curaciones, pero no fueron suficientes. A la semana me tuvieron que derivar a un centro de salud y cuando me vieron, me dijeron que tenía una infección muy tomada”, contó. En ese momento, los especialistas decidieron amputarle dos dedos porque estaban comprometidos. Sin embargo, cuando empezaron la intervención se dieron cuenta de que la situación era más complicada y tuvieron que cortar hasta la rodilla.

Una vez que se recuperó de la cirugía, comenzó a movilizarse con silla de ruedas y decidió volver a rebuscársela. “No dejé de trabajar nunca, necesitamos el dinero. Tuve la suerte de que mi hija me pudiera acompañar, no me desampara y está siempre atenta”, destacó.

Alberto recordó varias malas experiencias que tuvo su hija durante esa época: “Hay mucha picardía criolla. Salen publicaciones en el diario o en las redes para contratar personal de limpieza para una casa y te toman una prueba. Vos trabajás diez días y cuando se cumplió ese período, te dicen que no quedaste, pero tampoco te pagan porque ‘supuestamente es una prueba’ y vos trabajaste gratis. Se aprovechan de la necesidad de la gente”, apuntó.

Leé también: La historia de dos hermanas que son furor en redes vendiendo buzos con logos de universidades de la Argentina

En ese sentido, señaló: “La situación en la que estoy (en silla de ruedas) me resulta difícil para conseguir trabajo, porque no me toman así, por eso emprendemos”.

Rebusques para subsistir

Empezaron con sandwiches de milanesa, después pusieron un kiosco, pero no vendían y la frustración no tardó en llegar. Sin embargo, no bajaron los brazos. Con una hamaca vieja de su nieta, Alberto improvisó una parrilla para hacer tortillas.

“Estamos con esto hace un año y medio. A veces se vende bien, a veces no. Desde el verano que veníamos bastante mal. Hacíamos cinco tortillas, vendíamos dos y con la poca diferencia que nos quedaba tratamos de subsistir”, detalló Alberto. Cuando sobra un poco, su hija prepara algunas cosas dulces, como pastafrola o budines, para agregar a la venta.

Cuando pueden, además de las tortllas, venden budines. (Foto: Gentileza Alberto Jorratti)

Cuando pueden, además de las tortllas, venden budines. (Foto: Gentileza Alberto Jorratti)

Entre las pocas ventas y la compleja situación económica del país, los Jorratti se la rebuscan: “Varias veces no llegamos a pagar la luz y hemos tenido que hablar para que nos den prórrogas y pagar en cuotas. Lo más duro es no llegar a comprar el alimento diario”.

“En el día a día, compramos $200 de tomate, un cuarto de fideos, porque acá se puede pedir fraccionado. Compramos lo que llegamos. Alguna vez, cuando quedaba un restito, compraba dos panes para acompañar la comida y eso era un lujo para mí”, expresó.

Leé también: Es jubilada y cerró su almacén tras no poder pagar la boleta de luz: “Necesito otro trabajo para poder comer”

Si bien, cobra una pensión por discapacidad, indicó que la cifra es menor que el haber mínimo: “Con eso no llego al 10 de cada mes. Está todo muy caro. Este mes nos vinieron $12.000 de luz en una casa chiquita, es una locura. A veces compramos garrafa, pero no siempre llegamos, no te dan los márgenes para pagar todo”.

En los últimos días, se viralizó un video suyo contando su historia y se acercaron algunas personas a donar: “Con la colaboración, mi hija fue a comprar carbón, harina y grasa para hacer la masa y nos permite estar un poquito mejor”. “Estamos muy agradecidos con eso. Yo me despierto todos los días y doy gracias a Dios por la salud y para que me dé fe, porque hay que salir adelante día a día con esfuerzo”, cerró. Para cualquier donación, el alias para transferir es keichu200518.



Tucumán, trabajo

Source link

SOCIEDAD

Sigue la ola polar en Argentina: ahora se congelaron las piletas

Published

on



La ola polar en gran parte de Argentina no solo continúa, sino que también avanza. Hace dos semanas, el frío extremo fue noticia en Tierra del Fuego, y más específicamente en Río Grande, donde el mismo agua del mar se congeló. Ahora, las bajas temperaturas causaron un llamativo fenómeno en distintos puntos de la región pampeana, donde se congelaron piletas.

Fue después de aquellos disparatados episodios en la Patagonia, donde las olas del mar se iban espesando y avanzaban cansinas hasta la orilla, formando varias capas de hielo con cada oleaje. Toda la región también fue azotada por la nieve: caminos anegados, estancias y casas incomunicadas, varios desaparecidos y algunos fallecidos en Santa Cruz y Chubut. Más al norte, se congelaron las piletas.

Durante este fin de semana, en tanto, la nieve trepó por otras latitudes, hasta acercarse a cabeceras como Mar del Plata. Allí, se dio un fenómeno climático bastante cercano a la nieve, el graupel: un tipo de precipitación que se forma cuando las gotas de agua sobreenfriadas en la atmósfera se adhieren a los copos de nieve. En otros lugares, aunque no nevó, el frío fue extremo. Por ejemplo, en Trelew, Olavarría y en Toay, La Pampa, las piletas amanecieron congeladas, lo que se volvió viral.

En aquella ciudad chubutense la temperatura durante la mañana del domingo alcanzó los -4.8°C. Una usuaria de X publicó un video para mostrar su pileta totalmente congelada, con un hielo prístino, casi transparente. «Si hace frío, que no se note. La pileta está congelada», comenta el video. A su alrededor, un pequeño gato bordea la pileta, atraído por el ruido del hielo rompiéndose.

Video

Por la ola polar, en Olavarría, Trelew y La Pampa se congelaron hasta las piletas.

Más al norte, en centro la provincia de Buenos Aires, más precisamente en Olavarría, no nevó ni hubo graupel, pero sí se congeló otra pileta. «Parece que hizo frío anoche. Qué lindo que está el agua», ironizó otro usuario de X al publicar su video el domingo por la tarde. Con afán ilustrativo, arrojó un balde amarillo sobre la superficie del agua congelada y lo deslizó hacia el otro extremo: todo era hielo. En esa ciudad, la temperatura mínima registrada durante esas horas fue de -4.5°C.

Y en el centro de la provincia de La Pampa, en la ciudad de Toay, otra pileta se congeló por el frío extremo. En la cabecera aledaña a Santa Rosa, la temperatura descendió hasta los -5.4°C, lo que la convirtió en la sexta ciudad más fría del país durante el fin de semana. Allí, otro usuario reportó que su pileta se congeló y decidió situar una silla de metal en la superficie del hielo.

La ola polar afecta por estas horas a vastas áreas del país. Las provincias de Buenos Aires, Córdoba y San Luis tienen advertencias amarillas y naranjas en materia climática. En el sur de Santa Fe, Entre Ríos, así como Corrientes, Salta, Catamarca, Tucumán, La Rioja, San Juan, Mendoza, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut hay alerta amarilla.

Las zonas más comprometidas están en la Patagonia: en Santa Cruz, la zona oeste de la provincia enfrenta una alerta roja por el frío, mientras que el resto del territorio está bajo alerta amarilla. Tierra del fuego, bajo el mismo estatus, decidió alargar sus vacaciones de invierno para evitar complicaciones en las comunicaciones y accesos, además de por sugerencia del sector sanitario.

Continue Reading

LO MAS LEIDO

Tendencias

Copyright © 2024 - NDM Noticias del Momento - #Noticias #Chimentos #Politica #Fútbol #Economia #Sociedad