Había que poner la carita, eh. Después de una dolorosa eliminación en la Champions League, en la que había sido ampliamente superior que el Real Madrid, el Manchester City debía disputar el boleto hacia la final de la FA Cup. Ni más ni menos. Lo más conveniente hubiese sido un rival de menor jerarquía, con el cual reponerse, pero le tocó un Chelsea que le complicó el trámite de principio a fin. ¿Y quién inclinó la balanza a favor de los de Pep Guardiola? Bernardo Silva, quien le había regalado su penal a Andriy Lunin, el miércoles. Bendito fútbol, con sus revanchas a corto y largo plazo.

Con respecto al partido de Champions, Pep hizo varios cambios de nombres, de posiciones y de funciones. El 3-2-4-1 es una marca registrada. Por su parte, Julián Álvarez no fue el 9 que fijaba a los centrales, como Erling Haaland (ausente por lesión), sino que merodeó todo el frente de ataque y retrocedió unos metros para ayudar a De Bruyne y Foden en su 2vs2 con Caicedo y Enzo Fernández. Sin embargo, hubo un inconveniente más grande que los Blues: el cansancio de haber jugado 120′ hace 72 horas, que llevó a los Ciudadanos a estar fatigados desde los 30′.

Por su parte, Mauricio Pochettino apostó por un 4-2-4 que tuvo como objetivo cederle la pelota al City, presionar recién en la mitad de la cancha y salir en velocidad hacia el espacio de 40 metros entre Walker-Stones-Aké y Ortega Moreno. En ese aspecto, Nico Jackson, Madueke y la subida de Cucurella fueron cruciales para la generación de jugadas de gol. No obstante, la llamativa imprecisión del 9, desperdiciando dos mano a mano, le terminaría costando caro a los Blues.

Con las cartas sobre la mesa, se estableció un partido claro. De un lado, un Manchester City que tenía el control de la pelota con total libertad, pero que no tenía la suficiente energía como para romper con dinamismo el muro rival. Del otro, un Chelsea cómodo en el repliegue, peligroso en la transición defensa-ataque, con las jugadas más claras de su lado, pero sin la puntería necesaria en estos partidos decisivos y ante un rival que pocas opciones da y pocas veces perdona. Como contra el Madrid…

Con el correr de los minutos, el Manchester City fue dosificando energías, pensando en el alargue contra el Merengue y en el posible tiempo extra en Wembley si se sostenía el 0-0. Además, ciertos jugadores clave de los Ciudadanos como Rodri, De Bruyne o Bernardo, producto del desgaste, comenzaron a perder pelotas inusuales, impropias de ellos. Pero el Chelsea jamás logró, entre la falta de creatividad y las malas decisiones, generar el mismo vértigo que en la primera mitad. Más reactivo que nunca.

Hasta que entró Jeremy Doku y rompió el molde del partido. Peligroso, guapo, gambeteador, impredecible, con un cambio de ritmo increíble. Le aportó al Manchester City todo el oxígeno que necesitaba, haciéndose cargo de los 1vs1 sobre la banda izquierda, aportando siempre de manera correcta en el ataque y siendo fundamental para el 1-0 final. A los 82′, filtró un gran pase para que De Bruyne meta el centro hacia atrás y le quede mansita ¿a quién? A Bernardo…

Con la tanda de penales 1-0 a favor, Bernardo tenía la gran chance de firmar el 2-0 y ahogar al Real Madrid en la desesperación. Sin embargo, se la jugó por un disparo liviano, sin potencia, hacia el centro del arco. Lunin le adivinó la intención y lo dejó en ridículo. 72 horas después, al extraordinario volante portugués le llegó la redención: dentro del área, remató con fuerza y, tras un rebote, encontró la red. Festejo eufórico, beso al escudo y pedido de disculpas a la hinchada. Así, el Chelsea no tuvo tiempo de reponerse al golpe de KO.

Si bien es cierto que parece un premio consuelo, el hecho de terminar la temporada con la Premier League y la FA Cup en el bolsillo es más que meritorio para un Manchester City que está marcando una época. En la liga, deberá sostener la performance ante la persecución del Liverpool y Arsenal, también afligidos por sus eliminaciones internacionales. Y, en la copa, podría definir ni más ni menos que ante el Manchester United. ¿Parece poco?

¿Qué tendrá para decir el Chelsea, entonces? A pesar de no salir de Inglaterra esta temporada, los Blues no dieron la talla en la Premier y hasta corren con serias chances de terminar con las manos vacías una vez más. El equipo de Pochettino perdió la final de la Copa de la Liga Inglesa ante el Liverpool, se quedó a las puertas de la definición de la FA Cup y está a 16 puntos de puestos de Champions con 21 por jugar (también está a 13 de la Europa League y a tres de la Conference).