«Bajamos la cantidad de ministerios, cortamos la obra pública porque no creemos en la obra pública, cortamos de cuajo las transferencias discrecionales a las provincias, bajamos un montón de planes sociales que eran curros», dice el presidente Javier Gerardo Milei sobre los ajustes presupuestarios que está haciendo el gobierno de La Libertad Avanza.

Sin embargo, la gente de a pie comienza a sumarse a las marchas de protesta, el pueblo se está empezando a movilizar y hacer escuchar su descontento con las medidas. A pesar de ello, sólo la regulación del régimen de incentivos a las grandes inversiones (RIGI), la revisión del impuesto a las ganancias, y la lucha contra el blanqueo de capitales, son considerados problemas graves de los que debe ocuparse el gobierno.

Por el momento, la Cámara de diputados intenta promover iniciativas contra los recortes presupuestarios en educación. El presidente acusó a diputados y senadores de querer «romper el equilibrio fiscal» y amenazó al Congreso: «Si no las dejan pasar, la paliza que les vamos a dar electoralmente el año que viene va a hacer que cambie la composición del Congreso y podamos pasar todas las reformas».

El gobierno confía en que se apruebe la ley. Sin embargo, la oposición sigue oponiéndose.

La decisión de aprobar o rechazar el proyecto de ley puede depender del éxito que tenga la oposición a la hora de presentar sus argumentos y convencer a sus colegas de las consecuencias negativas de la ley. Una victoria de la oposición significaría no sólo obstaculizar al gobierno, sino también demostrar su influencia y apoyo popular.

(*) Gustavo Ulisse, empresario. 

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