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POLITICA

Demichelis, después del peor partido de su ciclo: “Yo soy el responsable, confío a muerte en el grupo”

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La palabra desconcierto tiene cinco acepciones en la Real Academia Española: descomposición de las partes de un cuerpo o de una máquina; estado de ánimo de desorientación y perplejidad; desorden, desavenencia, descomposición; falta de modo y medida en las acciones o palabras; falta de gobierno y economía. Si se unen pequeñas partes de todas, se puede describir lo que han sido los últimos días de un River visiblemente mareado y golpeado ante la adversidad. Después del cachetazo que le propinó Temperley en la Copa Argentina, el equipo no reaccionó ante Argentinos Juniors, perdió 1-0 sin cambiar su cara, potenció los cuestionamientos y los interrogantes y abrió un escenario de malestar de cara a lo que será un Cabildo abierto: el jueves se reencontrará con el público en el Monumental en el momento de mayor tensión del año.

Atónito y perplejo, River fue un desorden absoluto en La Paternal. Peleó y gritó más de lo que jugó. Intentó pisar fuerte en el campo desde una postura actitudinal diferente, casi exagerada ante el reclamo popular de una supuesta falta de actitud general luego del traspié en Mendoza. No solo no le alcanzó, sino que además se enmarañó solo sin poder salir de ese círculo negativo. La mano del entrenador Martín Demichelis, quien respetó a los habituales once titulares, tampoco pudo torcer el rumbo con modificaciones que no entraron bien ni se amoldaron a lo que exigía el partido con un mediocampo que terminó muy partido. Y la derrota, con tan solo un tiro al arco en el final de los 90 minutos, desnudó otra vez las mismas falencias: al equipo le cuesta salir del Monumental y sufre cuando no tiene un contexto favorable para jugar.

La caída con Argentinos Juniors recién es la tercera del año en el tiempo regular: antes había perdido con Huracán (0-1) y Boca (2-3). Y se trató de la 11ª derrota en los 36 partidos como visitante del ciclo Demichelis, con 14 triunfos y 11 empates para bajar a un 49% de efectividad que se contrasta con el 88% que tiene en Núñez producto de 29 éxitos, tres igualdades y dos caídas. Pero, por fuera de eso, la tarde del sábado ofreció un River que transmitió una sensación constante de nerviosismo general pese a que los números del año están lejos de ser catastróficos: Franco Armani se enojó con Luciano Gondou por una definición de emboquillada; Pablo Solari se ganó una amarilla por empujar a Leonardo Heredia tras una infracción; Enzo Díaz quedó al borde de la expulsión por una dura falta sobre Thiago Santamaría en el cierre; y Leandro González Pirez se quejó de la cancha, del pasto seco y de la actuación del árbitro.

“Hacen el partido cortado, no se puede jugar mucho. Fue un partido trabado, encontraron el gol y no pasó más nada”, dijo González Pirez en ESPN. “Es una cancha difícil, chica, el pasto estaba seco y los árbitros no colaboran mucho, nos perjudica en ese sentido. Podría haber sido un empate tranquilamente. Con un pelotazo te meten adentro del área. Me voy caliente. Los árbitros prefieren sacarse la responsabilidad de encima y no dejan que haya un partido fluido, no dejan que se juegue”. Curiosamente, River cometió 27 faltas y recibió seis tarjetas, mientras que Argentinos hizo 12 y tuvo tres amonestados.

Demichelis, quien había suspendido la conferencia de prensa tras la eliminación con Temperley, intentó llevar tranquilidad en el momento más difícil y espeso de su estadía en el club y se hizo cargo de la responsabilidad: “Hemos dado una mala imagen en los últimos dos partidos fuera del Monumental. No jugamos el fútbol que nos caracteriza. Hoy no fuimos lo que solemos ser. Hay que dar vuelta la página. Nos vamos a recuperar. Confío a muerte en el grupo. El responsable soy yo y es lógico que la gente esté descontenta y que no le agrade el River de los últimos dos partidos. A mí tampoco me gusta jugar así. Pero sigo con la fortaleza que me caracterizó en mi niñez, en mi adolescencia y en mi madurez de mi etapa como jugador profesional. Yo me paro enfrente del grupo sin problema. Me siento orgulloso de ser el DT de River. Los chicos trabajan y obedecen. Nos vamos a hacer cargo doblegando los esfuerzos”.

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Colidio, a contramano de la pelota, como todo su equipo

Pero, además, el técnico envió un fuerte mensaje interno para todas las partes del club: “Estaba planificado mañana libre, no esperábamos este golpe, pero vamos a entrenar. Nos vamos a hacer cargo. Estamos muy golpeados y muy tristes. Todos tenemos que dar algo más. Si no nos alcanzó, es evidente que tenemos que dar algo más. Por empezar, entrenar el domingo y hablar entre todos. Ya hablamos puertas adentro, cosas que van a quedar ahí en el análisis. Incluso con los dirigentes, estamos acá para hacernos cargo y doblegar esfuerzos”. Y agregó: “Acepto el descontento, pero es la primera vez que nos pasa tener dos golpes seguidos. Necesitamos hacer buenos partidos con Táchira, Tigre y Riestra. Debemos demostrar hombría y personalidad el jueves. Y ojalá, a pesar del descontento, que lo vamos aceptar, haya una buena sinergia. No tengo dudas que el hincha va a llenar el Monumental. Tenemos la posibilidad de ser el primero de los 32 equipos de la fase de grupos de la Libertadores. Así es la vida y el fútbol. No se puede relajar nadie”.

Aunque River puede conseguir un triunfo y ser el mejor de los primeros de cara a los octavos de la Copa Libertadores -logrando así la localía para todas las series eliminatorias que dispute-, el jueves las miradas estarán puestas en el hincha. Después de los silbidos y los posteriores aplausos para Demichelis, la previa, el durante y el post partido con Deportivo Táchira tendrán las luces enfocadas en la reacción de un público que ya evidencia desgaste, malhumor y tanto con el cuerpo técnico como con el plantel por las deslucidas actuaciones del equipo en los partidos más trascendentales de los últimos meses. Hay emociones calientes que no se pueden apaciguar con estadísticas frías.

Martín Demichelis observa el partido: su equipo nunca respondió

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POLITICA

Otro tipo de ciudadanía que puede ser revocada en Estados Unidos y que no es la de nacimiento

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El debate sobre la ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos adquirió una nueva dimensión tras la orden ejecutiva de Donald Trump, que limita este derecho constitucional para inmigrantes irregulares. Sin embargo, existe un tipo de ciudadanía que puede ser revocada desde mucho antes del gobierno del republicano.

Naturalización: la ciudadanía que puede ser revocada desde antes de Trump

Hay tres vías principales para obtener la ciudadanía estadounidense:

  • La ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos (jus soli).
  • La ciudadanía por ascendencia (jus sanguinis).
  • La ciudadanía por naturalización.

La ciudadanía estadounidense por nacimiento y por ascendencia no se pueden perder por causas ajenas a la voluntad de una persona, a menos hasta ahora, que sigue en debate la orden ejecutiva de Trump. Actualmente, el mandatario enfrenta oposición y demandas en su iniciativa.

Sin embargo, la ciudadanía que sí se puede perder es la que se obtiene por naturalización, que presenta algunas diferencias sustanciales, como la posibilidad de ser revocada.

La naturalización se obtiene tras haber residido como residente permanente en Estados Unidos durante tres o cinco años, según si la estadía se obtuvo por trabajo o por vínculo familiar. Es decir, es un tipo de estatus al que pueden aspirar migrantes extranjeros.

¿Por qué la ciudadanía por naturalización puede ser revocada?

La ciudadanía por naturalización puede ser revocada mediante un proceso de desnaturalización, a pesar de estar establecida en la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA, por sus siglas en inglés). Esto aplica solo en casos específicos:

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  • Siempre que haya sido adquirida de manera fraudulenta o ilegal.
  • Siempre que el ciudadano pertenezca a organizaciones prohibidas.
  • Siempre que el ciudadano sea dado de baja deshonrosa del servicio militar.

La ciudadanía por naturalización puede ser revocada si se descubre que fue obtenida de manera fraudulenta o ilegal

¿Es posible renunciar a la ciudadanía estadounidense?

Aunque la ciudadanía por nacimiento y ascendencia no puede revocarse por causas externas, todas las formas de ciudadanía pueden ser renunciadas. Sin embargo, este proceso implica cumplir con ciertos requisitos, como el pago de impuestos, y tiene sus limitaciones.

De acuerdo con el sitio oficial del Gobierno de Estados Unidos, la renuncia a la ciudadanía estadounidense significa:

  • Dejar de tener derechos y responsabilidades como ciudadano estadounidense.
  • Necesitar adquirir la ciudadanía de otra nación o correr el riesgo de ser “apátrida” (persona sin nacionalidad).
  • Conseguir una visa para regresar a Estados Unidos.

¿En qué consisten las ciudadanías que no se pueden revocar?

La ciudadanía por nacimiento es la que el presidente Trump limitó tras una orden ejecutiva. Está protegida por la Enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos, que indica: “Toda persona nacida o naturalizada en Estados Unidos y sujeta a su jurisdicción, será ciudadana de Estados Unidos y del estado en el que resida”.

La ciudadanía por nacimiento y por ascendencia no puede ser revocada por causas ajenas a la voluntad de la persona, aunque es posible renunciar a ella voluntariamente

Es decir, independientemente del estatus migratorio de sus padres, un hijo de inmigrantes ilegales o residentes no permanentes cuenta con todos los derechos y las obligaciones que van aparejadas con la ciudadanía estadounidense.

Por otro lado, la ciudadanía por ascendencia es aquella obtenida por “estirpe genética”. No hay un límite de edad para solicitarla y está regulada en varias disposiciones de la INA.

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