Como de tantas otras batallas de las que logró salir indemne, Guillermo Francos atravesó los primeros meses del gobierno de Javier Milei sometido a las máximas turbulencias que el libertario desató en el sistema político argentino, con el agravante de haber tenido que ser la cara ante las provincias y el Congreso del fenomenal ajuste de la economía.

Ese desgaste lo dejó al borde del precipicio durante el verano, pero el ahora exministro del Interior pudo sobreponerse y terminó imponiendo su propuesta negociadora ante los embates del «ala dura» encarnada por el propio presidente desde sus conversaciones con periodistas y la flamígera cuenta en la red X.

Francos, el más veterano miembro del gabinete, acaba de cumplir 74 años y hace 50 que se recibió de abogado en la Universidad del Salvador.

Para entonces ya había debutado en la administración pública, como secretario privado de los ministros de Justicia Jaime Perriaux, Ismael Bruno Quijano y Gervasio Colombres bajo las dictaduras de Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse, entre 1970 y 1973.

El regreso del peronismo al poder no lo alejó del Estado, pues Francos también fue abogado del Departamento de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Justicia en el gobierno de Isabel Perón.

Su referente político era Francisco «Paco» Manrique, en cuyo Partido Federal comenzó a militar cuando la dictadura languidecía. En 1985 fue elegido concejal de la Capital Federal con mandato hasta 1989. Ese año su partido -Francos ya era presidente- apoyó la candidatura presidencial del radical Eduardo Angeloz, y fue reelegido concejal por la Capital Federal con mandato hasta 1994.

Los 90 lo encontraron envuelto en la ola liberal del menemismo. En el 94 fue nombrado Subsecretario de la Inspección General porteña durante la intendencia de Jorge Domínguez, y un año después se llevó al Partido Federal a la lista que apoyó la reelección del presidente Carlos Menem.

Esa alianza fue efímera, porque al año siguiente Francos dejó la cáscara del Partido Federal y fundó Acción por la República junto a Domingo Cavallo, cuando el creador de la convertibilidad dejó el ministerio de Economía. Francos entró al Congreso como diputado nacional.

La tormenta del 2001 no barrió del todo con él: un año antes había abandonado su banca acusando «cansancio moral» por la crisis de los supuestos sobornos en el Senado. Entonces se incorporó al grupo Eurnekian como director de Aeropuertos Argentina 2000.

Allí ocupó distintos cargos hasta 2007, cuando volvió a la arena pública como presidente del Banco Provincia en el gobierno de Daniel Scioli, donde permaneció hasta 2011. Ese rol no le impidió aceptar la ​dirección de Visa Argentina en 2008. En 2012 regresó a la Corporación América, de Eurnekian, donde conoció a Javier Milei y a quien desde ahora pasa a reemplazar, Nicolás Posse.

Francos regresó al Estado con el gobierno de Alberto Fernández, quien lo designó como representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo. Su renuncia a ese cargo aún estaba caliente cuando el flamante jefe de Gabinete se sumó a la arrolladora campaña presidencial de Milei, antesala de su designación como ministro del Interior.