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SOCIEDAD

Dólar hoy, dólar blue hoy: a cuánto cotiza este lunes 24 de junio

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  • Dólar mayorista

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  • Euro

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La divisa estadounidense paralela aumentó $5 pesos y opera a $1330 para la venta.

Los dólares financieros bajaron de valor y ahora cotizan de la siguiente manera:

La divisa estadounidense paralela aumentó $15 pesos y opera a $1325 para la venta.

Este es el valor de los dólares financieros:

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La divisa paralela aumentó $10 pesos la cotización de la venta. El valor de compra se mantiene en $1260 y el de venta escaló a $1310.

Money, US dollar. A woman counting dollar bills. Close up photo. Concept for economy and personal finance.rafastockbr – Shutterstock

La operatoria de compra y venta de valores negociables es realizada de manera automática en la app de Mercado Pago a través de BIND Inversiones (IVSA -Industrial Valores S.A.).

Para comenzar a operar con dólar MEP se deben seguir los siguientes pasos:

En la Argentina, existen varias opciones para conseguir la divisa estadounidense de forma directa e indirecta a través de bancos, la bolsa y plataformas exchange.

La moneda abrió en el mercado de divisas paralelo con un valor de $1300 para la venta y $1260 para la compra.

La última cotización del dólar blue
La última cotización del dólar bluePablo Echazarreta – Shutterstock

El cepo es la restricción a la compra de moneda extranjera, y en la Argentina se implementó con el objetivo de frenar la demanda de dólares y evitar la pérdida de reservas del Banco Central (BCRA). Esto llevó a que, en los últimos tres años, los gobiernos argentinos implementaran nuevas prohibiciones y cupos para acceder al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).

La cotización del dólar oficial, que es controlado por el Banco Central (BCRA), cierra los días hábiles a las 15, dado que funciona en horario bancario. Por su parte, el dólar blue al pertenecer al mercado ilegal, no tiene apertura y cierre definidos de forma oficial. Sin embargo, esta cotización paralela suele terminar la ronda cambiaria entre las 15 y las 16.

La divisa estadounidense abrió la jornada cambiaria a $887 para la compra y $927 para la venta en el Banco Nación.

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El dólar tarjeta, que sirve para el pago en dólares en el exterior o de servicios en el extranjero, opera este lunes 24 de junio a $1511,89.

Martín Redrado afirmó este domingo a la noche en LN+ que “la Argentina necesita consolidar la estabilidad y plantear una estrategia de desarrollo basada en la innovación”. También se refirió al futuro de la economía y consideró que el país necesita una verdadera “revolución impositiva”, donde se eliminen impuestos distorsivos, se plantee un cronograma para eliminar retenciones y se reforme el impuesto de ganancias.

Asimismo, el expresidente del Banco Central (BCRA), afirmó: “El país necesita más dólares provenientes de inversiones reales, una política internacional que permita negociar acuerdos para comerciar más. Si se sustenta en la volatilidad de la compra y venta de bonos, es algo a corto plazo. Está bien lo que se logró, pero para consolidarlo se necesitan más dólares, que deben venir de inversiones, exportaciones y negociaciones para nuevos mercados que sean complementarios con la Argentina”.

Martín Redado en LN+ | 23/06/24

La operatoria de compra y venta de valores negociables es realizada de manera automática en la app de Mercado Pago a través de BIND Inversiones (IVSA -Industrial Valores S.A.).

Para comenzar a operar con dólar MEP se deben seguir los siguientes pasos:

Hoy, el mercado cambiario retoma su actividad después del fin de semana largo. A partir de las 10, el Banco Central (BCRA), que controla cotización del dólar oficial (tanto minorista como mayorista), difunde el valor de la moneda. En tanto, el valor de referencia del dólar blue se conoce un poco más tarde. Entre las 11 y las 11.30 horas, las financieras y cuevas de la City porteña arrojan una cotización del dólar paralelo.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la inflación alcanzó el 4,2 por ciento en mayo, el mejor registro en más de dos años. Se trata del quinto mes consecutivo de desaceleración de los precios tras la devaluación de diciembre. Según el organismo estadístico, el índice de precios al consumidor (IPC) acumuló 71,9% en lo que va del año y 276,4% en los últimos 12 meses.

La inflacion de mayo fue del 4,2%

Esta fue la cotización de cada una de las divisas el miércoles 19 de junio, que fue el último día hábil del mercado cambiario por el fin de semana largo de cuatro días:

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SOCIEDAD

Mundos íntimos. Soy hija única; me cuesta compartir y suelo necesitar el silencio que ha sido, desde chica, mi principal compañía.

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Debo tener siete años y mi juguete favorito es la imaginación, de los otros tengo pocos. Estoy en el patio jugando con la tierra de unas macetas en donde, para mí, existen mundos enteros creados con detalles. Relato esas aventuras en voz alta y las palabras quedan flotando en el aire hasta que se desarman. Descubro mi voz, me gusta y fundo en ella mi ego para cuando sea grande. No tener hermanos es ser dueño también de los sonidos y los silencios, si un ruido quiebra la siesta de mis padres, no tengo a quien echarle la culpa. Pero eso no ocurre, soy obediente y me hablo bajito. El tiempo pasa lento y me aburro aunque no le pongo ese nombre, simplemente porque no conozco otra cosa. Cuando no estoy en el patio creando mundos fantásticos, estoy leyéndolos en libritos que me regala mi madrina de vez en cuando. Lo ignoramos por el momento, pero es lo más valioso que me va a dar en toda su vida.

En la familia no hay primos, entonces mi contacto con otros chicos es en el colegio y en el barrio. Estos amiguitos tienen hermanos. Las maestras y las madres los comparan con ellos, les exigen diferenciarse aunque sean gemelos, de mí no esperan nada en comparación con nadie, a la vez esperan todo. Camino sin referentes, sin testigos, sin contemporáneos. No parece importante ahora, pero un día me daré vuelta y no habrá nadie con quien criticar a los padres o con quien llorar a los padres.

Crezco y escucho una conversación entre mi madre y mi madrina, ellas son primas, sus madres fueron hermanas. Hablan de mí, de que me van a comprar mi primer corpiño. Hablan distinto a como las escucho siempre, entiendo que algo de lo femenino me empata con ellas ahora que las tres somos mujeres, que soy parte de ese linaje que como un rio caudaloso trae agua cristalina y peces pero también palos y piedras. Una corona a la que no se puede renunciar.

A los dieciséis mi madre me enseña a manejar, por si me pasa algo, dice. Yo, en cambio, aprendo con ansias de independencia, el tiempo nos dará la razón a las dos. Soy de las adolescentes que no se rebelan, que les gusta leer y escribir poesía. Me fanatizo con un poema de la Pizarnik que se llama “La carencia”: Yo no sé de pájaros/ no conozco la historia del fuego./Pero creo que mi soledad debería tener alas., dice, me digo.

Navidad. Cuando Stella Maris Leguiza era chica, en la casa no había primos ni familia de su edad. Su contacto eran los compañeros de la escuela y del barrio..Navidad. Cuando Stella Maris Leguiza era chica, en la casa no había primos ni familia de su edad. Su contacto eran los compañeros de la escuela y del barrio..

A esa altura comprendo que soy muy sociable, en eso me diferencio de mi madre y mi madrina que también son hijas únicas, aunque si hubiese un ranking, me parecen mucho más hijas únicas que yo. Hago buenas amigas en el colegio que se convierten en un lugar de pertenencia, son pares. Descubro que tomo decisiones sola, en quinto año lo llaman liderazgo pero son los destellos de no tener la costumbre de acordar con nadie sobre ninguna cosa, desde la comida y el baño hasta el dinero. Decido y hago. No suelo ceder en mis convicciones y eso se confunde con seguridad algo que en la adolescencia parece destacable. El coctel se prepara, voy a estudiar Derecho.

Para cuando empiezo la facultad, la familia se cierra en mi madre, mi madrina y yo. Sus padres han muerto, los hombres se han ido o nunca estuvieron. Mi madrina no tiene hijos, yo tampoco los tendré. Me pongo de novia con un vecino de mi edad, su familia es estridente y numerosa, definitivamente no encajo. La comida se sirve en fuentes, se piden favores, se pasan a buscar, hacen cosas entre todos, aparecen multiplicidad de cumpleaños y reuniones. Hay hermanos, cuñados, tíos, primos y sobrinos. Debajo del árbol de Navidad hay decenas de regalos. Pienso que algo de razón tienen los que dicen que los hijos únicos no sabemos compartir. Agrego, no sabemos calcular porciones de comida para más de una persona y el silencio es un lugar al que queremos volver siempre, porque lo conocemos. Mi madre critica bastante a la familia de mi novio, no la entiende, es tan diferente a “nosotras”. Se encienden las alarmas. “Nosotras” entra en escena como un candado que clausura la posibilidad de que haya otros, alguien más en la familia.

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Mientras la televisión, las novelas, la publicidad y hasta los noticieros muestran a familias “tipo” que comparten la gaseosa del envase grande o van de vacaciones con promociones en cabañas dobles o triples, yo soy una oración unimembre. Asumo que es mi condición, algo que me diferencia. No pesa pero resuenan las preguntas, ¿Se da así o es buscado? ¿Es acaso un patrón que se repite, consciente o inconscientemente, trazando una serie invisible pero determinante? No consigo respuestas, el tiempo pasa y continúo sin aprovechar las promociones ni los envases familiares. Unimembre, es más caro.

Me recibo de abogada, soy la primera con título universitario, orgullo y lágrimas. Podría buscar emplearme en alguna firma, una oficina pública o trabajar en una compañía, en cambio abro mi propio estudio jurídico, sola. Me sumo a una costumbre de la profesión, el cafecito cuando voy a tribunales o después de las audiencias, el cafecito con otros abogados pero también con un libro. Leo mucho en el transporte y en las esperas de los trámites. Pienso en escribir un libro con las historias de mis primeros clientes: la del hombre que me pidió una carta documento para que su ex le devuelva la ropa interior que le había regalado, la de la inquilina a la que se le rompieron siete calefones, la del bígamo. Quiero escribir pero no lo hago aunque me doy cuenta que ser abogada y hacer ficción es casi la misma cosa.

Años después llega la mudanza. Me voy a vivir sola a una casa heredada, con los cubiertos, las copas y los platos también heredados de una tía de mi madre y mi madrina. Ocupo mi lugar en la serie. Mi amiga que estudia numerología suma los números de la dirección de la nueva casa, los de mi nacimiento, los del año en curso y creo que hasta los de la patente de mi primer auto. Por separado o conjuntamente la operación da diez. Que reducido a una cifra es uno. Siento que es algo de lo que no puedo escapar. Es el número que representa los inicios, lo singular, la unidad, dice mi amiga entusiasmada. Ella también es hija única como su bebita, la que será mi ahijada y a la que, cuando crezca, le regalaré libros.

La casa es amplia, en una parte y por un tiempo instalo mi estudio jurídico. Luego, cuando me asocio con otros, lo traslado y es entonces cuando ocurre un nuevo inicio, fundo allí un taller literario, me convierto en una persona que escribe y descubro que puede escribir con otros. Socios en el trabajo, una pareja, amigos, compañeros de taller, lectores. Lo plural parece posible por fuera de la esfera familiar. Me gustaría tener una perilla para ajustar estos vínculos mientras lucho con mi tendencia a controlarlo todo. Pierdo varias batallas.

Adopto un perro, elijo un macho aunque mi madre insiste en que las hembras son mejores. Ella, lógico, tiene una perrita. Insisto porque necesito romper, aunque sea en lo mínimo, en un borde, lateralmente, lo que se impone. El perro aprende a jugar solo, lo veo empujar la pelota, esperar que ruede, luego correr a buscarla. ¿Debería adoptar otro perro para que jueguen entre ellos y se cuenten cosas en su propia lengua? Sonrío cuando la veterinaria dice que me reconoce como su alfa. Lo sumo a la lista de lo que cuido.

Primer cumple. Stella Maris Leguiza en singular.Primer cumple. Stella Maris Leguiza en singular.

Todavía soy joven pero grande y cuando llega la Navidad armar el árbol es solo una cuestión de decoración. El almuerzo del veinticinco más que un ritual es un sobreentendido. En la mesa, mi madre, mi madrina y yo, la familia total. Ellas en sus ochenta y pico, yo en mis cuarenta y pico. No hay fuentes repletas, ni caos en las conversaciones, no se cocina con más de una olla, no hacen falta los manteles, con unos individuales alcanza y sillas, sobran. Es un mediodía en que el sol estalla contra la ventana pero ellas dicen que con el ventilador está bien, no las contradigo aunque siento todo el calor del verano pegado en el cuerpo. Busco un gancho para levantarme el pelo y vuelvo a la cocina. Estamos en mi casa, la que ellas heredaron y me legaron. Uso para el almuerzo los cubiertos del juego, los platos y las copas que no elegí porque venían con la casa y son lo más familiar de mi familia. Sirvo el vitel toné, la ensalada rusa y unos tomates con albahaca. Todo sin sal, les digo y ellas asienten aliviadas. Ay. es demasiado, dicen mirando los tres platos en el centro de la mesa.

Las conversaciones no cuentan anécdotas nuevas y a falta de otros familiares, se habla de los vecinos, de los caprichos de mi perro, de las figuras de la televisión. Me piden ayuda con sus celulares, que suerte que te tenemos, dicen. No se brinda con alcohol, ellas porque les hace mal, yo porque luego las llevaré a sus casas en auto. Mientras las escucho pienso que la vejez es una gran lupa que aumenta todo lo que hemos sido en la juventud, no hay nada en ellas que no haya estado siempre ahí, también imagino como seré de vieja, me pregunto a quién tendré yo y escribo una nota mental: conservar cerca a los amigos, el consuelo de los hijos únicos.

Después del té y una porción de budín navideño mi madre hace el gesto, se quiere ir. Salimos a la calle y el sol nos quema las pestañas. Las dejo a cada una en su casa, recuperamos la soledad que nos es tan conocida, un circuito de media hora en que el número baja de tres a uno.

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Los números impares son un problema, tienen mala fama o despiertan obsesiones. Los hijos únicos somos ese número que no se divide, que lo abarca todo, que carece de mucho.

Cuando pensé un título para mi primer libro de cuentos, con protagonistas que tomaban decisiones singularísimas, creí que estaba lleno de originalidad: Mujeres impares. En realidad, era lo más conocido de mi vida. w

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