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Shock en la Quinta de Olivos por los informes confidenciales sobre Loan

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«Venite a Olivos y me contás todo”, le pidió Javier Milei a Patricia Bullrich, el martes, apenas el Presidente llegó de Praga. Habían hablado al menos tres veces durante la estadía de Milei en Europa. El tema excluyente entre ellos era el que domina la conversación pública desde hace dos semanas: el misterio por la desaparición de Loan Danilo Peña, el nene de cinco años que fue con su familia a un almuerzo a la casa de su abuela, en una zona rural de 9 de Julio, Corrientes, y no volvió a verse después de irse caminando con amigos hacia un naranjal. Se supone. Porque, a medida que pasan las horas, la causa pega vuelcos inesperados y desde lo más elemental hasta lo más complejo parece estar probado y, al mismo tiempo, no.

Hace 48 horas que el Gobierno provincial y el nacional tenían la información de que se venía un presunto desenlace fatal. Algún miembro judicial les había adelantado la hipótesis del accidente y de que el cuerpo podía estar ocultado en un campo. Ayer, al conocerse el testimonio ante la Justicia de la tía del nene, Laudelina Peña, aquella presunción cobró fuerza y el caso tuvo el último sacudón: la mujer contó que Loan fue atropellado por una camioneta que manejaba el ex marino Carlos Pérez, acompañado por su esposa, la ex funcionaria municipal María Victoria Caillava y que más tarde ambos se deshicieron del cuerpo.

En la cúspide de la Casa Rosada, pese a la tragedia que asoma, parecieron tomaron aire. En esos despachos se había debatido hasta qué punto era conveniente involucrarse en un suceso tan extraño y con posibilidades de arrastrar costos políticos. “Hay que ir a fondo”, acordaron Milei y Bullrich. El Gobierno hizo entonces una gran puesta en escena para tratar de hallar a Loan. “Tenemos que encontrarlo”, se repetía. Faltaba agregar algo. El miedo que nadie quería confesar, ni los investigadores ni la política: que el chico apareciera, pero sin vida. Es lo que podría ocurrir en estas horas.

Bullrich asistió el mismo martes a la Quinta presidencial con mapas con fotos satelitales, anotaciones, rastrillajes, informes de científicos, testimonios de los familiares y tesis propias basadas en lo que había hablado con los fiscales. También con un croquis de inteligencia de las relaciones entre cada uno de los seis detenidos. Durante dos horas, Milei escuchó las hipótesis con perplejidad. Las hipótesis y las quejas: la ministra cree que la Justicia provincial perdió doce días y que a los fiscales de Goya, Guillermo Barry y Juan Carlos Castillo, los sobrepasó la causa. Eso los habría llevado a acelerar su resolución de que Loan había sido raptado con fines de explotación. El caso pasó entonces a mano de la Justicia federal.

Bullrich prometía enviar buzos, personal de monte, equipos radiológicos para revisar el estómago de los animales, temerosa de que Loan hubiera sido víctima de un puma o de un yacaré. El último anuncio, el de los equipos radiológicos, generó burlas en las redes sociales. Aunque no lo dijo en público, era una sospecha que también tenía el gobernador correntino, Gustavo Valdés. Las especulaciones estaban basadas en lo que les dijeron baqueanos que conocen la zona: uno de ellos recordó el caso de un puma que se comió a un nene cerca de una laguna. Entre los consultados había este tipo de razonamientos y hasta posiciones mucho más delirantes: no solo Catalina, la abuela de Loan, hablaba de que a la víctima se la había llevado el pombero, una especie de duende o espíritu de la cultura guaraní.

“Pasamos de teorías inverosímiles a que todos nos creamos que somos Sherlock Holmes”, afirmaron en el entorno de Valdés. En la gobernación se vivieron momentos de dramatismo, no solo por la no aparición de Loan, sino por los efectos colaterales. Un ejemplo: con la viralización de la desaparición y los canales de noticias transmitiendo en vivo casi todo el día, en 9 de Julio los padres de nenes de la misma edad dejaron de mandar a sus hijos al jardín de infantes. “Nuestros nenes dicen que tienen miedo de que los roben”, le transmitieron a los funcionarios de Valdés. Hubo que enviar psicólogos y asistentes sociales a los colegios.

La versión llegó al Ejecutivo. Mientras diseñaban el operativo para ayudar en la búsqueda, que incluía la participación de agentes del FBI, desde algunos despachos políticos se presionaban a los responsables judiciales del caso. “Hay que quebrar a algún protagonista para que se arrepienta. Libertad o cien años de cárcel”, se oía.

“Pongamos todos los recursos que hagan falta, pero no nos olvidemos de que la responsabilidad en un hecho así es de las provincias. Este es un país federal”, le dijo Milei a Bullrich. El giro en la investigación de las últimas horas provocó nuevos contactos entre ellos. Al primer mandatario le causó indignación la especulación que hizo la oposición. “Son miserables”, lanzó en Olivos.

Milei había regresado entusiasmado de su gira por Europa, pese a las críticas que empiezan a lloverle de su rivales, que le cuestionan su predilección a salir con demasiada frecuencia del país. Se trató de su decimocuarto periplo desde que asumió el cargo, lo que constituye un récord desde 1983. El líder libertario siente algo parecido a lo que le pasaba a Mauricio Macri en los primeros meses de 2016: por momentos experimenta más reconocimiento fuera que dentro del país. En España volvió a sentirse como si jugara de local. “Vengo dos veces más y me eligen presidente”, dijo un poco en chiste y otro poco no tanto frente a interlocutores españoles.

El jefe de Estado volvió a atravesar días de alegrías y desazones. El Congreso, al fin, le dio las herramientas que buscaba con la aprobación de la Ley Bases. Es cierto que de aquellos 664 artículos de la versión original quedaron 238, pero, aun así, significó una victoria que estaba esperando con ansiedad. Lo que no llegó fue una reacción de euforia de los mercados. Como si le fueran corriendo la raya de la meta al Gobierno, los bonos de la deuda y las acciones argentinas en Wall Street tuvieron un cierre negativo. El riesgo país aumentó a 1.456 puntos y el dólar libre, que se incrementó 6 % en lo que va de junio, casi no tuvo modificaciones.

La situación incentivó una conferencia de prensa por parte del ministro de Economía, Luis Caputo, y del presidente del Banco Central, Santiago Bausili. Ambos intentaron llevar certidumbre. Dijeron que el período del déficit fiscal cero quedó atrás y que ahora impulsarán la “emisión cero”, como parte de la segunda etapa del “plan de estabilización”.

En cambio, pusieron paños fríos a la salida del cepo, que pertenecería a la tercera etapa, y no pusieron fecha. Como informó Clarín el domingo pasado, en el Ministerio de Economía sí manejan un tiempo para la eliminación definitiva de las restricciones cambiarias. Lo prevén para poco antes de fin de año, siempre que antes se produzca un nuevo acuerdo con el FMI. Caputo y su equipo tienen prohibido hacer proyecciones. Santiago Caputo, el gurú de La Libertad Avanza, sigue de cerca ese proceso para que nadie se salga del libreto. Tan de cerca que el viernes, durante la conferencia de Caputo y Bausili, estuvo presente mientras respondían preguntas.

En los próximos días, Milei presentará a Federico Sturzenegger como ministro. Resta definir el nombre de su ministerio. Estará abocado a la desregulación de la economía. El Coloso, según el apodo de Milei, tiene en mente unas tres mil reformas que anticipan nuevas fricciones con el Congreso.

Además de no emitir más moneda y del programa que impulsará Sturzenegger, Milei apurará en el Parlamento el proyecto para penalizar con cárcel a quienes, durante o después de su administración, permitan la emisión de pesos. Al mismo tiempo, le ordenó a Caputo que prepare la baja del Impuesto País del 17,5% al 7,5% para agosto, cuando -se supone- quedará reglamentada la Ley Bases. Y charló con Bullrich y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, sobre la necesidad de generar consensos para bajar la edad de imputabilidad de los menores a los 13 años. Todo es parte de lo que él llama la segunda fase de reformas.

En las próximas horas, durante una entrevista por TV, el Presidente le agradecerá a los legisladores del PRO por su colaboración legislativa. Entre los nombres podría haber varios que parecen cantados -Diego Santilli y Cristian Ritondo- pero también uno que causaría sorpresa: el de María Eugenia Vidal, una vieja amiga de Horacio Rodríguez Larreta.

Milei reformula a menudo su lista de amigos y enemigos. Entre los últimos hoy están al tope de la lista -además de varios periodistas y, desde el viernes, también el Foro de Periodistas Argentinos, al que calificó como “una vergüenza”- economistas de renombre que, hasta no hace tanto, eran elogiados por su ideología liberal. Ya no. Milei les puso a ellos un seudónimo cruel. Libertarados, los llama.

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La irrupción de El Coloso de Javier Milei y lo que Mauricio Macri y Patricia Bullrich no pueden decir de su pelea

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Desde el 10 de diciembre de 2023, Federico Sturzenegger visitó quince veces la Residencia de Olivos. El economista figura, junto a Karina Milei, al tope del ranking de personas que más ingresaron a la casa donde vive el Presidente, pese a que, hasta el viernes, no ocupaba un cargo de primera jerarquía. El dato alcanza para tener una dimensión del papel que adoptará desde mañana, ahora que se convirtió en ministro de Desregulación y Transformación del Estado. Sturzenegger asistió por última vez a la Quinta presidencial la semana pasada. Fue para un almuerzo de tres horas en el que discutió con Milei los alcances de sus funciones y el rumbo que debería tomar el Gobierno después de la aprobación de la Ley Bases. Un fantasma recorre por estas horas el Gabinete: ¿Será Sturzenegger un nuevo superministro? ¿Podrá convivir con quienes se ven a sí mismos como ejes centrales del proyecto libertario?

Un amigo en común de Milei y Sturzenegger suele contar que ambos están fascinados con la relación que construyeron y con sus disquisiciones teóricas. Varias de ellas fueron plasmadas en la Ley Bases, en el paquete fiscal y en el decreto 70/2023 que modificó más de 300 leyes y que sigue vigente porque solo lo rechazó el Senado. Sturzenegger fue el autor intelectual de aquellas iniciativas, pero tanto él como su jefe sostienen que se quedaron cortos y que tienen en carpeta más de tres mil reformas. Milei le puso un seudónimo a su flamante ministro: “El Coloso”. Nadie sabe si lo hizo en honor a El Coloso de Rodas, la estatua del dios Helios, una de las maravillas del mundo antiguo que terminó derribada por un terremoto que afectó a Grecia doscientos años antes de Cristo.

Buena parte de los legisladores y funcionarios de La Libertad Avanza están entusiasmados con su llegada. Otros, en cambio, le temen. Especulan que con Milei podrían competir por ver quién es más intransigente frente a los cambios que quieren encarar y prometen abrir un surco. No solo en el Parlamento, también en algunos sectores del oficialismo. Mientras, la actividad económica toca niveles bajísimos, el desempleo aumenta a niveles inquietantes y los mercados se mantienen en alerta por la postergación de la apertura del cepo y por el atraso cambiario del que hablan la mayoría de los economistas.

Milei y El Coloso se conocieron en 2017, en la era Macri. Sturzenegger conducía el Banco Central y soportaba críticas de propios y ajenos, lo que terminaría por provocar su salida un año más tarde. Por fuera del circuito tradicional de pensadores económicos asomaba en televisión un personaje de ojos saltones y peinado extraño, que debatía a los gritos y elogiaba su tarea. “Usted es un héroe, yo sé que evitó una hiperinflación”, le dijo al fin Milei, cuando se vieron cara a cara. Siete años después, los dos creen tener la pócima mágica para salir del encierro de la economía argentina y critican por igual al establishment por su desconfianza y sus pronósticos timoratos.

El viernes, Sturzenegger chateó con varios de sus compañeros, pero en especial tomó el cuidado de hablar con Luis Caputo, el ministro de Economía, al que todos miran porque, se supone, el desembarco de su colega podría venir a hacerle sombra. Milei ya hizo una advertencia: le cortará la mano a quien ose “tocarle el culo” a Toto. Así lo expresó, aunque sin dar precisiones sobre a quién se refería.

En la hoja de ruta de Sturzenegger, que tendrá 27 funciones, hay cien desregulaciones de leyes. Algunas nunca se implementaron, pero continúan vigentes. Un ejemplo: durante la guerra de Malvinas, los militares promulgaron una ley que le da poder a la administración del Estado nacional para pedirle a una fábrica que se radique en un lugar distinto al que funciona. Existen en la actualidad casi mil leyes sacadas bajo regímenes totalitarios.

Detrás de las desregulaciones que encarará el ministro aparece una meta que no forma parte de ningún decreto: ayudar al Gobierno a volver a dominar la conversación pública con ciertos debates. Incluso, y esto se acordó con Milei, cuando se sepa que el Congreso les pueda dar la espalda. Las palabras de Milei en el último almuerzo en Olivos fueron estas: “Tenemos que recuperar el espíritu de enero”.

Esos debates apuntarán a interpelar a la sociedad y a la oposición. Pretenderán poner sobre la mesa desde los recursos pesqueros hasta el régimen de promoción del azúcar, pasando por la modernización de la Justicia y la situación del sector aerocomercial. El Gobierno trabaja en reserva sobre otro proyecto parlamentario, del que no quieren deslizar ni una palabra, pero que promete hacer mucho ruido. Lo bautizaron «Ley Anticasta».

Podría tratarse de otra maniobra para tratar de polarizar con el peronismo y, quién sabe, con un sector de la oposición no peronista. “Es lo que le sigue garpando a Javier en las encuestas. Ser el outsider que pelea contra las viejas estructuras”, asume uno de los hombres que se encarga de la comunicación de la Casa Rosada.

La confrontación con el sistema político tradicional le sigue deparando réditos a Milei. El otro punto fuerte es la baja de la inflación. Son las cartas que intenta exhibir cuando se ve en apuros. El jefe de Estado acapara pocos temas, la gran mayoría orientados a lo financiero y a lo fiscal. Casi que no quiere que le hablen de otra cosa.

“No puedo estar en todo”, les dice con frecuencia a muchos hombres y mujeres de su espacio. Se escapa siempre con la misma frase: “Eso hablalo con Pettovello” o “eso hablalo con Francos” o “eso hablalo con Karina”. Milei se concentra en la economía y se toma sus tiempos para charlas más existenciales con amigos. Algunas se extienden por largas horas. Van desde el milagro de la vida a la religión, el antiguo Egipto, el valor de los perros y la música.

La administración tiene limitaciones. Es la crítica principal que le hace Mauricio Macri. “No hay gestión”, disparan en el círculo íntimo de Macri. Cuestionan la demora en algunas áreas y la falta de decisión para reemplazar la estuctura de funcionarios que vienen del kirchnerismo. Aunque Macri valora el trabajo de Toto Caputo, considera que Milei debe acelerar y afilar la motosierra porque corre el riesgo de quedarse sin nafta (léase: apoyo popular) antes de la eventual recuperación de la actividad.

Claro que el fundador del PRO tiene otros problemas. La pelea con Patricia Bullrich amenaza con dinamitar lo que fue la agrupación política que lo llevó a la presidencia en 2015. Es, en verdad, una disputa que se extiende al Gobierno. El ex presidente le pidió públicamente a La Libertad Avanza que respete el fallo de la Corte Suprema sobre la devolución del dinero de la coparticipación que Alberto Fernández le quitó en pandemia para favorecer a Axel Kicillof. Extraño: Jorge Macri, el alcalde porteño, no dijo una palabra. Ni siquiera se plegó al posteo de su primo.

La disputa por la conducción de la Asamblea del PRO se convirtió en un papelón y fracturó al espacio. El sector que respalda a Macri, que es amplia mayoría, eligió a Martín Yeza como jefe del órgano. Los bullrichistas abandonaron el cónclave antes de la votación y denunciaron que el macrismo incumplió un pacto interno y que apuesta a una alianza de “perdedores”. Uno de los asambleístas que responde a la ministra de Seguridad los tildó de “tránsfugas”. El metro noventa y cinco de Yeza se le fueron encima. El hombre abandonó la reunión.

Los macristas piden ser más prudentes en la sociedad política que mantienen con el Gobierno y pretenden reservarse la posibilidad de hacer críticas cuando lo crean necesario. Bullrich dice que eso es de tibios y pide ir a fondo. A Macri no le gustan los ataques de Milei a la prensa ni los enfrentamientos con algunos países. Con España, puntualmente, pero también con Brasil y China.

Lo que ni Macri ni Bullrich pueden decir es que ambos están pensando en cómo afrontar mejor las elecciones del año que viene. Los colaboradores de Bullrich sostienen que no habrá más destino que confluir con los mileístas en la misma boleta porque “la gente ya lo dictaminó y, si no, corremos el peligro de salir terceros”. Los macristas afirman que es mejor esperar. No vaya a ser cosa de que al Gobierno se le complique el horizonte y haya que armar algo por fuera.

El peronismo se mueve sin brújula. Las apariciones de Cristina ya no generan interés, salvo para sus fanáticos. Sergio Massa trabaja en silencio para su reaparición, pero Francos le asestó un golpe: dijo que está concentrado en desestabilizar al Gobierno. Axel Kicillof apunta a emerger como alternativa, pero lo acosan sus propios aliados porque ven que quiere tomar distancia de su mentora.

La conducción partidaria está acéfala. El único pecado político que los peronistas no son capaces de perdonar.

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