El usuario de X que funciona bajo el sudónimo, Durán Barbord, consultó al Chat GPT sobre un escenario ficcional en el que se dispone de 71 millones de dólares bajo el control de un servicio de inteligencia, en un gobierno de ultraderecha con un discurso de violencia contra la oposición. La respuesta de la IA generó impacto por su inquietante paralelismo con oscuros momentos de la historia argentina.

La respuesta de ChatGPT no tardó en despertar reacciones, pues la inteligencia artificial esbozó cinco posibles usos de esos fondos, todos ellos alineados con un marco de represión y control autoritario. 

Entre las sugerencias más alarmantes se encuentran la manipulación de la opinión pública mediante trolls y bots, el espionaje masivo a la ciudadanía, operaciones encubiertas para silenciar a la oposición, y la compra de lealtades en sectores clave como el judicial y el de seguridad. Además, la IA consideró plausible la generación de crisis sociales para justificar medidas represivas.

Sin embargo, lo que más ha alarmado a los usuarios es que, al ser consultado sobre antecedentes históricos similares en Argentina, ChatGPT evocó los períodos más oscuros de la historia del país. 

La inteligencia artificial hizo referencia a la Revolución Libertadora, la dictadura cívico-militar de 1976-1983 y el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, destacando el uso de servicios de inteligencia para la represión, vigilancia y eliminación de opositores en estos momentos clave.

Estas respuestas abren un debate sobre el papel de las inteligencias artificiales en la interpretación y respuesta a escenarios ficcionales que evocan situaciones históricas reales. 

La exactitud con la que ChatGPT proyectó posibles acciones de un gobierno autoritario y su relación con períodos de represión en Argentina pone de manifiesto el poder de las IA para analizar contextos políticos complejos, pero también plantea interrogantes sobre los límites éticos en la generación de contenidos que puedan ser malinterpretados o generar temor en la sociedad.

La controversia no solo radica en la descripción de un posible uso de fondos en un gobierno ficticio, sino en cómo estas herramientas digitales pueden influir en la percepción pública de temas delicados como la represión y la violencia política. 

En un contexto global donde la desinformación y la manipulación de la opinión pública son preocupaciones crecientes, las respuestas de ChatGPT invitan a una reflexión profunda sobre el uso y el control de la tecnología en temas de alta sensibilidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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