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Sin actas públicas, el Tribunal Supremo valida la reelección de Maduro y la oposición advierte que la decisión “solo agravará la crisis”

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CARACAS.- En una decisión que era ampliamente anticipada, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, presidido por la magistrada Caryslia Rodríguez, validó la controvertida reelección de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales. El fallo, que llega en medio de fuertes tensiones políticas y protestas generalizadas, confirma los resultados anunciados previamente por el Consejo Nacional Electoral (CNE), dominado por el oficialismo, que otorgó a Maduro la victoria a pesar de las acusaciones de fraude y las irregularidades señaladas tanto por la oposición como por observadores internacionales.

El TSJ, controlado mayoritariamente por simpatizantes del chavismo, inició un proceso de verificación de las actas electorales -que nunca fueron publicadas oficialmente- rechazado por la oposición, que calificó de “nula” cualquier decisión que el máximo tribunal tome para validar lo que consideran un fraude electoral, argumentando que la corte no tiene la competencia para interferir en las funciones del CNE.

La Corte certifica de forma inobjetable el material electoral peritado y convalida esta sala los resultados de la elección presidencial del 28 de julio del 2024, emitidos por el Consejo Nacional Electoral, donde resultó electo el ciudadano Nicolás Maduro Moros como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el período constitucional 2025-2031. Así se decide”, decía la sentencia que leyó la presidenta de la máxima corte.

La líder opositora María Corina Machado, una de las figuras más prominentes contra el régimen, publicó en su cuenta de X un breve pero contundente mensaje dirigido al TSJ minutos antes del dictamen: “TSJ: Échenle bola”, un mensaje para motivar un dictamen favorable de parte del tribunal.

Por su parte, el candidato opositor Edmundo González Urrutia expresó en su cuenta de X que “ninguna sentencia sustituirá la soberanía popular”, y apuntó contra el TSJ: “El país y el mundo conocen su parcialidad y, por ende, su incapacidad de resolver el conflicto; su decisión solo agravará la crisis. Los venezolanos no estamos dispuestos a renunciar a nuestra libertad ni a nuestro derecho a cambiar en paz para vivir mejor”.

La reacción de la comunidad internacional tampoco se hizo esperar. Incluso antes del anuncio del TSJ, la Misión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre Venezuela emitió un comunicado en el que advierte que tanto el TSJ como el Consejo Nacional Electoral (CNE) carecen de independencia e imparcialidad.

“El Tribunal Supremo de Justicia de #Venezuela fue apoderado para auditar los resultados de las elecciones presidenciales anunciados por el Consejo Nacional Electoral. @ONU advierte que ambas instituciones carecen de independencia e imparcialidad”, escribió la misión en X.

En respuesta, Machado agradeció a la Misión por la “firme e inequívoca” posición y dijo que “no existe maniobra alguna que pueda otorgarle un ápice de legitimidad a Nicolás Maduro, frente al Golpe de Estado a la Constitución que pretenden perpetrar”.

Además, en una carta publicada ayer, la oposición denunció que “cualquier eventual sentencia de la Sala Electoral (del Tribunal Supremo) que pudiera convalidar el fraude electoral que se está imponiendo sería nula de pleno derecho”.

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La carta difundida en las redes sociales por Corina Machado y González Urrutia dice que los magistrados de la Sala Electoral del TSJ estarían violando los “derechos inalienables de los electores e incurrirían en responsabilidad penal, civil y administrativa”. Y añade que esa sala “no está facultada” para ejercer funciones sobre el proceso de votación.

“De hacerlo, estaría violando el principio de separación de los poderes públicos, claramente establecido en fondo y forma en la Constitución. Estaría, además, invadiendo el exclusivo deber del CNE y pisoteando la decisión del pueblo expresada en las urnas”, añadió.

Un recurso polémico

Maduro fue declarado vencedor de las elecciones presidenciales del 28 de julio por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, el CNE no ha hecho público el recuento detallado de los votos, alegando que su sistema fue hackeado. La oposición denunció los resultados como fraudulentos y reivindicó la victoria de su candidato, Edmundo González Urrutia.

 El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Nicolás Maduro, que afirma que se enfrenta a un intento de “golpe de Estado”, presentó semanas atrás un recurso ante el Tribunal Supremo para que se valide su victoria.

“He presentado un recurso para que la Sala Electoral del Tribunal Supremo aclare el ataque contra el proceso electoral, incluyendo el hackeo que el gobierno denunció como justificación de la falta de actas desde el domingo,” explicó el mes pasado, señalando que todos los involucrados, desde el poder electoral hasta los candidatos, deberían comparecer para certificar los resultados del 28 de julio mediante un peritaje técnico exhaustivo.

Por eso es que el TSJ convocó a los diez candidatos presidenciales, incluidos Maduro y González Urrutia, para comparecer en el marco de esta investigación iniciada a petición del propio mandatario.

Este proceso fue visto por muchos como una formalidad destinada a legitimar la reelección de Maduro ya que, además de que sea tratado en un tribunal que en dos décadas siempre ha fallado a favor de la revolución además de convertirse en el principal martillo contra la oposición, las partes convocadas al proceso no han tenido acceso al expediente. No sólo la oposición democrática, representada por el ganador de las elecciones según la oposición, Edmundo González, y por el exvicepresidente del CNE Enrique Márquez, tampoco el resto de partidos.

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Agencias AP y Reuters

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Balance con gusto a poco: los contratistas agrícolas se quejan de los precios de la maquinaria y piden más importación

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“Un año que comenzó con esperanza pero tuvo un final con un balance neutral, tirando a negativo”. En plena cosecha de trigo en la zona centro de la provincia de Buenos Aires, con también algunas recolecciones de cebadas en el sudeste y la costa bonaerense, pese a todo la actividad de los contratistas rurales se encuentra en marcha. Es cierto que, por las lluvias, algunas regiones como Tandil, Mar de Plata y Necochea ya deberían haber finalizado y todavía se está con servicios de laboreos de la fina. Para Luis “Freddy” Simone, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma), la producción triguera superó la expectativa y en varias regiones rindió más de lo que se pensaba. Sin embargo, entre otras cuestiones la preocupación de los productores continua siendo las retenciones que, por añadidura, repercute directamente en su actividad. Entre otros planteos, en el sector se quejan por los precios de la maquinaria y esperan cambios con una mayor importación.

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“Si bien es un año positivo por el buen rinde del trigo, al no tener los granos un valor destacado, con una baja rentabilidad del productor, nosotros, por supuesto, no podemos cobrar los precios que deberíamos cobrar, que lleva a que nuestra actividad se haga cuesta arriba con un productor (nuestro dador de trabajo) que no tiene margen para pagarnos”, detalló a LA NACION.

Por este motivo, el sector se une al reclamo de los productores por la baja de los Derechos de Exportación (DEX) que debería “ser inminente para que fluya mejor el negocio, tanto para el productor como para el contratista y para empezar a comprar maquinarias”.

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Con este panorama, dijo que se esperaba que la industria de la maquinaria agrícola bajara los valores de sus productos, pero “lamentablemente sigue muy alta, incluso a nivel internacional”.

“Ojalá eso cambie, cuando empiece a entrar lo importado y que las terminales y las fábricas nacionales sean un poco más competitivas y las maquinarias no sean tan costosas. Está muy cara de verdad. Si tomamos en base lo que valía un camión hace cinco años atrás y lo que vale ahora, el aumento de la maquinaria casi la dobló en dólares. No sé por qué ocurrió esto, pero el bolsillo del contratista y del productor lo siente”, indicó. Reiteró que un camión que se usa también para cargar el cereal del campo no aumentó tanto en dólares como sí una máquina agrícola: “Sería lindo que empecemos a reformular y analizar por qué pasan estas cosas en este país”.

Para Jorge Scoppa, extitular titular de Facma, el 2024 tuvo vaivenes hacia abajo a lo largo del año. La ilusión de un nuevo gobierno y la perspectiva de una buena cosecha se fue opacando con la aparición de la chicharrita en buena parte de la producción maicera, entre otros factores, que tiró por tierra los buenos augurios que había en el sector en un principio.

“Un año que comenzó con esperanza pero tuvo un final con un balance neutral, tirando a negativo. Se perdió mucho maíz y eso al contratista lo perjudicó. Si bien en algunas zonas se cosechó y se trabajó bien, los altos costos operativos (combustible por ejemplo) y los precios caros de las autopartes impidieron que haya rentabilidad. No pudimos cobrar nuestras tarifas que son acorde a lo que gastamos porque sabemos que el productor no está bien, ni que hablar el que alquila campos de terceros. Pudimos apenas pagar las cuotas de los créditos. Es de pleno conocimiento la caída en las ventas de cosechadoras, porque el contratista ha podido invertir muy poco. Solo algunos grupos de contratistas grandes que superan las seis cosechadoras pudieron cambiar algunas, pero muy por debajo de otros años. Lamentablemente, hubo inflación en dólares que no se pudo amortizar con lo que habíamos recaudado en la gruesa pasada. Fue negativa la situación a la que llegamos a la cosecha fina”, detalló Scoppa.

En cuanto al trigo dijo que, con prácticamente un 70% de la cosecha realizada, en el norte argentino fue muy mala (norte de Santa Fe y norte de Córdoba), pero que fue mejorando y ahora en la provincia de Buenos Aires está yendo muy bien: “Hay buen rendimiento de la cosecha fina, eso va a liberar un poco a los contratistas que tiene el trabajo en esas zonas. Pero nuestros insumos están por encima de todo lo que nosotros podemos cobrar medianamente. Sumado a que no hubo una superficie importante como para que todos pudiéramos trabajar”.

En este escenario, Simone remarcó que son problemas que vienen encadenados, donde la rentabilidad del sector agropecuario hace que su actividad esté muy justa, trabajando casi solo para salir hecho. Recordó que en la Argentina el parque de maquinarias está obsoleto, por la falta de rentabilidad de los equipo y por los exorbitantes precios que tiene la maquinaria nueva.

“Es un aprovechamiento de los fabricantes al sector, no tenemos duda. Un acoplado para un camión vale mucho más barato que un acoplado para autodescargables. Ningún fábrica me sabe explicar por qué aumentaron tanto de precios las maquinarias agrícolas mientras todo lo que es camiones y acoplados de transporte no se incrementó en la misma dimensión, si usan la misma chapa y los mismos componentes”, enfatizó.

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Scoppa indicó que la Argentina necesita políticas de Estado para incentivar a que se produzca más

En este sentido, Scoppa indicó que la Argentina necesita políticas de Estado para incentivar a que se produzca más. “Pese a que estamos de acuerdo con todas las medidas que el Gobierno está tomando, lamentablemente en el sector agropecuario todavía no hemos ligado a nada. No podemos bajar los costos, los granos siguen con los retenciones y eso hace que no cobremos lo que debemos cobrar”, subrayó.

“Ya no existe más la especulación: en otras épocas sacaba un crédito en pesos y la inflación te ayudaba a abaratar las cuotas y con eso se amortizaba un poco las pérdidas. Ahora, prácticamente los créditos están en dólares, con un dólar bajo y fijo que cuesta producir para pagarlo. Hoy, las cosechadoras, sembradoras, pulverizadoras y tractores están sobrevaluados en la Argentina. La esperanza es que es que esto baje, acorde a lo que uno produce. Porque, si lo medís en dólares o en cereal, estamos caros y nos vamos quedando con menor tecnología y menor inversión. Se viene un achicamiento de la inversión y eso perjudica a las industrias. No podemos renovar nuestros equipos y solo se compra algunas cosas de menos valor. Y por eso es que el contratista se ha convertido en un artesano para reparar maquinarias viejas de más de 10 años, para que funcione y pueda trabajar. Si se compara con países limítrofes, la maquinaria agrícola en la Argentina se vende un 40% más caro”, explicó Scoppa.

Perspectivas 2025

Con una buena cosecha en toneladas de trigo que terminara alrededor del 10 de enero próximo y buenos perfiles de agua en los suelos para la campaña gruesa, pero menos hectáreas de maíz (generaba mucho trabajo fuera de época que sumaba), Scoppa pronosticó que el 2025 habrá mucha soja para recolectar hasta mayo.

“Las perspectivas son buenas pero tienen que bajar los costos. Lo mejor que está haciendo el Gobierno es abrir las importaciones para que la Argentina se vuelva más competitiva y lleguen las autopartes a un menor precio. Ahora nuestra esperanza está puesta en eso principalmente. Se tiene que terminar con la especulación. El Gobierno es consciente de que el campo está llevando todo sobre sus hombros. La ilusión está y ojalá llueva porque el clima también es parte de la recuperación”, finalizó.

Con una buena perspectiva para las próximas campañas, Simone señaló que, con una inflación a la baja, se puede trabajar en paz y en armonía y no andar corriendo y cobrando cada trabajo en menos de 10 días para que fluya algo el negocio. “Vemos que esto puede mejorar, faltarían créditos un poco más blandos para el sector, con más años en financiación”, cerró.

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