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Con puertas abiertas desde antes del Bogotazo: la historia de la pastelería bogotana fundada por dos alemanes que escaparon de la Segunda Guerra

Está localizada en el histórico barrio Las Nieves y fue fundada por dos hermanos que llegaron de Alemania en los tiempos de la Segunda Guerra

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Paula Cubides Páez, heredera de la cuarta generación, mantiene la esencia tradicional del local - crédito belalcazar_pasteleria/Instagram
Paula Cubides Páez, heredera de la cuarta generación, mantiene la esencia tradicional del local – crédito belalcazar_pasteleria/Instagram

Detenida en el tiempo, pero al mismo tiempo acompañando a las generaciones capitalinas que van y vienen, la tradicional pastelería Belalcázar, que ha endulzado las tardes del centro de Bogotá desde 1942, sigue firme y sin mayores cambios.

Está ubicada en el típico barrio Las Nieves, en el centro de la ciudad, en medio de almacenes de todo tipo y restaurantes, en la carrera 8 con calle 21, donde han estado desde que el Bogotazo los hizo reubicarse. Incluso, en su cuenta de Instagram, indican que son “parte del patrimonio de Bogotá” y que “mantenemos una tradición que queremos compartir con usted”.

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Esta pastelería con más de 80 años de tradición —cuyos propietarios actuales son ya la cuarta generación— sigue deleitando a locales y visitantes con sus productos únicos. La historia dice que fue fundada en 1942 por los hermanos alemanes de ascendencia judía Otto y Bill Bher, quienes se establecieron en la capital colombiana tras escapar de la Alemania de la Segunda Guerra Mundial.

Un artículo especial que escribió el periodista Ricardo Rondón para El Tiempo detalló la anécdota de un establecimiento que se levantó en los tiempos en los que “Bogotá era un café”, como se categorizó en una publicación del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural.

Esta es la torta de chocolate que ofrecen en la tradicional pastelería bogotana - crédito belalcazar_pasteleria/Instagram
Esta es la torta de chocolate que ofrecen en la tradicional pastelería bogotana – crédito belalcazar_pasteleria/Instagram

A principios de los 40, cuando empezó la guerra, los hermanos Bher trajeron consigo de Alemania no solo sus pertenencias, sino también su conocimiento y pasión por la repostería. En su travesía hacia Bogotá, transportaron hornos, cuartos fríos y utensilios de panadería que serían esenciales para fundar lo que hoy es una joya culinaria.

Desde entonces, la Pastelería Belalcázar se entregó a la tarea, para vender una amplia gama de productos que han perdurado a lo largo de las décadas, como su famoso ponqué de boda remojado en vino tinto, símbolo de calidad constante por décadas.

La pastelería que se resiste a nuevos modelos de negocio pero que avanza en el tiempo

El artículo de Rondón destacó que el negocio estaba ubicado inicialmente en la calle 17 con carrera Séptima, pero la pastelería sufrió las vicisitudes de la histórica fecha del 9 de abril de 1948. Tras estos eventos, la pastelería reabrió sus puertas en el actual local.

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Una característica notable de este lugar es la mezcla de tradición y adaptación. El establecimiento ha sobrevivido a diferentes épocas y no se dejó tumbar por la pandemia de 2020. De hecho, no solo conservan su tradición, sino su equipo.

Elsy Cáceres, con 28 años de servicio, es un ejemplo de ello, conocida por su dedicación y el trato personalizado que brinda a cada cliente.

Este es el equipo que se ha encargado de la pastelería en los últimos años - crédito belalcazar_pasteleria/Instagram
Este es el equipo que se ha encargado de la pastelería en los últimos años – crédito belalcazar_pasteleria/Instagram

La pastelería no solo se destaca por sus productos sino también por su ambiente. “Belalcázar era y sigue siendo un lugar con estilo barroco aristocrático inglés y francés del siglo XVIII”, señaló Paula Cubides Páez, la joven heredera de la cuarta generación encargada de la pastelería, a través de quien se conoció que el salón principal alguna vez contó con lámparas de lágrimas, “muebles estilo Luis XV, mesas a dos manteles con servilleteros de lujo; juegos de candelabros y velas para las noches románticas, cubiertos y cristalería importada, y el piso alfombrado en su totalidad”, como relató también Rondón.

Los clientes antiguos mantienen especial afecto por la pastelería. José Sixto Buitrago Mojica, cliente fiel durante 30 años, recordó al medio las tardes disfrutando de un café con pasteles mientras leía el periódico. “Al entrar, los olores a galletas de vainilla y tortas remontan al pasado pero con sabores que siguen siendo igual de auténticos”, dijo.

La historia de la Pastelería Belalcázar también está entrelazada con la de otros iconos del barrio. A lo largo de los años, ha compartido su entorno con El Cometa, Pasteles Panchita y La Florida, la pastelería más antigua de Bogotá, fundada en 1936. Juntos conforman un legado importante en la memoria culinaria de Bogotá.

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90 minutos a 40 grados: ¿tortura o experiencia espiritual?

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  • 6 minutos de lectura

Entrar a la sala es una prueba desde el momento cero. El calor es intenso: 40 grados y un 40% de humedad. En lugar de resistirlo, me entrego a la experiencia. Al final, a eso vine, espero que mi cuerpo lo entienda. A los pocos minutos, ya instalada en el mat, me encuentro sintiéndome a gusto; empiezo a pensar que no es a pesar de la alta temperatura, sino gracias a ella.

El Bikram es un tipo de yoga desarrollado por Bikram Choudhury, un hombre oriundo de Calcuta, India, que en la década de 1970 emigró a Los Ángeles, Estados Unidos y en su primer estudio propio introdujo una secuencia fija de 26 posturas asanas-, derivadas del hatha yoga tradicional, más dos ejercicios de respiración –pranayanas-, con una particularidad: recrearía el clima de su país natal.

Rápidamente, la práctica ganó popularidad y vivió un boom en Estados Unidos, atrayendo a entusiastas del mundo fit y a famosos varios -entre ellos están Jennifer Aniston a Penélope Cruz, Ashton Kutcher y David Beckham- que encontraron en la modalidad no solo una forma de mantener el estado físico y mejorar la flexibilidad, sino también de eliminar bloqueos mentales y promover la paz interior.

Una clase dura alrededor de 90 minutos y la rutina es siempre la misma. Esto, explica Patricia Maradona, profesora de yoga, permite la memorización y mejora progresiva en la perfección de las asanas, al mismo tiempo que facilita la concentración y la meditación en movimiento.

Se empieza con un ejercicio de respiración profunda de pie, para oxigenar el cuerpo, seguida de una serie de posturas enfocadas en el equilibrio y la fuerza (de alrededor de 40 minutos), y luego una secuencia de posturas en el piso, orientadas a trabajar espalda y caderas (de otros 40 minutos). Concluye con un ejercicio de respiración final, que –como toda práctica de yoga– termina en savasana, acostado boca arriba. En esta última instancia suelen dejarse unos minutos para relajarse.

El calor intenso favorece la eliminación de toxinas y la oxigenación muscularShutterstock

“Lo que más remarcan los alumnos al terminar una práctica son la sensación inmediata de bienestar general, el cuerpo más liviano, fuerte y receptivo, y una calma profunda y gratitud hacia la vida”, comparte Julia Malfitani, profesora de Bikram yoga desde hace más de una década.

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Beneficios de la práctica

El calor y la humedad, característicos de la práctica, según los especialistas, brindan una serie de beneficios, físicos y mentales:

“En un ambiente caluroso, las posturas y estiramientos permiten que los músculos se relajen y alarguen con mayor facilidad, reduciendo el riesgo de lesiones”, señala Sol Candotti, preparadora física. “A su vez, mejora la circulación sanguínea y la oxigenación muscular”.

Maradona agrega que el calor disminuye la fricción de los tejidos musculares, lo cual también contribuye a disminuir el riesgo de lesiones. “Mientras respetes los límites de tu cuerpo, sin forzarte, la práctica promueve significativamente su elasticidad”, ahonda.

Candotti también argumenta que, al requerir soportar el peso del cuerpo en posiciones exigentes, el Bikram funciona como un entrenamiento de la fuerza, activando músculos profundos y promoviendo la resistencia muscular.

La rutina fija permite concentración, memorización y perfección progresivaShutterstock

Para Malfitani, el principal beneficio físico y diferencial frente a otros tipos de yoga es sin lugar a dudas la desintoxicación del cuerpo a través de la transpiración. “Gracias al calor se produce de manera inmediata y a gran escala una limpieza de toxinas de los órganos internos y externos, nutriendo, revitalizando, y reoxigenándolos”, amplía. “La sudoración intensa ayuda a eliminar agua, toxinas y otros compuestos no deseados. Es un mecanismo eficaz para eliminar metales pesados y sustancias dañinas del cuerpo”, añade Candotti.

Otro de los efectos positivos del Bikram a nivel fisiológico es sobre la salud cardiovascular, que se beneficia del calor y la intensidad. “La práctica de esta actividad a esta temperatura puede elevar la frecuencia cardíaca a niveles similares a los del ejercicio aeróbico moderado, mejorando la circulación sanguínea y la capacidad pulmonar”, contempla Candotti.

Varios estudios hablan de los beneficios del ejercicio a altas temperaturas sobre el sistema cardiovascular. Una investigación publicada en el National Institute of Health (NIH) explica: “El aumento en la respuesta de sudoración y en el flujo sanguíneo hacia la piel y la expansión del volumen plasmático logra una mayor estabilidad cardiovascular (es decir, una mejor capacidad para mantener la presión arterial y el gasto cardíaco), además de un equilibrio óptimo de fluidos y electrolitos”.

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Es importante destacar que, en el caso de padecer alguna enfermedad cardíaca, o tender a la presión baja, prácticas como el Bikram están contraindicadas. “El sobrecalentamiento puede causar fatiga extrema o mareos”, advierte Candotti. Ante la duda, es preferible realizar los estudios médicos correspondientes.

Varios estudios demostraron que el Bikram Yoga reduce la ansiedad y el estrésShutterstock

El calor es desafiante a nivel mental. Hay que fortalecer la concentración para poder estar presente“, comenta Laura Arroqui, profesora de Yin Yoga y practicante de Bikram desde hace más de cinco años. “La determinación y paciencia es mayor a la que se necesita en una clase de yoga a temperatura ambiente”.

Más allá de los efectos inmediatos que tiene la práctica en la mente, hay evidencia que sugiere que los beneficios sobre la psiquis podrían sostenerse en el mediano y largo plazo. En 2016, un estudio encontró que el Bikram reduce la ansiedad y el estrés. Otra investigación de 2018 concluyó, después de un programa de 16 semanas, que las personas estresadas con un estilo de vida sedentario mejoraron su eficiencia, percepción del estrés y calidad de vida.

La práctica en calor ayuda a mejorar la circulación y la capacidad pulmonarShutterstock

Precauciones

Si bien los beneficios de la práctica del Bikram son tangibles, es clave tomar algunas precauciones previas, puesto que el calor supone dos grandes riesgos: la deshidratación y el desequilibrio electrolítico, subraya Candotti.

Enunciadas las recomendaciones, la práctica del Bikram es nivel principiante, de manera que es apta “para todo tipo de cuerpos, edades y niveles”, asegura Malfitani. En definitiva, el gran desafío radica en el calor, y la compatibilidad va a depender de cómo cada organismo se adapta, o no, a este.

Nota Sleep Sounder System – Suplemento Bienestar 16/02SHUTTERSTOCK,SHUTTERSTOCK – Shutterstock

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