El tratamiento del presupuesto 2025 genera tensiones en el Congreso. El Gobierno asegura querer aprobarlo, pero dilata el debate en Diputados, mientras que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ya anticipó que el presidente Javier Milei no convocará a extraordinarias. En el Senado, la oposición advirtió que será responsabilidad de la Casa Rosada si no se aprueba este año la propuesta.

Este jueves estaba agendada la presentación del ministro de Salud, Mario Lugones, ante la comisión de Presupuesto de Diputados, que comanda el libertario José Luis Espert. Sin embargo, la reunión se suspendió por problemas de agenda del funcionario. La cuestión es que la comisión hace 15 días que no se reúne y el cronograma estaba ajustado a 8 semanas para sacar despacho.

Al oficialismo le quedan tres semanas para emitir dictamen y llevar la propuesta al recinto de Diputados antes del cierre del período ordinario. Pero no hay indicios de que quieran acortar los plazos para llevar el proyecto al recinto antes de fines de este mes. Tampoco hay muestras del oficialismo de tener un acuerdo para garantizar los votos.

Para la próxima semana está prevista una reunión entre Francos y Victoria Villarruel junto a los jefes de los bloques dialoguistas del Senado para ajustar los detalles de la sesión del 27 de noviembre en la que el jefe de Gabinete brindará su segundo informe de gestión ante el Congreso. El primero fue en septiembre en Diputados. Se especula que en ese encuentro, Francos dará precisiones de los objetivos del Gobierno para el último tramo del año legislativo, que concluye el 30 de noviembre, si Milei no convoca a extraordinarias o no se acuerda una prórroga entre los presidentes de ambas cámaras.

En la tribu libertaria hicieron su propia lectura del anuncio de Francos de cerrar los recintos por este año. Especulan que el jefe político del Gobierno quiso «amenazar» o «apurar» a la oposición con la posibilidad de prorrogar el presupuesto «actual» si las provincias se ponen exigentes con los pedidos y cambios. «La billetera libre en un año electoral como el que se viene asusta a cualquiera», advirtió a este diario un operador de La Libertad Avanza.

Es cierto que el oficialismo, con minoría en ambas cámaras, necesita posicionarse frente a las presiones de los gobernadores. Pero en la oposición entienden que la Casa Rosada «no quiere abrir los recintos porque no quiere exponerse más». Ahora no es sólo el kirchnerismo sino también la oposición dialoguista la que empieza a sospechar que «Milei no quiere tener presupuesto». «No quieren instituciones», remataron desde el amplio arco radical.

Como condimento para estas tres semanas, que pueden terminar al borde del ataque de nervios, la oposición pidió una sesión en Diputados para el martes próximo con la intención de aprobar una modificación a la ley de DNU y así limitar a Milei el uso de los decretos. Además buscarán rechazar el DNU 846/24 que habilitó al Gobierno a negociar el canje de deuda.

En la oficina de Martín Menem, el referente más cercano a Karina Milei en el Congreso, guardan alguna expectativa de que el Presidente no tenga que volver a apelar al veto porque especulan que los K, el bloque de Miguel Angel Pichetto y los radicales de Democracia para Siempre, que comanda Pablo Juliano, no juntarán los votos para reformar la ley aprobada durante la gestión kirchnerista.

La esperanza del oficialismo está centrada en que el pedido de sesión no fue firmado por diputados con terminal en sus provincias. Podrán mencionar una excepción al santacruceño Sergio Acevedo, pero los legisladores de la coalición que llevó a Claudio Vidal a la gobernación no suelen moverse con la gestión. En concreto, el Gobierno está conversando con las provincias las obras que se van a incluir en el presupuesto para el próximo año y, por eso, advierte que esta reforma a las apuradas «atenta contra las negociaciones».

Más allá de lo que se resuelva en Diputados, la incertidumbre reina en el Senado, donde el oficialismo y los aliados esperan darle un tratamiento exprés al proyecto, con pocas posibilidades de modificarlo. Por eso se vienen haciendo reuniones previas con los gobernadores para acelerar los tiempos en la Cámara alta.

Un senador de larga trayectoria le quitó dramatismo a la situación al advertir que no será diferente a los tratamientos de presupuestos anteriores. Pero dejó en claro que no son los legisladores lo que van a opinar sobre el proyecto enviado desde la Casa Rosada sino «los gobernadores que lloran y después arreglan con el Ejecutivo».

Lo que no descartan en la Cámara alta es que terminen aprobando el presupuesto en el brindis de Fin de Año. Pero insistieron que todo dependerá de lo que decida Milei. «Será una decisión del Gobierno que no tengamos presupuesto por no habilitar extraordinarias», avisó un legislador frente al anuncio del jefe de Gabinete. En definitiva serán decisivas las próximas semanas para el Congreso.