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SOCIEDAD

Tres libros ideales para fortalecer la salud cognitiva y la memoria

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A medida que pasan los años, las capacidades cognitivas de una persona comienzan a deteriorarse; sin embargo, la ciencia estudio en profundidad las mejores maneras de retrasarlo a través de ejercicios, de ciertos alimentos y de hábitos saludables para implementar de manera diaria. En esta oportunidad, se recomendarán tres libros que son ideales para fortalecer la salud cerebral y la memoria.

Algo claro en la vida es que a medida que transcurre, el cuerpo se va deteriorando. Y en este sentido, el cerebro no está ajeno. Pasados los 50 años, la persona debería comenzar a prestarle atención a las recomendaciones de los especialistas que, tras años de investigación, revelaron datos para desacelerar la pérdida de memoria y ayudar en la salud del cerebro.

La falta de memoria se puede entrenar con técnicas Unsplash

Actualmente, se pueden encontrar desde ejercicios físicos, lúdicos y mentales, hasta alimentos para incorporar dentro de una dieta sana y equilibrada. También existen hábitos saludables, como apelar a la memoria para situaciones cotidianas, en vez de depender tanto del celular, cuya existencia aleja al ser humano de memorizar algo al facilitar información.

Los tres libros para entrenar la memoria

Asimismo, existe una amplia bibliografía para meterse de lleno en este apasionante tema y a continuación se recomendarán tres libros que ayudarán a mejorar la memoria de sus lectores.

La primera recomendación se trata un libro que avaló el mismo Bill Gates para mejorar la memoria. Se trata “Moonwalking with Einstein” (Paseando con Einstein) de Joshua Foer. El autor del libro se interesó en cómo funciona la mente, pero especialmente la memoria. Esto lo condujo a un concurso mundial de memoria, donde, por ejemplo, las personas podían memorizar el orden de una bajara de 52 cartas en minutos. Esto abrió la incógnita sobre si algunas personas nacen con esa habilidad y en efecto, el autor se convirtió en campeón de memorización de los Estados Unidos gracias a las técnicas de los “atletas mentales”. Es decir, la práctica y concentración puede mejorar de manera efectiva la memorización.

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La portada de Moonwalking with Einstein: The Art and Science of Remembering Everything de Joshua Foer

La segunda recomendación es un clásico dentro del campo de la memoria. Se trata de “The Memory Book” (El libro de la memoria) donde sus autores, Harry Lorayne y Jerry Lucas, presentan una amplia cantidad de técnicas y tips para mejorar la retención de información, lo cual es valioso para personas que están en proceso de aprendizaje. No obstante, le servirá a cualquiera que quiera recordar información como fechas, nombres, listas, números, entre otras cosas. Para plasmarlo en el cerebro, los autores presentan una guía de ejercicios para realizar y ver los resultados en el corto plazo.

“The Memory Book” (El libro de la memoria) donde sus autores, Harry Lorayne y Jerry Lucas

La tercera recomendación es un libro del campeón mundial de la memoria, Kevin Horsley, quien escribió “Unlimited Memory” (Memoria ilimitada). En esta entrega ofrece todas las técnicas que llevó adelante para ser el mejor de todos. Desde técnicas como visualización, creación de historias y asociación de ideas, hasta un enfoque sistemático para mejorar las capacidades de la memoria. Lo particular de este libro es que también brinda estrategias de cómo superar los puntos negativos como la falta de concentración o la rápida distracción.

Portada de “Unlimited Memory” de Kevin Horsley

Con cualquiera de estas tres entregas, la persona que esté decidida a mejorar su capacidad de memoria se armará de herramientas para no volver a sufrir esos olvidos cotidianos o para poder comprender mejor alguna información nueva. Las opciones son muchas, pero estos “gurú” de la memoria experimentaron en carne propia, lo que fue el proceso de práctica para autosuperarse en este aspecto.

LA NACION

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SOCIEDAD

la increíble teoría de «la flautita de pan duro» y la búsqueda del argentino desaparecido

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A más de 36 horas de la desaparición de Franco Adrián Toro, se intensificó la búsqueda del joven argentino por parte de la Prefectura, que ha desplegado botes, motos de agua, guardavidas, buzos y nadadores para intentar dar con el cuerpo del tatuador bahiense que llegó Punta del Este a principios de enero.

Pablo Techera es coordinador de los guardavidas y está al pie del cañón para organizar su «tropa», que hoy empezó a las 6 de la mañana, tres horas antes de tomar sus puestos en los distintos balnearios de La Brava y La Mansa, El miércoles y este jueves, Techera fue protagonista de una escena que pasó inadvertida, pero sucedió ayer y nuevamente hoy. Se trata de una teoría de pescadores sin ninguna base científica, pero para nada descartada por estas latitudes.

«Hace diez años cayó un gurí en la Cantera, a unos diez kilómetros de Punta del Este para el lado de Maldonado. Unos chicos estaban jugando cerca de un pozo de agua, era profundo, y uno empujó al otro y éste se cayó. El pozo tenía un importante diámetro y unos diez metros de agua acumulada por la lluvia. Llamaron a la Policía y Bomberos y nosotros, los guardavidas, fuimos a colaborar», relata el uruguayo, en su caseta de Los Dedos, sin desatender lo que sucede alrededor.

«¿Conocés la teoría del pan duro?», le dijo un pescador a Tichera, aquella vez en 2004, mientras el operativo estaba en marcha y una temperatura de casi 40 grados agobiaba. «No entiendo, ¿de qué me estás hablando? Me parece que no es el momento», había respondido el guardavidas.

«Vos tiras un pan duro y viejo, y lo dejás en el agua. El pan se mueve empujado por la corriente y va el tiempo que sea y donde se frena se parte en dos. En ese punto está el objetivo», cuenta la fábula Tichera que le contó ese pescador hace una década.

El pescador que se encontraba curioseando en aquel operativo en la Cantera colocó un pan que recorrió en redondo la cantera y un ratito después se detuvo en un lugar puntual y se partió. «Los buzos que estaban realizando la búsqueda notaron que estaba el pan flotando y ya conocían la leyenda. Bueno, cuando se partió, fueron hasta el lugar, bajaron en ese punto y pudieron rescatar el cuerpo del chico».

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Asegura Techera que «el pan no se deshace, ni se desarma, ni tampoco se se hecha a perder, tiene que ser duro y queda flotando, manteniéndose duro y se mueve donde lo lleva la corriente».

Efectivos de la prefectura intentan detectar al argentino que desapareció cuando se metió en mar las playas zona El Emir

Foto Juano Tesone / Enviado especial – FTP CLARIN JUA04010_1.JPG Z JTesone

Por momentos susurra Techera, no le da vergüenza pero sí un poco de pudor. «Esto no es nada científico, pero yo lo creo y a veces me miran como si estuviera loco. Pero hay más: unos años después de aquel hecho, en 2017, se ahogó un gurí en el balneario Tío Tom -sobre la Mansa-, y fuimos con el equipo de guardavidas», hace memoria.

Recordó lo vivido años anteriores y esta vez llevó dos flautas de pan duro. «Las tenía medio escondidas para que no me señalen o se me rían… Las puse en el agua y yo me subí a un kayak. Fui siguiendo los panes, mar adentro, como unos mil metros. En un momento me detuve, no podía ser que fuera tan lejos y me di media vuelta con el kayak y me volví a la orilla. ‘Pucha, me falló la teoría’, pensé medio desilusionado».

A la media hora recibió señales desde Prefectura. «Podés creer que me decían que habían encontrado al muchachito y que las flautas habían llegado hasta dos kilómetros de distancia, justo donde estaba el objetivo. El cuerpito lo levantó un barco que avisó a Prefectura y también notificó de la presencia de las flautas partidas. Porque se frenaron a esa distancia y se quebraron».

Cinco años atrás, en La Olla, sobre La Brava, hubo otro desgraciado episodio de ahogamiento con un menor. «Volví a hacer lo mismo otra mañana. Puse el pan viejo en el agua, sin hacer demasiada alharaca y creo que a la tardecita de ese día se quedó contra una roca y se partió al medio. Los buzos fueron hacia el lugar y hallaron al chango».

Con la desaparición de Facundo Toro, Techera no aflojó: «Fui el miércoles a la zona de la Bahía de los Dedos, donde habrían entrado al mar el argentino y su grupo y los dos panes navegaron hasta la zona de El Emir, donde se partieron en dos. La escena la repetí esta mañana, otra vez, con dos muchachos que fueron en dos motos de agua separados por unos treinta metros. Pusieron cada uno una flauta de pan duro y sucedió otra vez lo mismo: llegaron a la zona de mayor marejada, la de El Emir, y se partieron». Creer o reventar.

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Punta del Este. Enviado especial

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