Casi en simultáneo con la salida al mercado del “Ozempic argentino”, el laboratorio danés Novo Nordisk, fabricante del medicamento original, salió a decir que tenía constancia de que hay copias de fármacos hechos a base de semaglutida, utilizada contra la diabetes tipo 2 y también para bajar de peso, que han provocado al menos diez muertes y 100 internaciones.
La declaración del presidente ejecutivo del laboratorio danes, Lars Fruergaard Jorgensen, produjo gran revuelo en Argentina, al punto que el fabricante local -que acaba de lanzar la presentación en comprimidos del medicamento que hasta ahora sólo venía inyectable- redactó una nota aclaratoria destinada a sus visitadores médicos y a los profesionales de la salud que manifiesten inquietudes al respecto.
Clarín pudo saber que ese texto, cuyo objetivo es llevar tranquilidad a los médicos y por su intermedio a los pacientes, hace una diferenciación clave entre las copias del Ozempic hechas mediante recetas magistrales en farmacias -algo que la FDA estadounidense contempla ante la escasez de stock- y las formulaciones controladas y aprobadas por una autoridad sanitaria.
Precisamente, el presidente de Novo Nordisk se refería a esos preparados cuyo producto final no queda bajo la tutela del ente regulador, tal como sí ocurre con la semaglutida oral argentina, una copia del medicamento original registrada por la ANMAT tras el control y evaluación de su eficacia y calidad. Sin embargo, en el contexto de la competencia desatada entre laboratorios, la información sobre las muertes trascendió con poca claridad y generó preocupación.
La carta firmada por el laboratorio Elea, hasta donde pudo saber este medio haría hincapié en esa distinción clave, para destacar que esos preparados magistrales no son especialidades medicinales y que por lo tanto no quedan bajo el paraguas de la evaluación regulatoria formal, por lo que ambos tipos de producto no deben ser confundidos ni comparados.
Según pudo reconstruir Clarín, las declaraciones del presidente de Novo Nordisk y su repercusión local provocaron suspicacias en el laboratorio nacional, por la oportunidad en la que trascendieron. Una puesta en escena que en el mercado farmacéutico dio lugar a la presunción de un posible intento de “embarrar la cancha” ante la salida de un competidor que intenta disputarle al gigante danésparte de un negocio millonario.
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«Guerra» entre laboratorios
Entre Novo Nordisk y Elea se libra una “guerra” en la que la empresa argentina busca adelantarse en las preferencias del público tanto por precio como por posología y disponibilidad del producto. En esa disputa surgen versiones disparatadas: por ejemplo, fuentes médicas y farmacéuticas aseguran que la puja habría llevado a los daneses a intentar desprestigiar en el ámbito local la eficacia de la semaglutida oral, que ellos mismos comercializan en otros países. Pero a la vez se sabe que por estos mismos días Novo Nordisk dio a conocer a nivel global un estudio que comprueba los beneficios cardíacos de la presentación en comprimidos.
Entre ambas compañías hay, también, una diferencia en la forma de promocionar su medicamento. Novo Nordisk busca resaltar que el Ozempic está autorizado sólo para combatir la diabetes tipo 2 -a pesar de que en los hechos se use contra la obesidad-. Desde Elea, en cambio, son más laxos y comprenden esa otra indicación del medicamento fuera de prospecto para bajar de peso.
Cabe recordar al respecto un detalle no menor: el laboratorio danés cuenta, en su nutrido portfolio alimentado con semaglutida, con el Wegoby, medicamento específico para adelgazar -basado en la misma droga con mayor concentración-, aprobado en Argentina pero aún pendiente de desembarco.
Las coincidencias temporales también traen a colación un comunicado de la Superintendencia de Servicios de Salud de hace tres semanas, para desalentar sin matices el uso fuera de prospecto de cualquier medicamento -indicación conocida en la jerga como ‘off label’-, por considerar que no cuenta con el respaldo oficial de la ANMAT.
Sin embargo, la propia ANMAT había difundido tiempo antes otro comunicado en el que señalaba que eso “no significa que la indicación de un medicamento para otras situaciones clínicas esté prohibida (…). Significa que esas otras indicaciones no fueron evaluadas, pues en el proceso de registro no fue solicitada la verificación de la calidad, eficacia y seguridad del producto para esa finalidad”.
Y agregaba que “las indicaciones ‘off label’ son de exclusiva responsabilidad del médico tratante, quien las realiza en el pleno ejercicio de su actividad profesional, basándose en su experiencia y en el conocimiento científico disponible, motivado por la necesidad de brindar una respuesta a problemas de salud para los cuales no existan estándares de tratamiento o que, en caso de existir, los mismos sean de muy difícil acceso”.
Sentada en su pupitre del aula del primer piso del colegio CEMS 454, de Lomas de Zamora, Arcángela Sberna llegó temprano al turno nocturno. Está en las últimas semanas del año, quizás el más importante de los últimos treinta. Intenta estar tranquila, pero desborda de emoción y la felicidad se le dibuja en su cálido rostro. «Estoy por cumplir un sueño que tengo desde hace más de 60 años. Terminar la escuela secundaria no sólo era una necesidad personal, sino un desafío a vencer por todo lo que significa para una persona grande tomar la decisión», le confiesa a Clarín la coqueta mujer de 75 años.
Es la mayor de su división y la más grande del colegio, algo que al principio, desliza, la incomodaba. «Viste, la mirada del otro, el qué dirán, yo no tenía referencias de cómo era un aula en este siglo, ya que yo hice la primaria en la década del 50. Debo decir que en estos tres años, no pasé por ninguna situación incómoda, de falta de respeto o desagradable. A lo sumo me dicen la traga, la nerd o la chupamedias, porque soy la que siempre estudia y hace todos los deberes», sonríe Arcángela, que buena parte de su vida trabajó como peluquera, oficio que cada tanto despunta con su entorno.
Orgullosa, muestra su boletín Angie, como le dice todo el mundo: Matemática 10, Química 10, Economía 10, Práctica Impositiva 10, Inglés 10, Lengua y Literatura 9. «Tengo que mejorar en Informática, ando medio floja, me pusieron un 8», dice con la necesidad de dar una explicación. «Como verás, soy exigente y perfeccionista y está bien que lo sea, yo tengo tiempo y lo invierto en el estudio. Es tan importante aprender… En estos años la escuela me hizo alguien más útil y con más conocimiento».
Habla de sus profesores y del director Marcelo con mucha consideración y calidez. «Yo al principio me ponía muy nerviosa… Todo lo que estudiaba y me preparaba en casa, después, en las pruebas o en los orales me temblaba la voz, el cuerpo y no podía responder. Pero en estos tres años me ayudaron mucho y ahora les estoy preparando a cada uno, una carta manuscrita y personalizada, agradeciéndoles su calidez y don de gente. Los voy a extrañar mucho».
Se le pide que lea algún párrafo de alguna dedicatoria y, algo tímida, se larga y en voz alta y clara dice: «Me han demostrado -a los docentes- que nunca es tarde para aprender y que siempre hay lugar creer y soñar. Gracias por su paciencia, dedicación y por abrirme las puertas al conocimiento y al crecimiento. Este logro no sería posible sin el esfuerzo que ustedes han puesto en cada clase y en cada palabra de aliento».
Interrumpe la lectura y comenta seria: «¿Sabés qué dio el colegio? Conocimiento, soltura, iniciativa, es como que se me abrió la curiosidad a un montón de cosas del mundo de hoy, del que no tenía idea, ¿entendés? Fui muy feliz buscando datos e información, estudiando y preguntando cuando aparecían dudas. No me quedé quieta nunca y los profesores lo supieron desde el vamos».
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Comparte que a veces tiene sensaciones encontradas porque su entrega y entusiasmo se destiñen cuando los compara con el de sus compañeros. A veces se no sabe cómo hacer para estimular a otros alumnos, más jóvenes, que llegan a clase desde sus trabajos agotados y les cuesta concentrarse. Con mucho respeto, alguna vez se les acercó e intentó estimularlos con el mayor de los cariños. «Chicos, la vida es mejor cuando se sabe más, porque si sabemos más, nos engañan menos. No tengan dudas. Se los dice alguien que puede ser la abuela de ustedes».
A pocas semanas semanas de terminar el bachillerato, Angie tiene la adrenalina a flor de piel, «como si fuera una adolescente otra vez». En unos días, junto a otras compañeras se subirá a un micro que la dejará en Villa Carlos Paz. «El viaje de egresados será una realidad, qué afortunada soy y qué suerte tuve de poder decidir volver a estudiar, algo que, de no hacerlo, no me lo hubiera perdonado. Y encima esta frutilla del postre que será irme de farra con mis amigas de clase», describe.
El viernes 15 partirán hacia Villa Carlos Paz, donde se quedarán cinco días. «Hace seis meses que estoy pagando el viaje y bueno, ya me lo anticiparon, habrá noches de boliche. ¿Qué te puedo decir? Iré alguna noche y bailaré hasta donde me dé el cuerpo, pero quiero ser prudente. Hace más de 50 años que no voy a una de estas discos, ya ni me acuerdo cómo eran -carcajadas-. ¿Alcohol? Una copita de vino, ponele… Pero mantendré mi decoro -sonríe-, soy una mujer grande que tiene que cuidarse, además quiero estar bien para las excursiones. Me tiene ilusionada conocer Villa General Belgrano».
Se acercan Alejandra y Lorena, dos amigas de curso y con quienes compartirá la habitación del hotel. «Nos dijeron que nos van a poner juntas en un hospedaje más tranquilo, no quieren juntarnos con los más jóvenes que van de otros colegios y con otras intenciones típicas de la edad. ¿Si se me acerca algún señor? No, querido, no, yo ya estoy cerrada al amor, mejor que no se acerque», responde Angie. Mientras, Alejandra y Lorena la abrazan: «La vamos a cuidar pero habrá noche de boliche, ponele la firma. Y lo que pase en Córdoba… quedará en Córdoba», ironizan entre risas.
Separada hace varios años, Angie tiene tres hijos, Mariana, Cristian y Guillermo, que vive en España. «Desde el primer día de clases, en 2022, tengo el apoyo de ellos, que me llevan y me van a buscar de noche. Los hijos están muy contentos con la decisión que tomé. ¿Mi ex? No tengo idea si sabe o no, él prefirió no estudiar y se reía de mí, de mis sueños, de mis ganas de querer salir adelante».
Aparecen en la memoria de Angie sus padres José y Nazarena. «Papá era muy patriarcal, de otra época y se hacía lo que él decía y nadie chistaba. Para él la mujer tenía que estar en su casa, en la cocina, atendiendo a su marido y luego a sus hijos. No quería que yo hiciera la secundaria, algo que intenté hacerle modificar pero no hubo caso. En esa época, era impensado rebelarse… Y mi mamá, Nazarena, si bien me comprendía, apoyaba a mi papá siempre, nunca intentó contradecirlo».
Asegura que no le guardó rencor, al contrario. «Lo terminé entendiendo a papá, pero no compartía su parecer. Hoy, si lo tuviera al lado, le diría: ‘Viejo, viste que pude, viste que llegué, que pude’. Yo era una chica de avanzada, por eso aún hoy reniego de no haberme rebelado, ¿por qué no lo hice con más fuerza? -se pregunta en voz alta-. La físico química francesa Marie Curie decía que la mujer, perfectamente, puede ser esposa, ser madre y ser profesional. Ella sí que era de avanzada».
Dice que no quiere pararse en un púlpito y bajar línea, pero con humildad se atreve a decirles a mujeres de su edad, o más jóvenes: «Sepan que un día los hijos vuelan, el marido se va y vos desperdiciaste tu vida. Sólo les digo estudien lo que sea, pero que estudien. Yo no soy la misma que empezaba el colegio en 2022, hay una enorme diferencia entre aquella Angie vacilante y con miedo a no poder, y ésta que ves, que va para adelante y con toda la confianza y la felicidad».
Habla de futuro, piensa dedicarle el 2025 a estudiar inglés, «otra asignatura pendiente», y dice que «de alguna manera empieza otra etapa en mi vida, pero ésta de ahora es la mujer que quiero ser hasta el último minuto de mi vida». Cuenta que se cuida, que se siente bien de salud, que no se descuida ni se abandona y «cuando me toque, quiero que me agarre en movimiento. Quiero morirme de pie, haciendo cosas. Que la muerte me encuentre viva. Sólo le pido a Dios que me dé más vida… mi mamá llegó bien a los 97″.