Mientras algunos analistas y rivales mordieron el anzuelo de la «dolarización», y gastaron energías para neutralizarlo, Javier Milei instaló en campaña otro eslogan muchísimo más efectivo. Prometió que iría contra «la casta», un varieté de privilegiados que incluía políticos, empresarios, jueces, sindicalistas y hasta periodistas. Fue el combustible que activó la indignación de una sociedad maltratada por los dos polos de la grieta (el kirchnerismo y el macrismo) y la convenció de dar un salto a lo desconocido.
Ese encono contra la política tradicional «forma parte de la base de apoyo a Milei y aún hoy explica su éxito», asegura a Clarín uno de los principales estrategas de campaña de Horacio Rodríguez Larreta. Entre elogios al Presidente y a Santiago Caputo («van para adelante como locos»), el analista sigue lamentando el fracaso electoral de su exjefe: «En el PRO usamos una fórmula que nos sirvió para ganar durante 15 años y medio, y no supimos cambiar».
Pero ese mismo sentimiento anti casta, muy latente, puede volverse un boomerang para Milei si sus votantes perciben ingratos desvíos en el camino.
«La corrupción sigue siendo la segunda preocupación a nivel nacional. Pero sobre todo los seguidores de Milei, no la vinculan con el clásico robo en la gestión pública, sino que la relacionan con los ‘privilegios’, con la ‘casta’ y con el ‘kirchnerismo’ en general. Y es ahí donde el Presidente debe cuidarse de no quedar pegado«, explica una de las consultoras más escuchadas por la política.
Estas alarmas sonaron al menos tres veces claramente en las últimas semanas.
– Primero, cuando el Gobierno apoyó la caída del proyecto de Ficha Limpia, que prevé que los condenados por corrupción en segunda instancia, como Cristina Kirchner, no puedan ser candidatos.
– Segundo, cuando el senador Edgardo Kueider fue detenido en Paraguay con 200.000 dólares (más pesos y guaraníes) que no supo explicar y la oposición recordó el salto como aliado mileísta que había pegado este ex-peronista K.
– Tercero, cuando se supo que el nuevo jefe de la ex AFIP había comprado a través de sociedades off shore tres inmuebles en Miami tasado en dos millones de dólares.
Ante estas noticias incómodas, fueron ostensibles las piruetas de los twitteros violetas para intentar explicar lo inexplicable y la sucesión de anuncios oficiales para cambiar los ejes de debate.
Alertas en las encuestas
Una encuesta reciente de D’Alessio IROL – Berensztein preguntó sobre las principales preocupaciones de los argentinos. En los resultados generales, sobre 10 ítems, la «impunidad de los actos de corrupción kirchnerista» quedó en noveno lugar. Pero cuando se hizo el recorte según el voto en el balotaje, entre los que eligieron a Milei trepó al segundo.
Por eso, cualquier idea de acuerdo o pacto para beneficiar a la expresidenta, ya sea con la caída de Ficha Limpia o con el nombramiento de jueces afines, puede ser un tiro por la culata para el oficialismo.
Otro dato: en el último estudio de Synopsis, la corrupción ocupa el segundo puesto como «problema para los argentinos» en el total, pero entre los votantes de Milei es «largamente el primero», según aclara el analista y director de la firma Lucas Romero.
«Los libertarios compraron el discurso del Presidente de que venía a cortar los curros. Por eso -agrega-, el pedido para anular la sesión de Kueider o el caso de presunto lavado del nuevo jefe de la DGI le pueden jugar en contra«.
En un análisis más fino, dentro del grupo de apoyo a Milei, el mayor riesgo por estas piruetas libertarias aparece entre los votantes de Patricia Bullrich que se sumaron para el balotaje.