En el marco de la Copa Intercontinental que se desarrolla en Doha, Medio Oriente vuelve a tomar protagonismo en la discusión sobre el futuro del fútbol internacional. Mientras equipos como Pachuca y Real Madrid disputan el certamen en escenarios icónicos del Mundial 2022, surge un debate que podría cambiar la tradición de los Mundiales: la posibilidad de jugarse entre noviembre y diciembre de forma permanente, una propuesta respaldada por los éxitos registrados en la última edición.

Jassim Al Jassim, CEO de la Copa Intercontinental, destacó en una entrevista con Marca que el Mundial de Qatar 2022 marcó un antes y un después, no solo por la calidad del espectáculo, sino por el impacto positivo en la salud de los jugadores. «Más goles, menos lesiones… La FIFA debería estudiar, creo, hacer todos los Mundiales en esas fechas de invierno», señaló, enfatizando los beneficios de las temperaturas más frescas.

Frente a este panorama, y aunque aún no hay confirmación oficial, ya se proyecta que en la Copa del Mundo 2034 que Arabia Saudita será anfitrión, el torneo también se dispute sobre el cierre del año, tal como pasó en Qatar 2022. Esto obligaría nuevamente a las ligas a ajustar sus calendarios con el objetivo de dejar libre todo octubre y diciembre. Esto impactaría, sobre todo, en las competencias del Viejo Continente, ya que deberían hacer un corte abrupto en medio de la temporada.

La rivalidad entre Qatar y Arabia Saudí no se limita a lo político y económico; también se refleja en la organización de eventos globales. Mientras Qatar abrió las puertas de Medio Oriente al mundo con un Mundial impecable, Arabia Saudita busca igualar o superar ese estándar en 2034. Al Jassim no dudó en afirmar que, aunque será un gran evento, «ellos lo tendrán más fácil porque nosotros demostramos primero que podemos organizar este tipo de eventos».

La FIFA, que ya confirmó las sedes para las próximas ediciones en Norteamérica (2026) y un torneo compartido entre Europa y Sudamérica (2030), aún no oficializa cambios en el calendario, pero la experiencia de Qatar parece inclinar la balanza. Gianni Infantino y su equipo reconocen que el Mundial de 2022 no solo rompió paradigmas en cuanto a fechas, sino que también estableció nuevos estándares de éxito organizativo.

Este debate surge en medio de la evolución de la Copa Intercontinental, un torneo que busca recuperar la mística de sus ediciones pasadas, pero adaptado a los tiempos modernos con la inclusión de clubes campeones de cada confederación. Con la final entre Pachuca y Real Madrid en el Estadio Lusail como broche de oro, Doha vuelve a ser el epicentro del fútbol mundial, consolidando su lugar como referente en la organización de eventos deportivos.