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Blake Lively vs. Justin Baldoni y un Hollywood en estado de crisis: “Sabés que podemos hundir a cualquiera”

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Los últimos días del año serán de todo menos tranquilos en Hollywood. Una crisis legal y moral puso de cabeza a la industria del cine y la TV. El viernes, la actriz y productora Blake Lively inició una demanda por acoso sexual y laboral, e incumplimiento de contrato contra su coprotagonista y director en el film Romper el círculo, Justin Baldoni. Y solo por lo famosos que son todos los involucrados en el conflicto y por lo fresca que está todavía en el recuerdo del público la película que encabezaron (disponible en Max), el conflicto tiene todo para ser el escándalo del año. Sin embargo, la complicada situación va mucho más allá de este caso y las partes involucradas. Es que las revelaciones que surgieron de la presentación legal de Lively destaparon unos procedimientos de manipulación de la opinión pública a través de las redes que además de potencialmente ilegales podrían modificar para siempre la suerte de toda la industria. Una ruptura y sinceramiento con el modo en que Hollywood conduce sus negocios tan fundamental como la ocurrida, tras las denuncias contra el otrora productor todopoderoso Harvey Weinstein.

De hecho, The New York Times publicó un detallado artículo sobre la trama secreta alrededor del film, sus estrellas y productores que lleva la firma de Megan Twohey -junto a Mike McIntire y Julie Tate-, una de las responsables de la investigación que puso al descubierto las décadas de abusos perpetrados por Weinstein. En este caso, además de las menciones a la conducta inapropiada de Baldoni y su socio en el set, donde ambos, según Lively, acostumbraban a hablar con ella sobre su vida sexual, mostrarle imágenes de mujeres desnudas, agregar nuevas escenas íntimas al guion y discutir el peso de la actriz, ella afirmó haber sido víctima de una campaña coordinada para destruir su reputación. Y aunque Baldoni y su socio desmintieron esas aseveraciones de la actriz, lo cierto es que según lo publicado en The New York Times sus abogados presentaron pruebas irrefutables de lo que sucedió. Incluidas las conversaciones incriminatorias entre Baldoni y el equipo de relaciones públicas que contrató unas semanas antes del estreno del film, una estrategia que en aquel momento llamó la atención de muchos. Lo mismo que el atípico comportamiento del elenco, encabezado por Lively, que no solo evitó de participar de la promoción de la película con su director y coprotagonista sino que todos dejaron de seguirlo en las redes, la declaración de desprecio y guerra abierta más contundente en estos tiempos de vínculos parasociales.

En aquel momento esas actitudes derivaron en una catarata de notas y comentarios online respecto a la mala disposición de Lively, de su superficialidad al hablar de violencia de género, el tema central del film, y hasta se la acusó de querer desplazar al director con ayuda de su marido, Ryan Reynolds. Tan rotundo como resultó el suceso de taquilla de la película, fue la caída de la imagen pública de Lively. Casi de un día para otro, la popular rubia, la mitad de uno de los matrimonios más admirados de Hollywood y una de las mejores amigas de Taylor Swift, la estrella más amada de 2024, se transformó en el enemigo público número uno. Alguien a la que el público parecía disfrutar de derribar de su pedestal.

Blake Lively acompañada de su marido Ryan Reynolds y el amigo de ambos, Hugh Jackman, en la presentación de Romper el círculo en Nueva York

Sin embargo, según la demanda ese cambio de humor de los espectadores fue provocado e incentivado por un equipo de agentes de relaciones públicas expertos en moldear el humor de las redes a su antojo y necesidad. En la presentación legal se detalla que ante la conducta inapropiada de Baldoni y Jamey Heath, los dueños de Wayfarer, la productora encargada de la realización del film, la actriz pidió una reunión en la que se dejaron asentadas las condiciones para que ella aceptara seguir trabajando en la película. En el encuentro al que asistieron las partes, sus asesores legales y hasta Ryan Reynolds, la intérprete solicitó que “no le mostraran más videos o imágenes de mujeres desnudas”, que no se mencionara más la supuesta “adicción a la pornografía” que había sufrido Baldoni en el pasado, “no hablar más sobre conquistas sexuales frente a ella y otras personas”, “no mencionar más los genitales del elenco y el equipo, no preguntar más sobre el peso de Blake”, “no mencionar más al padre muerto de Blake”, y no agregar más escenas de sexo, sexo oral o clímax frente a la cámara por parte de Lively que no estuvieran en el guion que ella aprobó al comprometerse con el proyecto. Sus peticiones, dice la demanda, fueron aceptadas por todos los involucrados y el rodaje siguió adelante.

Claro que cuando la película estaba cerca de su fecha de estreno, preocupados por la posibilidad de que los detalles de aquella reunión se filtraran al público, Baldoni y Heath decidieron contratar a la agencia de relaciones públicas de Melissa Nathan, quien había trabajado para Johnny Depp en los tiempos de su batalla legal contra Amber Heard, su exesposa. Así, según la demanda de Lively, los responsables de Wayfarer, quienes se presentaban en los medios como aliados del feminismo en la era del #MeToo, orquestaron una campaña con el único objetivo de destruir públicamente el buen nombre y la credibilidad de la actriz.

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“Él quiere sentir que es posible hundirla”, escribió una publicista del estudio en agosto sobre las intenciones de Baldoni.

“Sabés que podemos hundir a cualquiera”, le contestó Nathan. Un intercambio de mails que los abogados de la actriz obtuvieron como prueba. Las miles de páginas que incluyen mensajes de texto y mails fueron revisadas y analizadas por The New York Times. “Estas acusaciones son completamente falsas, disparatadas e intencionalmente falaces y buscan dañar públicamente y cambiar la narrativa en los medios”, declaró Bryan Freedman, el abogado de la productora ayer. Lo cierto es que a pocas horas de que se conoció el contenido de la demanda, Baldoni fue despedido por su agencia de representación y Lively emitió un comunicado: “Deseo que mi demanda legal contribuya a correr la cortina sobre estas siniestras tácticas de venganza que apuntan a dañar a la gente que alza la voz frente a las conductas inapropiadas. Ojalá que sirva para proteger a otras personas que puedan haber sido señaladas como blanco”.

Al ataque

Blake Lively vs. Justin Baldoni

El público de todo el mundo ya está acostumbrado a que unos días antes del estreno de una película de pretensiones taquilleras sus protagonistas formen parte de una campaña promoción que puede incluir tapas de revistas, entrevistas televisivas, materiales especiales para las redes y todo lo necesario para lograr atraer el interés de los potenciales espectadores. Por eso, cuando el elenco de Romper el círculo empezó a aparecer en los medios, a nadie le llamó la atención. Aunque pronto las redes se poblaron de comentarios negativos que apuntaban a que Lively estaba intentando esconder deliberadamente el tema de la película con sus declaraciones sobre la resiliencia de su personaje que no mencionaban la violencia de género, tema central del film. Claro que lo que los fundamentalistas de la indignación online no sabían era que el elenco de la película, su protagonista incluida, estaban contractualmente obligados a seguir el plan de marketing elaborado por la productora y el estudio. En la demanda de la actriz se incluye un documento al respecto en el que se establece que “el foco debería estar puesto en la fuerza y la superación de Lily (el personaje de Lively) y no en describir a la película como una historia sobre violencia doméstica. La estrategia también suponía evitar “hablar del film de un modo que lo haga parecer triste o demasiado duro. Es una historia de esperanza”, decía la guía elaborada por los productores que los actores debían respetar según sus contratos.

Sin embargo, pocos días antes del estreno del film ese compromiso demostró aplicarse solo a lo integrantes del elenco, ya que Baldoni cambió la narrativa acordada e hizo declaraciones sobre la seriedad del relato y subrayó que hablar abiertamente sobre la violencia de género era su objetivo central al hacer la película. Según la demanda de Lively, Baldoni utilizó ese discurso para diferenciarse del elenco y protegerse de lo que pudieran revelar sobre sus actitudes en el set. Así, para el público, tanto los actores como Colleen Hoover, la autora del bestseller en el que está basado el film, parecían empeñados en ocultar la verdadera naturaleza de la historia y, por el contrario, su director aparentaba ser el único que pensaba en las víctimas de la violencia intrafamiliar y estaba dispuesto a hablar en los medios sobre el tema.

Ayer, Hoover publicó un mensaje de apoyo a la actriz en sus redes sociales: “Blake Lively, desde el día que nos conocimos no has sido otra cosa más que honesta, amable, comprensiva y paciente. Gracias por ser exactamente el ser humano que eres. Nunca cambies. Nunca te marchites”. Además la autora sumó el link de la nota del New York Times a su posteo.

Días antes del estreno del film la prensa amarilla empezó a difundir rumores sobre lo difícil que era trabajar con Lively, sobre su intento de apropiarse de la realización de la película y de incluir a su esposo como parte del equipo de guionistas cuando él ni siquiera figuraba en los créditos. Aunque es imposible verificar si detrás de la publicación de todos esos artículos estaba Nathan y su equipo lo cierto es que muchos de los mensajes de texto obtenidos por los abogados de la actriz demuestran que varios fueron “plantados” por ellos. La nota de The New York Times también señala una pieza fundamental en el derrotero de la imagen de Lively.

El 10 de agosto, cuando Romper el círculo ya estaba en los cines de los Estados Unidos y faltaba poco menos de una semana para su estreno internacional, la periodista noruega Kjersti Flaa subió a YouTube una entrevista de 2016 con la actriz en la que ella reacciona mal cuando Flaa mencionaba su panza de embarazada. “La entrevista con Blake Lively que me hizo querer renunciar a mi trabajo”, fue el título que le puso la periodista al clip que declaró en el diario sensacionalista The Daily Mail que “ya era tiempo de que la gente que se comporta mal en Hollywood, o en cualquier otro lado, sea señalada por ello”. Según la investigación de The New York Times no era la primera vez que Flaa publicaba un video alineado con las “necesidades” de los clientes de la agencia de Nathan: en 2022, en medio de la batalla legal entre Depp y Heard, subió varias entrevistas con el actor marcadas con el hashtag #JusticeForJohnnyDepp (justicia para Johnny Depp).

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Lo cierto es que más allá de la curiosidad que generan las revelaciones de Lively y las consecuencias que tendrán para los involucrados, lo que demuestra su demanda legal es la persistencia del modelo de conducta tóxica que sigue existiendo en Hollywood y la capacidad de sus cultores para reinventarse en tiempos de redes sociales. Si Weinstein y sus asociados se dedicaban a impedir que se publicaran artículos en la prensa tradicional que hablaran sobre sus repetidos abusos, ahora esas campañas se mudaron a las redes sociales, en donde probaron ser tan efectivas que ni siquiera una figura tan conocida y popular como la actriz de Gossip Girl, la esposa de Ryan Reynolds y la mejor amiga de Taylor Swift, pudo evitar que pusieran al mundo en su contra.

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Hay dirigentes del Pro que hoy tienen una postura acomodaticia para seguir en el poder

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“Cuando asumieron, hicieron una devaluación masiva del 118 por ciento que generó 5 millones de nuevos pobres”, criticó Jorge Lampa, cuestionando las políticas económicas del actual gobierno.

El edil también señaló las dificultades que atraviesan los jubilados: “De los 5 millones de jubilados que tenemos, 3 millones y medio no llegan a ser indigentes”, explicó, haciendo referencia a los bajos ingresos en contraste con los costos de la canasta básica. Además, destacó las desigualdades en el acceso a servicios esenciales: “Un vecino del segundo y tercer cordón de La Matanza que usa gas envasado gasta 30.000 pesos al mes, mientras que quien tiene gas natural paga la mitad”.

El Pro y el gobierno de Javier Milei

Lampa también hizo hincapié en las tensiones internas dentro del Pro frente a la administración de Javier Milei. “Hay dirigentes del Pro que hoy tienen una postura acomodaticia para seguir en el poder, algo que no comparto. Si enfrentamos un modelo de gobierno diferente, no entiendo por qué ahora debería cambiar mis ideales”, sostuvo. Asimismo, criticó la decisión de Patricia Bullrich de asumir el cargo de ministra de Seguridad en un gobierno que previamente había cuestionado: “Ella tocó el timbre de Milei pese a sus críticas ofensivas”.

La mirada hacia el futuro

Con respecto a las próximas elecciones, Lampa subrayó la importancia de ofrecer alternativas reales a los ciudadanos: “Creemos que construyendo una propuesta electoral sólida vamos a lograr buenos resultados el año próximo”. Sin embargo, también advirtió sobre las divisiones internas en el oficialismo: “Vemos cómo desgastan a la vicepresidenta, mientras algunos dirigentes de su espacio ya están armando proyectos de cara al 2027”.

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En su análisis, Lampa también destacó las diferencias de precios en productos básicos entre Argentina y países vecinos: “Hoy es más caro comer en Argentina que en Uruguay o Paraguay, algo que no tiene justificación”, aseguró. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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