DUBLÍN — Al principio, se presentaron en pequeños grupos, pero luego lo hicieron en oleadas.

En los últimos dos años, decenas de personas, en su mayoría hombres de entre 50 y 60 años, han denunciado haber sufrido abusos sexuales en escuelas dirigidas por órdenes católicas en Irlanda.

Según los expertos, sus relatos sólo dan una pista de la magnitud de un escándalo nacional.

En septiembre, una investigación preliminar del gobierno identificó casi 2.400 denuncias de abusos sexuales en escuelas religiosas entre los años 1960 y 1990, y 884 presuntos abusadores.

Norma Foley, ministra de Educación de Irlanda, dijo que la escala de los abusos era “realmente impactante” y ordenó una investigación gubernamental completa.

Aunque Irlanda lleva mucho tiempo lidiando con el legado de abusos en las instituciones de la Iglesia católica, las últimas revelaciones arrojan luz sobre cómo decenas de escuelas presuntamente albergaron a abusadores seriales durante décadas.

La lucha por la rendición de cuentas ha estado liderada por un grupo de hombres mayores que están desafiando los tabúes en torno al abuso sexual, la masculinidad y la vergüenza.

“Son tan numerosos que el efecto dominó del daño debe tener algún impacto en la sociedad irlandesa en general”, dijo Tim Chapman, académico y practicante de la “justicia restaurativa”, un proceso que ayuda a las personas perjudicadas por un delito a comunicarse con los responsables y encontrar una solución.

El ajuste de cuentas comenzó en 2021 cuando varios ex alumnos de dos escuelas privadas para varones, Willow Park School y Blackrock College, comenzaron a hablar de sus experiencias de abuso en un grupo de exalumnos de Facebook.

Al año siguiente, la emisora ​​nacional de Irlanda RTÉ emitió un documental llamado “Blackrock Boys” que presentaba el desgarrador testimonio de dos hermanos que habían sufrido abusos durante años en la universidad.

Willow Park y Blackrock están dirigidos por una orden católica romana llamada Spiritans.

En noviembre de 2022, el líder de los Spiritans en ese momento, el padre Martin Kelly, emitió una disculpa formal a las víctimas de Blackrock, en la que dijo:

“Lo que se les hizo a ustedes cuando eran niños inocentes fue cruel e indefendible”.

Desde entonces, han llegado muchos relatos de ex alumnos de escuelas dirigidas por otras órdenes católicas en Irlanda.

Chapman fue contactado por primera vez por sobrevivientes de Blackrock en 2021 y luego fue contratado por los Spiritans para facilitar el diálogo entre la orden religiosa y los sobrevivientes y víctimas de abuso.

“Como les digo a menudo a estos hombres, pueden defender al niño que llevan dentro”, dijo.

“Ahora, ellos pueden contar su historia”.

John Coulter asistió a Willow Park y Blackrock a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970.

Tiene recuerdos viscerales de dos sacerdotes, dijo:

uno que abusaba de los estudiantes mientras enseñaba música, y otro, un profesor de matemáticas, que inclinaba a los estudiantes sobre los pupitres en clase y se frotaba contra ellos.

Coulter todavía recuerda el olor de un hombre y la forma en que la saliva se le pegaba a las comisuras de la boca.

Coulter estuvo en el grupo de Facebook de ex alumnos en 2021, cuando sus amigos comenzaron a contar sus experiencias de abuso.

“En nuestra época, sabemos que diez personas abusaron, violaron y abusaron de niños”, dijo.

Cuando se hizo evidente la magnitud del abuso, los hombres decidieron que querían actuar.

Crearon un grupo de defensa sin fines de lucro, Restore Together, para exigir colectivamente la rendición de cuentas.

Como resultado, los Spiritans ahora están financiando asesoramiento para sobrevivientes y actualmente están formalizando un programa de reparaciones financieras.

“Cuando llegas a los 60 o 50 años, tal vez tengas un poco más de capacidad para lidiar con esto”, dijo Coulter.

Corry McMahon estaba en el tren entre Dublín y sus suburbios afluentes del sur cuando vio un correo electrónico con la disculpa oficial de los Spiritans a las víctimas.

El entorno era particularmente significativo:

era la misma ruta de tren, bordeando la pintoresca costa de la bahía de Dublín, que solía tomar cuando era niño para dirigirse a Willow Park y luego a Blackrock, que comparten un campus.

“Pienso más en ello en este tren”, dijo, hablando del abuso que él y sus compañeros de clase sufrieron.

Dijo que fue abusado a los 12 años por dos sacerdotes y un maestro laico.

Como miembro de Restore Together, él y tres compañeros de clase dieron una conferencia de prensa en noviembre de 2022 para alentar a otros a presentarse, ayudando a romper el tabú en torno a hablar.

“Imagínense a un niño de 12 años que conozcan. Esa era nuestra forma”, dijo entonces, con la voz quebrada.

Aunque acoge con agrado la promesa del gobierno de investigar, le preocupa que la investigación completa sea demasiado lenta.

“Hay chicos que conocemos que necesitan que se hagan cosas ahora”, dijo.

“Este es el momento de abordarlo, no en 10 años, cuando varios de ellos estén muertos”.

El Departamento de Educación de Irlanda dijo en una declaración que era “muy consciente de la importancia de una acción inmediata sobre el tema del abuso sexual histórico a los sobrevivientes”, y que establecería los términos de su investigación “en el plazo más breve posible”.

Michael O’Keeffe, que nació con una discapacidad visual, tenía 8 años cuando fue enviado a la Escuela St. Joseph para personas con discapacidad visual en Dublín.

En ese momento, la escuela residencial estaba dirigida por la orden religiosa católica Rosminians.

Dice que sufrió violencia sexual y física allí, incluyendo ser golpeado por un clérigo, Louis Summerling, que ya murió pero que fue objeto de acusaciones previas de abuso sexual por parte de otro ex alumno.

O’Keeffe dijo que lo obligaron a quitarse los pantalones y agacharse sobre la rodilla del clérigo mientras lo golpeaban con un cepillo de pelo.

“Recuerdo la vergüenza y la humillación que experimenté cuando era un niño, posiblemente de solo 11 años, por parte de este supuesto hombre de Dios”, dijo, y agregó:

“Simplemente sentimos que no teníamos el poder para enfrentarnos a esta gente”.

Dijo que denunció la violencia a la policía hace 15 años, pero que la investigación no llegó a ninguna parte.

La Asociación de Líderes de Misioneros y Religiosos de Irlanda (AMRI, por sus siglas en inglés), que supervisa el trabajo de los rosminianos en Irlanda, así como de docenas de otras órdenes religiosas católicas, dijo en un comunicado que estaba “profundamente apenada” por el abuso en las escuelas dirigidas por religiosos.

O’Keeffe, un profesor asistente jubilado que solía enseñar en la Universidad de la Ciudad de Dublín, decidió compartir su historia con The Irish Times después de que el abuso en Blackrock fuera noticia nacional y se publicara la investigación preliminar del gobierno.

“En Irlanda, simplemente no hablamos de estas cosas”, dijo.

“De alguna manera, no teníamos el lenguaje para hacerlo hasta ahora. Así que esto es darle permiso a la gente”.

Mark Vincent Healy asistió al St. Mary’s College en Dublín, también dirigido por los espiritanos.

Entre 1969, cuando tenía 9 años, y 1973, dice que fue abusado sexualmente por dos sacerdotes.

“Sentí que simplemente estaba destruido por eso, por la realidad de mi infancia”, dijo.

Tuvo una crisis de adulto antes de convertirse en defensor de las víctimas.

Aunque a menudo se hace hincapié en los delitos cometidos, “lo que no siempre se cuenta es cómo tu vida queda totalmente destrozada”, dijo Healy.

“Económicamente, socialmente, todas tus relaciones se ven afectadas”.

Healy es una de las pocas víctimas que ha tenido éxito en un caso penal contra uno de los sacerdotes, Henry Maloney. Maloney, que ya falleció, se declaró culpable en 2009 de abusar de Healy y otro niño cuando eran alumnos de St. Mary’s.

Healy quiere más que una investigación gubernamental, incluido un apoyo de salud mental más sólido para los sobrevivientes.

“Si no aprendes esas lecciones del pasado”, dijo, “ciertamente no estás protegiendo a los niños del presente”.

c.2024 The New York Times Company