El malestar entre los afiliados y trabajadores del Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA) en Tandil alcanzó un punto crítico. Lo que debería ser un sistema de salud accesible y eficiente se convirtió, según denuncian trabajadores y usuarios, en un laberinto de irregularidades y promesas incumplidas. La raíz del problema está en la gestión de las prestaciones médicas, que hasta hace poco estuvo en manos de la Mutual 23 de Diciembre, una entidad señalada por su desempeño «deficitario» y «desastroso».

La 23 de Diciembre, que operaba como intermediaria entre el Círculo Médico de Tandil y los afiliados, centralizaba la gestión desde su filial en Capital Federal, para luego redistribuir los recursos a la ciudad. Sin embargo, este esquema, lejos de agilizar los procesos, generó una cadena de ineficiencias y manos que se quedaban con «vueltos», lo que dejó a los usuarios en un estado de indefensión. «Era tan deficitario todo que obviamente la gente estaba muy enojada», relata un denunciante anónimo, quien describió el caos en diálogo con REALPOLITIK. 

El descontento no es nuevo, pero se agudizó con el anuncio de un supuesto cambio en la prestadora. Según explican los afectados, IOMA buscó desvincularse del Círculo Médico de Tandil como intermediario y delegar las responsabilidades en una nueva gerenciadora que asumiera el pago directo a médicos y prestaciones. Inicialmente, se prometió que este traspaso ocurriría el 1 de febrero, pero la transición se postergó al 1 de marzo, dejando a los afiliados en un limbo administrativo.

Y, en tanto, los problemas persisten: desde bonos de consulta que no se emiten a tiempo hasta la obligación de pagar de su bolsillo servicios que deberían estar cubiertos. Un caso concreto ilustra la magnitud de la crisis. «Pedí un bono médico hace una semana. Fui al médico y tuve que pagar 6 mil pesos de consulta porque no tenía el bono. Hoy fui a buscarlo y todavía no está», cuenta el mismo denunciante, quien asegura que, aunque su experiencia fue “barata” comparada con otros casos, refleja la desorganización generalizada. Esta situación, que podría parecer un inconveniente aislado, es en realidad el síntoma de un sistema que no logra responder a las necesidades de sus 22 mil afiliados en Tandil.

Frente a este desesperanzador panorama, los trabajadores decidieron organizarse y tomar medidas formales. Bajo la firma de Jorge Walter Gil y Patricia Gavazza, representantes de los afiliados obligatorios y voluntarios, presentaron notas dirigidas al presidente del Círculo Médico de Tandil, Tomás Guanella, y a la presidenta de la Asociación Civil de Establecimientos Asistenciales y Prestadores Privados (ACEAPP) en La Plata, Silvina Fontana. En ambos documentos, exigen reuniones urgentes con las partes involucradas para esclarecer los términos de los convenios vigentes y definir cómo se gestionarán las prestaciones a futuro.

Las notas no solo apuntan a las autoridades médicas, sino que también cuestionan la pasividad de los gremios que deberían defender a los afiliados, como SUTEBA, COR y ATE. «Se hallan ausentes a la hora de reclamar, pero igualmente permiten que se descuenten mes a mes las cuotas correspondientes», señalan los firmantes, evidenciando una sensación de abandono que trasciende las fallas administrativas. A esto se suma la negativa de la delegación local de IOMA a participar en las reuniones propuestas, lo que, claramente, se traduce en el agigantamiento de la desconfianza de los usuarios.

Mientras el 1 de marzo se acerca como una nueva fecha límite, los trabajadores de Tandil esperan que el cambio de prestadora no sea solo una promesa más, sino el inicio de una gestión que devuelva la salud a quienes la necesitan, sin intermediarios que fallen, fondos que desaparecen, ni excusas que se repitan. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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