SOCIEDAD
Una política cargada de violencia
Solo Donald Trump le da alguna buena noticia a Javier Milei en los últimos días, como cuando dijo públicamente el lunes último que veía posible un acuerdo de libre comercio con la Argentina. Hasta ahora, solo el presidente argentino habló de la probabilidad de ese acuerdo, pero Washington no había dicho nada. Al contrario, el gobierno de Trump está cerrando en los hechos los acuerdos comerciales que tenía con México y Canadá; en efecto, acaban de entrar en vigor los aranceles del 25 por ciento para las importaciones de esos países a los Estados Unidos (y de un 10 por ciento para el gigante económico que representa China). Son porcentajes enormes, que amenazan con provocar una tormenta en la economía mundial. Es probable, además, que Trump ni siquiera esté enterado de las miserias internas argentinas. Un presidente de los Estados Unidos tiene muchísimos problemas más importantes que los enredos de un aspirante a césar latinoamericano.
Más conocimiento de causa tiene Mauricio Claver-Carone, enviado especial del Departamento de Estado para América Latina; el destacado funcionario washingtoniano interviene en los asuntos argentinos desde hace por lo menos 10 años, ya sea desde el Fondo Monetario, desde el Banco Interamericano de Desarrollo o, ahora, desde la diplomacia de los Estados Unidos. Refiriéndose al escándalo por la criptomoneda $LIBRA, difundida y abandona luego por Milei, Claver-Carone consideró en un reportaje para la cadena CNN con el periodista argentino Andrés Oppenheimer que podría haber juicios de “miles de personas estadounidenses defraudadas que han perdido millones de dólares”. Claver-Carone avanzó aún más y destacó que el criptogate podría ser “una buena lección” para Milei “para tener mejor equipo y ser mejor aconsejado”. El funcionario norteamericano no deslizó ninguna sospecha sobre el presidente argentino, pero apuntó directamente a su equipo más cercano. ¿Estaba hablando de la hermana presidencial, Karina Milei, o del ministro de Economía, Luis Caputo, a quien conoce desde los tiempos de Macri y de quien, por cierto, no tiene buen concepto como funcionario?
Coincidentemente con Claver-Carone, diarios norteamericanos tan importantes como The New York Times (denunció que cerca de Milei cobran por las audiencias con el mandatario argentino) o The Wall Street Journal, que advirtió que tanto Milei como los responsables norteamericanos de la criptomoneda $LIBRA están bajo amenaza de demanda judicial, se ocuparon del escándalo argentino. De hecho, el estudio jurídico neoyorquino Burwick Law anunció que decidió iniciar una demanda colectiva en representación de “cientos de afectados” contra los responsables de haber lanzado una meme coin con “información privilegiada”. A su vez, el periodista Hugo Alconada Mon informó este lunes en LA NACION que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos impulsa una investigación para reconstruir cómo fue la operación que terminó en un desastre financiero para muchos y en ganancias millonarias para otros. El problema real de Milei tras el escándalo de la criptomoneda está en las revelaciones que pueda hacer la justicia norteamericana, más rápida y eficaz que la argentina. Sin embargo, el fiscal Eduardo Taiano, en quien la jueza María Servini delegó la investigación de este caso, comenzó a moverse con cierto entusiasmo, según una serie de requerimientos que hizo en las últimas horas. La Justicia, de aquí y de allá, podría construir una asfixiante tenaza para los funcionarios argentinos.
Algunas de las cuestiones espectaculares que sucedieron en días recientes en el país, empujadas por el oficialismo, obedecen a la vieja estrategia de ocultar lo inexplicable con hechos iridiscentes. Tal vez el decreto que designó a dos jueces de la Corte Suprema, y que ignoró el decisivo papel que la Constitución le otorga al Senado en el trámite de entronizar magistrados en ese tribunal, haya sido uno de los hechos promovidos para que la nación política hable de otra cosa. No solo no lo consiguió, sino que el precio político que está pagando por esas decisiones es muy caro. La Corte Suprema decidirá este jueves si aceptará que el juez federal Ariel Lijo jure como miembro del más alto tribunal de justicia con una mera licencia en su actual cargo o si, en cambio, pondrá como condición su renuncia como magistrado federal para incorporarlo. ¿Y, si como todo parece, desde la jurisprudencia que la respalda hasta la anterior postergación del juramento de Lijo, la Corte decidiera seguir dilatando la decisión sobre el nuevo integrante del tribunal? ¿Y si Lijo, en definitiva, no pudiera asumir como juez de la Corte?
Todavía falta la decisión final del Senado, que ya está en el período ordinario de sesiones, y que, por lo tanto, podría tratar en cualquier momento el acuerdo de Lijo, que ya está en condiciones de ser considerado por el plenario del cuerpo; el acuerdo de García-Mansilla requiere todavía del dictamen de la Comisión de Acuerdos. Versiones coincidentes aseguran que la designación por decreto de Lijo y García-Mansilla aumentó el número de votos en el Senado dispuestos a rechazar el acuerdo para los dos candidatos del Gobierno. “No dejaremos sentado ese precedente. El Gobierno no puede provocar al Senado designando jueces de la Corte tres días antes de que concluya el receso del Congreso. Jamás aceptaremos eso”, dijo un senador con buenas terminales en el peronismo, que es el partido que tiene el bloque más numeroso: cuenta con 34 de los 72 senadores que hay en total.
La obsesión de Milei por la presencia de Lijo en la Corte es incomprensible, luego de que el juez recibiera tantas objeciones morales e intelectuales para desempeñar el cargo más importante de la Justicia. Milei no es amigo de Lijo, ni lo conocía desde antes de su acceso al poder, ni el juez tenía afinidades ideológicas, que se sepan al menos, con el Presidente. Significativas organizaciones empresarias volvieron a deslizar críticas contra Lijo cuando se conoció su designación por decreto. Pero, ¿es realmente inexplicable esa obsesión del Presidente para que Lijo esté sentado en el exclusivo salón del Palacio de Tribunales donde se reúnen los cinco jueces supremos del país? Según fuentes inmejorables, un conocido grupo económico argentino, que tiene afinidades recientes con Milei, sería fundamental para el impulso del oficialismo a Lijo, con quien aquel grupo tiene una histórica y buena relación. Cierto o no, la verdad es que ningún otro presidente ignoró tanto en los últimos 40 años de democracia las señales negativas sobre Lijo que vienen del Senado desde hace varios meses.
Con todo, hay que descartar que Santiago Caputo haya querido tapar con la violencia de su cuerpo y sus palabras, cuando lo enfrentó al diputado Facundo Manes, el criptogate. Fue el sábado, cuando a Milei se le ocurrió convocar a una hora profana, las 21, a la Asamblea Legislativa para inaugurar la sesiones ordinarias del Congreso. El rating le cobró un precio caro por esa transgresión; tuvo apenas poco más de un tercio del rating total, el de todos los canales juntos, que había cosechado el año pasado en esa ceremonia anual. Para un espectador de televisión fue imposible ver qué pasó entre Milei y Manes, porque las cámaras nunca enfocaron a los pocos opositores que asistieron. Solo mostraron el entusiasmo sin límite de los escasos senadores y diputados mileístas. No mostraron a Miguel Ángel Pichetto, ni a Emilio Monzó, ni a Nicolás Massot, ni a Manes, que fueron a la Asamblea; la imagen de Manes en el recinto se conoció luego de la reunión. ¿Rompió Manes el protocolo que indica que en esas reuniones solo habla el Presidente? Sí, pero lo hizo solo para mostrar un ejemplar de la Constitución cuando el Presidente se refirió, muy por encima, a los jueces de la Corte propuestos. ¿Fue razón suficiente para que Santiago Caputo llevara el prepoteo hasta el límite mismo de la violencia física? No, desde ya. No importa, a estas alturas, si le dieron dos golpes al conocido neurólogo y diputado radical. Importa lo que se vio: la actitud pendenciera de Caputo, los dos golpecitos con la mano en el pecho de Manes (ya por sí solo un acto violento) y que le haya dicho, como aseguró el diputado, esta frase siniestra: “Te voy a tirar encima todo el peso del Estado”. Caputo amenaza con decidir sobre lo que hará el Estado cuando él es un trabajador autónomo que carece de un cargo en el Estado. Con todo, no se puede despreciar el enorme poder que él tiene en el gobierno de Milei. Todo es demasiado estrafalario. Sucedió después de que Milei también tuviera momentos agresivos y violentos en el atril desde donde les hablaba a los legisladores.
En el discurso no se privó de volver a insultar al periodismo; ocurrió cuando señaló que él no destinaba recursos del Estado para pautas oficiales en los medios “para pagarle a periodistas y para que mientan”. Nunca dice a qué periodistas se refiere, nunca los nombra; el agravio está dirigido, por lo tanto, a toda la profesión, mayoritariamente honesta. Este martes se las agarró contra el periodista Carlos Pagni porque este analizó en el editorial de su programa en LN+ lo que dicen muchos economistas, incluido el propio Domingo Cavallo: que el precio del dólar está subvaluado. Y volvió a usar palabras, calificativos y calumnias que conllevaron una enorme carga de violencia. En los últimos días, y también en el discurso ante la Asamblea, arremetió de manera especial contra el diario Clarín, sobre todo desde que este compró, a través de su compañía Telecom, la telco española Telefónica, y creó de esa manera el más importante grupo de telecomunicaciones argentino. Milei viene amenazando a Clarín con someter esa compraventa a la evaluación del Enacom y de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Pero este martes, en un nuevo y agresivo tuit (lo tituló “Clarín: la gran estafa argentina”), Milei sostuvo por su cuenta y orden que la fusión de esas dos empresas significa “una posición dominante” y que “podrá aplicar cualquier precio” al servicio de internet, celular y teléfono fijo. Adelantó, en definitiva, que tomará medidas contra esa fusión. También contó chismes de café sobre lo que hizo Clarín después de la gran crisis de 2001 y 2002, rumores que tomó como ciertos y que solo pueden proveer los servicios de inteligencia en manos del asesor Caputo.
Lo que Milei no cuenta es que había interés de parte de su gobierno en participar en la compra de la filial local de la española Telefónica. Precisamente en Clarín se publicó en julio del año pasado una nota del periodista Ricardo Kirschbaum en la que dio cuenta de que hubo en Madrid una gestión semioficial ante Telefónica para la compra de la telco seguramente por parte de un grupo económico cercano a la administración mileísta. Aquella información agregaba que ese grupo que aspiraba a comprar Telefónica, también proyectaba comprar canales de televisión en Buenos Aires, seguramente con el dinero que proporcionaría la compañía de teléfonos e internet. La versión de Kirschbaum indicaba que Rodrigo Lugones, hijo del ministro de Salud, Mario Lugones, y socio y amigo del Caputo joven, participó en la capital española, junto con el empresario argentino de medios Marcelo Figoli, de conversaciones con ejecutivos de Telefónica por la venta de esa empresa en la Argentina. Lugones hijo, que vive entre Buenos Aires y Madrid, habría estado haciendo gestiones para un grupo de medios que no es el de Figoli, aunque este estuvo en las reuniones. Esa información explicaría la furia repentina de Milei contra Clarín cuando se enteró, sin tener información previa, de que el grupo de medios argentino había comprado Telefónica. En Madrid, voceros de la empresa española dijeron a periodistas de ese país que para ellos la operación está cerrada y que cuentan con todo el dinero de la venta. “Si en la Argentina hay algún problema, es del comprador, no nuestro”, precisaron. El conflicto de Milei es que hubo una multimillonaria operación de compraventa de una de las principales empresas de telecomunicaciones y él no tuvo ninguna intervención. Peor: nadie le debe un favor por haber adquirido una de las grandes telcos argentinas; también parece imposible que un grupo económico argentino cercano al oficialismo adquiera ahora algún canal de televisión. Nada, sin embargo, justifica la monumental dosis de violencia verbal, y hasta física como se vio con Manes, que se desprende del vértice donde viven los que mandan.
SOCIEDAD
¡El Secreto alado de Mario! La fascinante historia detrás de las plumas en Super Mario 64 y Super Mario Land 2 – Nintenderos
Super Mario, el más célebre fontanero del mundo, no solo es famoso por sus prodigiosos saltos o su audacia en rescatar princesas ( no siempre con suerte), sino que también es célebre por su capacidad de surcar los cielos al contar con unas plumas míticas que lo han acompañado en varias de sus aventuras.
En Super Mario 64 y Super Mario Land 2: 6 Golden Coins estas plumas no solo son un gran elemento de la jugabilidad, sino que también es un signo de la genialidad de Shigeru Miyamoto y su equipo en Nintendo para convertir limitaciones en innovación; sin embargo, ¿cuáles son sus orígenes y qué las inspiró? Aquí vamos a pensar en su génesis.
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La pluma de Super Mario Land 2: un conejo que vuela en la Game Boy
Lanzado en 1992 para la Game Boy, Super Mario Land 2: 6 Golden Coins fue un gran hito para la saga portátil de Mario ya que se introdujo a Wario como el villano de la historia y una serie de power-ups incuestionablemente únicos. Uno de ellos el más destacado es la Zanahoria, un objeto que transforma a Mario en «Conejo Mario«, dándole orejas largas que utilizan para volar cortas distancias y descender mientras las agita.
Aunque este juego no contiene una «pluma», la zanahoria desempeña un papel similar, que luego evolucionará en los títulos posteriores, y su diseño tiene unas raíces curiosas.
Así, la inspiración de la Zanahoria parece que es una mezcla de creatividad y adaptación a las limitaciones que tenía la Game Boy. En el Super Mario Bros. 3, Mario voló ya como «Mario Mapache» empleando la cola que agitaba. Para Super Mario Land 2, el equipo de desarrollo, bajo la dirección de Gunpei Yokoi, trataron de dar una apariencia fresca y especial que tuviera sentido para el estilo excéntrico del juego (no olvidemos que hay zonas dentro de una tortuga gigante y un Mario robótico gigante).
Las orejas de conejo no eran sólo un elemento visual sorprendente de color sólido en la pantalla, que se correspondía con la estética de Super Mario Land, sino que también transmitían un aire juguetón y surrealista; algo que de alguna manera encajaba con dicha estética. Por otra parte, algunos fans apuntan a un posible guiño a los relatos populares japoneses, en los que aparecen con frecuencia los conejos, aunque Nintendo no confirme dicha relación.
La Zanahoria también permitía a Mario saltar más alto o controlar mejor la bajada, lo que le daba un matiz estratégico a los diferentes niveles del juego. En este sentido, este power-up anticipaba directamente las mecánicas de vuelo que se desarrollarían en entregas posteriores, como el próximo gran salto de Mario hacia el 3D.
La Pluma Alada de Super Mario 64: del 2D al cielo 3D.
Con la llegada de Super Mario 64 a las Nintendo 64 en 1996, el mundo de los videojuegos cambió por siempre. Este juego llevó a Mario a un entorno tridimensional, pero también perfeccionó la posibilidad de volar con la Pluma Alada, un objeto que transformaba a Mario en «Mario Alado» cuando se combina con la gorra roja. La Pluma Alada permite a Mario despegar desde plataformas especiales y surcar los cielos del castillo de Peach, en una mecánica que abría las puertas a una exploración con las que la saga no contaba.
La Pluma Alada, por otra parte, tiene sus antecedentes en Super Mario World (1990), donde la Capa permitía a Mario planear y volar tras tomar impulso. El propio Shigeru Miyamoto, la cabeza pensante detrás de la creación de Mario, explicó en varias entrevistas que la idea de volar le había llegado de la voluntad de potenciar las posibilidades de movimiento en los juegos de plataformas.
En los niveles de Super Mario World, la Capa era un objeto básico que requería de habilidad para aprender a dominar, y su éxito condujo al equipo a trasladar su idea al entorno 3D. Sin embargo, en el título de Super Mario 64, las posibilidades técnicas y el diseño del juego concretaron el vuelo: la Pluma Alada sólo podía adquirirse en determinados puntos del mapa y con un límite de tiempo, lo que aportaba al desarrollo del juego en un mundo abierto.
Es una curiosidad que la elección de una pluma como símbolo tenga un significado funcional y estético. En el diseño minimalista de la Nintendo 64, un objeto pequeño como una pluma era fácil de representar, y eso encajaba muy bien con la esencia de ligereza y libertad. Algunos incluso teorizan que Miyamoto pudo haber pensado también en la mitología o la literatura, como las alas de Ícaro o las plumas de magia de los cuentos populares, aunque él mismo ha afirmado que siempre quiso resolverlo de una manera más funcional que narrativa: «simplemente los hacía volar».
De la Zanahoria a la Pluma: unas alas con historia
La Zanahoria de Super Mario Land 2 y la Pluma Alada de Super Mario 64 cumplían diferentes funciones
Ambas muestran la habilidad de Nintendo para recomponer la idea de vuelo en cada contexto distinto. La primera fue una solución creativa para un sistema portátil con limitaciones de gráficos; la segunda fue un aprovechamiento del potencial de la Nintendo 64 para crear una experiencia inolvidable en tres dimensiones.
La existencia de estas «alas» de Mario es signo del trabajo del equipo de desarrollo que tuvo presentes ideas anteriores (el Mario Mapache o la Capa) y las convirtió en unas nuevas, pero con la intención de sorprender o divertir a los jugadores.
Hoy, en 2025, a la vez que celebramos casi tres décadas del lanzamiento de Super Mario 64, la plumas continúan siendo una emblemática expresión de la libertad que Mario nos ha deparado en sus aventuras: ¿cuál es tu potenciador favorito para volar con el fontanero?
Super Mario,Super Mario 64,Super Mario Land 2: 6 Golden Coins
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Un avión de Aerolíneas Argentinas debió aterrizar de emergencia en Ezeiza por un desperfecto en pleno vuelo
Aeroparque dejó de operar tras el incidente del avión de Aerolíneas Argentinas
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Así quedó la tabla de campeones históricos del fútbol argentino, tras el triunfo de Talleres en la Supercopa Internacional
Este miércoles se entregó el primer trofeo de la temporada en la Primera División del fútbol argentino: la Supercopa Internacional… Pero de 2023. El torneo estaba pendiente desde entonces por por problemas referidos a la organización y a los compromisos asumidos por la Asociación del Fútbol Argentino que finalmente lo fechó para este miércoles 5 de marzo. Y el equipo que festejó fue Talleres, que hizo historia al derrotar a River por 3 a 2 en penales tras igualdad 0 a 0 en 120′, pero por sobre todas las cosas, por obtener el primer título de su historia en 26 años (Conmebol 1999).
El máximo ganador de la Argentina es Boca Juniors con 74 vueltas olímpicas, seguido justamente por River Plate, con 72. Más atrás figuran Independiente con 45 y Racing con 39 tras la obtención de la Copa Sudamericana 2024.
Solo teniendo en cuenta los títulos en torneos nacionales, entre los cuales se encuentra la Supercopa Internacional disputada este miércoles (se denominada así únicamente porque se juegó en el exterior), el máximo campeón de la historia es River con 54 estrellas. Dos menos tiene Boca y el podio lo completa Racing con 33. Independiente, por su parte, suma 25, Alumni 18, San Lorenzo 17 y Huracán, 13.
El torneo se creó por un viejo acuerdo de la AFA con el Consejo de Deportes de Abu Dhabi, en Emiratos Árabes Unidos (EAU), que apenas duró un año: 2022. El convenio estipulaba que Medio Oriente albergaría un partido entre dos equipos argentinos. Sin embargo, no estaba aclarado qué campeones del año anterior viajarían. Y como Patronato, un club poco convocante, ganó la Copa Argentina, se determinó que juegue una Supercopa Argentina a cambio de que Racing, ganador del Trofeo de Campeones, juegue otra Supercopa denominada “Internacional” ante Boca, segundo en la Tabla Anual (el conjunto de Avellaneda lideró la misma). ¿El resultado de aquella primera y, hasta ahora, única edición? Ganó la Academia por 2 a 1.
Luego, el arreglo se rompió y el torneo “Internacional” se quedó sin sede fija, por lo que este año, cuando se confirmó que se disputaría el encuentro pendiente de 2023 entre River y Talleres, la AFA tuvo que salir a buscar un estadio extranjero en el que se pueda jugar el partido. Entre las principales opciones que se barajaron aparecían el estadio Centenario de Montevideo, Uruguay, y La Nueva Olla de Asunción, Paraguay, que finalmente fue la elegida.
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