Flamengo había sufrido un golpe duro al perder 2 a 1 ante Central Córdoba, el Maracanazo del Ferroviario en la Copa Libertadores. Si bien el técnico Filipe Luis tenía espalda por los resultados anteriores, el impacto fue tremendo a nivel mediático y en el ánimo de la torcida. El equipo carioca salió a jugar con esa presión ante Gremio, en Porto Alegre. Y salió airoso: 2 a 0 con doblete del uruguayo Giorgian de Arrascaeta, que acumuló 78 tantos con los cariocas.

No solo eso: la torcida de Fla se divirtió en los minutos finales, con el grito de «oooleeee» cuando los jugadores se pasaban la pelota y el rival no podía cortar el juego.

Del otro lado, la presión para el técnico argentino Gustavo Quinteros: Gremio acumuló dos derrotas en tres fechas del Brasileirao. Ya venía con el impacto de la eliminación del estadual y se sabe que en Brasil no suele haber mucha paciencia…

El estadio Arena de Gremio resulta un lugar complejo para Flamengo: solo había ganado dos de los últimos 18 juegos ante el Tricolor de visitante, con 12 victorias locales, lo cual potencia el valor del triunfo, aunque lo fundamental estaba en mostrar reacción tras la caída contra Central Córdoba.

Flamengo, con el arquero Agustín Rossi, se impuso claramente en el juego, con facilidad para llegar al arco rival en pocos toques durante buena parte del partido. Nico de la Cruz, ex River, también fue titular y salió en el segundo tiempo.

La apuesta de Quinteros, con el argentino Cristian Pavón por la derecha, Edenilson por el centro y Franco Cristaldo por la izquierda no generó ataques profundos. Recién sobre el final, Rossi tuvo que responder con una buena atajada.

En uno de los festejos, De Arrascaeta reclamó silencio, en una señal de que consideró exageradas las críticas tras la derrota contra los de De Felippe.

«Estoy feliz por ayudar al equipo. Es siempre difícil conseguir tres puntos fuera de casa. Nosotros tenemos que pensar que cada partido es una final. Hoy hicimos un gran partido», afirmó el uruguayo.