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La economía de China se debilita: la actividad manufacturera se contrajo en abril en plena guerra comercial con EEUU

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La economía de China se debilita: la actividad manufacturera se contrajo en abril en plena guerra comercial con EEUU

La actividad manufacturera en China registró en abril una caída, en medio de un repunte de las tensiones comerciales con Estados Unidos, según datos oficiales publicados este miércoles por la Oficina Nacional de Estadística (ONE).

El índice gerente de compras (PMI) del sector industrial descendió a 49 puntos, marcando el inicio de una fase de contracción, después de alcanzar los 50,5 puntos en marzo, su mejor dato en un año.

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El dato de abril quedó por debajo de las previsiones de los analistas, que esperaban una cifra más moderada de 49,7, y situó la actividad del sector por debajo del umbral de 50 puntos, que separa el crecimiento de la contracción.

El estadístico de la ONE Zhao Qinghe atribuyó el descenso a un “alto punto de partida por el crecimiento rápido anterior” y a un “drástico cambio en el entorno exterior”, en alusión al deterioro en las relaciones comerciales con Washington.

El índice oficial fabril cayó
El índice oficial fabril cayó a 49 puntos tras la entrada en vigor de los nuevos aranceles mutuos. La demanda interna sigue estancada y la confianza empresarial retrocede

Desde comienzos de abril, entraron en vigor aranceles de hasta el 145 % impuestos por Estados Unidos a productos chinos, mientras que Beijing respondió con tarifas del 125 % a importaciones estadounidenses. Estos gravámenes comenzaron a reflejar su impacto en los indicadores económicos del mes, afectando especialmente a la confianza del sector manufacturero.

El PMI manufacturero incluye cinco subíndices clave, de los cuales producción, nuevos pedidos, inventario de materias primas y empleo descendieron por debajo de la marca de 50. Solo el subíndice de plazos de entrega se mantuvo en terreno positivo. La caída en los nuevos pedidos es especialmente relevante, ya que refleja un debilitamiento de la demanda, tanto interna como externa.

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La actividad en los sectores no manufactureros, que incluye servicios y construcción, también se desaceleró. El PMI correspondiente descendió desde los 50,8 puntos en marzo a 50,4 en abril, con un retroceso más marcado en la construcción, que pasó de 53,4 a 51,9 puntos, mientras que los servicios cayeron a 50,1.

La actividad en los sectores
La actividad en los sectores no manufactureros, que incluye servicios y construcción, también se desaceleró (REUTERS/Jason Lee/Archivo)

El PMI compuesto, que agrupa los sectores manufacturero y no manufacturero, se situó en 50,2 puntos, bajando desde los 51,4 del mes anterior, lo que confirma una desaceleración generalizada de la actividad económica.

En paralelo, el PMI alternativo elaborado por Caixin e IHS Markit, que se considera un referente para inversores internacionales, también mostró un retroceso, aunque menos acusado. Este índice cayó de 51,2 en marzo a 50,4 en abril, manteniéndose en zona de expansión.

Aun así, el economista de Caixin, Wang Zhe, señaló que “los nuevos pedidos de exportación cayeron nuevamente, a menudo atribuidos al impacto de los aranceles”, y advirtió que “la confianza empresarial cayó al tercer nivel más bajo desde abril de 2012”.

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La economía china, la segunda del mundo, sigue mostrando señales de debilidad estructural tras la pandemia de COVID-19. La demanda interna no logra repuntar y el sector inmobiliario continúa en crisis. A pesar de los múltiples estímulos aplicados desde el año pasado, incluyendo rebajas de tipos de interés y facilitación de créditos hipotecarios, la reactivación sigue sin consolidarse.

Desde comienzos de abril, entraron
Desde comienzos de abril, entraron en vigor aranceles de hasta el 145 % impuestos por Estados Unidos a productos chinos, mientras que Beijing respondió con tarifas del 125 % a importaciones estadounidenses (REUTERS)

El Gobierno central mantiene un objetivo de crecimiento del 5 % para 2025, una meta que varios economistas consideran difícil de alcanzar. Según Zichun Huang, de Capital Economics, “aunque el gobierno está aumentando el apoyo fiscal, esto probablemente no compensará completamente el arrastre del entorno externo”, y estima que el crecimiento se limitará al 3,5 % este año.

Las autoridades chinas han prometido la creación de 12 millones de empleos urbanos en 2025, pero el deterioro de los indicadores clave sugiere que los efectos del enfrentamiento comercial con Estados Unidos podrían continuar agravando la desaceleración económica del régimen.

(Con información de EFE y AFP)

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Balearon la casa de la fiscal de la Corte de Uruguay: denuncian un ataque a la institucionalidad democrática

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Dos personas ingresaron a la casa de la fiscal de corte de Uruguay, Mónica Ferrero, y efectuaron varios disparos durante la madrugada de este domingo. El hecho no dejó heridos, pero generó repercusiones en todo el arco político uruguayo, quienes expresaron su apoyo a la funcionaria y denunciaron «un ataque a la institucionalidad democrática del país».

El expresidente Luis Lacalle Pou se comunicó con el actual mandatario, Yamandú Orsi, para hablar del tema y expresó su solidaridad con la fiscal y su familia en redes sociales.

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«Me comuniqué con el presidente Yamandú Orsi a raíz del atentado contra Mónica Ferrero. En este tema no puede haber diferencias, ni dos opiniones. Del lado de la institucionalidad, del lado del orden, del lado de la protección. Mi solidaridad con Mónica Ferrero y su familia», expresó Lacalle Pou en X.

Por su parte, Orsi convocó al ministro del Interior, Carlos Negro; la ministra de Defensa, Sandra Lazo y la propia fiscal Ferrero a una reunión en la Torre Ejecutiva este lunes a las 10, según informaron medios uruguayos.

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Asimismo, Negro citó al Comando de la Policía Nacional, es decir, las principales jerarquías nacionales, a las 17 de este domingo en la sede del Ministerio del Interior. Según informó la propia cartera, luego se brindará información a la prensa acerca de los avances de la investigación del caso.

El Directorio del Partido Nacional, por otro lado, convocó a una sesión “extraordinaria” en “carácter grave y urgente a raíz del atentado contra la casa de la fiscal de Corte, Mónica Ferrero” para las 18:30 horas de este domingo. Posteriormente, también se realizará una conferencia de prensa.

El senador oficialista del Frente Amplio, Daniel Caggiani, marcó: «Todo el respaldo político e institucional a las autoridades nacionales para la investigación y resolución y toda nuestra solidaridad con la Fiscal de Corte, Mónica Ferrero. Sobre estos solo corresponde una mirada común y nacional del sistema político«.

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Por su parte, el senador opositor del Partido Nacional, Javier García, indicó que el hecho tiene una «gravedad institucional incalculable». Y el presidente de dicha fuerza política, Álvaro Delgado, calificó lo ocurrido como «un ataque directo a la institucionalidad democrática del país».

El senador y exministro de Defensa, Javier García, escribió en X: «El atentado contra la Fiscal de Corte Mónica Ferrero en su casa esta madrugada es de una gravedad institucional incalculable, un antes y un después en Uruguay».

«En estas horas se requiere todo el peso del Estado para investigar y perseguir a los terroristas que están atrás de esto. Todo el respaldo a las autoridades y gobierno para perseguir a los culpables y proteger a la Fiscal y su familia», agregó.

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El diputado colorado Gabriel Gurméndez consideró que el episodio «es un vuelco dramático en el escenario de la inseguridad pública». «La mayor amenaza a las garantías y a la independencia de magistrados de nuestro sistema judicial: el miedo a actuar. Si hay organizaciones criminales detrás de esto sería un punto de inflexión. Sé deberá aclarar», apuntó.

El senador nacionalista Sebastián Da Silva pidió «dejarse de palabras edulcoradas» y aseguró que un hecho de estas características «es un antes y un después».

Según la información proporcionada por Ferrero a la Policía, divulgada por el medio local La Diaria, los sospechosos lograron ingresar a la casa y realizaron al menos dos disparos, provocando daños materiales en la finca. En el patio del domicilio se halló un pozo donde se investiga si los autores dejaron o intentaron colocar un artefacto explosivo.

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En tanto que fuentes del ministerio del Interior uruguayo confirmaron a medios locales que el departamento de Investigaciones trabaja en esclarecer el hecho junto con Policía Científica y señalaron que el episodio se registró únicamente en el patio de la casa.



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El asesino de la baraja: seis crímenes, una carta española convertida en firma y 142 años de cárcel

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El comienzo

Era el 24 de enero de 2003 y en la calle Alonso Cano, número 89, Madrid, un edificio de departamentos guardaba la calma de la mañana. El portero, Juan Francisco Ledesma, hacía sus tareas, acompañado por su hijo pequeño. Un hombre entró sin levantar sospechas, sin apuro, con un andar corriente. No gritó ni amenazó. Apenas ordenó. Obligó a Ledesma a arrodillarse en un rincón del hall de entrada, entre los buzones de metal y las paredes frías. Con un movimiento firme, apoyó la pistola en su cabeza y disparó. El sonido seco del tiro retumbó en el edificio. El asesino se fue como había llegado: sin correr, sin mirar atrás, sin explicación. El nene quedó paralizado. Para la Policía, era un crimen más en una ciudad grande. Nadie pensó que esa escena sería la primera de una serie.

Doce días después, el 5 de febrero, un trabajador salió temprano de su casa rumbo a su trabajo. Se llamaba Juan Carlos Martín Estacio, empleado de limpieza. Esperaba el colectivo en la Alameda de Osuna, apoyado en un árbol. Se trata de un barrio residencial a 10 kilómetros de la Puerta del Sol. El mismo hombre que había matado al portero en la calle Alonso Cano se acercó, lo obligó a arrodillarse y le disparó a la nuca. En el suelo dejó un as de copas. Esa misma tarde, en Alcalá de Henares, el mismo hombre empujó la puerta del Bar Rojas, un local de barrio con mesas de fórmica, olor a frituras y un televisor en la pared. Sacó una pistola y disparó sin decir palabra. Mikel Jiménez, de 18 años, cayó sobre el suelo enlosado. Juana Dolores Uclés, de 57, también fue asesinada. La dueña quedó malherida. El asesino salió como había entrado: sin prisa. Allí no dejó naipes, pero la prensa ya hablaba de un “asesino de la baraja”.

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Leé también: El Robin Hood siciliano que pasó de ser un bandido romántico a un asesino despiadado de mujeres y niños

El 7 de marzo, en Tres Cantos, municipio de la Comunidad de Madrid, una pareja de jóvenes charlaba en la vereda. El asesino se acercó de frente. Disparó en la cara del muchacho, Santiago Salas, que sobrevivió de milagro. Intentó disparar a la chica, pero el arma se trabó. En el suelo, quedó una baraja, el dos de copas. Ese naipe tenía algo más: un pequeño punto azul en el reverso, realizado con bolígrafo. Nadie fuera de la policía sabía de ese detalle. Era una contraseña silenciosa, una marca de autor.

El 18 de marzo, en Arganda del Rey, localidad a 28 kilómetros de Madrid, un matrimonio rumano regresaba a su casa por un camino de tierra. George y Doina Magda no llegaron. El asesino apareció de la penumbra, disparó a la cabeza de ambos y dejó en el suelo dos cartas: un tres y un cuatro de copas. Doina murió en el hospital dos días después.

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En apenas dos meses, Madrid y su periferia habían visto seis asesinatos y varios heridos

Siempre el mismo método: acercamiento breve, disparo certero a la cabeza, huida tranquila. Y, cada vez más, una carta española convertida en firma.

No eran cartas de un mazo internacional ni un comodín de póker. Eran naipes de la baraja española, un objeto familiar en cualquier casa. Esa baraja tiene cuarenta cartas, a veces cuarenta y ocho, con cuatro palos: oros, copas, espadas y bastos. Las cartas van del uno al siete, y las figuras son sota, caballo y rey. No hay reina. Las ilustraciones son medievales, con trazos simples y colores planos. Se la asocia a juegos de sobremesa: el mus, la brisca, el chinchón. Es parte de la vida cotidiana.

En la parada de micros de Alameda de Osuna, mató a Juan Carlos Martín Eastacio, de 28 años. Fue ahí donde dejó la primera baraja.

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La baraja inglesa o francesa, en cambio, tiene cincuenta y dos cartas, con cuatro palos: corazones, diamantes, tréboles y picas. Sus figuras son el rey, la reina y la jota. Es la que domina en casinos, póker, blackjack. Es internacional.

El asesino eligió la española porque cualquier persona en el país la reconoce al instante. Un as de copas en el suelo no pide traducción. No es enigmático ni críptico. Es un objeto cotidiano arrancado de su contexto y puesto como rúbrica de un crimen. Esa claridad lo volvía brutal: el mensaje era “yo estuve aquí y lo hice”.

El hombre que dejó esas cartas se llamaba Alfredo Galán Sotillo

Había nacido en 1978 en Puertollano, provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Era un tipo que tenía la habilidad de no destacar en nada. Fue soldado profesional y participó en misiones en Bosnia, donde obtuvo una pistola Tokarev TT-33, calibre 7,62 milímetros, un arma dura, simple, pensada para resistir barro y frío. Esa pistola soviética, con balas soviéticas, sería el instrumento de sus crímenes.

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Al volver a España, consiguió trabajo como vigilante en el aeropuerto de Barajas. Era reservado, bebía en exceso, tenía arrebatos de furia. No tenía pareja estable ni amigos íntimos. Su vida era gris y su necesidad de notoriedad lo empujó a matar. Los psicólogos que lo estudiaron después lo definieron como un hombre frío, con rasgos narcisistas, consciente de sus actos. No era un enfermo inimputable. Sabía lo que hacía. Su lógica era el azar: elegir una víctima cualquiera, disparar y dejar una carta como firma.

El 3 de julio de 2003, en Puertollano, Galán cruzó la puerta de la comisaría local. Pidió hablar con un agente y dijo: “Soy yo, el asesino de la baraja”. Los policías lo miraron incrédulos. No era un operativo espectacular ni un arresto con sirenas. Era el propio asesino que se entregaba.

Sus primeras confesiones

En ellas, dio detalles que solo podía saber quien había estado en la escena. Habló de las fechas, de la pistola Tokarev, de las víctimas. Y reveló el secreto del punto azul en el reverso de algunos naipes. Ese dato nunca se había publicado. Era la clave que lo confirmaba.

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Más tarde intentó retractarse, inventó excusas, habló de presiones. Pero las pruebas lo cercaban: las balas, los testimonios, la coincidencia de todo lo narrado. La confesión inicial ya lo había marcado.

En febrero de 2005, en la Audiencia Provincial de Madrid se inició uno de los procesos más esperados de los últimos años. Los pasillos estaban colmados desde temprano. Periodistas con grabadores, fotógrafos que se disputaban un lugar, familiares de las víctimas con carpetas de papeles, y curiosos que querían ver de cerca al hombre del que hablaban desde hacía dos años. No se trataba solo de un juicio. Era la puesta en escena de una historia que ya tenía nombre propio en los diarios: “El asesino de la baraja”.

La firma del asesino era una carta española.

La firma del asesino era una carta española.

Cuando lo trajeron a la sala, Alfredo Galán Sotillo apareció con un paso neutro, ni altivo ni abatido. Vestía prolijo, casi con modestia, pero en sus ojos había una frialdad que incomodaba a los presentes. No buscaba ni escondía nada. Se sentó en el banquillo y miró al frente, a veces con gesto ausente, a veces con una sonrisa mínima que muchos interpretaron como burla.

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El tribunal repasó uno a uno los crímenes

La voz del secretario leyó las fechas como si fueran estaciones de un viaje macabro: 24 de enero en Chamberí, 5 de febrero en Alameda de Osuna y luego en el Bar Rojas, 7 de marzo en Tres Cantos, 18 de marzo en Arganda del Rey. Cada nombre de víctima se pronunció con la solemnidad de una campana. Los familiares escuchaban con los labios apretados. Algunos lloraban. Otros clavaban la vista en el acusado, como si quisieran atravesarlo con la mirada.

Pasaron los testigos sobrevivientes. El joven de Tres Cantos, Santiago Salas, relató cómo un disparo le destrozó el rostro y cómo, mientras caía, vio la baraja que se deslizaba al suelo. La dueña del Bar Rojas contó entre lágrimas el momento en que sintió el fuego del balazo y vio desplomarse a sus clientes. Los peritos balísticos mostraron fotografías de proyectiles y explicaron con precisión que todas las balas correspondían a una misma arma: una Tokarev de calibre 7,62. El arma nunca apareció, pero las balas hablaban por ella.

Luego llegaron los psiquiatras. Con un lenguaje seco, descartaron que Galán sufriera una enfermedad mental que lo hiciera inimputable. Explicaron que matar y dejar cartas no era producto de un delirio, sino de una elección lúcida. Esa conclusión dejó claro que el tribunal no podía suavizar la condena.

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Durante las sesiones, Galán se mostró contradictorio. A veces, aceptaba los hechos y describía los disparos como quien repasa un trabajo terminado. Otras veces, negaba, decía que lo habían presionado, que no recordaba bien. La confesión inicial en Puertollano, con el detalle del punto azul en las cartas, pesaba como una roca.

El 9 de marzo de 2005 llegó la sentencia

El presidente del tribunal leyó con voz firme: culpable de seis asesinatos consumados y tres en grado de tentativa, además de tenencia ilícita de armas. La condena: 142 años y tres meses de prisión. En la práctica cumpliría un máximo de cuarenta, según la ley.

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Al escuchar el veredicto, los familiares de las víctimas no aplaudieron ni gritaron. La reacción fue más profunda: lágrimas contenidas, abrazos apretados, un alivio que nunca puede ser completo. El acusado apenas se movió. Se quedó sentado, como si escuchara una sentencia de otro. En marzo de 2006, el Tribunal Supremo confirmó la condena y rechazó cualquier intento de revisar su responsabilidad.

El asesino cuando estuvo en Bosnia.

El asesino cuando estuvo en Bosnia.

Alfredo Galán no se levantaba cada mañana con un plan calculado como en las películas de asesinos en serie. No había un cuaderno con mapas, ni listas de objetivos, ni un calendario macabro. Había, en cambio, un malestar creciente que lo atravesaba como un zumbido constante. Un vacío que venía de años de sentirse un cero a la izquierda.

En Bosnia, había aprendido a manejar armas, a convivir con la violencia, a ver a la muerte como una presencia cotidiana. Pero al volver no trajo condecoraciones ni prestigio. Trajo una pistola soviética, la Tokarev, guardada como un trofeo secreto. Y sobre todo volvió a una vida que lo ahogaba: turnos de vigilancia en el aeropuerto de Barajas, revisar valijas, mirar pasar a miles de pasajeros anónimos que no lo miraban a él. El soldado se había convertido en un vigilante gris.

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La invisibilidad era su mayor condena

Pasaba desapercibido en bares y en la calle. Nadie lo recordaba. Nadie lo señalaba. Era un rostro más en un vagón lleno. Y entonces apareció la idea de hacerse visible por la vía más brutal. No con palabras, no con gestos amables, sino con un signo que cualquiera pudiera reconocer. Matar y dejar una carta.

Las víctimas eran irrelevantes para él. Podía ser un portero en Chamberí, un joven en una parada, una pareja inmigrante en un descampado. No había relación. No había selección por odio, ni por venganza, ni por codicia. Era la banalidad del azar.

Cuando la prensa empezó a hablar del asesino de la baraja, su nombre creció en el aire. Pero lo que circulaba no era “Alfredo Galán”, era el apodo, el mito, la marca. Y eso empezó a irritarlo. La historia ya no le pertenecía. El público hablaba de las cartas, de los naipes manchados, de las copas con sangre. Él estaba detrás, pero no figuraba. Esa frustración fue el otro motor.

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Por eso se entregó. Porque necesitaba recuperar la autoría del relato. La confesión fue un acto de control: devolverle un rostro al mito. Y para que no quedaran dudas, regaló el detalle que nadie sabía: el punto azul en el reverso de algunos naipes. Esa era su firma íntima, su contraseña secreta. Al decirlo, recuperó el lugar central en la historia.

El porqué, entonces, se entiende en tres planos.

  • Uno: matar lo hacía sentir poderoso, visible, dueño de vidas.
  • Dos: dejar cartas lo convertía en un personaje con marca propia.
  • Tres: entregarse fue su modo de recuperar el control de la historia, antes de que el personaje lo devorara del todo.

En el fondo, lo que buscaba era no ser olvidado. No ser un vigilante más, no ser un soldado más, no ser nadie. Y eligió un camino bestial para lograrlo.

criminales históricos, España

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Baltimore residents reveal what changes they want to see to combat crime amid National Guard threat

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

BALTIMORE – While politicians debate how to combat crime in Baltimore, Maryland, local residents who spoke to Fox News Digital advocated for more affordable housing, recreational centers and accessible community resources.

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Earlier this month, Gov. Wes Moore and Mayor Brandon Scott deployed the Maryland State Police and the Transportation Authority Police to partner with the Baltimore Police Department after President Donald Trump floated deploying the U.S. National Guard to crackdown on crime. 

«We got so many kids getting into stuff and killing and on drugs, especially down here in this neighborhood on the Penn North,» Tasha, a young mother who spoke to Fox News Digital earlier this month while pushing her baby’s stroller through Baltimore’s Penn-North neighborhood, said. 

Tasha said more kids need access to rec centers because «so many of them are getting hooked on drugs and caught up in things that they don’t got no business getting caught up in, all because they don’t have nothing else out here to do.»

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BALTIMORE RESIDENTS REJECT NARRATIVE FROM CITY LEADERS ABOUT VIOLENT CRIME DROPPING: ‘NOT GOING LOW’

Fox News Digital spoke to residents in Baltimore’s Penn-North neighborhood about how to combat the city’s crime as President Donald Trump floats deploying the National Guard.  (Fox News Digital)

Fox News Digital spoke to more than a dozen Baltimore residents about how crime is impacting their community. While locals were split on whether Trump deploying the National Guard would curb crime, residents said safety concerns were top of mind. 

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‘BALTIMORE IS ON FIRE’: RESIDENTS REVEAL WHETHER TRUMP SHOULD SEND NATIONAL GUARD TO COMBAT VIOLENT CRIME

More than two dozen people were hospitalized in a mass drug overdose event in Penn-North in July. Meanwhile, three out of the seven homicides in Baltimore during August were in the nearby Park Heights, according to local reporting. 

Between people selling and using drugs on the corner as one police car was parked just down the street, Tasha said that in Penn-North, «everything is back out here running like it didn’t even happen a month ago.»

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Baltimore

A busy street corner in Baltimore’s Penn-North neighborhood (Fox News Digital)

Joseph, a Penn-North resident who spoke to Fox News Digital while a homeless woman slept on his front stoop, said there are abandoned houses and buildings on his street and «all over the place.»

But Trayvon, another Baltimore local, asked, «How can you fix a place and not fix the people?»

«If you fix that, all you’re going to do is make a prettier place to sell drugs,» he said. 

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Scott Graham, a Republican who campaigned in 2022 for Maryland’s House of Delegates to represent the Baltimore suburbs, said high property taxes «discourage people from coming in and buying» property. 

«We have vacant housing all over the place, and people are reluctant to come in. That vacant housing is in areas where there’s high crime,» Graham said. 

Baltimore

Abandoned buildings in Baltimore’s Penn-North neighborhood.  (Fox News Digital)

Moore and Scott have touted «historic reductions in violent crime» in Baltimore, pointing to 91 homicides and 218 nonfatal shootings in 2025, which Scott said are 29.5% and 21% drops. 

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But statistics compiled by the nonprofit research institute Just Facts show that Baltimore’s 2024 murder rate is still 6.8 times the average for all metropolitan areas in the nation and that if the murder rate stays the same as it was in 2024, roughly 1 in every 38 people in the city will have their lives cut short by murder at some point during the course of their lives. 

The 17 Baltimore locals who spoke to Fox News Digital earlier this month were divided over whether deploying the National Guard is the solution to their crime concerns. While many worried it would raise tensions and inspire riots, others said the troops could serve as a crime deterrent. 

«We just need to get back to where we used to be when we were coming up as kids, where everybody got together and everybody worked together, and they moved people off the blocks, and they made the clean blocks, and they did all of those things,» Ronette, a Baltimore resident, said. «Our city just got to a point where we just, it’s everybody for their self. Nobody works together.»

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Trump signed a memorandum this month establishing a task force to address crime in Memphis, Tennessee, similar to his ongoing crime crackdown in Washington, D.C.

He said the effort includes deployment of the National Guard, the FBI, the Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives, the Drug Enforcement Administration, Homeland Security Investigations and Immigration and Customs Enforcement. 

Last month, Trump mobilized 800 D.C. National Guard troops to reduce crime in the nation’s capital. More National Guard troops from Ohio, West Virginia, South Carolina, Louisiana, Mississippi and Tennessee were dispatched to support the crime crackdown.

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In addition to Baltimore, Trump has also floated deploying troops to Chicago and Oakland, but the plans have been met with resistance by Democrats. 

Fox News Digital’s Diana Stacy contributed to this report. 

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