INTERNACIONAL
Arturo Pérez Reverte: “Nunca aliento la polémica, en todo caso es un daño colateral inevitable”

Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) es uno de los escritores más populares del mundo en habla hispana. Y más también: sus libros han sido traducidos a 43 idiomas y publicados en países de Europa, América, Asia y Oriente Medio. Licenciado en Periodismo, desarrolló una extensa carrera como reportero de guerra antes de dedicarse por completo a la literatura. Es miembro de la Real Academia Española desde 2003. Su obra combina con sagacidad géneros como la novela histórica, el thriller y la aventura, con una prosa directa y precisa y un lenguaje rico en matices. Se distingue por una mirada crítica, a menudo provocadora, sobre la sociedad y la historia española. Lo leen millones de personas en todo el mundo.
Hasta aquí una breve y pulcra biografía del personaje en cuestión, de visita en Buenos Aires para cumplir los compromisos de un autor bestseller (que por peso específico es una de las estrellas de la Feria del Libro de Buenos Aires 2025). Es dable de pensar que Pérez Reverte, gentil y notablemente jovial a sus 73 años, vino a la capital argentina para hablar de su nueva novela, La isla de la mujer dormida (Alfaguarada – Penguin Random House). Pero la conversación toma otros caminos que conducen a otros destinos y apelan a Pérez Reverte-el polemista, o Pérez Reverte-el cronista de nuestro tiempo. También hay lugar para un poquito de Pérez Reverte-el provocador.
O sea, Pérez Reverte jugando el juego que mejor juega y que más le gusta.
A continuación, el testimonio de su diálogo con Infobae Cultura. Una breve pregunta oficia como disparador y a eso le sigue una larga respuesta, florida en su lenguaje y profunda en su concepto, que permite acordar, disentir, reflexionar. O simplemente aprender.
—Cada vez que uno tipea Arturo Pérez Reverte en Google, siempre aparece alguna polémica en redes, algún tweet suyo que desata pasiones…
—Pero no por culpa mía. Es que en España han tomado la mala costumbre de cada cosa que digo convertirla en polémica.
—¿Y cómo se lleva con eso?
—Yo no lo busco.
—¿Entonces?
—La explicación es muy simple. Ahora todo es clicks, hay que sumar clicks a cualquier cosa. Yo a lo mejor digo, no sé, “el agua que tomé ayer no estaba bien”. El título es “Pérez Reverte critica el agua” para tener clicks. Soy consciente de eso. Soy mayor y tengo ya mucha vida en la espalda. Entonces lo tomo con naturalidad. Lo que nunca hago es alentar la polémica e intervenir en ella. Nunca debato en las redes con nadie. Digo, lo tengo que decir y desaparezco. Entonces, bueno, lo llevo como un complemento, como un daño colateral inevitable en el mundo en el que vivimos. Pero no le doy importancia ni cuántos están a favor ni cuántos en contra. Nunca.
—¿Y no ha tenido la tentación de retirarse por completo?
—No, al contrario. Vamos a ver… Mis redes sociales, Instagram y Facebook no lo llevo yo. Hay alguien que lo lleva por mí. Yo solamente llevo personalmente Twitter. Y Twitter es una herramienta estupenda. Tengo 2 millones y medio de seguidores, lo que significa que es una herramienta muy potente. Cuando quiero mandar un mensaje sé que va a ser un mensaje eficaz. ¿Entonces, por qué voy a renunciar a esa herramienta poderosa? La utilizo, no abuso de ella. Yo no vivo en Twitter, De hecho, en mi teléfono no tengo Twitter.
—¿No lo tiene?
—No, yo tuiteo con el ordenador cuando estoy en casa. No tuiteo desde un teléfono móvil, eso sería una esclavitud… Tengo otras cosas más importantes que hacer en la vida. Para mí Twitter es una herramienta que está bien y tal, a la que recurro cuando necesito, que me divierte cuando entro en ella y cuando hay polémica. Pero no le doy más importancia. Eso en un tipo que escribe novelas, es una actividad fundamental.
—Le voy a hacer un par de preguntas políticas.
—A lo mejor no las contesto.
—El año pasado usted le dijo a una periodista argentina “no voy a hablar de Milei” ¿Por qué?
—Cuando uno va a ver a sus amigos o a sus parientes, a una casa en la que uno se encuentra a gusto y es muy familiar, uno no habla de cómo son los muebles, cómo se lleva la casa, cómo está el servicio, qué comida te han puesto. Uno llega, se adapta a lo que hay y ya está. Y se va con con mucho agradecimiento. Eso es lo que hago yo.

—Sí ha sido, diría, elogioso con Pedro Sánchez. No sé si es el adjetivo que corresponde…
—¿Elogioso? La palabra “elogioso” no corresponde.
—Ok, pero de alguna forma ha destacado alguna de sus virtudes.
—Si yo hablo de Pedro Sánchez aquí, mañana en España dirán “Pérez Reverte ha dicho tal cosa de Pedro Sánchez”. Y yo no he venido aquí para hablar de Pedro Sánchez. Yo fui puta antes que monja. Es decir, conozco el mundo en el que me muevo. He sido periodista muchos años y sé muy bien cómo funcionan las cosas. Por eso sé que hay un momento para cada cosa, y este momento no es para eso.
—Usted sabe y es consciente que puede haber preguntas así. En todo caso tiene el derecho de eludirlas…
—Lo sé y vengo prevenido para eso.
—Bien. Hablemos de su novela: hay ciertos tópicos que despiertan mucho interés en usted y luego, en su numero público lector alrededor del mundo. Uno de ellos (el contexto del relato de La isla de la mujer dormida) es la guerra civil española. Han pasado casi 90 años ¿Por qué cree que sigue despertando tanta fascinación?
—No lo despierta, No es cierto. Eso es un error. Un error inducido. La guerra civil española está resuelta hace mucho tiempo. Hay flecos, gente que fue fusilada y está en las cunetas todavía. Yo tuve familia fusilada por ambos bandos, con lo cual tengo bastante conocimiento del asunto. Lo que pasa es que la guerra civil, no ideológicamente, sino, digamos, en la parte dolorosa, estaba resuelta en mi generación. Yo nací en el año 51. Crecí en una generación educada en la necesidad de olvidar la barbarie que fue esa bestialidad entre españoles. Pero ahora, por razones tácticas, políticas, actuales (no del pasado), políticos jóvenes que no han vivido la guerra civil, que la conocen muy de lejos, la están utilizando como herramienta ideológica. Como ahora, los políticos (hablo en general), carecen de una formación cultural o política que les haga ser originales, brillantes, eficaces y decisivos en el mundo actual, recurren a herramientas tácticas para suplir esa carencia que tienen casi todos ellos.
—Un elemento de distracción.
—La guerra civil es un magnífico elemento de distracción. Porque permite oponer “estos y aquellos”. Lo que habíamos superado en mi generación. Cuando yo crecí, con 20 años, y había una actividad política importante: Franco la universidad, bla bla bla. Nadie hablaba de guerra civil. Hablábamos de Franco, que entonces era el dictador. Pero la guerra civil estaba pasada. Sabíamos los errores de unos y de otros. Lo sabíamos porque nos lo habían contado nuestros padres. ¿Queda claro entonces? Los testigos estaban vivos. Y entonces luchamos. La actitud de la gente joven era contra Franco, dictador de entonces, no contra la guerra civil que estaba ya… No era el mismo Franco de la guerra civil, era un Franco diferente, también evolucionó, como todo. Entonces, ahora, los partidos que carecen de una base, de una formación política sólida, que no tienen nada nuevo que ofrecer en un mundo europeo, en un mundo occidental que está en decadencia en tantas cosas, usan la guerra civil como herramienta para poder decir muy sencilla “eres de ellos o eres de nosotros”. La están resucitando como argumento táctico. Y haciendo un trabajo muy peligroso porque están resucitando viejos demonios que estaban ya super calmados. Esa es mi visión del asunto.

—Hablamos de redes sociales, de los políticos y su alejamiento de la cotidianeidad de las personas. Usted ha sido periodista, conoce bien el rol de los medios: parece haber una separación entre la realidad “virtual” presentada en redes y medios de comunicación, y la vida cotidiana, real. ¿Cómo convive con eso?
—Yo tengo una ventaja, tengo casi 74 años. Tengo la vida, las lecturas, los viajes, el mundo suficiente para poder interpretar. ¿Entonces, qué pasa? Hay una cosa evidente. Yo nací en el año 51. Mis abuelos nacieron en el siglo 19, los dos. Yo fui educado por una generación del siglo 19. Yo vengo de un mundo que tiende a desaparecer. No digo para bien o para mal. No lo digo con lamento. Es un hecho histórico objetivo. Mi mundo, el mundo en el cual yo me crié, el mundo en el cual yo viví, el mundo en el cual yo me pongo una americana para ir a lo que sea, o me comporto o cedo el paso a una señora, o a un señor, o a ti. Yo a ti te cedo el paso. Y eso no es machismo, pero si se lo cedo a una mujer es machismo ¿comprendes? Quiero decir, el mundo del cual yo provengo, está desapareciendo con lo bueno y con lo malo. Entonces, hay dos actitudes. Una, decir “¡qué horror!”, gruñir, “¡el mundo es una mierda!, todo es tan grosero…”. Y la otra es decir, “bueno, venga”. Que es la mía: decir, bueno, la evolución de la historia es así.
Los momentos, los ciclos históricos, como decía Toynbee “circulan”. O bien, como decía Spengler, “pasan, cambian y vienen otros mundos”. Bueno, yo estoy asistiendo al final de un mundo y eso es muy interesante. Asistir al final de un mundo es un privilegio. Es interesantísimo cuando uno viene de un mundo determinado y ve que ese mundo desaparece… Vivir el momento de auge de ese mundo está muy bien, la felicidad social… Pero vivir el final es un espectáculo fascinante. Soy muy lector, mi biblioteca, que es grande, tiene más de la mitad ocupada con libros de historia, desde clásicos griegos y latinos hasta la historia moderna. Entonces, claro, cuando tienes el bagaje intelectual suficiente para comprender, cuando tienes la mirada educada por la cultura en el sentido noble (en cuanto a conocimiento y en cuanto a civilización, visión del mundo) y ves el mundo, es un espectáculo muy interesante. Ver cómo se acaba un mundo, cómo vienen las fuerzas nuevas, cómo hay en demolición viejas estructuras que merecían morir (porque los mundos merecen morir, los mundos que mueren merecen morir). Porque acaso sus ciclos ya se han quedado viejos, caducos, añejos y ya no valen, deben irse.
Entonces, claro, si uno no es un fanático de ese mundo y puede quedarse fuera, o sentado en un lado, ver cómo ocurre es muy interesante. Ver cómo emergen fuerzas nuevas: errores de los que llegan, aciertos de los que llegan, tensiones, coletazos de los que se van y no quieren irse. Y cómo se aferran al poder… Entonces, si tienes, como yo, la suerte de poder asistir a eso con ecuanimidad, es extraordinario. Entonces, para mí el mundo actual es fascinante, más todavía que el que lo era cuando yo estaba con 20 o 30 años. Yo viví en otros lugares. Quizá porque como he visto como reportero, hundirse mucho el mundo, vi arder muchas bibliotecas, violar a muchas mujeres, matar a muchos hombres, destruir muchos edificios, barrer culturas, fosas comunes… Quizá porque tengo, digamos, la cabeza adiestrada para soportar eso y para entender que forma parte de la vida y del mundo y de la historia humana. Me enfrento con la ecuanimidad de decir “bueno, pero también a nuestro mundo le ha llegado”. Y entonces, insisto, si pudiera resumir esto, diría que es un privilegio asistir al final de un mundo. Estoy encantado.

No voy a verlo terminar del todo, no me da tiempo porque no va terminar mañana… A veces tarda un siglo, dos siglos. Por eso a veces, cuando veo a veces a gente lúcida (y otra que no lo es) y los escucho… Digo “no tenéis ni puta idea”. Se ha acabado. Va a tardar. No siempre hay solución, la historia no se soluciona, se vive. Lo que hacer es asumirlo con el estoicismo que te da la cultura. Una vez volando entre Chipre y el Líbano, hablo de hace ya muchos años. Y cayó un rayo en el avión. Se apagó la luz y tuvo una pérdida de altura enorme. La gente gritando. Y yo diciendo “me voy a morir entre gente que está gritando”. ¿Qué pasa? ¿Por qué yo no gritaba? Porque yo sabía que un avión se puede caer ¿De qué vale gritar si te ha tocado? Bien, entonces la cultura sirve para no gritar cuando se cae el avión. La cultura sirve para asumir con naturalidad, con entereza, el final de las cosas, sea tu propia vida o la de otros.
Este es un momento perfecto, un momento feliz, porque tengo la edad suficiente para no lamentar que mi mundo se vaya. Porque yo me voy con él y tengo todavía la lucidez suficiente para ver, para interpretar. Y la cultura adecuada para reconocer los síntomas claros. Y con eso escribo novelas.
—¿En este fin de un mundo, la verdad no tiene sentido? Pareciera que cualquiera puede decir cualquier cosa y no pasa nada.
—La verdad no existe. El mundo es una suma de verdades y de errores que se combinan. Y la verdad es evolutiva, no es definitiva. Esto es un teléfono, pero mañana puede ser un artilugio desfasado. Las verdades evolucionan como el ser humano. Vuelvo a la cultura. La cultura no te dice dónde está la verdad. La cultura te dice la manera de dudar de la aparente verdad, de tomar previsiones y de interpretar. Es decir, si yo veo, voy por la calle a cenar y veo que viene un tipo de frente y ese tipo gira y se me viene a caminar detrás. Digo “este tipo me quiere asaltar”. La cultura es interpretar al tipo que viene y saber qué me va a saltar. Sin cultura, el tipo me va a saltar y yo no me voy a enterar hasta que tenga la navaja en el cuello o la pistola en la cabeza. La cultura sirve para eso, para interpretar. Entonces te protege, te ayuda a sobrevivir, a que no te asalten en la calle. Entonces, en mi opinión, el problema fundamental de esta generación actual es que se las está privando de los mecanismos culturales que permiten interpretar, sustituyéndolos por clichés, lugares comunes, frases fáciles, clics.
Si haces clic aquí, salvas a las focas y las ballenas y eres un tipo estupendo. Eres parte de una comunidad. Ahora es muy fácil. Antes había que pelear por formar parte de una comunidad. Ahora estás en tu casa, haces click y ya está. No estás solo, ya formas parte de una comunidad. No has tenido ni que esforzarte, ni siquiera que leer, ya formas parte. Estamos privando a las generaciones jóvenes de una capacidad de análisis e interpretación. Los estamos dejando indefensos. Frente a eso, tus hijos están más indefensos que lo que estuvimos nosotros.
Frente a los grandes problemas: vida, muerte, fracaso, dolor, sufrimiento, enfermedad, agonía, incertidumbre. Esos son los temas. Y entonces, claro, al privar a un joven de esos mecanismos culturales, lo estamos dejando indefensos ante lo importante. Cuando fracases, cuando pierda tu equipo de fútbol, cuando te encuentres en la calle sin poder alquilar una casa y con un hijo que tienes que darle de comer. Cuando tu madre o tú tengas un cáncer… Para eso no los estamos educando. Entonces, el problema grave de la humanidad y señal también del final de un mundo es que justamente los mecanismos defensivos que hacen que el ser humano pueda hacer frente a la realidad (al final siempre hay un terremoto, un tsunami, una dictadura, un Trump, lo que sea), ya no se enseñan. Ahora no lo estamos haciendo.

—¿Cómo lo afectó la noticia de la muerte de Vargas Llosa?
—Bueno, yo conocí a Mario. Era un caballero. ¿Pero sabes una cosa? Mario estaba ya… Había terminado su ciclo. Ya estaba viejo, ya no tenía facultades. Era natural que se fuera. De hecho, tuvieron la inteligencia de apartarlo de la vida pública. Mario ya no estaba en condiciones. Había cumplido un ciclo. Ha sido un hombre atractivo, ha conocido mujeres guapas, ha tenido éxito, ha tenido el premio Nobel, una vida estupenda. Y acabó de una forma discreta y elegante, como él era. Me parece una vida perfecta. Es una buena muerte para una buena vida. Ojalá todo el mundo pudiera al final, que la muerte no lo estropee. Porque hay muertes que estropean vidas. Hay agonías largas, grotescas, vulgares, dolorosas, que revientan una buena vida. Entonces Mario ha tenido la fortuna de que su vida ha sido impecable hasta el final. Eso se lo envidio.
—Llegó a la Argentina en una semana especial por la muerte del Papa Francisco. No sé si alguna vez opinó públicamente sobre él o sus posturas. ¿Cómo le caía?
—Creo recordar que nunca hice pública mi opinión. Voy a salirme de ese tema, pero voy a entrar por otro lado. Yo soy un hombre religioso. Tuve una educación, como toda mi generación, católica. Fui a un colegio maristas del que me expulsaron, por cierto. Hay una cosa evidente y es que soy consciente de la tradición cultural europea. Yo soy un europeo igual que usted lo es porque Argentina… Esto es Europa. No hay historia. México no es Europa. Perú no es Europa. Pero Argentina sí es Europa. Y yo tengo, digamos, la formación europea. Uno no entiende Europa, no entiende España, ni Italia, ni Alemania, ni siquiera los países protestantes, sin el conocimiento de lo que es la cultura judeocristiana.
Nosotros venimos del Talmud, de la Biblia, del Corán también, porque hay un fleco mediterráneo que llega a España y tal… Es decir, no hace falta que vayas a misa si no quieres, pero es importante que conozcas la religión que conformó el mundo en el que vives. Porque si no, no puedes entender ni un cuadro de Rubens, ni una catedral, ni una monasterio, ni siquiera la literatura. Entonces mi visión de la religión siempre ha sido igual. Entonces, digamos, que mi aproximación a la religión siempre ha sido cultural. Yo soy partidario que se explique en los colegios. Desde ese punto de vista, los papas siempre han sido administradores de una institución secular de 21 siglos de antigüedad. Son las cabezas, son los gerentes, los CEOs, directores generales de esas empresas. Yo nunca he visto en un Papa, ni este ni en otro, un aspecto espiritual. Y lo lamento. Entonces desde ese punto de vista ha sido pues, uno más. Este tuvo una vida más social, otro tuvo una vida más política. Pero es que no tengo nada más que decir.

—¿Por qué sigue escribiendo? Está impecable a los 73 años, tiene una vida buena, no le debe faltar nada…
—Yo no escribo por eso. Es muy complicado de explicar a estas alturas de la entrevista. Escribir es plantearse una aventura cada día. Es decir, yo soy marino. Otra cosa que hago es navegar. Tengo un velero. ¿Entonces por qué navego? Porque cuando subo al barco y me voy a navegar, me enfrento a un montón de problemas: meteorológicos, de rumbo, de velocidad, de vientos, de navegación, de barcos que vienen. Es un desafío.
A mis 74 años, irme solo —a veces no voy solo— a Cerdeña, Sicilia o Grecia con el velero es un desafío. Me mantiene lúcido, pendiente del viento, de la lluvia. No soy un abuelo en su casa viendo la tele, estoy haciendo cosas. Una novela es algo parecido: me obliga a mantenerme vivo, lúcido, activo. Hay muchos tipos de novelista. Yo soy un novelista tipo cazador. Veo a una chica, un amigo, una voz, una música, y digo: “Esto sirve para una novela”. Y después voy sacando cosas de la mochila. Cada novela me obliga a enfrentarme a una nueva aventura. Me obliga… Solo se es joven en vísperas de la batalla.
Yo he vivido batallas. Eres joven cuando, de noche, estás preparado porque al día siguiente vas a luchar. Afilas las armas. Engrasas el arnés. Te preparas. Duermes con mesura, pero no demasiado. Piensas en tu familia. Escribes una carta. Te preparas para luchar. Eres joven. Eres vigoroso. Eres parte del universo que exige de los seres humanos que luchen por sobrevivir o por lo que sea. Cuando ya has combatido, es distinto. Tienes sangre en las uñas. Has matado. Has llorado. Has degollado. Te han matado amigos. Te han herido. Ya has envejecido.
Entonces, cada novela es una batalla. Me siento como el joven que está engrasando las armas. La novela me rejuvenece. Me permite probarme a mí mismo: ¿todavía soy capaz? ¿o ya no? Además, hay otro factor importante. Esto es complicado Todo novelista tiene la cuestión de la “obra maestra” que quiere alcanzar. Y en realidad, nunca se alcanza. Ni siquiera los mejores. A veces ocurre, pero es raro. Yo sé que mi mediocridad me impedirá hacer nunca esa obra maestra con la que sueño. Pero cada novela es un intento. Yo empiezo una novela queriendo hacer esa obra maestra. Y sé, a las diez páginas, que no la voy a hacer. Pero también sé que si hago esta novela, tal vez la siguiente sí lo sea. Ese pensamiento me obliga a trabajar. A seguir escribiendo. En busca de esa novela que nunca escribiré, pero que deseo.
Al mismo tiempo, tengo en la cabeza un rumbo, como si quisiera llegar a Cerdeña dentro de tres días. Eso me mantiene vivo. Podría dejar de escribir y dedicarme a leer. Podría dedicarme a vivir. Tengo la vida resulta. O si me doy cuenta de que ya no funciono, que mi novela ya no funciona… Veréis que eso no ocurre. Todavía funciono. Mientras funcione, una novela es un motivo. Es un estímulo. La idea de escribir nuevas novelas me mantiene vivo. Y es una magnífica actitud ante el mundo. Quizá no envejezco tan mal, me siento razonablemente bien. Por esto: el día que pierda esa ilusión, ese desafío, esa necesidad… Ese día pasaré a ser el viejo, el abuelo que mira la tele, que recuerda los viejos tiempos, aquella mujer hermosa, aquel amigo, aquella aventura. Pero ese día no ha llegado aún.
[Fotos: Adrián Escandar]
INTERNACIONAL
GOP senator predicts Trump’s next move in Venezuela amid Hezbollah’s influence: ‘Long past due’

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Hezbollah’s growing foothold in Latin America has found its epicenter in Venezuela, where U.S. lawmakers and former counterterror officials say the Maduro regime has turned the country into a safe haven for one of the world’s most dangerous terrorist groups, giving it access to drug trafficking routes, forged documents and a gateway to the Western Hemisphere.
At a Senate Caucus on International Counternarcotics Control hearing this week, both Republican and Democratic senators warned that Hezbollah’s integration into Latin America’s criminal underworld — once concentrated in Colombia and the tri-border region — has now taken root under Venezuela’s protection.
Witnesses described an illicit web of narcotics, money laundering and passport-for-terrorist schemes that have flourished with state sponsorship, turning Venezuela into what one expert called the «most important facilitator for Hezbollah in Latin America.»
«Venezuela is a willing safe haven for what remains the most lethal, dangerous foreign terrorist organization to the United States,» said Marshall Billingslea, a former senior Treasury official.
US BOLSTERS MILITARY PRESENCE IN CARIBBEAN NEAR VENEZUELA AMID TRUMP’S EFFORTS TO HALT DRUG TRAFFICKING
Hezbollah’s growing foothold in Latin America has found its epicenter in Venezuela, where U.S. lawmakers and former counterterror officials say the Maduro regime has turned the country into a safe haven for one of the world’s most dangerous terrorist groups. (AFP via Getty Images)
Sen. Sheldon Whitehouse, D-R.I., and Sen. John Cornyn, R-Texas, both warned that Hezbollah’s 50-year presence in Latin America now poses a hemispheric threat requiring coordinated U.S. action.
Ambassador Nathan Sales, the former counterterrorism coordinator at the State Department, urged more Latin American nations — especially Brazil and Mexico — to designate Hezbollah in its entirety as a terrorist organization.
The bipartisan tone, rare in today’s Congress, underscored what lawmakers called a clear and present danger — a sanctioned regime in America’s backyard providing cover to a global terror group.
«Venezuela has become a key enabler of Hezbollah’s malign activity in our region,» Sales testified.
«This is not just about the Middle East anymore,» Cornyn added. «It’s about a terrorist organization embedding itself in the Western Hemisphere under the protection of a hostile regime.»
Sen. Bernie Moreno, R-Ohio, went a step further, predicting that the United States will move to end Nicolás Maduro’s rule altogether.

Sen. Bernie Moreno, R-Ohio, went a step further, predicting that the United States will move to end Nicolás Maduro’s rule altogether. (Kayla Bartkowski/Getty Images)
«I think we’re going to free Venezuela,» Moreno said. «That will be one of President Trump’s many, many legacies. It’s long past due, and I think his days are numbered.» Moreno added that he «would be surprised if [Maduro is] still in Venezuela by the end of this year,» signaling growing confidence that Washington could soon pursue regime change in Caracas after seven strikes on alleged narco-traffickers on the seas.
SENATORS LOOK TO BLOCK TRUMP FROM ENGAGING IN ‘HOSTILITIES’ IN VENEZUELA
Billingslea and Cornyn pointed to evidence that Venezuelan officials issued passports to Hezbollah operatives, including accusations that former Vice President Tareck El Aissami helped militants travel freely across the region.
According to Billingslea, more than 10,000 passports were issued to individuals from Syria, Lebanon and Iran under the former Venezuelan vice president, some with known Hezbollah or Hamas ties.
The system, witnesses said, allowed operatives to disguise identities, launder funds and even move into the U.S. with false papers.
Sales detailed how Hezbollah’s operations have become embedded in the regional drug trade, including the trafficking of so-called «black cocaine» compressed into charcoal-like briquettes to avoid detection.
«Hezbollah traffics narcotics through criminal networks active in the tri-border area. … It’s particularly involved in the sale of black cocaine,» Sales said.

«I think we’re going to free Venezuela,» Moreno said. «That will be one of President Trump’s many, many legacies. It’s long past due, and I think his days are numbered.» (Carlos Becerra/Getty Images)
He and others warned that as sanctions squeeze Iran and Hezbollah’s financial channels in the Middle East, the group is relying more heavily on Latin American drug profits to sustain itself.
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Matthew Levitt of the Washington Institute said Venezuela has effectively joined what he called the «axis of evasion,» a global sanctions-defying network linking Russia, China, Iran and North Korea.
«Venezuela plays an important part in this illicit network as it reaches the Western Hemisphere,» Levitt said, describing its role in gold smuggling, oil-for-cash deals and financial cover for Iran and Hezbollah.
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El antecedente de la rebeldía de Colapinto: el recuerdo del polémico triunfo de Lole Reutemann en Brasil en 1981

Hay momentos en los que un deportista puede llegar a decir basta. Romper los límites. Ir más allá a pesar de las consecuencias. El 29 de marzo de 1981, Carlos Alberto Reutemann protagonizó un quiebre en su carrera, que fue desobedecer la orden del equipo Williams para que le cediera la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 a su compañero de equipo, Alan Jones. Fue algo similar a lo ocurrido este domingo con Franco Colapinto quien ignoró la orden de mantener posiciones con el otro piloto de Alpine, Pierre Gasly.
Aunque a diferencia del pilarense de 22 años que está comenzado su camino en la Máxima, en aquel entonces Lole dijo “no” porque supo que aquella era una de sus últimas chances de ser campeón en la F1. También fue consciente de que su decisión declaró la guerra interna en la escudería inglesa y que eso iba a ser clave en la búsqueda del título en el resto de la temporada…
Cerca de cumplir 39 años (nació el 12/04/1942) y en su décimo ejercicio en la Máxima, para ese campeonato Reutemann dio el ciento diez por ciento. En la previa se preparó como nunca e hizo un fuerte entrenamiento físico. Se lo veía estilizado y en excelente forma. “Hice un esfuerzo excepcional en ese aspecto, con un régimen muy estricto, como un boxeador”, contó años después, en sus épocas de senador por Santa Fe. Esto sumado a su gran profesionalismo que lo llevó a involucrarse como pocos pilotos en la preparación del auto. Por algo fue uno de los mejores de su época a la hora de poner a punto un coche.
Aunque la historia de aquel fin de semana en el extinto Autódromo de Jacarepaguá, en Río de Janeiro (fue demolido y se reemplazó por instalaciones para los Juegos Olímpicos de 2016), empezó a escribirse mucho tiempo antes. En 1979, sir Frank Williams dijo que quería en su equipo a uno de los tres mejores corredores de la categoría y no dudó en buscar a Reutemann, que tuvo una frustrante temporada en Lotus. El santafesino vio en el coche de Williams, el FW 07, un auto para ser campeón mundial. De hecho Jones lo logró en 1980.

Sin embargo, al llegar al equipo de Grove, Carlos supo que el piloto número 1 era Jones, quien había estado en la escudería británica desde 1978. Entonces hubo una cláusula en el contrato que indicaba que, si en una carrera Reutemann estaba adelante y Jones detrás, a una diferencia menor a siete segundos, debía dejarlo pasar al australiano.
En la primera fecha de 1981, Reutemann venía ganando en el callejero de Long Beach, en la costa oeste de los Estados Unidos. Aunque por la cláusula de los “siete segundos”, se fue afuera en una chicana y fue superado por Jones. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato. Pero esa fue la última vez que cedió…
Dos semanas más tarde, ya en Brasil, estuvo delante de su compañero en las dos clasificaciones del viernes y sábado por más de medio segundo (1m35s390/1m36s337 y 1m36s000/1m36s690). El domingo amaneció con una fuerte lluvia y el ganador de la pole positions (mejor lugar de largada), el local Nelson Piquet, la pifió con la elección de neumáticos y apostó a que iba a dejar de precipitar y que la pista se secaría. Nada de eso ocurrió y cuando arrancó la competencia la lluvia fue más fuerte, patinó con su Brabham y Lole lo superó.
Reutemann quedó puntero y se alejó adelante. Luego de que Jones dio cuenta de Riccardo Patrese (Arrows) y llegó a estar a cuatro segundos de Carlos, pero nunca estuvo pegado al santafesino, cuyo ritmo en la punta fue demoledor en una pista muy complicada por la constante caída de agua.

El australiano solo estuvo cerca de Lole cuando éste se complicó con Keke Rosberg (Fittipaldi), que era rezagado. Una vez que le sacó una vuelta al finlandés, se alejó otra vez. “Se hizo muy largo, porque Rosberg no dejaba lugar, no sé si no me veía, y no quería arriesgarme a un toque peligroso entre los dos”, contó Reutemann.
Cuando faltaban nueve vueltas para el final apareció la tan temida orden de Williams. Charles Crichton Stuart era un ex piloto inglés que luego fue vendedor de autos y logró el acuerdo del equipo inglés con Saudia Airlines, que fue el puntapié para tener el patrocinio de la familia de Osama Bin Laden. Tomó el cartel sin saber que iba a convertirse en uno de los más recordados en la historia de la F1: “Jones-Reut”. Se lo mostraron durante cinco giros, pero Lole hizo caso omiso. La diferencia con Jones era de cuatro segundos.
Se cumplió con el tiempo máximo estipulado para la carrera y a las dos horas le bajaron la bandera de cuadros a Carlos, que terminó 4,4 segundos por delante de Jones. “Un poco me confundí al final porque creí que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta más por si acaso”, reconoció Lole. Fue al podio donde solo lo acompañó el tercero, Patrese, ya que Jones se enojó y no fue a descorchar el champán…
Sobre el famoso cartel, Reutemann dijo que “nunca vi ningún cartel. Nunca pude verlo e incluso no lo vi a Alan Jones detrás mío porque la nube de spray no deja ver nada. Ni siquiera sabía que su auto (el de Jones) me seguía. Desde el momento que largué, no vi tampoco a Piquet que estaba a mi lado, doblé adelante y seguí así hasta el final”.
“La carrera fue muy difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error. Las condiciones de pista eran muy complicadas y tenía que hacer todo lo posible para mantener el auto en pista”, agregó. Y reveló que tras la carrera “Jones vino a saludarme, me dio la mano y eso fue todo…”
Sin profundizar en el tema y a los pocos minutos de terminada la carrera Lole supo que la guerra estaba declarada. Pero no solo con Jones, sino también con Williams, que rápido se alineó con el australiano.
“Se puso la orden para que Carlos lo dejara pasar a Alan porque eso era lo establecido en un caso como éste, y porque ambos pilotos estaban comprometidos con lo que firmaron”, esgrimió Sir Frank.
“Una vez que aparece la orden, en la siguiente vuelta el piloto debe dejar el paso”, aclaró.
“¿Y si Reutemann no lo vio?”, le preguntaron. Según la cobertura del recordado Germán Sopeña para la revista CORSA, “Williams respondió con un gesto escéptico…”
Jones no se quedó atrás. Ante la primera requisitoria reparó en querer declarar: “Más vale que hable dentro de un rato, cuando piense lo que voy a decir…” Se tomó un tiempo, aunque disparó con munición gruesa. “Creo que Carlos tomó una decisión de muy corto alcance con tal de ganar la carrera. Yo esperaba la decisión del equipo y por eso no ataqué en ningún momento su posición. Ahora sé que, de esta carrera en adelante, Reutemann es para mí lo mismo que correr contra Nelson Piquet, Gilles Villeneuve o Jacques Laffite. Es un enemigo más”, sentenció.
Carlos entendió que tuvo el derecho de apropiarse de ese triunfo en Brasil. Desde la largada se erigió como el ganador. Resultó una victoria implacable que se ubicó entre las mejores de un total de 12 que logró en la Máxima. Fue su cuarto éxito en el vecino país y el tercero por puntos. Ya había vencido con un Brabham en 1972 (no válida por el campeonato), y con Ferrari en 1977 (Interlagos) y 1978 (Jacarepaguá).
En ese momento Lole igualó en la punta del campeonato a Jones y en la siguiente fecha, en Buenos Aires, protagonizó un episodio donde primero fue gracioso, pero no hizo más que echarle leña al fuego. El público argentino bancó a su ídolo en el Autódromo y algunos llevaron carteles, pero con los nombres invertidos “Reut-Jones”. Hasta hubo quienes los vendieron… Jones recogió el guante y le mostró a la hinchada albiceleste el cartel con el orden original “Jones-Reut” y con un Frank Williams a carcajadas. El abucheo no tardó en llegar y fue Reutemann el que entró en escena y le mostró a su gente el “Reut-Jones” y las tribunas se vinieron abajo. Mucha risa y efervescencia, aunque la anécdota costó caro…

En la Argentina, Reutemann fue segundo detrás de Piquet y quedó en soledad a la cima de la tabla donde estuvo hasta la última fecha. Durante el año volvió a ganar y en Bélgica logró su última victoria en la Máxima. Pero luego su equipo no lo acompañó en la lucha por la corona y fue una de las razones por las se le escapó el cetro por apenas un punto ante el mismo brasileño. En la competencia que definió el campeonato, Jones venció, su escuadra lo festejó como si el australiano hubiese sido campeón a pesar de que su otro piloto perdió el título.
A fin de año, Reutemann hizo un repaso de la temporada en un programa en ATC (hoy TV Pública) y sobre la competencia en Brasil indicó: “Fue lo que sentí en el momento, no hubo forma de levantar el pie del acelerador y si levantaba, dejaba el auto parado en cualquier curva, me venía caminando a los boxes, agarraba el bolso y me iba. Esa fue la primera reacción que tuve arriba del coche. La segunda, es que yo nunca tuve marcada la diferencia, porque si me la hubiesen marcado, hubiese hecho más de 7 segundos”.
Aquel Williams FW 07C se guardó en el museo en Grove, tal cual como corrió en las primeras carreras de 1981 ya que luego el alerón delantero fue reemplazado por dos alas externas. También hay una gigantografía del auto de Lole en acción. Si bien el equipo inglés fue vendido a un grupo inversor en 2020, su historia permanece en ese lugar. En 2016 se vendió el chasis 17 con el que Lole corrió en Holanda, Italia, Canadá y Estados Unidos. Esos monopostos suelen ser comprados por multimillonarios de bajo perfil. Pero el auto que ganó en Brasil y que aún conserva hasta el mismo tipo de llantas, se guardó como un trofeo de guerra.

Hoy no debe sorprender lo de piloto número uno y dos. Esta historia viene desde el inicio mismo de la categoría hace 75 años. El tema es cuándo y cómo se debe aplicar una orden de equipo. ¿Era necesario en una segunda fecha y luego del mérito que hizo Reutemann en ese fin de semana? Otro caso más resonante fue el de Ferrari hacia Rubens Barrichello en Austria 2002, cuando el brasileño dominó la carrera, recibió el mandato de dejar pasar a Michael Schumacher (era cómodo líder del torneo), pero levantó antes de cruzar la meta y fue un papelón ¿Alguien dudó que el Kaiser iba a volver a ser campeón ese año?
El espíritu deportivo a veces está por encima de la rúbrica de un contrato. Ese fin de semana Reutemann fue superior en pista a Jones. Sintió que ese triunfo era suyo y fue consciente de que era una declaración de guerra contra su compañero de equipo y el propio Williams. Aunque el hambre de victoria pudo más y Lole supo que en 1981 jugó su última carta para ser campeón mundial. Hace 44 años dijo basta y dejó en claro que la gloria no tiene precio.

INTERNACIONAL
Trump celebrates White House demolition as new ballroom rises: ‘Music to my ears’

NEWYou can now listen to Fox News articles!
President Donald Trump’s privately funded $200 million White House ballroom is the latest «bold, necessary addition» to the executive residence, officials said, describing the East Wing construction as a continuation of presidential upgrades dating back more than a century.
Photos of the East Wing façade being demolished went viral Monday, prompting criticism online and a swift rebuttal from the White House, which wrote that «unhinged leftists and their Fake News allies are clutching their pearls over President Donald J. Trump’s visionary addition of a grand, privately funded ballroom … a bold, necessary addition that echoes the storied history of improvements and additions from commanders-in-chief to keep the executive residence a beacon of American excellence.»
White House press secretary Karoline Leavitt echoed the president’s message Tuesday on «Jesse Watters Primetime,» saying, «I believe there’s a lot of fake outrage right now.
HILLARY CLINTON FIRES UP VOTERS AGAINST TRUMP’S WHITE HOUSE BALLROOM CONSTRUCTION: ‘NOT HIS HOUSE»
«Nearly every single president who’s lived in this beautiful White House behind me has made modernizations and renovations of their own,» Leavitt added. «In fact, presidents for decades — in modern times — have joked about how they wished they had a larger event space here at the White House, something that could hold hundreds more people than the current East Room and State Dining Room.
«President Obama even complained that, during his tenure, he had to hold a state dinner on the South Lawn and rent a very expensive tent.»
Work continues on the demolition of a part of the East Wing of the White House Tuesday before construction of a new ballroom. (AP Photo/Jacquelyn Martin)
In an article shared Tuesday, the administration listed more than a dozen examples of leaders «renovating, expanding and modernizing» the property to «meet the needs of the present day,» from Theodore Roosevelt’s West Wing in 1902 to Barack Obama’s Kitchen Garden in 2009.
Trump first confirmed the ballroom project Monday on Truth Social, writing, «I am pleased to announce that ground has been broken … to build the new, big, beautiful White House Ballroom. Completely separate from the White House itself, the East Wing is being fully modernized … and will be more beautiful than ever when it is complete!»
«For more than 150 years, every President has dreamt about having a Ballroom … I am honored to be the first President to finally get this much-needed project underway — with zero cost to the American Taxpayer!» he continued, crediting «many generous Patriots, Great American Companies, and yours truly» for funding the build. «This Ballroom will be happily used for Generations to come!»
The White House’s Rapid Response 47 account also shared a detailed thread on X Tuesday showing how past presidents «have been renovating, expanding, and modernizing the White House to meet the needs of the current day.»
TRUMP BREAKS GROUND ON MASSIVE WHITE HOUSE BALLROOM PROJECT WITH PRIVATE FUNDING FROM ‘PATRIOTS’

This photo provided by the U.S. Library of Congress shows a crowd outside the White House on the wedding day of Jessie Woodrow Wilson, daughter of President Wilson, who married Francis Bowes Sayre in a White House ceremony in Washington Nov. 25, 1913. (U.S. Library of Congress via AP)
Trump elaborated Tuesday, calling the federal government «this big for nothing.»
«We’re building a world-class ballroom,» he said. «You probably hear the beautiful sound of construction to the back here. That’s music to my ears. People don’t like it. I love it. When I hear that sound, it reminds me of money. In this case, a lack of money, because I’m paying for it.»
Trump also noted that the East Room, currently the largest indoor event space, is little more than «a cocktail area» that holds about 88 people.
During a Diwali event at the White House Tuesday night, Trump again referenced the project and his decision not to accept a salary, quipping that «they probably owe me a lot of money» for everything he’s put into the building.

President Donald Trump speaks during a lunch with Republican senators in the Rose Garden of the White House Tuesday. (AP Photo/Manuel Balce Ceneta)
«If I get money from our country, I’ll do something nice with it. Like give it to charity or give it to the White House,» he said. «We restore the White House, and we’re doing a great job. The ballroom is under construction. They’ve been trying to get it for 150 years.»
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The ballroom project is the latest in Trump’s improvements to the property, which include an overhaul of the Rose Garden and the Palm Room.
The White House did not immediately respond to Fox News Digital’s request for comment.
Fox News Digital’s Greg Wehner contributed to this report.
white house,donald trump,washington dc,karoline leavitt
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