POLITICA
Victoria Villarruel nombró en el Senado a un militar retirado que fue acusado de intentar destruir pruebas en delitos de lesa humanidad

La vicepresidenta Victoria Villarruel nombró en el Senado como subdirector general de Auditoría y Control de Gestión a Juan Manuel Gestoso Presas, un militar retirado del área de inteligencia que estuvo acusado y fue procesado por haber ordenado destruir pruebas con la intención de obstaculizar el acceso a documentación que ayudaría a esclarecer delitos de lesa humanidad ocurridos durante la última dictadura militar.
Gestoso Presas fue acusado por haber ordenado la quema de dos libros de guardia hallados en el Hospital Militar de Salta. Uno de ellos contenía los registros de la maternidad del nosocomio entre principios de la década del 70 y 1997. Para los fiscales que llevaron adelante la acusación, en 2008, la acción configuraba un delito conexo con crímenes de lesa humanidad, como la apropiación de menores nacidos en cautiverio entre 1976 y 1983.
El caso llegó a la Justicia porque la destrucción de los libros no llegó a consumarse debido a que el capitán Silvio Mannino Leal, el oficial a quien Gestoso Presas ordenó ejecutar la orden, fingió cumplir la directiva y guardó los documentos en su domicilio hasta que pudo entregarlos al Ministerio de Defensa.
El militar designado por Villarruel en el Senado, que por entonces era jefe de la Compañía de Inteligencia 5, terminó sobreseído en 2014 porque el tribunal oral que llevó adelante el proceso consideró que la sustracción de los libros y su intento de destrucción no configuraban un delito de lesa humanidad y, por lo tanto, ya había operado su prescripción.
La llegada de Gestoso Presas al Senado está directamente vinculada con la figura de Carlos Gallardo, actual director general de Seguridad del Senado y una de las personas que desde el segundo semestre del año pasado cobró relevancia en el círculo íntimo de colaboradores de Villarruel.
Gallardo, que fue compañero de armas del padre de la vicepresidenta, también revistió en el área de inteligencia del Ejército, donde entabló relación con César Milani, exjefe del Ejército durante la presidencia de Cristina Kirchner.
La designación de Gestoso Presas como subdirector general de Auditoría y Control de Gestión figura en el artículo 6 del decreto de presidencia 306/25, protocolizado ayer, en el que también se da cuenta de otras designaciones y salidas en el equipo de colaboradores de la vicepresidenta.
Desde hace al menos dos meses que Villarruel viene aplicando drásticos cambios en el cuerpo de directores de la Cámara alta, ubicando en lugares estratégicos a personas que conoce de larga data, en muchos casos desde la infancia, y de la “familia militar”, con viejos camaradas de su fallecido padre, Eduardo Villarruel.
La reestructuración que está llevando a cabo la vicepresidenta provocó un cortocircuito con Emilio Viramonte Olmos, un empresario cordobés que desde fines del año pasado llegó a su entorno como un nuevo “asesor político”.
El ascenso de Viramonte Olmos quedó plasmado en su designación como secretario Administrativo de la Cámara alta. Para conseguir los votos en el recinto que le permitieran nombrarlo en ese cargo, la vicepresidenta debió negociar con el kirchnerismo la cesión de lugares en las comisiones de trabajo parlamentario.
Sin embargo, en un hecho que voceros legislativos que conocen la intimidad de la administración del Senado calificaron como “un papelón”, la relación con Viramonte Olmos saltó por los aires la semana pasada, cuando Villarruel le negó a su secretario la posibilidad de nombrar a dos colaboradores. Enojado, el cordobés habría presentado su renuncia.
No es el primer caso de un funcionario que se aleja molesto con Villarruel y el entorno íntimo que la rodea. La anterior secretaria Administrativa, María Laura Izzo, también renunció enemistada con la vicepresidenta. Se mantuvo en el cargo hasta principios de este año para guardar las formas y porque la presidenta del Senado no conseguía reunir los votos para nombrar un reemplazante, lo que finalmente ocurrió a principios de mayo y se plasmó en la sesión en la que fue nombrado Viramonte Olmos.
Como parte del proceso de una reconfiguración política que nadie sabe a dónde apunta, Villarruel también se desprendió de Juan Martín Donato, que conducía la Oficina de Atención Ciudadana y era uno de los principales asesores y escuderos en las redes sociales de la vicepresidenta. Su salida fue formalizada hace dos semanas, pero en realidad llevaba meses que caído en desgracia en medio de acusaciones de traición.
POLITICA
Los 63 empresarios que serán juzgados por coimas: arrepentidos, amenazas recibidas y maniobras para esquivar o debilitar el juicio

El universo de los privados será un actor central en la presunta trama de corrupción que comenzará a juzgarse este jueves, con el inicio del juicio por los Cuadernos de las Coimas: además de los funcionarios públicos, en el banquillo de los acusados estarán sentados más de medio centenar de empresarios, acusados de haber pagado coimas para ganarse el favor de esos funcionarios, entre 2003 y 2015.
Algunos, incluso, serán juzgados por haber tejido la presunta red de corrupción a la par de los funcionarios.
Los hay del rubro de la construcción, del transporte, de la energía y de logística. En conjunto, las penas que afrontan suman un mínimo de 80 años y un máximo de 419 años de prisión. En promedio, cada uno de ellos enfrentaría una mínima aproximada de un año y tres meses y una máxima de seis años y medio.
Veinte de estos hombres de negocios reconocieron haber realizado los pagos al apegarse al régimen de “imputado-colaborador” y declarar como arrepentidos en la causa, luego de trabar un acuerdo con el fiscal Carlos Stornelli, aprobado luego por el fallecido juez Claudio Bonadio, quienes llevaron adelante la instrucción del caso, nacido al calor de una investigación de LA NACIÓN.
Otro grupo más importante de empresarios –un total de 46– realizó un intento infructuoso por evitar ser parte del juicio que inicia hoy ofreciendo sumas de dinero para “extinguir la acción penal” en su contra.
Buscaron poner en marcha una figura incorporada al Código Penal en 2017 -la de la “reparación integral del perjuicio”-, pero la fiscal Fabiana León y luego los jueces del tribunal rechazaron sin miramientos las ofertas, al sostener que no había monto que pudiera subsanar le daño ocasionado.
En total, los empresarios ofrecieron más de 13 millones de dólares, tal como contó este medio.
Angelo Calcaterra, primo del expresidente Mauricio Macri, logró entreabrir una puerta de salida para todos los empresarios cuando pidió, con éxito solo momentáneo, que la maniobra sea juzgada por la Justicia electoral. Planteó que los pagos no fueron coimas, sino “aportes de campaña” por los cuales no se recibieron comprobantes.
La Cámara de Casación se hizo eco del planteo, pero luego, por mayoría, y tras una avalancha de críticas, volvió sobre sus pasos y anuló la decisión.
En sus declaraciones, la mayoría de los empresarios arrepentidos evitaron pintarse a sí mismos como agentes activos de los pagos y se representaron más bien como víctimas de un sistema de coerción llevado adelante por funcionarios del kirchnerismo, como Roberto Baratta, mano derecha del exministro Julio De Vido.
“Baratta siempre daba a entender, de manera más o menos directa, que si no se hacía el aporte se bloqueaban los pagos de los certificados de obra”, explicó Juan Carlos de Goycoechea, de Isolux, el primero de los empresarios en arrepentirse.
Pese a los aprietes denunciados, dijo que lo de los “aportes para la campaña” era un “eufemismo” para hablar de “coimas” o “sobornos”.
Algunos empresarios, como Enrique Menotti Pescarmona y Francisco Rubén Valenti, ambos de la firma IMPSA, relataron que existía una estrategia de “asfixia financiera” contra las empresas.
Otros denunciaron ser víctimas de amenazas explícitas. Por caso, Juan Chediack –que falleció en un accidente con su avión– dijo en calidad de arrepentido que, como parte de un amplio abanico de aprietes, el financista que oficiaba de intermediario con la familia Kirchner, Ernesto Clarens, le dijo en 2004: “Escuchame, nene, te quiero el lunes con los 250.000 pesos, no seas el chivo expiatorio, no seas el primer pelotudo que hacemos cagar”.
Chediack dijo que pagó entre tres y cinco veces por año, pero que como no se “amoldaba al esquema de cobro” era considerado un “enemigo” por el Gobierno.
El financista Clarens -también imputado/colaborador- negó los señalamientos. En su declaración, marcó incluso que mantenía gran vínculo con el empresario, a cuya casa fue alguna vez a comer, en veladas que eran animadas por la voz y la guitarra de Chediack.
Chediack no fue el único que habló de amenazas. En una línea similar a su declaraicón, corrió la de Marcela Edith Sztenberg, de EQUIMAC S.A.. Dijo que el titular del Órgano de Control de Concesiones Viales, Claudio Uberti, les aseguraba que tenía la “orden de Néstor Kirchner de hacernos mierda”.
José Manuel Collazo, de Helport SA, sumó que Uberti les advertía que debían “contribuir como todos a los gastos de la política” y que, de no hacerlo, sufrirían una “mayor cantidad de multas a las ya recibidas”.
Con detalles sobre las entregas de dinero, las declaraciones de los empresarios echaron nueva luz sobre el entramado que reveló el chofer Oscar Centeno con sus anotaciones en los cuadernos.
Los empresarios precisaron lugares, sumas, frecuencias, y hasta contaron alguna desinteligencia en la entrega del dinero.
Alberto Taselli relató que al completar su primera entrega, en 2013, el recaudador Roberto Baratta le dijo: “No te hagas el boludo… no eran pesos, eran dólares”. “Yo entendí que lo que se me estaba exigiendo era 1.000.000 pesos”, declaró Taselli en la Justicia.
También se reveló que eran los mismos empresarios quienes acordaban el reparto de la obra pública, según sus propias necesidades e intereses, mediante un sistema conocido como “la camarita”.
En esa tarea habría tenido un rol relevante el empresario Carlos Wagner, presidente durante casi todo el período de la Cámara de la Construcción y de la Cámara de Empresas Viales.
Entre otras cuestiones, el financista Clarens reveló que los empresarios “se cobraban el pase”. “Si alguno de los que estaba sentado en esa mesa [por la camarita] le había dado el pase a otra empresa en una licitación anterior, le pedía a esa empresa que le tocaba por turno que renuncie a esa obra”, dijo, entre otros detalles que ofreció, como la elaboración de un ranking”.
“El 20% referido de sobreprecio estaba compuesto por 10% para la coima y el 10% restante para generar dinero negro”, añadió en su declaración.
Hubo un intento reciente por parte de las defensas de De Vido, Cristina Kirchner y un grupo de empresarios de socavar el piso probatorio del juicio oral, excluyendo las declaraciones de los arrepentidos.
Basaron su planteo en una supuesta dualidad que reviste la figura del “imputado-colaborador” y dijeron que no se podía incorporar la prueba sin violar garantías de la defensa. Pero el Tribunal rechazó los escritos e incorporó como prueba para el juicio el legajo de 25 arrepentidos.
Los empresarios
El resto de los empresarios que van a juicio son: Rudy Fernando Ulloa Igor, Gerardo Luis Ferreyra, Carlos José Mundin, Claudio Javier Glazman, Raúl Héctor Vertua, Armando Roberto Loson, Néstor Emilio Otero, Juan Carlos Lascurain, Benjamín Gabriel Romero, Jorge Juan Mauricio Balán, Rodolfo Armando Poblete.
También Osvaldo Antenor Acosta, Jorge Guillermo Neira, Rubén David Aranda, Miguel Ángel Marconi, Alberto Ángel Padoan, César Arturo De Goycoechea, Miguel Marcelino Aznar, Obdulio Ángel Barbeito, Patricio Gerbi, Marcelo Marcuzzi, Cristóbal Manuel López, Carlos Fabián De Sousa, y Osvaldo Manuel De Sousa.
Además, Gabriel Pedro Losi, Jorge Sergio Benolol, Oscar Abel Sansiñena, Guillermo Escolar, Ricardo Santiago Scuncia, Santiago Ramón Altieri, Silvio Mion, Daniel Claudio Pitón, Roberto Juan Orazi, Julio José Paolini, Juan José Luciano, Pablo José Gutiérrez, Adrián Eduardo Pascucci, Mauricio Pedro Pascucci y Luis Armani.
Y por último, Juan Bautista Pacella, Carlos Eduardo Arroyo, Carlos Daniel Román, Mario Ludovico Rovella, José Gerardo Cartellone, María Rosa Cartellone, Gerardo Cartellone, Tito Biagini, Hugo Alfredo Kot, Rodolfo Perales, Eduardo Luis Kennel y Ricardo Antonio Repetti.
el inicio del juicio por los Cuadernos de las Coimas,investigación de LA NACIÓN,Federico González del Solar,Conforme a
POLITICA
El Consejo Directivo del Hospital Garrahan renunció al aumento del 61% aprobado por el Gobierno

El Consejo Directivo del Hospital Garrahan, compuesto por la presidenta Mariel Sánchez, César Avellaneda, Jorge Menehem y Oscar Pérez, informó mediante comunicado que “en línea con las medidas de eficiencia que caracterizan a esta gestión desistimos de percibir el incremento salarial del 61% anunciado el día 4 de noviembre del corriente año para todo el personal del Hospital”.
El aumento salarial, autorizado por el Gobierno nacional, será retroactivo al mes de octubre y se aplicará al personal del Garrahan, luego de que la entidad lo calificara como “un aumento salarial histórico”.
LAS AUTORIDADES DEL GARRAHAN DECIDIERON NO INCLUIRSE EN EL INCREMENTO SALARIAL
En un gesto de responsabilidad, los miembros del Consejo de Administración y el Director Médico decidieron no percibir el incremento salarial del 61% anunciado para todo el personal del Hospital.…
— Mario Lugones (@Mariolugones_ar) November 5, 2025
El comunicado del hospital también señalaba que los bonos mensuales fijos que ya percibía el personal —$350.000 para el personal no asistencial y $450.000 para el personal asistencial— se sumaban al incremento del 61%.
En paralelo, el ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, publicó en sus redes sociales: “Desde el principio de nuestra gestión, nos propusimos ordenar el sistema de salud con austeridad y seriedad. En el Garrahan, ese camino nos permitió alcanzar el déficit cero”.
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POLITICA
Un país con trabajadores pobres y sindicalistas ricos

El gobierno del presidente Javier Milei en los dos años que lleva no tuvo presupuesto. En parte, porque la oposición no quería aprobarle y, otro poco, porque el Gobierno no quería forzarlo, porque le era más cómodo seguir así, ya que el Presidente tiene la facultad de firmar un decreto y prorrogar el último presupuesto aprobado.
Por estos motivos, se llegó a la situación excéntrica y extravagante de que Milei gobernó dos años con el último presupuesto aprobado por el expresidente Alberto Fernández y el exministro de Economía Sergio Massa. Por supuesto que no solo lo hizo con ese presupuesto, porque también tiene facultades para saltear las partidas.
Es conveniente que el país tenga un presupuesto. Todos los países serios lo tienen. Este indica claramente cómo el Estado va a conseguir los ingresos de dinero y los recursos, y cómo los va a gastar.
Este martes, la Comisión de Presupuesto y Hacienda aprobó el presupuesto. Ahora tendrá que tratarlo el plenario de la Cámara de Diputados y luego el Senado. Pero tal y como están las cosas, no será este Congreso el que lo apruebe, sino el que asuma el 10 de diciembre, con una relación de fuerzas mucho mejor para el Presidente porque acaba de ganar la elección legislativa.
Ese Congreso que viene va a tener que hacer reformas profundas y estructurales si quiere realmente cambiar este país, que viene de fracaso en fracaso.
Este miércoles eligieron a la nueva conducción de la CGT, un nuevo triunvirato. Y el mensaje que circuló antes y durante la reunión fue que se iban a oponer a la reforma laboral. No quieren que nada cambie. Quieren que sigan vigentes las relaciones y las condiciones laborales que se fijaron hace 50 y 60 años.
Ese país, de hace 50 y 60 años atrás, ya no existe. Y el mundo en el que se movía tampoco es el mismo. Hay problemas serios: más del 40% de los trabajadores trabajan en negro. Es decir, es gente que no recibe beneficios sociales, no hace aportes previsionales, no podrá jubilarse y si lo hace cobrará la mínima, que no sirve para nada. También se perjudica la Anses, porque al trabajar en negro, no hacen el aporte para pagarle mejores jubilaciones a los que están jubilados.
¿Alguien escuchó alguna vez a la CGT hablar de los trabajadores en negro? Nunca. Porque si lo hacen lo primero que tendrían que hacer es pedir una reforma laboral y no la quieren pedir.
La pregunta que hay que hacerse es ¿por qué casi la mitad de los trabajadores trabajan en negro? Y la respuesta es simple: las cargas del trabajador en blanco son enormes para una empresa, para una pyme y para un particular.
No quieren tocar nada, porque temen que al abrir la caja de Pandora se toquen los privilegios de ellos. Acá estamos trabajando en un país de trabajadores pobres y dirigentes sindicales ricos.
Hubo varios presidentes, ninguno peronista, que intentaron hacer reformas laborales: Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa, Mauricio Macri. Todos fracasaron. Y no pudieron completarlo por la oposición terminante, ciega y transigente de los dirigentes gremiales.
Tal vez la desproporcionada influencia de los dirigentes gremiales en el país es lo que ha terminado provocando una economía decadente. Y esto la sociedad no lo ignora.
En los últimos años los dirigentes sindicales figuran entre los más impopulares del país, los que la sociedad menos confía. ¿Les importa a ellos? No, porque lo que necesitan es controlar las estructuras que los convierten en poderosos y ricos.
Otras de las reformas profundas y estructurales que se deberá hacer es la previsional, para que haya mejores ingresos y salarios para los jubilados. Alguna fórmula debe haber. Hay millones de jubilados, pero ninguno cobra lo que debe. Salvo en sectores de privilegio.
Y la otra reforma es la tributaria, porque este es un país con una carga impositiva enorme. Creo que es el segundo en el mundo con este nivel de carga y sin ninguna contraprestación del Estado seria y eficiente. La seguridad sabemos cómo está, la salud tiene sus problemas, la educación es buena siempre y cuando no haya huelgas.
El presidente Milei en su campaña electoral prometió bajar los impuestos, pero hasta ahora no los bajó. Pero esas son las reformas en donde el jefe de Estado debería poner especial atención, porque son las que van a cambiar el país.
Bajar la inflación y eliminar el déficit fue muy importante, pero son cosas que viene un gobierno distinto y la sola firma del nuevo presidente lo puede cambiar. Esto, si es aprobado por el Congreso, va a ser mucho más difícil.
La aprobación en el Congreso necesita de dos condiciones: un gobierno con vocación de diálogo y acuerdo y una oposición razonable, no toda, con vocación de acordar. Son las únicas dos condiciones.
Por otro lado, este jueves empieza el megajuicio por la Causa Cuadernos, que tiene más de 150 imputados entre exfuncionarios y empresarios muy importantes. Y ese megajuicio es posible porque el periodista Diego Cabot hizo la primera investigación.
Cuando los mileístas o los simpatizantes del mileísmo hablan alegremente de los periodistas ensobrados, sin hacer excepciones, se olvidan que hay periodistas como Diego Cabot que puso en riesgo su seguridad personal y la de su familia para revelar una verdad.
Este jueves empieza un juicio histórico, que desgraciadamente va a ser lento. Pero ese juicio histórico es posible porque existió la investigación de un periodista.
aprobó el presupuesto,nueva conducción de la CGT,megajuicio por la Causa Cuadernos,Joaquín Morales Solá,Javier Milei,CGT,LN+,,Conforme a,,¿20 o 21 integrantes? Patricia Bullrich encabezó su primera reunión como jefa designada de la bancada de LLA en el Senado,,El juicio por los cuadernos. Gils Carbó reaparece como defensora de uno de los empresarios kirchneristas acusados,,Pese a la derrota electoral. Kicillof reivindicó el “No al ALCA” de hace 20 años y llamó a construir una “alternativa política” para 2027,Javier Milei,,Acto oficial. Milei le tomó juramento a Adorni como nuevo jefe de Gabinete,,»El fútbol tiene fecha de caducidad». Messi, figura en el foro empresarial de Miami: le entregaron la llave de la ciudad y se quebró,,Milei viaja a Miami. Qué se sabe del American Business Forum, el foro que reúne a los más poderosos e influyentes del mundo en Miami
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