En el marco del Día de los Océanos, que se celebra hoy, un nuevo mapa interactivo elaborado por científicos argentinos muestra las áreas costeras y marinas protegidas de la Argentina y hace un llamamiento a incrementar las zonas preservadas, que hoy día rondan el 9% del territorio cuando deberían ser de al menos el 30%. Único en el mundo por sus ecosistemas, el mar argentino puede ser escenario de la “coexistencia” entre las especies y las actividades humanas, aseguran los especialistas.

En la web ampargentina.org se expone de forma gráfica y detallada el tipo de área, la categoría de manejo, la jurisdicción, los kilómetros cuadrados de superficie y hasta fotos en alta definición de cada una de las zonas, un trabajo que hasta el momento no estaba realizado. “Es muy valioso que la información esté centralizada. Buscamos que la información ponga en valor lo que es un área protegida. El mar argentino es resistente, tiene mucha oportunidad de conservación”, dijo a LA NACION Valeria Falabella, directora de Conservación Costero Marina de WCS Argentina.

En el sitio se precisa que hay 72 áreas protegidas costeras y marinas, que representan un 8,56 % de la superficie del Mar Argentino Continental. De esta manera, se evidencia un déficit en estos espacios definidos y gestionados para conseguir la conservación de la naturaleza, sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales. Recientemente, Chubut creó una nueva área natural protegida denominada “Parque Provincial Patagonia Azul”, de 295.135 hectáreas.

“Los científicos identificaron que el esfuerzo que se requiere para revertir la crisis climática y ecológica es un 30% de los ecosistemas marinos y terrestres protegidos”, explicó Falabella y alertó que en Argentina el 80% de los espacios linderos al mar resguardados se encuentran concentrados en el sur, pero “es necesario pensar en áreas oceánicas más al norte”.

Según los expertos, el océano está siendo afectado por diferentes impactos producidos por la actividad humana como la contaminación, la destrucción de ecosistemas y la sobrepesca. El cambio climático también produce el aumento de la temperatura y la acidificación del agua y la disminución y los cambios de patrones de distribución de las especies.

“Duele de ver”, aseguró Falabella sobre la influencia de los microplásticos en el mar, luego de que estudios recientes encontraron que especies que habitan a miles de metros en el fondo marino presentaron restos de estos residuos. Otra preocupación reciente que han sumado las organizaciones ambientalistas en el mar argentino es la instalación del mayor puerto de exportación de petróleo en el Golfo San Matías: “Estamos muy preocupados por el impacto que puede tener en la biodiversidad”, sostuvo la bióloga.

Para estudiar los impactos que sufre el ambiente, desde WCS identificaron una serie de especies -que llaman “centinelas”- que sirven como referencia sobre la “salud” del hábitat. “Son animales con roles destacados en los ecosistemas y que son sensibles a los cambios, entonces nos muestran qué sucede en el mar”, explicó Falabella y precisó que se trata de animales como la ballena franca austral, el cormorán gris, elefante marino del sur, flamenco austral y el pingüino de Magallanes, entre muchas otras.

La preocupación por lo que ocurre en los mares no sucede solo en Argentina, sino que es un tema que tratarán los países de Naciones Unidas en la Conferencia sobre los Océanos que celebrará en Niza, Francia, del 9 al 13 de junio, coorganizada por el local y Costa Rica. Se espera que las partes aprueben el “Plan de Acción Oceánica de Niza” para “acelerar la acción y movilizar a todos los actores para conservar y utilizar de manera sostenible el océano”, según manifestó el organismo.

Ante este escenario, desde WCS aseguraron que hay que trabajar en la “coexistencia” de los desarrollos productivos humanos y el ambiente. “La coexistencia es un enfoque, es entender que somos una especie más, no estamos por fuera. Todas las especies merecemos respeto y cuidado. Los ecosistemas no están a nuestro servicio, sino que nosotros también dependemos de ellos”, aseveró Falabella y advirtió que, aunque se multipliquen las áreas protegidas, “no hay plan de manejo que funcione sin un cambio de conciencia”.

“Debe haber un uso cuidado, no podemos desconocer que hay personas que subsisten de los ecosistemas y de la biodiversidad del mar, pero necesitamos valores, revisar nuestra actividad frente al mar y no ser indiferentes. Necesitamos valentía para ponerle un límite a las actividades humanas”, concluyó.

Si has visto Predator: Asesino de Asesinos, la película que acaba de aterrizar en Disney+, seguro que has disfrutado esa mezcla de cazadores extraterrestres y guerreros vikingos que da una vuelta fresca a la saga Predator. Pero seguro que también te ha recordado a una peli de ciencia ficción que rozaba peligrosamente la serie B y que, curiosamente, se inspiraba mucho en la primera película de la saga Predator: Outlander. Esta película, protagonizada por Jim Caviezel y dirigida por Howard McCain y producida por el creador de Star Citizen, trasladaba una amenaza alienígena a la época de los vikingos, en un relato que fusionaba ciencia ficción, mitología y épica medieval. Aunque Outlander no logró grandes cifras en taquilla ni fue especialmente bien recibida por la crítica, la base narrativa que planteó vuelve ahora a cobrar protagonismo con las nuevas entregas de la franquicia Predator.

Una historia de raíces milenarias que no encontró su público

El filme muestra a Kainan, un guerrero de otro mundo que se estrella en la Tierra en la era vikinga y debe enfrentarse a una criatura alienígena llamada Moorwen. La mezcla de tecnología avanzada con la cultura vikinga y sus códigos de honor crea un choque cultural y temporal muy atractivo que, sin embargo, no llegó a calar en el gran público. Y es que la peli era muy regulinchi, eso también hay que decirlo.

Outlander juega con un concepto fascinante: el encuentro entre una criatura de otro mundo y culturas humanas ancestrales. Esta idea no es nueva y tiene raíces profundas en la mitología. Por ejemplo, el poema épico anglosajón Beowulf presenta a Grendel, una criatura salvaje y demoníaca, hijo de Caín, que acecha y ataca a los guerreros durante las fiestas y celebraciones. La relación entre monstruos y humanos, entre lo sobrenatural y lo social, siempre ha sido una fuente inagotable de inspiración para contar historias. La película también hace referencia a los dragones, una imagen profundamente arraigada en las culturas de todo el mundo.

En ese sentido, Outlander actualiza ese mito al combinar lo extraterrestre con la brutalidad y creencias de los guerreros vikingos. El resultado es un relato donde lo desconocido irrumpe en un mundo muy arraigado en sus tradiciones, generando una tensión dramática que invita a reflexionar sobre cómo lo «ajeno» impacta y transforma las sociedades. Aunque Outlander no alcanzó un gran éxito comercial ni de crítica, la película apenas recaudó unos modestos 13 millones de dólares en todo el mundo y las críticas la consideraron irregular y demasiado cercana a la serie B, su propuesta fue, sin duda, innovadora para la época. Intentaba algo que pocas producciones habían explorado: llevar a la ciencia ficción fuera del contexto futurista o urbano para situarla en el pasado, en plena Edad Media. Como Un Astronauta en la Corte del Rey Arturo, pero con menos profundidad crítica y muchas más explosiones y mutilaciones.

Predator y su vuelta a los orígenes con nuevas apuestas históricas

Hoy, dos décadas después, la saga Predator retoma esa idea con renovado interés. Películas como Prey (2022), disponible en Disney+, han revitalizado el universo Predator al situar el enfrentamiento entre humanos y cazadores alienígenas en nuevos contextos históricos. En Prey, la acción se sitúa en las llanuras del siglo XVIII, con una joven guerrera comanche que desafía a un depredador y su tecnología avanzada. Con ella no solo se revitalizó una franquicia muy tocada tras los dos estrenos anterior, Predators y The Predator, sino que también amplió el espectro narrativo de la saga en el cine siguiendo el modelo de los cómics y novelas.

Más aún, Predator: Killer of Killers presentada contextos históricos diversos como el mundo vikingo, Japón feudal y escenarios de la Segunda Guerra Mundial. Este planteamiento muestra cómo Predator se ha convertido en una saga que explora no solo la ciencia ficción clásica sino también el choque entre lo extraterrestre y las tradiciones culturales que han definido a las sociedades humanas, algo que siempre había quedado en un segundo plano en la saga y que ahora empieza a explotarse con bastante éxito.

Ciencia ficción y mitología: un diálogo entre pasado y futuro

Lo realmente fascinante de estas películas es cómo combinan la tecnología avanzada con la mitología y la tradición, creando un diálogo entre el pasado y el futuro. En Outlander, Prey o Predator: Killer of Killers, la tecnología alienígena no es una amenaza invencible, sino un catalizador para que los personajes recurran a su sabiduría, sus mitos y su espíritu guerrero. Bueno, es una idea. Pero ya sabemos lo que ha pasado con las civilizaciones que se han enfrentado en guerra asimétricas, donde una de las partes tiene una ventaja abrumadora en términos de tecnología, organización militar o recursos, mientras que la parte menos avanzada suele recurrir a tácticas de guerrilla, resistencia o adaptación para intentar equilibrar la balanza. Ya sabéis, piedras contra tanques.

Volviendo a nuestras películas, este conflicto no solo dinamiza las tramas, sino que también nos invita a reflexionar sobre la identidad cultural, el miedo a lo desconocido y cierta reinvención del «más vale maña que fuerza». A Schwarzenegger le funcionó en la primera Predator con cuatro palos y un charco de barro, ¿por qué iba a tenerlo más difícil un pueblo de noruegos acostumbrados a vikinguear? Bueno, en realidad lo de reflexionar no iba ni por Schwarzenegger ni por los guerreros noruegos de la peli, va por el espectador, claro.

De Outlander a Predator: la evolución de un motivo narrativo

El recorrido que va de Outlander a las nuevas entregas de Predator muestra la fuerza que tiene en el cine la idea de confrontar lo extraordinario con lo tradicional. Es un conflicto que  ya estaba en el relato de Gilgamesh, y de eso hace casi 4.000 años. Algo debe tener ese concepto que nos ha acompañado durante toda la historia de la humanidad, incluso cuando mirábamos en cuevas preocupados porque nos comiera una pantera o que el cielo cayera sobre nuestras cabezas. Estas historias reviven ese terror de ser cazados por algo que acecha en la noche. Es algo primigenio que no solo entretiene, sino que también abre la puerta a reflexiones sobre cómo las sociedades enfrentan el cambio, el miedo, la supervivencia y suponen una lección de humildad, que a veces tampoco viene mal.

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La noticia

Es una peli de ciencia ficción que pasó sin pena ni gloria pero que hizo lo mismo que ahora pretende la saga Predator

fue publicada originalmente en

3DJuegos

por
Chema Mansilla

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El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió su pronóstico del tiempo de la semana y reveló cuál será el día más frío en Buenos Aires y alrededores.

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Los especialistas del SMN indicaron que está previsto que el día con más bajas temperaturas sea el martes 10 de junio, con una mínima de 6° y una máxima de 14°. El cielo se mantendrá parcialmente nublado, sin probabilidades de lluvias.

El resto de la semana, las temperaturas y el clima seguirán estables, ya que no se esperan precipitaciones.

Cómo estará el tiempo el resto de la semana en Buenos Aires

• Lunes 9 de junio: la mínima será de 7° y la máxima de 14°, con cielo ligeramente nublado. Hay 0% de probabilidades de lluvias.
• Martes 10 de junio: se espera una mínima de 6° y una máxima de 14°, con cielo parcialmente nublado. No hay probabilidades de lluvias.
• Miércoles 11 de junio: la temperatura rondará entre los 8° y los 16° y el cielo estará algo nublado. Tampoco se esperan precipitaciones.
• Jueves 12 de junio: una mínima de 8° y una máxima de 16°, con cielo parcialmente nublado sin probabilidades de lluvias.
• Viernes 13 de junio: se estima una mínima de 12° y una máxima de 16°, con cielo mayormente nublado. Hay 0% de probabilidades de lluvias.

Servicio Meteorológico Nacional, Pronóstico del tiempo, Clima, Buenos Aires, frio