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INTERNACIONAL

Claudia Piñeiro y una escort en el corazón del poder: hipocresía y doble moral en “La muerte ajena”

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La nueva novela de Piñeiro despliega un relato coral que intenta explicar los hechos, en este caso, la historia de la chica escort que cae por un balcón de Recoleta.

Narradora, dramaturga, guionista, colaboradora en diferentes medios gráficos y figura clave de los grandes debates argentinos, Claudia Piñeiro nació en el Gran Buenos Aires en el año 1960. Su obra es reconocida y ha sido premiada en la Argentina y en el mundo y fue traducida a varias lenguas. Las tramas de sus ficciones combinan la narrativa policial con una mirada crítica de la sociedad y la política y su participación activa en la discusión pública fue progresivamente teniendo más lugar en sus ficciones. Varias de sus novelas fueron llevadas al cine. Algunos de los títulos de sus libros son Las viudas de los jueves, Tuya, Elena sabe, Las grietas de Jara, Betibú, Un comunista en calzoncillos, Una suerte pequeña, Las maldiciones, Catedrales, El tiempo de las moscas.

Su nueva novela se llama La muerte ajena (Alfaguara) y ya desde la imagen de tapa nos avisa algo central de lo que será el desarrollo de la historia. Una mujer cae desde un balcón. ¿Se tiró? ¿La empujaron? ¿La obligaron a arrojarse al vacío? Esa mujer que cae desde un quinto piso en Recoleta en el comienzo de la novela es escort y está relacionada con la política. Pronto sabremos también que tiene un vínculo familiar con una periodista de radio e investigadora muy conocida.

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Como en otras novelas de Claudia, diferentes voces darán sus versiones de los hechos a través de testimonios orales pero también escritos y en forma de novela. El trabajo sexual y la llamada prostitución VIP, su relación con el poder, los servicios de inteligencia, la hipocresía social, el tratamiento de los medios y las tensiones entre lo público y lo privado son algunos de los temas principales. Otro de los ejes de La muerte ajena tiene que ver con el resentimiento y los vínculos familiares dañados y, también, con el modo en que ese daño original puede perseguirnos toda la vida.

— Uno de los grandes temas de la novela es el de los vínculos dañados, algo que todo adulto conoce y a veces hasta ha vivido, con adultos que no tienen idea de hasta qué punto sus decisiones terminan marcando la vida de los más chicos.

— Sí, tenés razón, porque la historia precisamente es la de dos hermanas que no se conocen y eso es, de alguna manera, por cómo actuaron los adultos. O sea, el padre abandona a la primera mujer y forma una nueva familia: la primera hija es una periodista y la segunda es una escort. Pero, justamente, no se conocen un poco por los fracasos de los adultos, porque podrían haber tenido una relación igual. Y, sin embargo, ahí hay una ruptura que tiene que ver con las acciones de los adultos.

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"La muerte ajena", de Claudia
«La muerte ajena», de Claudia Piñeiro, fue publicada por Alfaguara.

— Me gusta esa palabra que usás, fracaso. Porque la palabra fracaso también es otro de los temas de esta novela. Hay mucha gente fracasada en su deseo.

— O que se siente fracasada y no lo puede reconocer. Porque hay ahí como un rencor de “por qué a mí no me va tan bien como yo merecería”. Un poco me parece que tiene que ver con eso de tener una expectativa que no se concreta y de no poder conformarte con aquello a lo que sí accediste.

— Pensaba en el resentimiento y también en el periodismo y la literatura, que son dos esferas que conocés muy bien. Y recordaba ese cuento de Henry James, “La próxima vez”, un cuento sobre dos escritores -que son cuñados, a la vez- y que mientras ella tiene éxito y popularidad, él no consigue salir de un pequeño círculo de admiradores ni triunfar comercialmente. Y resulta que ambos preferirían estar en la piel y el talento del otro. Como si, efectivamente, no hubiera manera de conformarse.

— Me hace pensar lo que estás diciendo porque, qué interesante, vos estás hablando de deseos no conformados y la novela también habla de la falta de deseo. Entonces, hay una falta de deseo y, a su vez, esos pequeños deseos son un poco miserables, en un punto. Desear ser más que el otro y no lograrlo te deja una frustración. Pero, a su vez, el deseo que tiene que ver con lo más vital que es el deseo sexual, el deseo del amor, de los afectos, está bastante apagado en los personajes de la novela.

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— Y eso es central también para el razonamiento que hace uno de los personajes y que es la justificación de por qué recurre a una escort. Como su mujer ya es grande y pasó por la menopausia, ya no desea como antes, dice. Porque se puede amar mucho, pero aparentemente hay un momento en que, viste, las mujeres se apagan (risas).

— Sí, sí. Y eso habilita a los señores –que no se apagaron– a buscar mujeres no apagadas, sería la excusa.

— Ahora que hablamos de este personaje, que también da su versión de los hechos ya que es el dueño del departamento de Recoleta de donde cae la chica, quería preguntarte cómo es poner palabras en boca de los personajes que hablan en primera persona y que dicen cosas con las que vos estás completamente en desacuerdo. ¿Cómo se lleva una Claudia con la otra?

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— Yo creo que tenemos la obligación de poder ponernos en los zapatos de cualquier personaje y hablar desde ese lugar. Hay algunos que cuestan mucho más. Rosa Montero me había dicho: “Tendrías que escribir otra parte más con la voz del hombre que consume trabajo sexual de mujeres”. Pero era imposible para mí hacer una parte entera. Sí podía traer su voz a través de un recurso que es la novela que escribe un escritor y que lo tiene de protagonista. Y que contara ahí por qué a pesar de tener una familia, una mujer, etcétera, igual necesitaba estar con una trabajadora sexual. Y qué significaba para él eso en su vida. Todo eso sí lo podía poner en pequeños párrafos, pero pensar en sostener esa voz en toda una sección como hice con las otras voces me costaba muchísimo. Hay voces que son mucho más incómodas.

— Pensaba en este señor Sánchez Pardo, que también define la vida de sus hijos. Porque no son solo el padre y las madres de las chicas quienes hacen daño: Sánchez Pardo también ha tenido una influencia bastante negativa en los suyos.

— Muy manipulador, ¿no? Y, además, con vínculos con lo peor de la Argentina. Con algunos resabios de lo que fue la dictadura, que permean también hasta ahora. O sea, relaciones con los servicios de inteligencia, con determinados espionajes y cosas que vienen de otras épocas y que encuentran otras formas de manifestarse ahora.

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— Vos decís que la mayoría de nosotros desconocemos todo eso, ¿no? No se sabe tanto o recién lo empezamos a ver a partir de noticias que se convierten en escándalos.

— Yo creo que sospechamos, no tenemos la confirmación. Si vos le preguntás a cualquier persona qué piensa de los últimos escándalos en los cuales estuvieron involucradas mujeres de trabajo sexual y algún político, todo el mundo se imagina que ahí atrás hay una red, que en esa red muchas veces están metidos los servicios de inteligencia y que, a lo mejor, esa mujer estuvo hasta plantada por un servicio de inteligencia para tomar información, para espiar, para lo que sea. Hay como un imaginario común de que eso puede suceder pero no hay nadie que después nos lo confirme. Yo misma, cuando quise hacer la investigación de esto, no encontré confirmaciones totales. Encontrás, no sé, alguna causa que tiene que ver con una agencia de modelos que avanzó hasta tal punto. Si hay dinero involucrado es más fácil que avancen, si no, es más difícil. Entonces, atrás de muchos de los escándalos que hemos escuchado en los últimos tiempos está esta sospecha pero la Justicia se da un poco contra la pared. Fijate Natacha Jaitt, que denunció tantas cosas de agencias de modelos, de servicios de inteligencia, y eso no avanzó. No sabemos mucho más de lo que pasó. La nombro a ella como podría nombrar tantos otros casos en Argentina.

Claudia Piñeiro participó del debate
Claudia Piñeiro participó del debate final de la última Feria del libro junto con Dolores Reyes, Marcelo Birmajer y Tomás Abraham. (Cortesía @ferialibroba)

— Recién pensaba en historias y en libros que hablan del tema de la trata, pero acá es otra cosa porque estamos hablando, entre comillas, de una elección por parte de la mujer.

— Claro, acá no hay trata por más que no sea una elección. No hay trata en el sentido de que no son mujeres secuestradas y traficadas, como sería en el caso de la trata de personas. Justamente lo que se discute entre abolicionistas y no abolicionistas con respecto al trabajo sexual es cuánto hay de elección genuina. Vos escuchás a las abolicionistas y te dicen bueno, pero nadie elegiría ser prostituta o escort si pudiera elegir otra cosa. Y después escuchás a las trabajadoras sexuales y te dicen: no, yo lo elijo porque recibo un dinero que no podría de ninguna otra manera recibir. Y, finalmente, la dignidad parece que solamente se juega en el trabajo sexual pero, por ejemplo, si una mujer tiene que ir a limpiar baños, no sé, a la Estación Retiro, no te parece que ahí hay indignidad en hacerlo. O si te pagan 2 pesos por un trabajo de 14 horas tampoco hay indignidad. En cambio, si tenés relaciones sexuales con un tipo y te paga, ahí hay indignidad. Hay ahí algo un poco…

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— Injusto.

— Injusto. Hipócrita, también, ¿no?

— Moralista.

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— Moralista. Entonces, a mí me gusta escuchar las dos campanas y, un poco como la protagonista, no sé bien dónde pararme. Sí sé que es una situación incómoda y que, mientras no tomo una resolución, hablo de trabajo sexual y no de prostitución, porque me parece que mientras no tenga una certeza de que esto no debería existir –que no la tengo– para mí son trabajadoras sexuales que han elegido de alguna manera eso. Porque algunas te dicen: bueno, tampoco una mujer elige libremente ir a limpiar casas. O un minero ir a trabajar en una mina, a lo mejor. No le queda más remedio que hacer ese trabajo y bueno, tiene un ingreso por ese trabajo. ¿Cuán libres somos cuando elegimos los trabajos? Sin embargo, los trabajos que se juzgan son solo los que tienen que ver con la sexualidad.

— ¿Cuándo nació La muerte ajena y cómo?

— A mí se me empiezan a instalar imágenes en la cabeza y esas imágenes me quedan por un tiempo y si se quedan y los personajes empiezan a moverse digo: acá puede haber una novela. Y la verdad es que esta imagen se me había instalado bastante desde un caso reciente, el de una chica brasileña que era escort y que había venido supuestamente a estudiar a la Argentina y que cayó por la ventana después de una noche donde hubo drogas en un departamento en Recoleta. La novela no tiene nada que ver con eso pero sí hay relación con esa imagen de pensar en esta chica cayendo. Después, me acuerdo que vi varias veces en los noticieros a su padre, que vino desde Brasil, y esa confusión de decir: yo no entiendo qué pasó porque, para mí, mi hija había venido a estudiar. Me interesaba mucho esta situación de las mujeres que caen por ventanas en Argentina, que no es ni la primera ni será la última, lamentablemente, y esta nueva situación de chicas jóvenes que están muy relacionadas con el trabajo sexual también por una falta de futuro. Por una falta de futuro en cuanto a no poder pensar que, cuando te independices, vas a poder tener una vida parecida a la que tenías con tus padres. O sea, comprarte un departamento es prácticamente imposible. A veces estudiar es muy difícil si tenés que pagar una universidad. Hay un montón de cuestiones que para nuestra generación era más fácil acceder y, después de la pandemia, quedó más aún esta sensación de cómo me puedo forjarme un futuro si no puedo tener dinero rápidamente para conseguir determinadas cosas. Me parece que los varones se inclinaron más hacia el juego online y las criptomonedas y las chicas hacia este tipo de trabajos relacionados con lo sexual, que puede ser trabajar como escort pero también poner fotos en Onlyfans o darles la voz a las personas que ponen fotos o escribir los textos de lo que aparece en Onlyfans. Trabajos que tienen que ver con estas situaciones, que generan un dinero bastante rápido y fácil y que también tiene esa cosa del engaño, de decir un poco como el que apuesta: gano y me retiro. Y después sentís que de esa forma el ingreso es más rápido, es más fácil, es más…

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— Y entonces te cuesta salir del casino.

— Y.. te cuesta salir. Por eso el personaje es el de una chica que quiere ir de viaje de egresados y el padre le dice que no se lo puede pagar y entonces ella empieza con el tema de ser escort porque se propone pagarse el viaje. Viene justo una compañera, le dice: “che, por qué no hacés esto” y ella dice: bueno, me pago el viaje de egresados y ya está.

— Esto no ocurre solo acá, por otra parte.

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— No, no, por eso te digo, lo tomé de algunos testimonios. De algunas conversaciones, por ejemplo, con una chica en España, que también se enojó con el padre por algo y dijo: yo voy a conseguir plata así y pensó que era por poco tiempo y después se fue quedando y en cualquier trabajo que le ofrecían, incluso de lo que estaba estudiando en la universidad, le pagaban menos que lo que ella conseguía con el trabajo sexual.

Diferentes variables del género policial
Diferentes variables del género policial y la realidad política y social forman parte indisoluble de las ficciones de Claudia Piñeiro.

— ¿Qué cambió en vos luego de de mirar detenidamente este oficio, este modo de ganarse la vida, de antes a después de haber escrito sobre el asunto y de haberte puesto en los zapatos de los otros, como decías?

— Y, un poco entender esta nueva modalidad, esta cosa de que hay muchas chicas cercanas, digamos… Porque algunos te dicen: bueno, a la prostitución llegás por una situación en la que no tenés para comer.

— Por desesperación, claro.

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— Y no, la verdad es que hoy en día no es tan así; cada vez veo más situaciones de personas que lo que no tienen es una imagen de futuro. O sea, como no hay una imagen de futuro, no hay una proyección de qué puedo ser o cómo puedo conseguir determinadas cosas que quiero y entonces éste es un recurs,. También tenemos menos pruritos con respecto a algunas cosas. Entonces, no sé, una chica me decía: ¿por qué si yo voy a una fiesta, bailo con un tipo, y me termino acostando aunque no me guste tanto pero eso me puede dar plata no lo voy a hacer? Bueno, eso también tiene que ver con que nos hemos liberado bastante con respecto a poder tener relaciones si tenés ganas, si no tenés ganas, con quien sea.

— Digamos que esta novela trata sobre una mujer que es escort pero también esta forma de ganarse la vida no está restringida a las mujeres.

— Claro. Pero esta novela tiene que ver con el poder y el poder sigue siendo de los hombres. Entonces, los hombres de esta novela manipulan mujeres. También podrían tener relaciones con hombres, también podría ser una mujer que tiene relación con un chico escort. Pero como tiene que ver con el poder y la manipulación de personas que están en una situación de vulnerabilidad, de algún modo entonces ahí la relación es más de los hombres poderosos con mujeres que prestan estos servicios y después las necesitan para otra cosa, por ejemplo, para ponerlas en una lista política o para que ayuden con determinados trabajos dentro del lugar de poder que vos manejás.

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— Hay algo del orden de la hipocresía que es muy fuerte en la novela. Personajes que dicen una cosa públicamente y que hacen otra cosa de manera privada. Algo que existió siempre pero que la novela lo hace muy evidente es esto mismo, figuras públicas vinculadas con la política que aparecen dictando cátedra de moral y diciendo cosas en las que ni siquiera creen y, finalmente, viviendo una doble vida, porque se trata de una doble vida.

— Sí, vos sabés que, de entre mis novelas, ésta es la que tiene más referencias a la realidad. Aunque, por supuesto, vuelvo a decir: nada es real. Como te dije antes, me apareció la imagen a partir de un hecho real, aunque después yo inventé toda la historia. También hay otras cosas de la novela que tienen que ver con la realidad y yo las tomo y hago lo que Mauricio Kartun llama el ready-made, como el famoso mingitorio de Duchamp. Agarro el mingitorio, lo pongo acá y con ese artefacto hago otra cosa. Bueno, agarro un hecho, lo pongo acá y hago otra cosa. Y la realidad es que la periodista de mi novela, cuando todavía era periodista gráfica hace una investigación con su jefa y ganan un premio muy importante y la investigación que hacen es sobre una chica que iba a los canales de televisión de esa época, como podían ser el programa de Neustadt o de Grondona, iba vestida de traje sastre, toda arregladita, y hablaba de un partido político que había fundado y que tenía como objetivo defender a los militares, defender las cosas más conservadoras, hablaba mucho de cómo tenía que ser la familia..

— Los valores.

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— La moral y los valores, etcétera. Y un día le hacen una cámara oculta y se revela que esta chica manejaba un prostíbulo. Eso también pasó en la realidad. Hace varios años, no sé si vos te acordás que Rolando Graña hizo una cámara oculta con una chica que había fundado un partido político junto con Cecilia Pando y había aparecido como novia de Astiz en uno de los juicios. A partir del escándalo por el prostíbulo, esa chica se fue de ese partido político. Todo esto también sirve para pensar cosas del periodismo. Porque, en ese momento, también se habló mucho de si estaba bien o no estaba bien hacer esa…

— Lo de las cámaras ocultas.

— Sí, si estaba bien revelar que esta mujer ejercía la prostitución y por qué hacerlo. Bueno, quizás porque esta mujer estaba dándonos cátedra a todos de cómo tenemos que vivir, etcétera, etcétera. Pero son discusiones que se abren dentro del periodismo. Y, vuelvo a decir, por supuesto que una persona que se dedica al trabajo sexual puede ser diputada, senadora, tener un partido político, lo que quiera, si le interesa la política, si se ocupa de aprender para hacerlo, si estudia o hace trabajo de campo. Porque no todos los diputados o senadores han ido a la universidad, pero por lo menos tienen una trayectoria. Distinto es el caso de estas chicas, con un señor que necesita a una mujer para un determinado lugar y pone a una chica que conoce de este trabajo y que, además, es una persona muy manipulable.

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"Me interesa esta nueva situación
«Me interesa esta nueva situación de chicas jóvenes que están muy relacionadas con el trabajo sexual también por una falta de futuro», dijo Piñeiro en la entrevista. (Foto: Ale López)

— En tu novela también aparece algo vinculado con una relación de pareja, la de Verónica, la periodista, con Pablo, que es escritor. A veces uno puede vivir con alguien durante muchísimo tiempo y un día advertir que el otro de pronto no es esa persona que uno creyó que era. Que muchas veces los gestos de generosidad hacia uno también pueden esconder tremendo resentimiento.

— Bueno, vos sabés que a mí siempre me gustó muchísimo una escena que hay en una película que se llama Gente como uno, ¿te acordás? con Mary Tyler Moore.

— Sí, la primera película de Robert Redford, donde también trabajaba Donald Sutherland.

— Buenísima esa película. Era la historia de una pareja que tenía dos hijos y hay un accidente con un bote y en el accidente muere uno de sus hijos. Y a partir de ahí la madre se pone muy agresiva con el hijo sobreviviente y el padre, de alguna manera, no estaba tan involucrado en la familia pero empieza como a tomar el rol de sostener a ese otro chico, eso es lo que yo recuerdo. Y hay una escena en la cual él le dice a la mujer, que es realmente cruel, le dice algo así como: nosotros somos ese tipo de parejas que, si no nos hubiera pasado lo que nos pasó, nunca nos habríamos conocido. Y era un matrimonio estable, de muchos años; esos hijos tenían cerca de 20 años y estaba todo perfecto. Y me parece que eso pasa a veces con las parejas de años, que si no hay una determinada circunstancia que pone cosas en juego todo podría seguir como hasta entonces sin que te termines de conocer del todo.

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— En la novela aparece también la decepción del engaño, ya no con otra persona, que es otro tema. Digamos, hacer algo que tiene tanto que ver con el otro sin mencionarlo, sin decirlo, y que finalmente lo estés haciendo para satisfacción personal y por tu propio narcisismo, ¿no?

— Sí, sí.

— Es durísimo.

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— A mí esa parte de la novela me interesó mucho. Esa competencia que hay entre ellos, de alguna manera encubierta.

Donald Sutherland y Mary Tyler
Donald Sutherland y Mary Tyler Moore, en una escena de «Gente como uno», la película de Robert Redford que nombra Piñeiro en esta nota.

— Él usa la historia personal de ella para una ficción.

— Es casi como violentarte, ¿no? Porque es que se metan en tu vida privada. Vamos a contar un poquito: hay una pareja en la que él es escritor y ella es la periodista protagonista de esta novela y un día se entera de que él está escribiendo sobre ella. Pero también es inquietante esa competencia que no se notaba. Él estaba frustrado, le tenía envidia. Viste que nosotros tenemos influencias de lo que leemos, de lo que vemos, de lo que escuchamos, o sea, permanentemente para escribir escribís influenciado por un montón de cosas. Y a mí me influenció mucho cuando estaba escribiendo esta novela la película Anatomía de una caída. Ahí eran dos escritores.

— Que también cuando pasa algo trágico, se conocen.

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— También cuando pasa algo se conocen, sí. Y, además, él tenía adentro una bronca que no la podía sacar hasta que la sacó y ella se sorprendió.

— Sí, qué impresionante eso. Vos ves mucho cine y muchas series.

— Sí, me parece que el cine y las series son formas interesantes de contarnos historias. Y sobre todo si son de la belleza y la magnitud de esa película, por ejemplo.

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— Además sos guionista y muchas de tus obras terminan finalmente siendo filmadas como películas o series. ¿Esto quiere decir que cuando escribís ya te estás imaginando una posible adaptación de las novelas?

— No, no. Yo soy visual, entonces sí es cierto que cuando escribo veo las imágenes. Martín Kohan, por ejemplo, dice que él cuando escribe arranca una novela por el sonido de la primera oración. O por lo menos yo le escuché decir eso. Hay otros que tienen otros sentidos más desarrollados. Pero en mi caso son imágenes. Como te digo, esta novela era una imagen de esta mujer cayendo y yo después busco las palabras para contar esa imagen que tengo en la cabeza. Pero no es que yo pienso: esto va a ser una película o una serie. Nunca lo pensé en esos términos. Siempre pienso: esto es una novela. Imaginate que al principio ni siquiera sabés si la novela que escribís te la van a publicar o no. Así que pensar “esto va a ser una película” es imposible. Pero hoy que ya tengo muchas novelas que fueron películas o series tampoco lo tengo como el objetivo de eso que estoy haciendo. El objetivo es que sea la mejor novela que yo pueda escribir. Y lo demás viene o no viene. Pero no está en el acto de la escritura.

Claudia Piñeiro en 2023, en
Claudia Piñeiro en 2023, en la Feria del Libro de Miami.

— Se estaba filmando El tiempo de las moscas. ¿Para cuándo se la espera?

— Se terminó de filmar y está en post producción. Va a ser una serie creo que de seis capítulos de Netflix.

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— ¿Y va a incluir Tuya?

— Incluye Tuya como un capítulo. Es decir que dentro de El tiempo de las moscas hay un capítulo que va hacia el pasado y te cuenta la historia de Tuya.

— Son dos novelas que escribiste con mucha diferencia de tiempo entre una y otra. Tuya fue tu primera novela.

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— Mi primera novela, de 2005. Es la primera que se publicó, pero en Colihue. Después se publicó en Alfaguara entonces mucha gente la conoció recién cuando se publicó en ese sello. Pero era del mismo año que Las viudas de los jueves. Salió a principio del 2005, Las viudas de los jueves a fines del 2005.

— Ah, esa parte de la historia no me acordaba.

— Sí, la había escrito antes. A mí publicar esa primera novela me llevó mucho tiempo. Había sido finalista del Premio Planeta, cuando ganó Guillermo Martínez con Crímenes imperceptibles.

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— ¿Ah, sí?

— Entonces, bueno, esperé porque como hay diez finalistas, a veces publican alguna novela más, además del ganador. Hasta que la publicó Colihue pasó bastante tiempo. Entonces, cuando salió publicada yo ya estaba presentando Las viudas de los jueves en el concurso de Clarín y salió a fin de año. Las dos novelas salieron en el 2005.

— ¿Y alguna vez te imaginás cómo habría sido la Claudia Piñeiro escritora que conocemos si no hubieras ganado ese premio?

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— Y, la verdad que ese premio a mí me abrió muchísimas puertas. O sea, también reconozco que no todos los que ganaron el Premio Clarín escribieron tantas novelas después o les pasaron tantas cosas. Hay una novela, hay una persona y hay un premio. Pero, sin dudas, ese premio a mí me abrió un montón de puertas y el hecho de salir en la tapa de los diarios y que todo el mundo sabe que está esa novela no le pasa a un escritor a quien nadie conoce, como me pasó a mí. Quiero decir, a mí no me conocía nadie, saqué una novela y todo el mundo se enteró de que esa novela existía. Después, cuando la fueron a leer habrá habido un boca a boca, habrán pasado otras cosas, alguien quiso hacer una película, qué sé yo. Pero esa primera puerta, que es una gran puerta, eso me lo dio el premio.

— Solés recomendar a los autores que manden sus novelas a los premios.

— Soy de recomendarle mucho a los que te escriben y te dicen: no sé cómo hacer para publicar. Entonces es muy difícil decirle: llevalo a tal editorial porque la verdad que las editoriales publican poco. De lo que publican, muchos ya son los autores que tienen. Con los que no son autores que ya son de la casa a veces asumen pocos riesgos también. Porque ahí hay un negocio. Publicar una novela que no sabés si alguien la va a leer, si la van a vender, etcétera, no es tan fácil. Entonces hay mucha frustración porque a lo mejor son textos que están muy bien pero no encuentran su camino. Y como yo el camino lo encontré a través de los premios, recomiendo mucho porque incluso, por ejemplo, cuando Tuya no ganó el Premio Planeta, cuando yo después la presentaba en las editoriales y decía que fue finalista del Premio Planeta ya tenés…

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— Lo observaban de otro modo.

— Claro. Ya tenés ahí un curriculum gracias a que fuiste finalista de un premio. El primer libro que me publicaron fue un libro para chicos que mandé a un concurso en España, de la editorial EDB de Barcelona y no ganó pero fue finalista y me lo publicaron igual. Entonces yo por eso le tengo mucha fe a esto porque no hay muchos otros caminos. O, suponete, cuando Tuya fue finalista del Planeta una vez me escribe alguien y me dice: mirá, yo fui lector de ese premio y tengo un amigo que es director y le conté de tu novela y le gustaría filmarla. Después no se concretó pero quiero decir, hubo un lector, hubo alguien a quie le interesaba y que se la recomendó a otro.

— Es un circuito. Pero es un circuito que requiere también que los autores se muevan, ¿no? Es decir, hay algo que son como trabajos adicionales. Así como es un trabajo adicional hacer la prensa de un libro que ya se publicó, es un trabajo, por supuesto, escribir el texto, pero también buscar el recorrido.

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— Sí, hay que buscar el recorrido. También ahí a veces lo que me da pena es que no todo el mundo tiene que saberlo, pero hay premios que no vas a ganar nunca y entonces eso también genera mucha frustración. Hay premios que ya sabemos que están arreglados. Por eso, cuando le recomiendo a alguien que mande a un premio le digo: mandá a éste, éste y éste. Contame de qué se trata tu novela y entonces también hay una cuestión que tiene que ver con quiénes son los jurados. Qué tipo de editorial es. Hay determinados libros que vos sabés que en tal lado no van a encajar pero pueden encajar en este otro lugar. Pero, sobre todo, me da pena a veces gente que está esperando una respuesta de un premio que vos sabés que está amañado, como dicen los españoles, y decís: qué pena porque esto también hace que la gente se frustre. Que se gaste energía y mucho dinero. Bueno, ahora lo mandás online pero antes era hacer copias y mandarlas por correo y todo lo demás.

— Estás hablando de cómo le contestás a la gente, a los lectores que te escriben, y uno ve cómo respondés en tus redes sociales y ve en las ferias el tiempo que te tomás con cada lector. ¿Cuántas horas tienen tus días Claudia?

— Tremendo. Yo soy muy activa en todas las cosas. Demasiado. Estoy como muy pendiente, como tipo workaholic en todos los aspectos de mi vida…

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— ¿Pero pensás que eso finalmente ayuda al vínculo con los lectores? Mencionabas antes a Rosa Montero, que también es una persona muy activa con lo que viene después de la publicación de sus libros. Hay algo, me parece, que es que vos tenés muy presente que hay un lector del otro lado.

— Sí, no quiero que quede mal lo que digo, pero yo tengo en cuenta al otro. Yo sé que hay otra persona ahí. Para mí no es un número de un libro que se vendió, es una persona. Entonces, a mí me pasa que en las redes hay determinados mensajes que no puedo dejar de contestar. En general trato de a todo el mundo ponerle una carita, un corazoncito, lo que sea, un gracias, pero hay algunos, suponete, si te escribe una chica y te dice: sabés que yo nunca leía y a partir de tus novelas ahora soy re lectora. Y a mí me da que le tengo que contestar a esa chica.

Claudia Piñeiro junto con la
Claudia Piñeiro junto con la actriz Mercedes Morán, durante la Marcha Federal LGBT+ Antifascista, de febrero de 2025.

— Por supuesto.

— Es una chica jovencita que a lo mejor te dice eso y que gracias a que pasó eso va a leer a otros autores. Va a leer a muchos autores. Pero entonces vos le contestás y la alegría del otro es tan grande que a mí me reconforta mucho. Pero me parece casi como que es, no te digo una obligación, pero sí una responsabilidad. Hay gente que te dice: mi abuela está enferma pero yo voy y le leo tu libro. O mi mamá compra los libros, se los pasa a mi abuela, me los pasa a mí. O sea, ese tipo de anécdotas que te cuentan que son muy personales y que tienen que ver con una cofradía de lectores, o sentirse bien. En estos días me escribió una persona que no conozco y me dice: sabés que me fui de viaje sola por primera vez en mi vida, sin mi familia, y estaba sola y muy mal y me llevé tu libro y me hiciste compañía todo el viaje. Entonces, ¿cómo no le voy a contestar? Esos mensajes son para agradecer. Es para agradecer esa cofradía que se arma con los lectores.

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— Tenés lectores, lectoras, que también te llaman o que te cuentan cosas con las que puntualmente se han sentido identificados también con algunos temas. Eso también es como muy potente. Cuando te llaman y te dicen: a mí me pasó algo así.

— Sí. Y también hay que tener mucha responsabilidad en qué contestás en algunos casos. Porque pueden ser cosas muy personales. A veces tenés algo para decir y otras veces, no. Hay que ser muy responsable. No sabés en qué condiciones psicológicas está la persona del otro lado. Si vos sos mi amiga y venís y me contás que tenés un problema, yo sé qué te puedo decir y qué no, pero a través de un mensaje de Instagram vos no sabés exactamente en qué condiciones está la persona y tenés que ser muy cuidadosa, ¿no?

— ¿Y cómo te cuidás, cómo te preservás? Porque es mucha la gente que te busca.

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— Sí. Bueno, por ejemplo, con El reino fue muy impactante porque mucha gente tenía problemas importantes.

— Estamos hablando de la serie que escribiste con Marcelo Piñeyro.

— Con la serie, si. Entonces, muchos chicos me escribieron para contarme que habían sido sometidos a esas terapias de conversión. Cuando sos gay y te quieren hacer creer que no lo sos y que tenés algo malo y bueno, esas cosas.

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— Que te van a sacar el demonio del cuerpo.

— Claro. Entonces, ahí más que nada lo que trato es de abrazar a esa persona porque yo tampoco sé de ese tema. Yo no sé qué tenés que hacer. Si te dicen: me tuve que pelear con mi familia por esto, yo en mi fuero íntimo digo “bueno, qué suerte que se peleó con la familia por una cosa así”, pero a su vez pensás que a lo mejor esta persona está sola, a lo mejor no tiene para comer. Son situaciones muy complicadas. Entonces, me parece que lo mejor que podemos hacer es abrazar a esa persona para que no se sienta sola, ¿no?

— Quiero volver un segundo a La muerte ajena y preguntarte si hubo algún momento en particular que te haya conmovido mucho. Si te pasa que hay momentos, mientras estás escribiendo, que te conmovés mucho. No solo a partir de la indignación, estoy hablando de la emoción.

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— Sí. Me pasó mucho con Una suerte pequeña. Sabés que no tanto cuando la escribí, pero cuando la corregía lloraba. Yo decía: pero cómo puedo estar llorando si esto ya lo escribí yo. Pero bueno, era una novela sobre el dolor. Y acá también hay varias cosas que a mí me llegan mucho. Yo no tengo hermanas pero me interesa mucho el vínculo de las hermanas y esta cosa de una que quiere y la otra que no, y ese rechazo. Y, después, la culpa que le queda a la que no quiso. Todo eso me pega bastante, sí. Te diría que, de esta novela, ese vínculo es lo que más me afecta.

— También tuviste un padre.

— Eso también, por eso se la dedico a él. En la novela hay un padre que parecía ausente y que no era ausente. Bueno, mi papá siempre vivió en mi casa, no es que nos abandonó. Pero por momentos a veces parecía ausente y después te enterabas de que estaba muy presente. Y un poco así es el padre de esta chica que pensaba que él la había abandonado totalmente y, mientras tanto, el padre estaba pendiente de ella. Y, de algún modo, por eso me pareció que era una novela que tenía que dedicársela a mi papá.

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— El padre estaba muy pendiente todo el tiempo mientras ella no lo sabía y mientras ella creía que no.

— Sí, sí. Incluso, bueno, estaba pendiente de sus logros profesionales, ¿no? Que es una cosa que yo viví mucho con mi papá. Yo me enteré tarde por los vecinos que él hablaba de mí. Los vecinos me decían: tu papá venía y me decía cómo te iba en el colegio, o no sé qué, o no sé cuánto. Y uno me dijo, creo que ya te conté esto, que mi papá decía que si yo no fuera mujer podría llegar a ser presidenta de la Argentina. ¿Te acordás?

(Risas) Sí, me lo dijiste. Y yo te dije: te esperamos.

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— Era la época en la que no había presidentas mujeres. A mí no me lo decía, pero se ve que a otros sí se los decía. De todos modos, una cosa que yo le valoro muchísimo a mi papá es que siempre me alentó para hacer lo que yo quisiera a pesar, a pesar lo digo entre comillas, de ser mujer, en el sentido de que no por ser mujer eligiera solamente las cosas típicas para las mujeres. Por ejemplo, mis amigas iban a Corte y confección y él me decía: ¿por qué tenés que ir? Vos tenés que estudiar algo que te permita tener dinero y con ese dinero comprarte la ropa. Pero a vos no te interesa cortar ropa y hacerte vestiditos. Entonces, ¿por qué vas a ir a Corte y confección?

— Por eso estudiaste Ciencias Económicas.

— Será por eso que estudié Económicas.

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Claudia Piñeiro: “Tenemos una gran
Claudia Piñeiro: “Tenemos una gran cultura que se viene sosteniendo en teatros, en libros, en cine. Hay que resistir” (Foto: Alejandra López)

— Recién mencionabas lo de ser presidenta y estamos viviendo momentos muy difíciles en términos políticos pero no solo en la Argentina, en general, como si todo aquello con lo que nos formamos estuviera cambiando de manera muy vertiginosa y, más allá de la tecnología, también se dieran tremendos cambios en el mundo de las ideas, por lo que se hace muy difícil seguir ese tren. ¿Sos optimista o te gana el pesimismo?

— No me gana el pesimismo. Tampoco te podría decir que soy re optimista. Pero no me gusta regodearme en la angustia, por decirlo de alguna manera. La sensación que tengo es: bueno, este es el momento en el que pasan estas cosas y vamos a resistir. Vamos a estar en contra de un montón de cosas. Yo, por lo menos, voy a estar en contra de muchas cosas con las que no estoy de acuerdo. Voy a hacer toda la resistencia posible. Pero no me voy a quedar en eso solamente porque últimamente me pasa también que converso con mucha gente que me habla de cosas buenas de la Argentina que no tienen que ver con el gobierno de turno, ni con éste ni con otros. Y que tiene que ver con los teatros que tenemos, por ejemplo. Bueno, con este gobierno cada vez tenemos menos de eso. Pero, quiero decir, tenemos una gran cultura que se viene sosteniendo en teatros, en libros, en cine y en una forma de ser de los argentinos que es también muy valorada desde afuera. Que tenemos las cabezas abiertas y un montón de cosas que, a lo largo de muchos gobiernos de ultraderecha, puede ser que decaigan pero en este momento están intactas. Entonces eso es donde me gusta apoyarme.

— Te aferrás a eso, claro.

— Habrá una cantidad de gente que elige un gobierno más conservador, de ultraderecha, etcétera, y hay un montón de gente que no y me aferro de esa otra gente que no. Y espero que pase la ola. Porque también esto es una cuestión histórica, ¿no? Nosotros hemos vivido distintos momentos históricos y ahora, si vos mirás el mundo, no es que somos los únicos a los que nos pasa esto sino que es una cuestión histórica que va a pasar, como tantas otras, y, mientras tanto, lo que hay que hacer es resistir de la mejor manera posible.

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Diecinueve trompadas y un arrepentimiento que nadie creyó: el crimen de la actriz que conmovió a Francia

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Dos enamorados

Vilna es una ciudad donde se cuentan muy pocos delitos. Con una zona antigua medieval donde se aprecian la arquitectura barroca y la gótica (como en la Iglesia de Santa Ana) y calles empedradas, la ciudad atrae muchos turistas. Es la capital de Lituania y allí se encontraron dos enamorados en julio de 2003.

Ella era actriz y para entonces había terminado de rodar una miniserie. Tenía 41 años y se llamaba Marie Trintignant, hija del famoso actor francés Jean-Louis Trintignant, protagonista de clásicos como “Un hombre y una Mujer” e “Il Sorpasso”.

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Marie tenía cuatro hijos, que estaban con ella en Lituania: Román, el primogénito, de 17 años, nacido de su relación con el baterista del grupo Telephone, Richard Kolinka; Paul, el hijo que tuvo con el actor Francois Cluzet; León, que nació en 1996, cuando su pareja era Mathias Othnin-Girard; y Jules, el más chico, de su romance con el director Samuel Benchetrit. Ya para 2003 Marie estaba en pareja con Bertrand Cantat, dos años menor que ella, líder del grupo de rock Noir Dèsir.

Un encuentro explosivo

El encuentro de Bertrand y Marie en una suite del hotel Domina Plaza fue explosivo. La noche del 26 de julio de 2003, la amplia habitación se llenó de botellas de champagne. El bello rostro de Marie se transformó en una máscara roja a causa de las trompadas que le dio Bertrand, que repercutieron en su cerebro, una por una. Todo estaba descompuesto en esa suite, no solamente la cara de Marie. La actriz quedó tendida y sangrando durante horas. Bertrand no llamó a nadie para atender a su pareja. Solo se fue a dormir la mona.

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El domingo 27, a las 7, el hijo de Marie, Román, de 17 años, que ocupaba otro cuarto en el mismo hotel, descubrió a su madre agonizando. Tenía el cráneo partido. Los médicos contarían 19 trompadas. Se advirtieron marcas en su cara y hasta en su cuero cabelludo del diseño de algunos de los anillos que solía lucir el rockero.

Un equipo de cirujanos hizo lo que pudo durante dos horas, pero el panorama era muy malo. “Ya es un milagro que haya resistido a la operación”, dijeron. Los golpes en la cabeza habían hecho un daño muy grande. Se esperaba el desenlace de un momento a otro. El martes 29 de julio llegó desde París el neurocirujano Stephane Delajoux, amigo de la familia. El miércoles sentenció: “Desde el punto de vista neurológico, no hay ninguna esperanza”.

Ya desde el mismo día que su hijo Román pidió ayuda para su madre, la Policía lituana detuvo a Bertrand Cantat en la misma suite del hotel. Frente al jefe de Policía de Vilna, Jouzas Kandzezauskas, y el juez penal Dimitri Korsakovas, Bertrand confesó que había golpeado a Marie, pero insólitamente agregó: “Lo ocurrido fue un accidente en medio de una lucha, no fue un crimen”. El procedimiento judicial estaba en marcha y al músico lo enviaron a la prisión de Lukiskiu, la más antigua de Lituania.

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La intervención del gobierno francés

El gobierno francés intervino de inmediato por medio del ministro de Justicia, Dominique Prevén. Marie era una actriz muy conocida en su país, y Jean-Louis Trintignant, su padre, era una enorme estrella del arte y del cine francés. El gobierno decidió ayudar a la familia. Prevén le pidió a las autoridades lituanas que le permitiera instruir el sumario desde Francia. Los Trintignat ya había presentado una denuncia contra Cantat por la agresión.

Marie Trintignant murió después de haber recibido una golpiza por parte de Cantat.

Los padres de Marie, la directora de cine Nadine Marquand, y su exesposo Jean Louis, se reunieron con sus cuatro nietos en la capital de Lituania. Juntos acompañaron a Marie, que no se recuperó del coma, de regreso a Francia. La familia quería que muriera en suelo francés. “No logro contener el odio cuando veo a mi hija sumida en un coma profundo a causa de golpes extremadamente violentos… Es esencial para la tranquilidad de los hijos de Marie, mis nietos, saber que la persona que mató a su madre está en la cárcel», declaró Nadine.

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Marie Trintignant estaba a punto de terminar una miniserie sobre le epopeya feminista de Colette, una periodista y escritora francesa que había muerto en 1954. La obra, producida por la televisión pública de Francia, involucraba a casi todos los Trintignant. Nadine era la directora; Vincent, el hermano de Marie, se desempeñaba como asistente de dirección; y uno de los hijos de la actriz estaba incluido en el reparto de la serie. El rodaje lo hicieron en Lituania para reducir costos.

Una muerte que conmovió al Presidente

Cuando regresaron a su país, internaron a Marie en un hospital de la comuna de Neuilly-sur-Seine, a 13 kilómetros de París. Marie murió el 1º de agosto de 2003 de un edema cerebral. El presidente de la República, Jacques Chirac, dio un comunicado donde se refirió a la injusticia de un destino brutalmente truncado. “Marie había hecho de la bella profesión de actriz su vida y su pasión. Ella se dedicaba al arte con belleza, sensibilidad e inteligencia”, expresó Chirac.

Las declaraciones de Cantat ante los funcionarios lituanos fueron contradictorias. Primero dijo que Marie estaba drogada con hachís cuando la encontró y que “parecía loca”. Una típica defensa frente a la violencia que ejerció contra la mujer con la intención de justificar la paliza que le propinó. De hecho, en esa época no fueron pocos los medios de prensa que se pusieron del lado del agresor.

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Jean-Louis Trintignant en 2017 (reuters)

Jean-Louis Trintignant en 2017 (reuters)

“Le di algunas bofetadas solo para tratar de calmarla, pero se tropezó y se golpeó la cabeza con el radiador al caer. No llamé a la ambulancia porque no pensé que fuera serio”, fue su primera declaración. Sin embargo, los números golpes en el cuerpo de Marie lo contradecían. A pesar de cargar en la víctima la culpa de lo que él había hecho, el rockero pidió perdón a los padres de Marie, pero ni Jean-Louis ni Nadine lo aceptaron.

El juicio a Cantat

El procedimiento legal se realizó enteramente en Lituania. Cantat no fue excarcelado y se fijó como inicio del juicio el 15 de marzo de 2004.

En el palacio de Justicia de la capital lituana y en una sala de reducidas dimensiones, los magistrados Vladimiras Serguejevas, Virginija Svediene y Linas Zukauskas fueron los encargados de decidir la suerte de Cantat. Nuevamente se le dio la ocasión al acusado de declarar y esta vez el músico no insistió con el consumo de drogas de su mujer sino que habló de un asunto de celos y de una pelea consecuente.

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“Es cierto, había bebido mucho”, admitió de entrada, y aseguró que se había enojado por los mensajes amorosos que había recibido Marie de su último marido, Samuel Benchetrit. Explicó que mientras él trataba de alejarse de su exmujer, la intelectual búlgara Krisztina Rády, con quien había tenido dos hijos, Marie aceptaba divertida los mensajes de su anterior pareja, y que esta actitud lo había enfurecido. “Ese mismo día le había pedido a Krisztina que dejase de llamarme. Había estado muy seco con ella, mientras Marie no había hecho lo mismo con Samuel y esa actitud me enojó”.

Bertrand Cantat solo cumplió cuatro años de prisión. (Foto: La Dépêche)

Bertrand Cantat solo cumplió cuatro años de prisión. (Foto: La Dépêche)

Era lo que muchos necesitaban: una causa de celos de la cual aferrarse para perdonar o disminuir la responsabilidad del agresor. El tribunal dirigió sus preguntas directamente a los golpes que le había dado a su pareja. Los interrogantes eran bastante precisos y Cantat salió con una ironía del mal gusto: “Les aseguro que la próxima vez que me pase algo así anotaré los detalles”.

Los jueces dejaron pasar el comentario pero insistieron con los golpes. Le pidieron que reprodujera la acción con sus manos, entonces el cantante de rock simuló tomar el cuello de Marie y con la otra mano, cerrada en puño, pegó en el aire, a derecha a izquierda, en el lugar donde simuladamente estaría la cara de Marie. Mientras pegaba al aire, para darle más realismo, exclamó: “Tac, Tac, Tac, Tac… Fueron 4 o 5 o 6 veces, tal vez más, las que la golpée con mis manos, con mis anillos. Perdí el control, veía todo rojo, todo negro. En ese momento, me salieron bofetadas violentas”. Habló de cachetazos, no de trompadas.

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El tribunal le preguntó por qué se fue a dormir en lugar de pedir una ambulancia. El respondió que no creyó que ella estuviese lesionada seriamente. Mas de uno en la sala levantó las cejas, en vista de que la consecuencia de esas “bofetadas” fue la muerte de la mujer.

El fiscal Vladimiras Serguejevas fue bastante indulgente con el acusado. Consideró, al pedir la condena, que tomaba en cuenta como atenuante el arrepentimiento que demostró Cantat (que la familia de Marie consideró falso). Sostuvo en su alegato que Cantat estaba en sus cabales cuando agredió a Marie, pero que no tuvo intención de matar.

En realidad el verdadero atenuante lo suministró la exmujer del acusado, Krisztina Rády, una mujer muy respetada en su país de origen, Bulgaria, y en Francia, como traductora (hablaba ocho idiomas), organizadora de eventos artísticos y exdirectora cultural del Instituto Húngaro de París. Cuando se presentó en el juicio, aseguró que su exmarido no era violento y que nunca había ejercido violencia sobre ella en los años que estuvieron juntos, es decir hasta 2002. Y que nunca la había perseguido con un cuchillo por la casa como había afirmado el exesposo de Marie, Samuel Benchetrit.

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La condena

El fiscal acumuló todos los atenuantes que pudo y terminó pidiendo nueve años de prisión. El tribunal estaba en la misma sintonía y condenó a Cantat a ocho años. El acusado había logrado escapar de los 20 años de pena máxima.

Bertrand Cantat asesinó a puñaladas a su pareja en 2003. (Foto: La Presse / AFP)

Bertrand Cantat asesinó a puñaladas a su pareja en 2003. (Foto: La Presse / AFP)

Bertrand consiguió ser trasladado a Francia y luego de cumplir la mitad de la pena le concedieron la libertad condicional en 2007. La razón fue su buen comportamiento. Entonces, volvió a vivir con Krisztina y sus dos hijos, un varón y una nena, en una casa de la ciudad de Burdeos. Krisztina había decidido apostar por su amor hacia Bertrand, a pesar de todo lo que había callado en el juicio de Lituania.

La vida familiar aparentaba normalidad, pero había situaciones que ocurrían detrás del telón que se conocerían demasiado tarde. Krisztina le había enviado mensajes a sus padres (y únicamente a ellos) en los cuales les contaba algunas cosas que le habían pasado en esta nueva convivencia con Bertrand, sobre todo en la segunda mitad de 2009. Momentos de violencia física y psicológica de parte de su marido y que ella trataba de disimular por todos los medios para que sus hijos no se enteraran. Tampoco quería desmentirse a sí misma con relación a lo que había declarado en el proceso por la muerte de Marie a favor del carácter pacífico de Bertrand.

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Apenas comenzado 2010, Cantat trabajaba en un nuevo álbum, en la esperanza de relanzar su carrera, arruinada por los trágicos sucesos de Vilna. El 10 de enero, Milo, su hijo de 12 años, regresó del colegio y encontró a su papá durmiendo, como siete años antes, en Lituania, el hijo de Marie Trintignat, Román, había encontrado a Cantat cuando entró en la suite del hotel a buscar a su madre.

Milo examinó toda la casa. Encontró a su mamá en la planta alta. Krisztina se había colgado del techo. Dejó una carta cuyo contenido se mantuvo reservado por disposición de la fiscalía de Burdeos. De todos modos, con el tiempo trascendieron algunas partes. Escribió, en francés, sobre los “gritos incesantes” que le propinaba Cantat y las acusaciones que le hacía que la sumergía en un tormento constante. Krisztina tenía 41 años cuando se suicidó, la misma edad de Marie Trintignant al morir por los golpes de Cantat en 2003.

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criminales históricos

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Continued court fights could put Harvard in unwinnable position vs Trump

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

A federal judge in Massachusetts on Thursday granted Harvard University’s emergency request to block, for now, the Trump administration’s effort to ban international students from its campus, siding with Harvard in ruling that the university would likely suffer «immediate and irreparable harm» if enforced.

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The temporary restraining order from U.S. District Judge Allison D. Burroughs blocks the administration from immediately stripping Harvard of its certification status under the Student and Exchange Visitor Program, or SEVP — a program run by Department of Homeland Security (DHS) that allows universities to sponsor international students for U.S. visas.

Burroughs said in her order that Harvard has demonstrated evidence it «will suffer immediate and irreparable injury before there is an opportunity to hear from all parties,» prompting her to temporarily block the SEVP revocation. 

Still, some see the order as a mere Band-Aid, forestalling a larger court fight between Harvard and the Trump administration — and one that Trump critics say could be unfairly weighted against the nation’s oldest university.

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STATE DEPARTMENT NOW SCRUTINIZING ALL VISA HOLDERS ASSOCIATED WITH HARVARD

Banners hang outside the Harry Elkins Widener Memorial Library at the Harvard University campus in Cambridge, Massachusetts, on May 27. (Sophie Park/Bloomberg)

«Ultimately, this is about Trump trying to impose his view of the world on everybody else,» Harvard Law professor Noah Feldman said in a radio interview discussing the Trump administration’s actions. 

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Since President Donald Trump took office in January, the administration has frozen more than $2 billion in grants and contracts awarded to the university. It is also targeting the university with investigations led by six separate federal agencies. 

Combined, these actions have created a wide degree of uncertainty at Harvard.

The temporary restraining order handed down on Thursday night is also just that — temporary. Though the decision does block Trump from revoking Harvard’s SEVP status, it’s a near-term fix, designed to allow the merits of the case to be more fully heard.

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Meanwhile, the administration is almost certain to appeal the case to higher courts, which could be more inclined to side in favor of the administration.

And that’s just the procedural angle. 

JUDGES V TRUMP: HERE ARE THE KEY COURT BATTLES HALTING THE WHITE HOUSE AGENDA

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Harvard President Alan Garber places his hands over his heart while standing at the podium during the university’s commencement ceremony, as faculty in academic regalia applaud behind him.

Harvard President Alan Garber acknowledges an extended round of applause during Harvard University’s commencement ceremonies in Cambridge, Massachusetts, on May 29. (AP Photo/Charles Krupa)

Should Harvard lose its status for SEVP certification — a certification it has held for some 70 years — the thousands of international students currently enrolled at Harvard would have a very narrow window to either transfer to another U.S. university, or risk losing their student visas within 180 days, experts told Fox News. 

Some may opt not to take that chance, and transfer to a different school that’s less likely to be targeted by the administration — even if it means sacrificing, for certainty, a certain level of prestige.

Regardless of how the court rules, these actions create «a chilling effect» for international students at Harvard, Aram Gavoor, an associate dean at George Washington University Law School and a former Justice Department attorney, said in an interview.

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Students «who would otherwise be attending or applying to Harvard University [could be] less inclined to do so, or to make alternative plans for their education In the U.S.,» Gavoor said. 

Even if the Trump administration loses on the merits of the case, «there’s a point to be argued that it may have won as a function of policy,» Gavoor said.

Harvard University gate

People walk through the gate on Harvard Yard at the Harvard University campus in Cambridge, Massachusetts, on June 29, 2023. (Getty Images)

Meanwhile, any financial fallout the school might see as a result is another matter entirely.

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Though the uncertainty yielded by Trump’s fight against Harvard could prove damaging to the school’s priority of maintaining a diverse international student body, or by offering financial aid to students via the federally operated Pell Grant, these actions alone would unlikely to prove financially devastating in the near-term, experts told Fox News. 

Harvard could simply opt to fill the slots once taken by international students with any number of eager, well-qualified U.S.-based applicants, David Feldman, a professor at William & Mary who focuses on economic issues and higher education, said in an interview. 

Harvard is one of just a handful of American universities that has a «need-blind» admissions policy for domestic and international students — that is, they do not take into consideration a student’s financial need or the aid required in weighing a potential applicant. But because international students in the U.S. typically require more aid than domestic students, replacing their slots with domestic students, in the near-term, would likely have little noticeable impact on the revenue it receives for tuition, fees and housing, he said. 

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«This is all about Harvard, choosing the best group of students possible,» Feldman said in an interview. If the administration successfully revokes their SEVP certification, this would effectively just be «constraining them to choose the second-best group,» he said.

«Harvard could dump the entire 1,500-person entering class, just dump it completely, and look at the next 1,500 [applicants],» Feldman said. «And by all measurables that you and I would look at, it would look just as good.»

Unlike public schools, which are subject to the vagaries of state budgets, private universities like Harvard often have margins built into their budgets in the form of seed money that allows them to allocate more money towards things they’ve identified as goals for the year or years ahead.

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This allows them to operate with more stability as a result — and inoculates them to a larger degree from the administration’s financial hits. 

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«Uncertainty is bad for them,» Feldman acknowledged. But at the end of the day, he said, «these institutions have the capacity to resist.»

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«They would rather not — they would rather this whole thing go away,» Feldman said. But the big takeaway, in his view, is that Harvard «is not defenseless.»

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La estrategia de Uruguay para tener la inflación bajo control y cómo se convirtió en política de Estado

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Uruguay, dos años con la inflación dentro del objetivo (AP Foto/Santiago Mazzarovich)

El dato de la inflación que el Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó en junio en Uruguay tuvo mucho simbolismo: se cumplieron dos años con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) dentro del rango meta fijado por las autoridades. Y la particularidad que tiene este período de 24 meses es que el país estuvo gobernado por partidos de distintos signos políticos. Se puede hablar, por tanto, que mantener la suba de precios controlada se transformó en una política de Estado.

El IPC en mayo fue de 0,11% y la inflación acumulada en los últimos 12 meses fue de 5,05%. El rango objetivo trazado por las autoridades es 3%-6%, una meta que fue fijada por las anteriores autoridades del Banco Central del Uruguay (BCU).

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El presidente de la autoridad monetaria, Guillermo Tolosa, declaró al noticiero Telemundo de Canal 12 que el compromiso de contener la evolución de los precios es una “política de Estado”. “Cambian los gobiernos y hay un compromiso muy estricto con la inflación baja y estable”, señaló.

El presidente del Banco Central
El presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Guillermo Tolosa (Presidencia Uruguay)

Tolosa señaló que el combate a la inflación en Uruguay tiene una “larga historia”, que lleva 80 años. “Esta es la primera vez que el Banco Central se compromete, en lo que nosotros llamamos el horizonte de política monetaria, y lo logra. Lo cual demuestra que finalmente el Banco Central tiene las herramientas, tiene la capacidad y ahora la credibilidad para conseguir su meta”, señaló.

El manejo de la tasa de interés es la herramienta central de la política monetaria de Uruguay. Una de las primeras decisiones que tomó la autoridad monetaria a comienzos de abril fue la de aumentar la tasa de interés de referencia, de 9% a 9,25%. Esto sitúa la política monetaria en una fase contractiva. En mayo, el comité mantuvo la referencia en ese rango.

Tolosa explicó por qué Uruguay debe mantener la inflación baja y estable con una metáfora. “Pensemos la inflación para el uruguayo como una polilla. Es algo que día tras día nos va haciendo agujeros en nuestra ropa. La inflación hace lo mismo con nuestro poder adquisitivo. Nos va generando agujeros, nos va eliminando la capacidad de consumir lo que nosotros ganamos con nuestro sueldo. De alguna manera, lo que trata de hacer la política monetaria es ser la naftalina que combate esa polilla y nos protege del poder adquisitivo”, expresó.

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El presidente del BCU, Guillermo
El presidente del BCU, Guillermo Tolosa, y el presidente anterior, Washington Ribeiro (Presidencia Uruguay)

Para el presidente del BCU, la clave en la lucha por mejorar el poder adquisitivo es que el país no se siga encareciendo. “Ese es el mandato central del Banco Central: que no sigan subiendo los precios al ritmo que sucedía antes”, expresó.

En marzo, cuando asumió como presidente del BCU, Tolosa trazó una nueva meta para la inflación. Ya no habla de un rango objetivo sino de un número concreto: 4,5%. Estima que a esa meta se llegará en un año.

Para nosotros la meta es 4,5%. Quiere decir que no nos sentimos cómodos con una inflación que bordeara el 6%, que antes era parte de la meta. Queremos ir al 4,5%. Eso implica que dentro de un rango lo podemos tolerar, pero vamos a hacer lo que esté a nuestro alcance para que la inflación realmente converja a 4,5%”, señaló el presidente del BCU en sus declaraciones a Canal 12.

El presidente de Uruguay Yamandú
El presidente de Uruguay Yamandú Orsi junto a su ministro de Economía, Gabriel Oddone (MEF)

Tolosa consideró que el escenario global está ayudando a Uruguay a contener la inflación. El factor que más ayuda es el momento de debilidad del dólar. “Esto quiere decir que es más barato en Uruguay y en muchos países emergentes comprar dólares. Esto quiere decir que es más barato comprar bienes importados en particular. Eso ayuda en el proceso desinflacionario”, explicó el jerarca.

La “incertidumbre” que provocan las decisiones de Donald Trump en Estados Unidos ha generado un enfriamiento de la economía que derivó en menos inversiones. Hay, por tanto, una menor demanda sobre los bienes lo que redunda en una “menor expresión al alza” de los precios.

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Al asumir, Tolosa también ratificó la línea del gobierno anterior en cuanto a la libre flotación del dólar.El mercado va a seguir dictando lo que es el valor del tipo de cambio. La intervención ha sido una herramienta que se puede utilizar, el gobierno anterior la utilizó esporádicamente. Nosotros no nos amputamos la posibilidad de también –en circunstancias desordenadas del mercado– utilizar ese instrumento. Pero la operativa del tipo de cambio, en el día a día, va a seguir como ha sido hasta ahora: de fluctuación libre”, expresó.

El primer presidente del Banco
El primer presidente del Banco Central del Uruguay, Enrique Iglesias, junto al ex titular de la autoridad monetaria Diego Labat (Presidencia Uruguay)

Washington Ribeiro fue el último presidente del BCU del gobierno de Luis Lacalle Pou. Cuando el INE publicó el nuevo dato de la inflación, lo destacó en su red social. “24 meses de cumplimiento. Un nuevo hito que confirma la política y consolida la confianza”, escribió en la red social X.

Esta política monetaria, sin embargo, ha sido cuestionada por el sector empresarial uruguayo, que se queja de problemas de “competitividad” generado –entre otros motivos– por el “atraso cambiario”. Los exportadores, por ejemplo, expresaron que la inflación se controló por el “ancla del dólar” y no por reformas impulsadas por el gobierno.

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