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España: procesaron al Fiscal General, elegido por Pedro Sánchez, por revelar información que perjudica a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso

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Por primera vez en la historia de España, un fiscal general del Estado fue procesado y podría ser enjuiciado. Es lo que se desprende de la decisión que tomó este lunes un juez del Tribunal Supremo: procesó al fiscal general, Alvaro García Ortiz, acusándolo de haber cometido, presuntamente, un delito de revelación de secretos.

El juez instructor de la Sala Segunda del Supremo, Angel Hurtado, cree haber encontrado indicios de que el fiscal García Ortiz filtró a algunos medios españoles un correo electrónico con información sensible del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid y líder del Partido Popular madrileño, Isabel Díaz Ayuso.

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Para el juez que investiga lo que sucedió, la filtración habría sido ideada desde la secretaría de gobierno de la presidencia de España y por intereses políticos.

El juez Hurtado llegó a la conclusión que el fiscal García Ortiz sabía que Alberto González Amador, el ciudadano al que se le reclamaba una deuda fiscal que habría intentado esquivar, era el novio de Díaz Ayuso.

El Tribunal Supremo procesó también a la fiscal provincial de Madrid, Pilar Rodríguez. Fue ella quien le envió al fiscal general del Estado los e-mails. El juez sostiene que Rodríguez sabría que la decisión era difundir esos correos para corregir una información que había publicado el diario El Mundo y que no era correcta.

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El acto procesal contra el fiscal general del Estado no es firme. Se puede recurrir ante el juez Hurtado y ante la Sala en lo Penal del Supremo.

Si García Ortiz llegara a sentarse finalmente en el banquillo y fuera encontrado culpable, la pena que podría enfrentar alcanzaría los cuatro años de cárcel.

Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso. Foto EFE

Desde el entorno del fiscal aseguran que no piensa renunciar y que permanecerá en su cargo.

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Después de siete meses

La investigación al fiscal general comenzó hace siete meses, cuando la pareja de Díaz Ayuso, Alberto González Amador, inició un proceso penal contra el fiscal general después de que la prensa española publicara el correo electrónico en el que su abogado reconocía que había cometido un fraude fiscal por más de 300 mil euros y le ofrecía un pacto a la fiscalía para evitar que el novio de la presidenta regional madrileña terminara en prisión.

A mediados de marzo del año pasado, la Fiscalía investigaba si el novio de la presidenta madrileña había defraudado al fisco 350 mil euros.

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El diario El Mundo publicó que la Fiscalía le había ofrecido un pacto, información que no era correcta. Por eso, a las nueve y media de la noche del 13 de marzo de 2024, el fiscal general García Ortiz pidió los correos entre el abogado defensor de la pareja de Díaz Ayuso y el fiscal que seguía el caso.

A las diez de la noche los tenía en su poder. Minutos después, la web de otro medio español, La Sexta, corrigió lo que había publicado El Mundo: que, en realidad, había sido el defensor de González Amador quien había ofrecido reconocer los delitos a la Fiscalía a cambio de que el escándalo no salpicara a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Era casi medianoche cuando la home de la Cadena Ser publicó frases tomadas de esos e-mails. Y al día siguiente, El Plural, otro medio, mostraba capturas de pantalla del contenido de los correos electrónicos casi al mismo tiempo que circuló un comunicado de prensa de la Fiscalía en el que desmentía la información publicada por El Mundo.

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 La presidenta del PP de Madrid y del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la manifestación convocada por el Partido Popular contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Foto EFE La presidenta del PP de Madrid y del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la manifestación convocada por el Partido Popular contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Foto EFE

González Amador denunció al fiscal general del Estado. Se allanaron sus despachos y su celular pero la Guardia Civil no encontró indicios: García Ortiz había hecho “limpieza” en su teléfono móvil.

El fiscal general justificó su comportamiento en que se trata de una práctica habitual -borrar mensajes y cambiar de celular- por motivos de seguridad.

El juez que lo imputa cree que destruyó pruebas.

Cómo se elige

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“El fiscal general del Estado ostenta la jefatura superior y representación del Ministerio Fiscal. Es nombrado y cesado por el rey, a propuesta del gobierno, oído el Consejo General del Poder Judicial y previa valoración de su idoneidad por la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados -aclaran en la web de la Fiscalía General del Estado-. Intervienen, pues, en su nombramiento los tres poderes del Estado. La elección debe recaer entre juristas españoles de reconocido prestigio y con más de quince años de ejercicio efectivo de su profesión. Tiene carácter de autoridad en todo el territorio español”.

“Alvaro García Ortiz es un servidor público ejemplar”, aseguró este lunes el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.

“Nuestra confianza, absoluta y plena, en el fiscal general del Estado -agregó-. Y en la fiscalía en su conjunto cuando se enfrentan a presuntos delincuentes y a defraudadores confesos.”

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Desde el Partido Popular piden su renuncia: “Si el gobierno estuviera a la altura democrática de lo que el momento requiere, hoy mismo, a estas horas, estaría pidiéndole al fiscal general del Estado que se echara a un lado”, dijo Borja Semper, vocero parlamentario del Partido Popular.

Pedro Sánchez, desde Niza, donde participa en la Tercera Conferencia de los Océanos de la ONU, no abrió la boca.

Dos de las tres asociaciones que reúnen a los fiscales españoles piden la renuncia de García Ortiz. Para la Asociación de Fiscales y la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales, “la situación es insostenible”.

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La drástica decisión de Israel en tres zonas de Gaza en medio de la crisis humanitaria

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El ejército israelí anunció la suspensión de combates en tres zonas de Gaza en medio de la crisis humanitaria. Desde la fuerza comunicaron el inicio de una “pausa táctica” en los combates en tres áreas pobladas de Gaza durante diez horas al día.

Con esta medida se abrirían rutas seguras para la entrega de ayuda a los palestinos desesperados por la crisis, una serie de medidas para abordar un aumento del hambre en el territorio mientras que el gobierno de Benjamin Netanyahu enfrenta una ola de críticas internacionales por su conducta en la guerra de 21 meses.

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El ejército indicó que frenaría los combates en la Ciudad de Gaza, Deir al-Balah y Muwasi, tres áreas del territorio con grandes poblaciones, para “aumentar la escala de la ayuda humanitaria” que entra a la zona de conflicto. Desde la fuerza anunciaron además lanzamientos aéreos de asistencia en Gaza, que incluyen paquetes de ayuda con harina, azúcar y alimentos enlatados.

Los expertos en alimentos advierten desde hace meses sobre el riesgo de hambruna en Gaza, donde Israel restringió la ayuda con acusaciones a Hamas de desviar bienes para ayudar a fortalecer su gobierno, aunque sin presentar pruebas al respecto.

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Las imágenes de Gaza de los últimos días de niños que padecen la crisis humanitaria aumentaron las críticas globales a Israel, incluso de aliados cercanos, que reclamaron por el fin de la guerra y la catástrofe humanitaria en la zona.

Israel aclaró que estas medidas se aplicarían al mismo tiempo que sigue su ofensiva contra Hamas en otras áreas. De hecho previo a “pausa táctica” funcionarios de salud en Gaza advirtieron que al menos 16 palestinos murieron en distintos ataques.

Por qué Israel anunció la suspensión de combates en tres zonas de Gaza en medio de la crisis humanitaria

  • Previo al anuncio de suspensión de combates en tres zonas de Gaza en medio de la crisis humanitaria, Israel restringió la ayuda durante toda la guerra. La nueva medida se dispuso días después de que los esfuerzos de alto el fuego entre Israel y Hamás parecieran haber entrado en duda.
  • De hecho el viernes Israel y Estados Unidos retiraron a sus equipos de negociación, con críticas a Hamas. El gobierno de Netanyahu dijo estaba considera “opciones alternativas” a las conversaciones de alto el fuego contra el grupo terrorista.
  • Luego del fin del último alto el fuego en marzo Israel bloqueó completamente la entrada de alimentos, medicinas, combustible y otros suministros a Gaza durante dos meses y medio, con el argumento de presiones a Hamas para liberar a los rehenes.
  • Bajo presión internacional, Israel alivió ligeramente el bloqueo en mayo. Desde entonces permitió la entrada de alrededor de 4500 camiones para que los distribuyan la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros grupos de asistencia.
  • Aunque el promedio de 69 camiones al día está muy por debajo de los 500 a 600 vehículos diarios que la ONU dice que se necesitan en Gaza.
  • La ONU advirtió que no pudo distribuir gran parte de la ayuda porque multitudes hambrientas y bandas se llevaron la mayor parte de sus camiones al llegar.
  • Como una forma de desviar la entrega de ayuda de la ONU Israel respaldó a la Fundación Humanitaria de Gaza, registrada en Estados Unidos y que en mayo abrió cuatro centros que distribuyen cajas de suministros alimentarios.
  • Más de 1000 palestinos fueron asesinados por las fuerzas israelíes desde mayo cuando intentaban obtener alimentos, en especial cerca de esos nuevos sitios de ayuda, según la oficina de derechos humanos de la ONU.
  • Israel criticó durante toda la guerra al organismo multilateral, al plantear que su sistema permitía a Hamas robar ayuda, aunque sin presentar evidencias.
  • La ONU niega esas acusaciones y dice que su mecanismo de entrega era la mejor manera de llevar ayuda a los palestinos. El ejército dijo que las nuevas medidas se realizaron en coordinación con la el organismo multilateral y otros grupos humanitarios.

Israel, Franja de Gaza

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La batalla por la legitimidad de Israel se taslada de Oriente a Occidente

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La narrativa sobre Israel cambia: menos hostilidad árabe, más críticas en Occidente (Reuters)

La guerra árabe contra Israel comenzó mucho antes de que Israel declarara su independencia el 14 de mayo de 1948. El sionismo tomó fuerza en Europa a finales del siglo XIX, cuando los pogromos y otras formas de antisemitismo obligaron a un grupo de líderes judíos a buscar alternativas a la vida en Europa. Al mismo tiempo, el nacionalismo surgía como una fuerza política en Europa.

En respuesta, los líderes políticos y religiosos árabes comenzaron a difundir ideas que rechazaban por completo el regreso de los judíos a Tierra Santa. Esto tuvo varias dimensiones.

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En primer lugar, calificaron al movimiento sionista como la última manifestación del imperialismo. Presentaron el llamado sionista al retorno a Tierra Santa como una nueva forma del expansionismo europeo en Asia y África. Señalaron que el sionismo era judío, se refirieron a los judíos como “depredadores” y muchos consideraron a los judíos inferiores a los musulmanes.

Durante años, estas ideas tuvieron un poder significativo en el mundo árabe en parte porque la región se sentía asediada por los expansionistas europeos —en particular Gran Bretaña, Francia y Alemania— que buscaban un amplio control en Asia y África.

Esto ocurrió a pesar de que caracterizar al sionismo como una forma de imperialismo era incorrecto en múltiples niveles.

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En primer lugar, referirse simplemente al sionismo como imperialismo requería ignorar por completo la historia del pueblo judío y su conexión inherente con la tierra de Israel. No se puede empezar a apreciar la historia judía sin reconocer que, en cada momento importante, Israel fue fundamental para esa narrativa.

Esto fue cierto en su formación como nación. Fue así en su apoteosis. Y, aun después de la expulsión forzosa de los judios de Tierra Santa, el retorno a Israel dominó las aspiraciones judías durante milenios. Estos hechos sobre los judíos fueron deliberadamente ignorados o simplemente desestimados.

En segundo lugar, y en relación con lo anterior, los sionistas fueron atacados por ser europeos. En realidad, los judíos rara vez eran tratados como iguales en Europa, y si hablaban de sionismo, era más para escapar de Europa que para representarla.

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En tercer lugar, los sionistas eran considerados ajenos a la región porque no eran musulmanes. Aquí también es relevante la historia de los judíos. No solo el judaísmo tuvo sus años de formación en el Medio Oriente, mucho antes de la fundación del islam, sino que los sionistas soñaban con regresar a su pequeña patria, en medio de un mar de países musulmanes.

Todo ello ponía de manifiesto la debilidad de la afirmación árabe de que la justicia dictaba que no hubiese lugar para un Estado judío en la región.

Hoy, tantos años después, se está produciendo un giro inesperado. Aunque el rechazo sigue siendo una potente fuerza en la región, especialmente –aunque no de manera exclusiva– entre los islamistas, la tendencia se está moviendo en gran medida en la dirección opuesta. Cada vez se oyen menos estas generalizaciones hostiles, sobre la supuesta ilegitimidad del Estado judío, y más sobre los problemas y retos regionales específicos.

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Al mismo tiempo, observamos una tendencia contraria entre las democracias occidentales. Los cuestionamientos de la existencia de Israel surgieron inmediatamente después de la masacre del 7 de octubre. Frases como “Desde el río hasta el mar” y “Globalizar la Intifada” parecían justificar la masacre y daban credibilidad a la esperanza en la desaparición del Estado judío.

Todo esto fue producto, en demasiados lugares, de un antiliberalismo disfrazado de justicia social.

El desarrollo histórico de la tradición liberal benefició a Estados Unidos, a los judíos estadounidenses y a la relación entre Estados Unidos e Israel.

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Su debilitamiento, especialmente en los campus universitarios, generó una tendencia imprevista: asistimos al declive del tradicional rechazo árabe a Israel, que durante décadas encabezó la lucha contra el Estado judío, y al auge de una nueva oposición, surgida en Estados Unidos y Europa, especialmente en círculos progresistas, que niega la legitimidad misma de Israel.

Para quienes se preocupan por el futuro de Estados Unidos, de la comunidad judía y de la relación entre Estados Unidos e Israel, este debería ser el reto principal de cara al futuro.

Kenneth Jacobson es subdirector nacional de la Liga Antidifamación (ADL).

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Middle East,Civil Unrest,TEL AVIV

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Secuestró un avión, cobró un rescate récord y saltó en paracaídas: 54 años después, nadie sabe si sobrevivió

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El Día de Acción de Gracias

Luego de 47 años al frente del FBI, J. Edgar Hoover murió con un dolor entripado. No pudo resolver el caso del secuestro de un avión realizado meses antes por un tipo que pidió y obtuvo 200.000 dólares para no hacerlo estallar. Se tiró del avión con los dólares atados al pecho. Fue el día de Acción de Gracias (“Thanksgiving”) de 1971 (24 de noviembre). La memoria de Hoover tiene un pequeño consuelo: nadie resolvió el caso. Al pirata del aire nunca más lo volvieron a ver, ni vivo ni muerto. El crimen fue perfecto, si sobrevivió; una locura total, si no.

El Día de Acción de Gracias es una festividad estadounidense que se celebra el 4º jueves de noviembre. La tradición se remonta a 1621 cuando los colones ingleses decidieron festejar la buena cosecha que habían tenido ese año junto con los indios de la región.

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Dan Cooper

Dan Cooper (o como se llame) se hizo famoso la víspera de Acción de Gracias de 1971, un día frío y húmedo en el noroeste de los Estados Unidos. A las 16.00 de ese miércoles, un hombre de 1.83 y unos 80 kilos, de ojos marrones y cabello castaño corto, vestido con un traje negro, camisa blanca y un sombrero tipo Homburg de ala corta, llegó hasta el mostrador de Northwest Orient en el Aeropuerto Internacional de Portland, en Oregón. Pagó 20 dólares en efectivo por un billete de ida al aeropuerto de Seattle-Tacoma, en el estado de Washington. El hombre, de unos 45 años, dijo llamarse Dan Cooper. Le asignaron el asiento de pasillo 18C en clase turista del vuelo 305 de Northwest que despegaría a las 4:35. El viaje duraría media hora.

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El vuelo 305 era un Boeing 727-100 que tenía capacidad para 94 pasajeros (66 en clase turista y 28 en primera), pero ese día solo transportaba a 37 más cinco tripulantes: el capitán William Scott, de 51 años; el primer oficial Bob Rataczak; un ingeniero de vuelo y dos azafatas, Tina Mucklow, de 22 años, y Florence Schaffner, de 23, cada una con menos de dos años de experiencia.

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Cooper le entregó una nota a la azafata Florence Schaffner momentos después de que el avión despegara. Los hombres que viajaban solos solían pasarle los números de teléfono o de habitación de hotel a las azafatas. Florence asumió otra insinuación y guardó la nota sin leer en el bolsillo de su uniforme.

Identikit del secuestrador, que compró su boleto con el nombre de Dan Cooper.

Cooper le hizo un gesto a Florence para que se acercara. Le dijo: «Mejor lee eso. Tengo una bomba». Señaló con la cabeza el maletín que tenía en el regazo. Schaffner fue a la cocina, leyó la nota y la compartió con su compañera Tina Mucklow. Se la llevaron al capitán Scott y este avisó por radio al control de tráfico aéreo de Seattle-Tacoma. Los operadores de vuelo alertaron a la Policía de Seattle, que a su vez informó al FBI. Los agentes se comunicaron con el presidente de Northwest Orient, Donald Nyrop, que dispuso que se cumpliera con las exigencias del tal Cooper.

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La redacción exacta de la nota de extorsión de Cooper se ha perdido porque el secuestrador insistió en que la tripulación se la devolviera. Pero Florence recordaría más tarde que estaba escrita a mano con tinta negra e instrucciones sencillas: 200.000 dólares en efectivo y dos juegos de paracaídas. Los artículos se entregarían al avión cuando aterrizara en Seattle, de lo contrario haría estallar el avión.

El capitán Scott envió a Florence de vuelta con el secuestrador. Cooper se corrió al asiento de la ventanilla y ella se sentó en el asiento del pasillo. Él abrió su maletín lo suficiente como para que ella viera cables y dos cilindros rojos que podrían haber sido cartuchos de dinamita. Cooper le indicó que le avisara al piloto que permaneciera en el aire hasta que el dinero y los paracaídas estuvieran listos en Seattle. El capitán Scott anunció pronto a los pasajeros que un problema mecánico obligaría al avión a dar vueltas antes de aterrizar.

Billetes de 20 dólares y paracaídas civiles

El equipo de crisis del secuestro en tierra, incluyendo policías de Seattle, agentes del FBI, empleados de Northwest y funcionarios de la Administración Federal de Aviación (FAA), tuvo aproximadamente media hora para cumplir las exigencias de Cooper. El FBI reunió 200.000 dólares. El secuestrador había especificado billetes de 20 dólares, lo que demuestra que tenía un plan. Había calculado que 10.000 billetes de 20 dólares pesarían solo 9 kilos y medio. Denominaciones más pequeñas añadirían peso y peligro a su salto.

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Cooper especificó que los billetes debían tener números de serie aleatorios, no secuenciales. Los agentes del FBI siguieron sus instrucciones, pero se aseguraron de que cada billete comenzara con la letra clave L, emitida por la oficina de la Reserva Federal en San Francisco. Casi todos los billetes tenían fecha de 1969. A contrarreloj, los agentes realizaron una sesión rápida en la que se fotografió cada billete para crear un registro en microfilm de los 10.000 números de serie.

Mientras tanto, la búsqueda de paracaídas adecuados fue más difícil que conseguir 200.000 dólares en efectivo.

Al principio, la tarea parecía sencilla. Las autoridades de la Base Aérea McChord de Tacoma accedieron a proporcionar paracaídas militares. Pero Cooper los rechazó porque tienen mecanismos de apertura automática. Cooper insistió en paracaídas civiles, con cuerdas de apertura accionadas por el usuario. La policía de Seattle logró comunicarse con el dueño de una escuela de paracaidismo y consiguió los tipos de paracaídas que demandaba el secuestrador.

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Una patrulla con las luces y la sirena encendida llegó al aeropuerto de Seattle con todo lo solicitado.

La nota de secuestro de Cooper no decía nada de su plan de saltar en paracaídas con el botín, pero las autoridades lo dedujeron Les intrigaba su pedido de dos juegos de paracaídas. ¿Planeaba llevar a un pasajero o tripulante como rehén? No podían darle paracaídas falsos. Para algunos fue otro brillante detalle de su plan.

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A bordo del avión, Cooper bebió whisky con agua y, curiosamente, quiso pagarle la bebida a la azafata Tina Mucklow. Los modales y el temperamento de Cooper fueron motivo de controversia. Según el FBI, estaba borracho y usaba un lenguaje bastante obsceno. Pero Tina lo describió como un caballero. Dijo: «Fue bastante amable. Nunca fue cruel ni desagradable. Era considerado y tranquilo». Un ejemplo fue la solicitud de Cooper de que llevaran comida a bordo para la tripulación una vez que el avión aterrizara en Seattle.

El plan

Con el dinero y los paracaídas listos para ser entregados, la torre de control le avisó al capitán Scott, a las 17:24: «Todo listo para su llegada». El avión aterrizó a las 17:39. Cooper ordenó al capitán Scott que carreteara hasta un punto remoto y bien iluminado en la pista, que se bajaran las luces de la cabina para entorpecer la visión de los francotiradores de las Policía. Especificó que ningún vehículo debía acercarse al avión y que la persona elegida para entregar los paracaídas y el dinero -un empleado de Northwest- debía llegar sola.

El empleado de la aerolínea condujo un vehículo de la empresa hasta un punto cercano al avión. Cooper le ordenó a Tina que bajara las escaleras de popa. En un avión Boeing 727-100, la “escalera de popa” se refiere a la escalera retráctil integrada en la parte trasera del fuselaje, cerca de la cola, que permite a los pasajeros embarcar y desembarcar sin necesidad de una escalera de tierra o pasarela colocada al costado de la nave. Esa escalera, también conocida como escalera ventral, se extiende hacia abajo desde el fuselaje cuando se despliega. El Boeing 727 popularizó el uso de estas escaleras integradas

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La tripulación del avión.

La tripulación del avión.

El empleado de Northwest le entregó los paracaídas y el dinero en una bolsa grande de lona. Fue entonces cuando Cooper permitió que descendieran los 36 pasajeros y también la azafata Florence Schaffner. No liberó a Tina ni a los tres hombres en la cabina.

A través del capitán Scott, un funcionario de la FAA le pidió a Cooper permiso para subir al avión para advertir al secuestrador las consecuencias de sus acciones. Cooper le dijo que se fuera al diablo.

Un profundo conocimiento del 727

Usó el teléfono de la azafata para dar instrucciones a los pilotos sobre cómo y dónde volar. Ordenó una altitud máxima de 3000 kilómetros (10.000 pies), con los flaps a 15 grados y una velocidad aerodinámica máxima de 150 nudos, alrededor de 277 kilómetros por hora. Cooper advirtió al piloto que llevaba un altímetro de muñeca para controlar la altitud. Después le dijo a la tripulación que quería ir a México.

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El primer oficial Rataczak le contestó que la altitud y velocidad que Cooper había indicado, tendría sólo una autonomía de vuelo de 1.600 kilómetros. Ciudad de México estaba a 3.500 kilómetros de distancia. Al final acordaron una parada intermedia para reabastecerse en Reno, Nevada.

Antes de partir de Seattle, Cooper ordenó un reabastecimiento completo. Un camión cisterna fue enviado rápidamente al avión, pero una esclusa de vapor ralentizó el proceso. Cooper demostró una vez más su profundo conocimiento del 727. Al parecer, sabía que el avión podía cargar 15.000 litros de combustible por minuto. Cuando el reabastecimiento no se completó después de 15 minutos, exigió una explicación. El equipo de combustible pronto completó el trabajo.

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Había más cuestiones que atender. Por ejemplo, negociaron la ruta. Una ruta en línea recta desde Seattle en dirección sur-sureste hasta Reno era imposible a la altura de vuelo que quería Cooper. El 727 habría pasado peligrosamente cerca de varios picos altos de la Cordillera de las Cascadas, incluyendo el Monte Rainier (más de 4000 metros de altura) y el Monte Adams (3700 metros). El capitán Scott y Cooper optaron por una ruta estándar de baja altitud.

Una puerta abierta

El 727 despegó a las 19:46, dos horas y seis minutos después de que aterrizara en Seattle. Otra vez en vuelo Cooper ordenó a Tina que fuera a la cabina con el resto de la tripulación. La puerta de la cabina no tenía mirilla y el avión no estaba equipado con las cámaras y monitores remotos que se emplean en la actualidad en muchos aviones comerciales. La tripulación se quedó perpleja mientras el capitán Scott hacía todo lo posible por mantener la elevación y la velocidad aerodinámica requeridas contra el viento.

A las 20:00, una luz roja se iluminó en el panel de instrumentos para advertir que había una puerta abierta en el avión: era la escalera de popa. Por el intercomunicador, Scott preguntó: “¿Podemos ayudarle en algo?”. La respuesta fue cortante: “¡No!”. Fue la última palabra que la tripulación escuchó de Dan Cooper. Unos 25 minutos después, Scott notó una leve inclinación del avión. Sospechó que se habían bajado las escaleras de popa. Fue cerca del río Lewis, a 40 kilómetros al norte de Portland. Los tripulantes pensaron que Cooper había saltado, pero continuaron hacia Reno, ya que no había forma de confirmar la sospecha salvo desobedeciendo la orden del secuestrador de permanecer en la cabina.

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El avión aterrizó en Reno a las 22:15. La tripulación esperó nerviosamente durante cinco minutos. El capitán habló por el intercomunicador, pero al no recibir respuesta, abrió con cautela la puerta de la cabina. No había nadie más en el avión. El secuestrador se había ido y se había llevado casi todo lo que llevaba a bordo, incluyendo su sombrero, su abrigo, el maletín bomba, el dinero en efectivo y un juego de paracaídas.

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Cooper había bajado tranquilamente las escaleras de popa con el paracaídas y la mochila con el dinero atada en su pecho con cuerdas cuerdas de nailon cortadas del segundo paracaídas que había pedido. Se detuvo en el último escalón, azotado por un viento cortante y una lluvia helada, y se enfrentó a un salto a ciegas hacia un terreno desconocido en una noche oscura y tormentosa. La temperatura del aire a 3.000 metros era de aproximadamente 3 grados bajo cero. Abajo lo esperaban las copas puntiagudas de abetos Douglas de 45 metros y los riscos y grietas de montañas de una milla de altura.

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En 1980, un chico encontró un paquete podrido lleno de billetes de veinte dólares (5.800 dólares en total) que coincidían con los números de serie del rescate.

Nunca más se supo de Cooper. Nadie ha podido demostrar que se fugó. Pero nadie ha demostrado que no lo hizo.

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