Había dejado cierta preocupación el triunfo de River ante Urawa Red Diamonds: el resultado fue bueno, claro, pero en el plano futbolístico el equipo no dio un golpe sobre la mesa ni se impuso como se esperaba, sino que más bien dejó dudas.

Aún así, con el correr de las horas el escenario se puso aún más complejo: por un lado, por la confirmación del severo esguince con compromiso ligamentario en su tobillo izquierdo que sufrió Sebastián Driussi, pero por otro, por el panorama que dejó a futuro el inesperado empate entre Inter y Rayados de Monterrey.

Un resultado, el que se dio en el Rose Bowl, que alteró todos los cálculos predictivos respecto a la definición del Grupo E y que cargó de presión y de obligación al CARP pensando en el duelo de pasado mañana a las 22 en LA: va a ser una final del mundo para River.

Si se da la lógica en el resto de los partidos de esta fase, el River-Rayados se parecerá bastante más a un duelo eliminatorio: un triunfo clasificará directamente al equipo de Gallardo a los octavos con una fecha de anticipación; una deroota, o incluso un empate, lo dejaría al borde del abismo, con el compromiso de tener que dar un batacazo contra Inter.

Sí: si la batalla de Los Ángeles termina en derrota, e Inter y Rayados cumplen con ganarle sus partidos a Urawa, River tendría que vencer al subcampeón de Europa para seguir adelante. Los cálcculos ya fueron hechos hasta en la intimidad del plantel: si empata el sábado, tendría la chance de acceder a playoffs con un empate ante los italianos, pero incluso podría dejarlo afuera la diferencia de gol en un virtual escenario en el que los tres equipos queden con cinco puntos.

Lo anticipaba el Muñeco aún sin saber que el conjunto del español Domènec Torrent le sacaría un punto al Neroazzurro: “Va a ser un partido de mayor importancia porque se va a jugar un poco la clasificación ahí. Nos prepararemos para mejorar desde el juego y entendiendo que el rival tendrá sus obligaciones”.

Tenía razón: River se juega su futuro en el Rose Bowl, en un partido que le planteará muchísimas dificultades entre un clima de calor sofocante que requirió de cooling breaks en PSG-Atlético y Rayados-Inter, el clima visitante que habrá con una comunidad mexicana enorme en el estado de California y un campo de juego que promete ser otro escollo para la idea de juego de Gallardo: “Hicimos las cosas bien pero el campo no ayudó, nos costó mucho. El campo estaba seco y la pelota no corría bien”, se quejó Lautaro Martínez el martes.

El 11 de mayo, un día después de quedar eliminado en los cuartos de final de la Liga MX a manos del Toluca, el despido de Martín Demichelis parecía bajarle muchos puntos de morbo a un partido que, desde el sorteo, estaba marcado con círculos rojos en el calendario.

El martes, después del golpe que dio Rayados, el panorama volvió a cargarse. Y eso sin contar la rivalidad que hay desde hace rato entre argentinos y mexicanos, con una marea albiazul pero también con el doble o más de hinchas del CARP respecto a los más de ocho mil que hubo en el debut en la menos accesible Seattle.

“Sabemos la dificultad que va a tener el partido con River. Es un equipo que va a competir hasta el último minuto. La sangre argentina tiene eso: son duelos individuales constantemente y vamos a ir al frente con todo a intentar conseguir un resultado positivo para no tener que depender de otro partido en la última fecha”, pintó el escenario Sergio Ramos, quien con el cabezazo del 1-0 parcial ante Inter llegó a su quinto gol en 10 presentaciones en su nuevo club.

Ramos, Ocampos, Canales, Berterame, Andrada, Óliver Torres, el Corcho Rodríguez: el poderío económico de la multinacional FEMSA (Fondo Económico Mexicano) llenó la plantilla rayada de futbolistas con un CV extenso, que ahora se ven cada vez más cerca: River necesitará dar la cara y demostrar lo suyo, imponerse en un contexto bravo. Es todo un desafío para un equipo al que en los últimos años le costó mucho dar la talla en los partidos más difíciles, esos en los que solo se puede ganar.

El Mundial de Clubes recién empieza, pero River jugará la final este fin de semana para ver si más adelante aparecen otras.