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ECONOMIA

En contra de los pronósticos, cayó el precio del petróleo: ¿Argentina tiene que festejar?

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Lo que está pasando con el precio del petróleo da la pauta de que el escenario global ha cambiado, al punto de que los paradigmas con los que se analizaba la geopolítica están quedando obsoletos. Hasta hace poco tiempo, un conflicto a gran escala que involucrara a un país petrolero solo podía traer como consecuencia una disparada en la cotización. Sin embargo, tras el bombardeo estadounidense a Irán y la respuesta de la nación islámica, el precio del petróleo cayó. Y ahora, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Israel e Irán acordaron un «alto el fuego completo y total» y que, tras el cual, la guerra entre ambos terminará.

El fin de semana, al conocerse el ataque ordenado por Donald Trump a la base nuclear iraní, los mercados se prepararon para lo peor. La cotización, que estaba en torno de u$s73 para el tipo WTI superó los u$s80 y algunos reportes de analistas advertían sobre una posible suba por encima de u$s150 el barril.

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Desde ese momento, el mercado se llenó de especulaciones, tanto a nivel global como en Argentina. Contagios de precios a las naftas, encarecimiento de insumos del agro, reversión del proceso desinflacionario y suba de las tasas de interés fueron las consecuencias que de inmediato los analistas empezaron a avizorar.

Fue con ese estado de ánimo que el mercado bursátil sintió el golpe, con caídas en la valuación de acciones argentinas, tanto en la bolsa porteña como en Wall Street.

Y también estaban quienes celebraban el impacto positivo sobre el ingreso de divisas, dado que en pleno boom productivo de Vaca Muerta, el gobierno apuesta a que la exportación petrolera sea el contrapeso de la merma de divisas aportadas por el campo.

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Hablando en plata, a inicios de año, con el precio en torno de los u$s78, la expectativa oficial era que este año la balanza comercial energética subiera un 30% respecto del año pasado y dejara un saldo neto de u$s8.000 millones.

Alivio en el precio del petróleo

Al final, nada de lo pronosticado ocurrió. Lejos de dispararse, el precio cayó por debajo de los u$s70 -el barril Brent a u$s69,40 y el WTI a u$s68,50. Es decir, mucho más cerca de los mínimos que había tocado en mayo que de los valores del fin de semana.

¿Qué pasó? Para empezar, en contra de las predicciones, no se concretó el temido bloqueo del estrecho de Ormuz, por donde transita la cuarta parte del tráfico mundial de crudo. En una orilla del estrecho está Irán, y enfrente Omán y los Emiratos Arabes Unidos. El estrecho es, además, la puerta de entrada al Golfo Pérsico, donde se embarcan buques petroleros de Arabia Saudita, Irak y Kuwait.

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Varias veces se temió por un bloqueo, pero Irán no llegó a ese extremo. Ya había ocurrido el año pasado, cuando ambos países intercambiarios ataques con misiles que no provocaron daños de cuantía. Y ahora, a pesar de que la escalada bélica fue mucho mayor, el ataque israelí se centró en blancos militares y no en dañar la infraestructura energética.

De la misma manera, la represalia iraní sobre Qatar no generó daños y fue considerada por analistas como más «simbólica» que como una medida tendiente a subir la escalada del conflicto.

Pero el detalle más importante no vino desde el gobierno estadounidense, sino desde China. Ocurre que la mayor parte del volumen de crudo que exporta Iran tiene como destino el mercado chino. Y, por lo tanto, un cierre del estrecho afectaría el suministro a la potencia asiática, que vería seriamente encarecidos sus costos industriales y de transporte marítimo.

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China, de momento, es uno de los principales aliados del gobierno de Teherán, lo que hace que el régimen de los ayatolas tome precauciones antes de adoptar medidas que puedan afectar esa relación y debilitar su postura frente a Occidente.

Lo cierto es que la confianza de Donald Trump sobre la falta de vocación iraní por escalar el conflicto lo llevó a anunciar que la guerra israelí-iraní duraría sólo 12 días.

Precio del petróleo: por qué hubo errores de predicción

La pregunta, entonces, es por qué los análisis del fin de semana erraron tanto sobre lo que ocurriría con el petróleo.

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Primero, porque hubo una aprobación oficial por parte del parlamento iraní para el cierre del estrecho de Ormuz. Sin embargo, en la nación islámica el poder no reside en el poder legislativo, sino que es el gobierno quien toma la decisión final, y todo indica que, al menos por el momento, ve más perjuicios que beneficios en un cierre del estrecho.

Pero, además, muchos análisis se vieron influenciados por los antecedentes de conflictos recientes, particularmente la invasión rusa a Ucrania de 2022. En aquella oportunidad, los precios en el mercado internacional tocaban niveles astronómicos -con el barril de petróleo en un pico de u$s130 y el gas a u$s50 por millón de BTU-.

Pero se trataba de una situación diferente: Rusia era el principal proveedor de gas natural para Europa, lo que produjo un colapso en la oferta y cambió por completo el escenario energético global. Además, como ambos países son potencias agrícolas, también se produjo una escalada en los precios de alimentos -algo que no ocurre hoy, como lo demuestra la estabilidad del precio de la soja en torno de u$s390 la tonelada-.

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El petróleo puede seguir cayendo: los motivos

¿Qué ocurrirá en adelante? Si la actitud mostrada por Irán se mantiene, entonces hay más probabilidades a una baja que a una suba del precio del petróleo. Porque, si se dejan de lado los conflictos geopolíticos, en el mercado había motivos para esperar una oferta que sobrepasara la demanda.

Para empezar, por la presión estadounidense. Ya en la campaña electoral, Trump había hecho del petróleo un tema central de su propuesta: planteó que el incremento de la producción era una forma de bajar la inflación, además de una revitalización de ciertas economías regionales y una disminución de la dependencia de proveedores problemáticos.

En contra de la agenda ambientalista de la «izquierda woke», Trump se erigió en un firme defensor del petróleo shale -el mismo tipo que existe en Vaca Muerta-, que exige la técnica del fracking -fractura de la roca mediante presión de agua-.

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En el propio discurso de asunción, Trump pronunció el célebre eslogan «drill, baby, drill». Y los expertos conjeturaban que, para compensar la inflación que causaría su política de suba arancelaria, Trump haría lo posible por bajar el precio del petróleo debajo de los u$s60.

Y al incremento de la producción estadounidense se le agrego el «efecto OPEP». Pocas semanas antes de que estallara el conflicto israelí-iraní, una de las mayores potencias petroleras, Arabia Saudita había anunciado que se incrementará la oferta de crudo en hasta 2,2 millones de barriles diarios hacia el último trimestre de este año. El anuncio implica no sólo que este país subirá su producción sino que, además, aplicará sanciones a otras naciones petroleras que se mostraban renuentes a subir su cuota.

Arabia Saudita es el principal aliado de Estados Unidos en el Medio Oriente, y la decisión de incrementar la oferta ocurrió, no por casualidad, a pocos días de una visita de Trump en la que se discutió un acuerdo sobre defensa y armas nucleares.

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Fue así que, en mayo, se llegó a un precio mínimo de u$s56 por barril, un nivel que no se veía desde la pandemia. Fue para esa fecha que YPF anunció en el mercado doméstico una baja promedio de 4% en sus combustibles.

¿Argentina tiene que festejar el precio del barril?

Ante la baja del precio del barril y el relativo alivio del mercado, ¿hay motivos para que Argentina festeje? No una situación todavía clara. Las empresas petroleras del mercado local ya tenían definido un aumento en los precios, y hasta que el panorama internacional no clarifique del todo, es difícil que puedan dar marcha atrás -salvo que haya una presión del gobierno en ese sentido-.

Pero, por otra parte, se debe considerar que si el petróleo cae, también se resentirá la balanza comercial argentina. La situación no deja de tener un costado irónico, porque si esto hubiese ocurrido hace tres años, cuando el país era un fuerte importador neto de energía, cualquier baja en la cotización de los combustibles habría sido una buena noticia.

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La dependencia del gas licuado de petróleo era tal, que en el año de la invasión a Ucrania las importaciones de combustibles llegaron ese año a una inédita cifra de u$s12.868 millones -un 15,8% del total importado-. El peor momento se dio en julio de ese año, cuando el alto consumo de gas hizo que la importación de energía ascendiera a u$s2.400 millones, el 29% del total de las importaciones argentinas en ese mes.

Ahora, en cambio, las importaciones de combustible representan un ínfimo 3% del total de las compras al exterior. En cambio, la exportación petrolera acumulada hasta mayo representó un 13% de las ventas.

Y el ministro Luis Toto Caputo, en un intento de llevar tranquilidad al mercado, dijo que esas exportaciones contribuirían a mantener la estabilidad cambiaria en el segundo semestre. Pero cuando Caputo hizo esas cuentas, el barril estaba cerca de los u$s80. ¿Qué pasaría si, como se propone Estados Unidos, el precio cae debajo de los u$s60?

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Es un escenario que nadie quiere imaginar, pero que tiene probabilidades de ocurrencia si el conflicto de Medio Oriente desescala. Será, en ese caso, una buena noticia para el mundo, pero una preocupación para los argentinos que siguen diariamente la cotización del dólar.

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ECONOMIA

Diego Banchero, el «rey» de la pizza: «La situación económica está más estable por la baja de la inflación, podemos proyectar más»

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Una de las pizzerías porteñas más antiguas es Banchero, nacida en 1932 en el barrio de La Boca, y se destaca por seguir vigente y continuar en manos de la misma familia fundadora. De hecho, hoy su dueño es Diego Banchero, bisnieto del creador de este icono de Buenos Aires, y que habló con iProfesional para contar cómo afronta el nuevo escenario del país, donde destaca el impacto que genera en su facturación la falta de turismo de países limítrofes por los altos valores en dólares.

Además, comenta cómo están compensando con público interno esa caída en consumo, que proviene de las provincias y del repunte de la asistencia al teatro, y lo positivo que le resulta para su negocio que la inflación haya descendido a menos de 2% mensual.

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«Ahora casi no hay un movimiento de precios. A decir verdad, la muzzarella y la harina, que son dos componentes importantes en nuestro sector, casi no han subido a lo largo de este año», dice a ese medio.

Banchero ya cuenta con 7 locales, donde se encuentran la reconocida sucursal ubicada a pocos pasos del Obelisco e, incluso, una en Miami Beach (Estados Unidos), que se ha hecho «viral» en redes sociales por haber recibido un pedido del mismísimo Lionel Messi.

Incluso, esta cadena acaba de ser distinguida como una de las 10 «Pizzerías Emblemáticas Porteñas», por el Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad y la Asociación de Pizzerías y Casas de Empanadas (APYCE), por preservar la «auténtica tradición de la pizza argentina».

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-¿Cuál es el impacto en el consumo de pizza por la situación económica?

No hay ninguna novedad si menciono que el consumo, en general, está bajo. Me parece que las pizzerías, dentro de la gastronomía, deben ser lo que menos lo sienten, por lo popular y accesibles que son. En el caso particular de nosotros, que tenemos locales en La Boca y en la Avenida Corrientes, se siente la baja, sobre todo, por el tema de la caída del turismo de los países limítrofes, que antes era muy fuerte, pero que ahora casi ya no existe por la diferencia en el tipo de cambio. Diría que ya no se ve turismo chileno, uruguayo y brasilero, que antes había mucho. Ni siquiera se ven las chapas de los autos de Chile y Uruguay en los estacionamientos. 

-¿Cómo hacen para suplantar esta baja de consumo? 

-Se reemplazó bastante con el turismo interno argentino, que ha crecido mucho. Ahora es más normal que la gente de las provincias venga a pasar los fines de semana largos. Además, en la Avenida Corrientes la temporada de teatro está siendo muy buena, hay muchas buenas obras en cartel. 

Entonces, en el balance, en realidad la facturación bajó, pero no tanto. No es algo alarmante. Siempre se va supliendo con otras cosas y no es nada que no hayamos atravesado en los 90 y pico de años de vida que tenemos.

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-¿Cuánto les ha subido en consumo interno?

-El consumo interno de este año es mejor que el 2024, estamos un 20% arriba en unidades. Sobre todo, por las vacaciones de invierno, que es el mes más fuerte para la gastronomía, en general, en Buenos Aires. Cabe recordar que el 2024 había sido flojo, y el actual volvió a ser un buen año. Por lo que esperamos que siga mejorando. 

-Se lo nota positivo con la situación…

-Sí, la parte mala es que bajó un poco el consumo, pero la parte buena que no hay inflación. Yo vivía peleando con los proveedores, peleando con el que vende las gaseosas, con el que me vende la muzzarella. Ahora eso está más estable, uno puede programar más y, sobre todo, los empleados están mejor también, porque han recompuesto los sueldos con respecto al incremento de los precios de la economía. El tema de la inflación es vital, es muy difícil trabajar con inflación

-¿Cada cuánto suben los precios ahora?

Ahora los precios no aumentan. Antes, la realidad era que todo aquél que tenía la posibilidad de tocar precios, iba adelante de la inflación. Por eso digo, los empleados siempre venían atrás de esos incrementos, pero en la actualidad es al revés. En el presente, como la inflación es tan cortita, porque ahora por 1,5% o 2% mensual, no vas a tocar las listas de precios. Y cuando te acordás de eso, ya estás un 10% abajo, y cada tanto hay que retocar los valores. 

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Pero ahora casi no hay un movimiento de precios y, a decir verdad, la muzzarella y la harina, que son dos componentes importantes en nuestro sector, casi no han subido a lo largo de este año.-

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ECONOMIA

La batalla del «fast fashion»: Temu vs. Shein, en dónde te conviene comprar desde Argentina

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El comercio electrónico global ha revolucionado el consumo, y dos gigantes chinos, Temu y Shein, se han posicionado como líderes en la venta de productos a precios bajos. Pero, si bien comparten un modelo de negocio similar, ofrecen propuestas y experiencias de compra diferentes.

A la hora de decidir en cuál de las dos plataformas chinas comprar desde Argentina, es fundamental conocer su oferta en productos, descuentos, envíos y los impuestos que vas a pagar.

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Shein vs Temu: qué ofrece cada plataforma

Shein es la reina indiscutida del «fast fashion». Su catálogo está centrado en la moda, con una enorme variedad de ropa, calzado, accesorios y productos de belleza para mujeres, hombres y niños.

Si bien la calidad puede variar, ha invertido en su línea «premium» para ofrecer prendas más duraderas. Shein se enfoca en seguir las últimas tendencias y lanzar novedades constantemente, lo que la convierte en la opción ideal para quienes buscan renovar su guardarropa con estilo y a bajo costo.

Temu tiene una propuesta mucho más amplia y diversa. A diferencia de Shein, Temu funciona como un intermediario que agrupa a una gran cantidad de proveedores. Su catálogo abarca desde herramientas, electrónicos y artículos para el hogar, hasta juguetes, productos para mascotas y utensilios de cocina.

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Es la plataforma perfecta para encontrar artículos virales, gadgets y productos difíciles de conseguir en el mercado local a precios muy competitivos.

Cuál gana en descuentos y promociones

Ambas plataformas son conocidas por sus agresivas estrategias de marketing y sus precios bajos. Sin embargo, existen diferencias en la forma en que los aplican:

Shein ofrece descuentos por registro de usuario, cupones diarios y promociones limitadas. Su estrategia de «envío gratis» suele estar condicionada a un monto mínimo de compra, que en Argentina ronda los u$s50.

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Temu también cuenta con bonificaciones por registro y cupones. Sin embargo, se ha vuelto famosa por sus promociones de «envío gratis» en todos los pedidos, aunque es importante verificar que la etiqueta «Envío gratis» esté presente y que se cumpla con la compra mínima, que puede variar.

Esta plataforma de comercio exterior implementa créditos por entregas tardías, para compensar posibles demoras.

Cuál conviene más en distintos casos concretos

La elección entre Temu y Shein dependerá de tus necesidades:

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  • Si buscas ropa y accesorios de moda: Shein es la opción más fuerte y con mayor trayectoria. Su variedad de talles y su enfoque en las tendencias la convierten en la plataforma ideal para renovar el guardarropa.
  • Si necesitas artículos para el hogar, electrónica o gadgets: Temu es la mejor alternativa. Su modelo de negocio como intermediario le permite ofrecer una gama de productos mucho más amplia y a menudo a precios más bajos que en el mercado local.
  • Si priorizas la rapidez en la entrega: Shein suele tener centros logísticos más establecidos en diferentes países, lo que puede resultar en tiempos de envío más rápidos. No obstante, esto puede variar según el courier y el destino final en Argentina.
  • Si tu principal prioridad es el precio: Temu generalmente ofrece productos a un costo más bajo. Sin embargo, es fundamental comparar, ya que las promociones de Shein pueden equiparar o incluso superar los precios de Temu.

Cómo son el envío, los impuestos y trámites en Argentina

Para los argentinos, el proceso de compra en el exterior implica una serie de consideraciones logísticas e impositivas.

El sistema de «puerta a puerta» a través de couriers privados, como los que utilizan Shein y Temu, está sujeto a un límite de 5 envíos por persona por año.

Si bien la mayoría de las compras de Shein y Temu se manejan a través de couriers privados que suelen incluir los impuestos en el precio final (método conocido como Delivery Duty Paid – DDP), esto no siempre es así.

En algunos casos, el paquete puede ingresar por el sistema de Correo Argentino, lo que requiere que el comprador realice un trámite en el portal de la AFIP.

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  • Compras de hasta u$s50: por este valor, los productos están exentos de aranceles.
  • Compras superiores a u$s50: ae debe abonar un 50% de arancel sobre el excedente del valor. Por ejemplo, en una compra de u$s100, se paga el 50% de los u$s50 excedentes, lo que equivale a u$s25.

En todos los casos, se debe abonar el IVA, que es del 21%. 

El comprador también debe estar atento a la notificación de la AFIP para gestionar la declaración jurada de la compra a través de su página web.

Qué pasa con el pago con tarjeta de crédito

En tanto, rige la percepción de 35% sobre Impuesto a las Ganancias en los pagos con tarjeta de crédito en dólares.

Esta percepción se aplica al momento de pagar en pesos el resumen de la tarjeta de crédito que incluye consumos en moneda extranjera. Para evitarla, la opción más efectiva es pagar la parte en dólares del resumen con dólares que ya poseas.

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Es crucial que al momento de abonar, canceles el importe en dólares con moneda extranjera directamente en el banco o a través de home banking.

De esta forma, al no haber una operación de cambio de pesos a dólares, el impuesto no se aplica. Es fundamental suspender el débito automático si lo tuvieras activado, para evitar que se pague en pesos y se te apliquen las percepciones correspondientes.

Las plataformas de comercio exterior chinas Temu y Shein compiten por los consumidores argentinos con sus ofertas de productos, los descuentos y promociones, y la rapidez de la entrega.

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ECONOMIA

La nueva pelea por las jubilaciones: el gobierno dice que el proyecto de López Murphy duplicaría el precio de la nafta

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Era la pelea que faltaba: en la «interna liberal», el equipo de gobierno intercambió artillería pesada con el diputado y ex ministro Ricardo López Murphy, que anunció su nuevo proyecto para mejorar las jubilaciones. La propuesta viene con financiación -subas en el impuesto al juego y el impuesto a los combustibles- pero los funcionarios dicen que el «Bulldog» hace mal las cuentas.

La tensión que genera el tema se evidenció en el tenor de las respuestas a López Murphy, reconocido por su tradicional afán fiscalista. Desde el presidente Javier Milei hasta el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, lo acusaron de «demagogia» y de querer atentar contra el equilibrio de las cuentas fiscales.

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Lo cierto es que, por más que el tema que ocupe más lugar en la agenda mediática sea la denuncia por coimas en la Agencia de Discapacidad, el gobierno sabe que ese tipo de polémicas raras veces mueven la aguja electoral. En cambio, ocurre lo contrario con el nivel de las jubilaciones, que continúa siendo un motivo de preocupación, por más que el Congreso haya dejado firme el veto presidencial al proyecto opositor.

El motivo de la incidencia de este tema es obvio: hay 7,5 millones de jubilados y pensionados en el país. Y están todos enojados: lo de los niveles bajos, porque el congelamiento del bono implicó una falta de protección frente a la inflación, y los de niveles altos, porque sostienen que ellos han subsidiado en los últimos años a quienes no tenían suficientes aportes e ingresaron al sistema por las moratorias.

A esas críticas, el gobierno muestra que hay una recuperación de las jubilaciones en términos reales, desde que se cambió la fórmula de Martín Guzmán -que estaba ligada a la recaudación de Anses- a la nueva, que ajusta por inflación.

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Todos tienen parte de razón. Es cierto que el nivel de gasto público destinado a jubilaciones está creciendo. En julio, el informe fiscal mostró un aumento real anual de 16% para el rubro jubilatorio que es, por lejos, el más voluminoso del presupuesto nacional -representa el 38% del gasto total-. Pero también es cierto que, el año pasado, al inicio de la gestión, había sido el rubro que explicó el recorte del déficit fiscal, dada la licuación inflacionaria sobre las prestaciones de Anses.

En los últimos meses, el ajuste jubilatorio vino superando al IPC, pero en julio se quebró la tendencia: el aumento fue 1,5%, pero los precios subieron 1,9%. Y esos números sólo son válidos para la jubilación promedio, pero no para la mínima, que está sufriendo el efecto de congelamiento del bono complementario. Así, cuando se calcula la retribución completa a los jubilados de la mínima, el aumento mensual queda reducido a 1,2%.

Seduciendo a la punta de la pirámide

En realidad, lo que está detrás de la pelea entre López Murphy y el gobierno es la puja por ver quién representa mejor los intereses de los jubilados de las franjas más altas, que sienten que en cada moratoria o en cada bono extraordinario para los que cobran la mínima, ellos son quienes pagan la cuenta.

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Como quedó demostrado en el debate sobre el congelamiento del bono de $70.000, lo que está haciendo Toto Caputo, de forma deliberada, es revertir el fenómeno de «achatamiento de la pirámide» que se había producido durante el gobierno anterior. Cada vez Alberto Fernández le pagaba un bono a la franja de menores ingresos, pero dejaba un ajuste por debajo del IPC para el resto, estaba haciendo que, en los hechos, los jubilados de nivel más alto subsidiaran a los de la base.

Es cierto que podía haber argumentos para defender esa postura -a fin de cuentas, los jubilados de la máxima no tienen en riesgo la satisfacción de sus necesidades básicas-, pero se generaba un enojo en buena parte de los jubilados, algo de lo que también se valió Milei en la campaña electoral. Ocurre que los beneficiarios de la mínima son, principalmente, los jubilados que ingresaron al sistema por régimen de moratorias. Y quienes veían cómo ese grupo se les acercaba mes a mes eran los que habían hecho las contribuciones más altas.

Se estima que, de los aproximadamente 7,5 millones de jubilados y pensionados, apenas un tercio cumplió con todos los requisitos, mientras que el resto ingresó bajo algún régimen de excepción. Sólo la última moratoria, votada en plena campaña electoral de 2023, sumó unas 800.000 personas al sistema previsional.

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Así, el congelamiento del bono complementario en $70.000 no solamente tiene un efecto de ahorro fiscal: implica, además, una decisión política de resarcir a los jubilados de niveles medios y altos.

El proyecto de López Murphy en el Congreso

Pero la recuperación, si bien se está produciendo, viene más lenta de lo que a los jubilados les gustaría. La estimación de López Murphy es que, entre 2017 y 2024, el promedio de las jubilaciones tuvo una caída real de 35%, pero que dentro de ese universo los más castigados son «los que aportaron de verdad» -que coinciden con los haberes más altos-, que perdieron un 50%. En contraste, «los moratorios», como define el diputado a quienes ingresaron sin los 30 años de aportes, tuvieron un recorte real de «sólo» un 25%.

Es por eso que el diputado vuelve a la ofensiva, con un proyecto que quiere diferenciarse del anterior, promovido por el kirchnerismo y que finalmente fue vetado. Aquella ley implicaba una suba generalizada de jubilaciones, pero ponía especialmente el foco en los de la franja mínima, dado que mantenía el bono especial con un ajuste mensual por IPC.

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En cambio, López Murphy propone una mejora que reconoce el 7,2% pendiente de inicios 2024 -cuando se produjo el cambio de fórmula- y que otorga, solamente para «los verdaderos aportantes», una mejora de 20% sobre la inflación a lo largo del año próximo.

El costo fiscal será inferior al proyecto que ya vetó Milei, dado que, en este caso, la mejora alcanzaría sólo a 2,5 millones de jubilados. Hablando en plata, López Murphy calculó que se necesita u$s3.500 millones -al cambio de hoy, la cifra en pesos sería de $4,7 billones- para financiar esa mejora.

Y, a diferencia del proyecto peronista, que quería tomar fondos de las Sociedades de Garantías Recíprocas -SGR, uno de los principales instrumentos de financiación pyme- propone dos fuentes tributarias de financiación: el juego y los combustibles.

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En el primer caso, aumentaría un 25% sobre la «ganancia determinada». Implica, en términos reales, que el impuesto suba del 40% actual a un nivel de 50%.

Y para los combustibles, prevé un incremento del 10% en el precio de todos los productos. De esa manera, afirma el diputado, el impuesto a los combustibles, que ahora recauda medio punto del PBI, volverá a recaudar un punto, que era el nivel de 2017.

Las cuentas que no cierran en el Gobierno

El encargado de refutar a López Murphy desde el gobierno fue el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, quien desplegó cifras para argumentar que el diputado sacó mal las cuentas. De hecho, las diferencias en los cálculos de ambas partes son abismales.

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Según Guberman, si el proyecto para mejorar 20% a los jubilados «no moratorios» se aplicara desde septiembre, implicaría un costo mensual de $550.000 millones. Y eso requeriría un aumento de $447 para la nafta y de $258 para el gasoil. En términos porcentuales, serían aumentos, respectivamente, de 32% y de 20% en los combustibles.

«Pero dado que del 100% de la recaudación del impuesto a los combustibles, sólo el 39% se podría usar para jubilaciones, la suba debería ser de $1.222,70 en naftas (duplicando el precio) y de $661,90 para el gasoil (incrementando más de 50% el precio en surtidor», argumenta Guberman.

Es decir, el funcionario da a entender que el proyecto de López Murphy es inviable, porque requeriría tal nivel de aumento de combustibles que repercutiría sobre la inflación.

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En cuanto a los tres tributos que se aplican al juego, el secretario de Hacienda calcula que deberían incrementarse en 3.300% para pagar el aumento jubilatorio que pretende López Murphy.

Mensajes «contra la demagogia»

La respuesta fue ampliamente celebrada por el resto del equipo económico. Por caso, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, escribió: «La responsabilidad de hacer los números y cuidar el equilibrio fiscal. Por más Bulldog que venda lo contrario sin hacer los deberes».

Mientras, Javier Lanari -subsecretario de prensa y señalado como futuro vocero presidencial- escribió un mensaje que el propio Milei retuiteó: «Hay políticos que se venden como ‘racionales’ que proponen subir 20% las jubilaciones, aumentando impuesto a los combustibles y al juego. Es la remake del 20% de aumento a los jubilados con la plata de las Leliqs. No aprenden más…».

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El mensaje establecía una comparación irónica entre la propuesta de López Murphy y la promesa de campaña de Alberto Fernández de 2019.

Y hasta el presidente Milei se refirió al tema, al elogiar los cálculos de Guberman como un «antídoto contra la demagogia». Y, sin mencionar a López Murphy, lo califica como un economista «de los que algunos creen que saben…» Y remata: «Si así sacan la cuenta los que saben, lo que serán los otros».

De momento, López Murphy no respondió. Un posible motivo de la diferencia entre los cálculos del diputado y los del gobierno es la forma en contabilizar la recaudación del impuesto a los combustibles -que hoy representa un 21% del precio del litro de nafta super-, y que según el nuevo proyecto de ley sería volcado íntegramente a las jubilaciones, sin coparticipación a las provincias.

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Lo cierto es que el tema es hipersensible, tanto a nivel político como económico. Y todo indica que la discusión recién empieza.

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