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La bomba que hizo arrepentir a Einstein, borró del mapa a Hiroshima y le puso fin a la Segunda Guerra

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“¡Dios, mío! ¿Qué hemos hecho?”

Era el lunes 6 de agosto de 1945, poco después de las 8.15 de la mañana. Los cielos japoneses abrían cada tanto algunos claros, hasta despejarse por completo y transformarse en una luminosa mañana de verano. Paul Tibbets junior, coronel de 30 años, piloto del bombardero B-29 Supperfortress, cuatrimotor de la Fuerza Aérea de EE.UU., había bautizado Enola Gay, el nombre de su madre, a esa “fortaleza gigante” con imponente aspecto de pájaro de acero plateado, que él conducía.

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Al parecer, desde la cabina de mando se habría interpelado con esa pregunta ni bien pudo vislumbrar desde una altitud de 9.945 metros en qué se había transformado Hiroshima, la ciudad finalmente designada como “el objetivo”. Sus siluetas más urbanas apenas asomaban, envueltas en un hongo gigantesco, de una luminosidad cegadora, una bola de fuego que no dejaba de expandirse hacia arriba y los costados, y que llegaría a una inusitada altura de 12 kilómetros.

Abajo, en el epicentro del estallido, la temperatura oscilaba bruscamente de los 6 mil grados al millón de grados centígrados, ambos registros correspondientes a distintas zonas de la superficie solar, según estimaciones científicas de entonces. Sesenta mil edificios se habían derrumbado en un pestañeo, como si fuesen de cartón: un infierno, seguido de un huracán de llamas alucinantes, con vientos de 1.600 kilómetros por hora y una inmediata oscuridad. Hiroshima se ahogaba, en medio de calamidades nunca vistas entre los humanos.

“¡Es lo más grande la historia!”.

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Harry Truman, entonces presidente de EE.UU., quien había dado la orden del primer ataque atómico de la Humanidad, lo celebraba a su modo al recibir la confirmación del desastre, quizá llevado por el impacto emocional de aquellos días de máxima tensión. Entre 70 mil y 80 mil personas habían muerto al instante, muchas evaporadas por la fisión nuclear recién estrenada. Sólo quedaba de ellas la sombra de sus siluetas sobre veredas, calles y casas. El 90% de la ciudad se había, literalmente, desintegrado. Según mandatos inexorables de la guerra, se imponían soluciones urgentes. Que Japón se rindiera y que la contienda terminara.

Franklin Delano Roosevelt, el gran arquitecto de la escalada de su país a la cima del mundo, muerto apenas cuatro meses antes, el 12 de abril, había supervisado, y autorizado, cada eslabón del Proyecto Manhattan, que terminaría con el nacimiento de la primera bomba atómica, conocida como “Little Boy” (Pequeño chico o Muchachito) y su plan alternativo “Fat Man” (Hombre Gordo). Una crónica dolencia cardíaca le había impedido ver los resultados del proyecto en el que había puesto todo su celo: imposible saber cómo hubiese procesado aquel estampido que tuvo lugar un día que el mundo jamás olvidaría y del cual se están cumpliendo 80 años. A Truman, su vicepresidente y sucesor en la Casa Blanca, le tocaría bajar el pulgar de la letal ejecución masiva que haría estallar a una ciudad de 340 mil habitantes, hasta entonces un pujante enclave del imperio japonés, con dos cuarteles generales de armamentos, logística bélica y tropas, además de un fuerte sesgo industrial y un gran puerto marítimo cercano a la zona urbana.

Una iglesia destruida por la bomba atómica lanzada por EE.UU. sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1845. Foto: AP

“Preferiría ser recordado como un jugador de equipo de football de mi escuela que como el copiloto de este avión”.

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El capitán Robert Lewis, copiloto de la misión, quien había comprobado desde las alturas que en Hiroshima sólo quedaban en pie unos pocos edificios, manifestaría un arrepentimiento por su participación en el lanzamiento de “Little Boy”. Se cuenta que habría registrado en la bitácora del vuelo, a modo de constancia histórica, la frase que le escuchó al piloto Tibbets, aunque algunas versiones le adjudicarían las palabras a él mismo y no al responsable de haber abierto la escotilla para lanzar del Enola Gay la bomba que cambiaría para siempre el curso de la historia. Esta última especulación es factible: difícil que Tibbets haya hecho alguna apelación a Dios al ver el hongo atómico: viviría hasta los 92 años y regaría sus cuentas bancarias dando conferencias muy bien pagas en las cuales aseguraba que “lo volvería a hacer las veces que fuera necesario”, sin señales de arrepentimiento.

Veinte días antes, el presidente Truman, ex vicepresidente, ex senador y ex combatiente de la Primera Guerra, estaba en el día inaugural de la Conferencia aliada de Potsdam cuando fue informado por un telegrama de sólo tres palabras sobre una prueba realizada en el pequeño emprendimiento urbano de Alamogordo, a 766 kilómetros de Los Alamos, Nuevo México, desértica región de Estados Unidos: Baby well born (El niño nació bien). Se refería al primer ensayo de la bomba atómica, test bautizado como Trinity, llevado a cabo el 16 de julio de 1945. No había quedado en pie un solo árbol en 1,5 km a la redonda.

El experimento de Alamogordo había sido secreto, las consecuencias no pudieron serlo: la explosión había alarmado a lugareños de un tranquilo vecindario, a 250 km del lugar, cuyos pocos habitantes se sorprendieron al ver cómo se quebraban los cristales de sus casas y “el sol salía y volvía a ponerse”. El caso dio origen a una de las fake news pioneras de la historia y poco difundidas, ya que para calmar la ansiedad del pequeño poblado se cree que hubo alguna forma de acuerdo con la prensa local para que explicara como causa del inesperado fenómeno algo que nunca había ocurrido, el estallido de un polvorín.

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El Proyecto Manhattan, que había generado el test Trinity, llevaba más de dos años de silenciosa y secreta tarea, con gran número de científicos, militares y trabajadores auxiliares afines a la de estratégica tarea. Lo comandaba Robert Oppenheimer, un físico estadounidense de origen judío, hijo de una adinerada familia que había simpatizado con los republicanos en la Guerra Civil Española. Como tutor mayor, aunque circunstancial, colaboró Albert Einstein, el físico más reputado del mundo, antes y ahora, a 70 años de su muerte. Primero había alentado al presidente Roosevelt para que acelerara las investigaciones con el fin de lograr la fisión nuclear, y aplicar la misma a la construcción de un arma atómica, visto que la Alemania nazi estaba cerca de lograr la suya. En ese punto, Einstein estaba en los cierto.

Las ruinas de Hiroshima, tras la bomba atómica lanzada el 6 de agosto de 1945. Foto: AP Las ruinas de Hiroshima, tras la bomba atómica lanzada el 6 de agosto de 1945. Foto: AP

Ya desde 1939, la nación en armas que impulsaba Hitler, trabajaba en el Proyecto Uranio para investigar la construcción de reactores nucleares, la separación de isótopos y la preparación de explosivos atómicos. En uno de los párrafos de la misiva que le haría llegar Einstein, Roosevelt leería: “En los últimos cuatro meses se ha hecho probable que podría ser posible el iniciar una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio, por medio de la cual se generarían enormes cantidades de potencia y grandes cantidades de nuevos elementos parecidos al uranio … Este nuevo fenómeno podría ser llevado a la producción de bombas … una sola bomba de este tipo, llevada por un barco y explotada en un puerto, podría muy bien destruir el puerto por completo, conjuntamente con el territorio que lo rodea…”

Trascendería que cuando Einstein supo, con certeza científica, que las consecuencias que generaría esa hipotética explosión nuclear serían monstruosas, mandaría otra carta al presidente Roosevelt, advirtiéndole que no debería lanzar la bomba. En la entretela de los anecdotarios de la guerra circularía un rumor inquietante acerca de que esa carta, sin abrir, se encontraría en el escritorio de Roosevelt poco después de su muerte.

Lo que sí se sabe, y no a modo de trascendido, es que el genio de la física, con Hiroshima y Nagasaki fulminadas, diría en un discurso en Nueva York, del 6 de diciembre de 1945: “Nosotros ayudamos a construir la nueva arma para impedir que los enemigos de la humanidad lo hicieran antes … Dejamos esta mortífera arma en manos de norteamericanos e ingleses como representantes de toda la humanidad, defensores de la paz y de la libertad. Mas hasta el presente no hemos advertido ninguna garantía de paz ni observado el cumplimiento de las libertades que se prometieron a los pueblos…Se ha ganado la guerra, pero no la paz.”

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A las 7 de la mañana de aquel 6 de agosto, la alarma antiaérea se oyó con claridad en Hiroshima ante la detección de una flotilla de B-29 en los cielos de la ciudad. Fue una alerta fallida. Una hora y cuarto después un B 29 plateado, majestuoso y en solitario, surcaba los cielos de la ciudad, pero nadie le prestaría atención. Segundos fatales. De pronto, el Sol y el cielo se vinieron encima de la gente que iba a sus trabajos y de chicos que marchaban a sus escuelas. Las calles perderían su contorno: eran una funesta sucesión de escombros, cuerpos carbonizados, ensangrentados y con espantosas mutilaciones.

El joven fotógrafo Yoshito Matsushige intuyó desde su casa en las afueras que la historia lo llamaba. Tomó su cámara y salió a caminar por aquel infierno de fuegos nucleares. Logró tomar al momento las únicas fotografías del sufrimiento de la población civil, que a 80 años siguen estremeciendo y en Hiroshima son murales de la evocación. Más aún: las imágenes que logró captar del caos fueron una pesquisa de valía para detectar sobrevivientes y reconstruir los momentos finales de otros.

En un documental para la televisión francesa, que se puede ver en YouTube junto a tantos en estos días, el cineasta Bertrand Collard recogería relatos escalofriantes de los entonces sobrevivientes: “Había gente despellejada, con la carne al rojo vivo y otras con sus intestinos en la mano o los ojos colgando”, lo que permite aproximarse a la dimensión de lo que fue aquella barbarie atómica. En el puente Miyuki, en el centro de Hiroshima, algunas narraciones aseguran que hubo quienes se tiraban al río para atenuar el insoportable ardor de los átomos en sus píeles percudidas, pero con su destino ya jugado: sus cuerpos no tenían la fuerza suficiente para nadar y morían ahogados. Otros, en los alrededores, daban unos pocos pasos y se desplomaban por la radioactividad que se esparcía sin freno.

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Una imagen del 8 de agosto de 1945, en la ciudad japonesa de Hiroshima. Foto: APUna imagen del 8 de agosto de 1945, en la ciudad japonesa de Hiroshima. Foto: AP

A la hora siguiente de atravesar ese infierno, quienes habían logrado escapar a la muerte inmediata, sufrirían una lluvia negra, espesa y ácida, que caía sobre la ciudad descuartizada. Algunos la confundían con agua sucia y con tal de apagar la sequedad de sus bocas y atemperar la sensación de una sed insoportable, la bebían y caían fulminados. No era agua sucia, sino una lluvia radioactiva, una más de las consecuencias devastadoras de “Little Boy”. Muchos expertos adjudicarían las pestes y males endémicos por generaciones a los efectos de esa lluvia negra de altísimo poder letal, que caería sobre la ciudad durante varios días.

No fue sólo eso. La primera bomba atómica seguiría causando por décadas y décadas un daño catastrófico en la población: malformaciones, males hereditarios, leucemias y otros cánceres, alteraciones genéticas, todo tipo de lesiones y enfermedades de rango mortal, y epidemias incurables que el uranio había desatado rabiosamente en el universo civil de lo que había sido uno de los centros urbanos más importantes de Japón.

“Little Boy”, una simbiosis de avance científico y planificación militar que se transformaría en una sofisticada maquinaria de destrucción masiva, había sido producto del trabajo de 130 mil personas durante más de dos años y de una inversión de estimada en cerca de 30 mil millones de dólares de los tiempos actuales. Tenía la misma forma que una bomba habitual, pintada de verde oliva, y medía 3 metros de longitud, 0.71 de diámetro, con un peso de 4.400 kilos. A diferencia de la bomba que se había experimentado en el desierto de Alamogordo, que era de plutonio, la destinada a Hiroshima era de uranio y tenía una potencia estimada en 20 kilotones de TNT.

Los altos mandos y el poder político de Washington, los padres de la criatura, perplejos y hasta se diría incrédulos, dividirían las aguas de inmediato. Surgía la polémica y el debate. ¿Era necesaria el uso del poder atómico para terminar la guerra? El “Imperio del Sol naciente”, es cierto, resistía su rendición y mantenía en alto la alcurnia guerrera de su pueblo con sangre imperial y adoración celestial a la figura del emperador, quien encarnaba a Dios en la Tierra, según su cultura y creencias, expresadas en el Código Bushido, el alma de Japón, el mandato sagrado del samurái, un catálogo de virtudes por los que se debía ofrendar la propia vida si fuese necesario.

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Todo un pueblo se negaba a una “rendición incondicional” exigida por EE.UU. Truman tenía a un imperio nocaut de pie. Igualmente lanzó el bombazo del final: el 9 de agosto, en Nagasaki, detonaría “Fat Man” (Hombre Gordo), en base al plutonio y con un poder destructivo aún mayor que la explosiva arma de Hiroshima (de uranio), sólo que la orografía montañosa de Nagasaki impediría un daño superior. Aun así, unas 50 mil personas morirían en un soplido fatal. Otro hongo atómico sembraría la muerte civil en masa. Algunos estiman que sumadas ambas bombas se habrían matado a unas 600 mil personas, tal vez más, con el correr del tiempo.

Hirohito cedería su dignidad imperial y el 15 de agosto anunciaría en un mensaje radial a la nación japonesa que había llegado la hora de “soportar lo insoportable”. La rendición marcaría el fin de la Segunda Guerra Mundial. El 2 de septiembre de 1945, a bordo del acorazado “Missouri” en la bahía de Tokio, se firmarían las actas de capitulación. Truman miró mejor el mapa. Notó que el gigante chino, asediado por tropas insurgentes y campesinos rebeldes al mando de Mao Tse Tung, el Gran Timonel, estaba a punto de caer en manos comunistas, y que el tutelaje en la región de su otrora aliado Stalin impondría la ley del látigo donde lo juzgara conveniente.

Washington necesitaba al destrozado Japón como un vencido a reconstruir y asociarse para enfrentar el mundo venidero de la Guerra Fría. Estados Unidos entendió que debía respetar las estructuras imperiales del alma japonesa y la figura del emperador como mandatario político, aunque no en la condición divina que le habían atribuido sus ancestros. Había llegado la hora de curar lo incurable: “Little Boy” y “Fat Man” habían borrado dos ciudades y sus gentes de la faz de la Tierra. Japón ya estaba de rodillas cuando esas fauces atómicas descuartizaron su integridad como nación. A 80 años, la pregunta no pierde sentido y el debate permanece: ¿era necesaria un arma que llegara a la devastación para imponer la ley final de los vencedores?

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Rubio slams UNRWA as a ‘subsidiary of Hamas,’ vows it will not ‘play any role’ in delivering aid to Gaza

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

Secretary of State Marco Rubio, who arrived in Israel shortly after Vice President JD Vance left for Washington, railed against the United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East (UNRWA) amid the U.S.-brokered ceasefire.

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«UNRWA’s not going to play any role in it,» Rubio said when asked about whether the controversial agency would assist in delivering humanitarian aid to Gaza. «The United Nations is here. They’re on the ground. We’re willing to work with them if they can make it work, but not UNRWA. UNRWA became a subsidiary of Hamas.»

UNRWA demanded in a post on X that it be allowed to do work in Gaza.

«As the largest U.N. agency operating in the Gaza Strip, by far, UNRWA has an unparalleled logistical network, longstanding trust from the community, managing the distribution of supplies based on vulnerability and clear criteria. Our teams are ready, inside and outside Gaza. Let us work,» the agency wrote.

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EXPERTS URGE TRUMP TO BAN TERROR-LINKED UN AGENCY FROM HIS GAZA PEACE PLAN

Secretary of State Marco Rubio listens to a question as he speaks to the media after visiting the Civil-Military Coordination Center in southern Israel on Oct. 24, 2025.  (Fadel Senna/Pool via Reuters)

On Oct. 17, days after world leaders backed a U.S.-brokered ceasefire deal between Israel and Hamas, U.S. Central Command (CENTCOM) opened a Civil-Military Coordination Center (CMCC), which is where Rubio spoke on Friday.

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The CMCC is located in southern Israel and will serve as the main hub for Gaza stabilization efforts. It will also oversee implementation of the ceasefire agreement and has an operations floor designed to track real-time developments in Gaza.

During the U.N. General Assembly (UNGA) last month, U.N. Secretary-General António Guterres spoke at a meeting in support of UNRWA, saying that the agency has «made invaluable contributions to development, human rights, humanitarian action, and peace and security, including for Israel.»

«UNRWA is vital to any prospects for peace and stability in the region,» Guterres added.

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UNRWA's headquarters in Gaza.

UNRWA’s headquarters in Gaza City, Gaza, on Feb. 21, 2024.  (Dawoud Abo Alkas/Anadolu via Getty Images)

US MILITARY TO OVERSEE NEXT PHASE OF PEACE DEAL FROM COORDINATION BASE IN ISRAEL

However, the U.S. and Israel have taken hard stances against the agency, particularly in the wake of the Oct. 7, 2023, massacre.

President Donald Trump in February reaffirmed the U.S.’s commitment to not fund UNRWA. 

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In the executive order, Trump said that «UNRWA has reportedly been infiltrated by members of groups long designated by the Secretary of State as foreign terrorist organizations, and UNRWA employees were involved in the October 7, 2023, Hamas attack on Israel.»

Palestinian boy walks by a building with a sign on it reading "UNRWA"

A Palestinian boy walks near an UNRWA school sheltering displaced people that was hit in an overnight Israeli strike in Gaza City on July 5, 2025. (Dawoud Abu Alkas/Reuters)

UNRWA SCHOOLS ‘HIJACKED BY HAMAS,’ WATCHDOG REPORT WARNS

In April 2025, when the International Court of Justice (ICJ) demanded Israel work with UNRWA, Washington backed Jerusalem, saying it was under no obligation to work with the agency and had «ample grounds to question UNRWA’s impartiality.»

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UNRWA announced in August 2024 the end of an investigation by the Office of Internal Oversight Services into whether its staff participated in the attacks, as Israel claimed. Following the probe, which looked into 19 UNRWA staff members, nine staff members were fired over evidence that «could indicate» they were involved in the attacks.

The investigation found one case in which there was no evidence to confirm the staffer’s involvement and nine other cases in which «the evidence obtained by OIOS was insufficient» to prove their participation, according to UNRWA.

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Fox News Digital reached out to UNRWA and Israel’s mission to the U.N. for comment.

Fox News Digital’s Alexandra Koch contributed to this report.

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En una importante muestra de apoyo, Carlos III recibe a Zelenski con honores de Estado en Windsor

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Cuando la Coalición de Buena Voluntad se reúne en Londres para organizar más ayuda militar y financiera a Ucrania, el rey Carlos III sorprendió al presidente ucraniano Volodímir Zelenski con una audiencia el viernes por la mañana en el Palacio de Windsor y todo el protocolo de una recepción de Estado.

Un gesto que diferencia y prestigia a Zelenski, después de conocerse las duras sanciones norteamericanas y europeas a Rusia. El rey Carlos está construyendo su legado como rey, y Ucrania es uno de sus puntos fundamentales.

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La invitación a Windsor fue una importante muestra de apoyo, ya que Zelenski está recorriendo Europa en busca de más fondos y armas para defender a Ucrania. El Rey ha expresado abiertamente su apoyo a Ucrania y a Zelenski desde la invasión rusa en febrero de 2022.

La visita del viernes fue la primera ceremonia de bienvenida a Zelenski a Gran Bretaña y su tercera audiencia con el Rey en una residencia real. La primera fue en el Palacio de Sandringham, donde el soberano convaleció después de su tratamiento contra el cáncer. Lo invitó a tomar el té.

Honores militares

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Pocas horas después de que el soberano británico regresara de su encuentro con el Papa León XIV en el Vaticano, el presidente ucraniano fue invitado a una audiencia en el Castillo de Windsor, antes de unirse a una reunión de la Coalición de la Voluntad con Sir Keir Starmer. El Rey llegó al patio del castillo a las 10:15 de la mañana y se puso de pie para escuchar la canción «Dios salve al Rey».

Zelenski y el rey pasarn revista a las tropas. Foto: AP

A las 10:20, el coche del presidente Zelenski recorrió el sendero de piedras para detenerse frente al Rey, seguido de otro, con una pequeña delegación ucraniana. Al descender, el Rey alzó los brazos en señal de bienvenida y se adelantó para estrecharle la mano cálidamente.

Los dos hombres permanecieron juntos para escuchar el himno nacional ucraniano, y Zelenski se llevó la mano al corazón. Acompañado por el Rey, el líder ucraniano recibió el saludo real antes de pasar revista a la guardia.

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El Mayor Ben Tracey, capitán de la Guardia de Honor, se adelantó, con la espada en alto, para invitar al presidente a la inspección. El Rey pareció explicar por dónde caminaban, cruzando el sendero con su colega Jefe de Estado hacia el césped, donde se encontraba el 1er Batallón de la Guardia de Granaderos.

Zelenski encabezó la inspección, según el protocolo, seguido del Rey.

El Mayor Ben Tracey, capitán de la Guardia de Honor, junto al rey y el presidente ucraniano. Foto: ReutersEl Mayor Ben Tracey, capitán de la Guardia de Honor, junto al rey y el presidente ucraniano. Foto: Reuters

Si parecía extraño que un presidente en tiempos de guerra participara en tales ceremonias, no lo demostró. Zelenski caminó lentamente, con la mirada fija en los guardias, luego en línea recta, y no se detuvo a conversar.

Se le vio agradeciendo al Rey y al Mayor Tracey la bienvenida. Enfrascados en una conversación cordial, el Rey, en un momento dado, rodeó al presidente con el brazo y le dio unas palmaditas mientras lo acompañaba al interior del castillo para una audiencia privada. Presentó al presidente Zelenski al Mayor General James Bowder, comandante de la Caballería Real, y al escudero, el Teniente Coronel Johnny Thompson.

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Zelenski vestía su habitual chaqueta y pantalones negros para la ocasión, que enfurecen a Donald Trump, mientras que el Rey vestía un traje gris con corbata burdeos. Ambos hombres entraron al Castillo de Windsor por la entrada del Soberano, mientras que el personal del palacio conducía a tres miembros de la delegación ucraniana por una segunda puerta, para esperar en un lugar cálido mientras comenzaba la audiencia privada.

El Rey apoya abiertamente a Ucrania frente a la invasión rusa. Foto: APEl Rey apoya abiertamente a Ucrania frente a la invasión rusa. Foto: AP

La cumbre de la Coalición de la Voluntad del viernes en Londres incluía a Mark Rutte, secretario general de la OTAN, Mette Frederiksen, primera ministra danesa, y Emmanuel Macron, presidente francés, quienes se unirían virtualmente.

Un defensor de Ucrania

El Rey apoya abiertamente a Ucrania frente a la invasión rusa. Durante la primera semana tras la invasión, el Rey asistió a un evento en la Catedral Católica Ucraniana de Londres para reunirse con el embajador y las familias locales.

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Posteriormente, realizó numerosos compromisos, incluso en el extranjero, con refugiados ucranianos. Desde entonces, emitió un mensaje escrito de apoyo en el aniversario del inicio de la guerra cada año. El Rey ha hablado en los parlamentos francés, alemán e italiano en apoyo de Ucrania.

Dijo que el pueblo ucraniano había «sufrido un daño inimaginable, a causa de un ataque a gran escala y sin provocación contra su nación», calificándolo de «agresión brutal».

En septiembre, en un discurso durante la cena de Estado estadounidense, le dijo a Donald Trump: «Hoy, mientras la tiranía amenaza una vez más a Europa, nosotros y nuestros aliados nos unimos en apoyo de Ucrania para disuadir la agresión y asegurar la paz».

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Después de la humillación de Trump

En marzo, el Rey invitó a Zelenski a tomar un té en Sandringham, poco después del encuentro del presidente en la Casa Blanca durante una visita de Estado, cuando Trump y su vice JD Vance humillaron públicamente al presidente Zelenski y lo acusaron de promover la tercera guerra mundial.

Este gesto del Rey se interpretó como una muestra de apoyo personal al presidente ucraniano, en el que podría considerarse el momento más bajo de sus negociaciones con Occidente.

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Tras la visita de Estado a Gran Bretaña, Trump dio un giro de 180 grados, declarando públicamente que creía que Ucrania podía ganar la guerra.

Andriy Yermak, jefe de gabinete de Zelenski, atribuyó al Rey Carlos el cambio de actitud del presidente estadounidense hacia Ucrania. Esa guerra fue uno de los temas que hablaron.

Toda la familia real involucrada

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El Rey y toda la Familia Real están involucrados con Ucrania. Sophie, la duquesa de Edimburgo, fue la primera en llegar a Kiev y entrevistarse con la esposa de Zelenski en su inesperada visita. A principios de septiembre, Anne, la Princesa Real, realizó una visita sorpresa a Ucrania para destacar las experiencias de los niños que viven en primera línea. También conversó con Zelenski sobre el apoyo del Reino Unido a Ucrania.

El príncipe Harry visitó Kiev en septiembre, invitado por una organización que apoya a ucranianos con heridas graves causadas por la guerra. Harry es un héroe en Ucrania por su trabajo en Invictus y su apoyo a la rehabilitación de veteranos a través del deporte, que su ONG promociona.

Esta semana, Zelenski se reunió con Ulf Kristersson, primer ministro sueco. Viajó a Bruselas para reunirse con líderes de la UE en busca de apoyo financiero.

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La Cumbre de Buena Voluntad

Se espera que la cumbre del viernes por la tarde incluya a Mark Rutte, secretario general de la OTAN, y a los primeros ministros de Dinamarca y Países Bajos, en persona en el Ministerio de Asuntos Exteriores, además de otros 20 líderes que se comunicarían por teléfono.

Starmer recibe a Zelenski en Londres. Foto: APStarmer recibe a Zelenski en Londres. Foto: AP

Antes de la reunión, Sir Keir Starmer declaró: «La única persona involucrada en este conflicto que no quiere detener la guerra es el presidente Putin», tras no haber participado en las últimas propuestas del presidente Trump para las conversaciones de paz.

Se espera que Starmer anuncie el suministro acelerado de 100 misiles de defensa aérea adicionales a Kiev tras el acuerdo alcanzado en marzo. El primer ministro británico presionará a los líderes para que adquieran más armas de largo alcance para ataques dentro de Rusia.

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Trump impuso recientemente sanciones a las gigantes petroleras rusas Rosneft y Lukoil para presionar a Vladímir Putin para que volviera a la mesa de negociaciones. Europa también aplicó sanciones este fin de semana.

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Johnson shuts down House to pressure Schumer as government standstill nears one month

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Speaker Mike Johnson, R-La., has canceled votes in the House of Representatives for a fourth straight week as the government shutdown shows no signs of ending.

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Johnson’s move is a part of his continued pressure strategy on Senate Democrats and Minority Leader Chuck Schumer, D-N.Y., who have sunk the GOP’s federal funding plan 12 times since Sept. 19, when the House passed the measure.

Sept. 19 was also the last day the House was in session, meaning lawmakers have been largely in their home districts for over a month.

Republicans are pushing a short-term extension of fiscal year (FY) 2025 spending levels through Nov. 21 — called a continuing resolution (CR) — aimed at giving congressional negotiators time to strike a longer-term deal for FY2026. 

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SCREAMING MATCH ERUPTS BETWEEN HAKEEM JEFFRIES, MIKE LAWLER AS GOVERNMENT SHUTDOWN CHAOS CONTINUES

House Speaker Mike Johnson, right, is canceling House votes to pressure Senate Minority Leader Chuck Schumer, left, for refusing to agree to a GOP-led plan to avert a government shutdown. (Kent Nishimura/Bloomberg via Getty Images; Tasos Katopodis/Getty Images)

Democrats, furious at being sidelined in federal funding discussions, have been withholding their support for any spending bill that does not also extend COVID-19 pandemic-era enhanced Obamacare subsidies that are due to expire at the end of this year.

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Johnson’s decision was made public on Friday afternoon during a brief pro forma session in the House. Under rules dictated by the Constitution, the chamber must meet for brief periods every few days called «pro forma» sessions to ensure continuity, even if there are no formal legislative matters at hand.

Pro forma sessions can also be opportunities for lawmakers to give brief speeches or introduce legislation that they otherwise would not have. 

Democrats have criticized Johnson’s decision, with House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y., telling reporters that House Republicans have been «on vacation for the last four weeks.»

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Capitol building with falling money

The government is in a shutdown after Congress failed to reach an agreement on federal funding. (Getty Images)

Republicans, however, have largely stayed united behind Johnson as the shutdown continues.

«I mean, if all of a sudden the Senate wants to pass a clean CR, I would imagine there are some options on the table that we can pursue to get things back on track,» said Rep. Adrian Smith, R-Neb., who presided over the House chamber on Friday. 

«I would defer, ultimately, to [leadership’s] decisions for the schedule. But right now, I don’t see any sign that we need to change what has been on the counter.»

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But there have been several notable defections. Both Reps. Kevin Kiley, R-Calif., and Marjorie Taylor Greene, R-Ga., have made their criticism of Johnson’s strategy known publicly for weeks.

«I believe very strongly that it’s the wrong decision,» Kiley told MSNBC earlier this week, adding House lawmakers were not «doing all the things we’re supposed to be doing» aside from figuring out how to end the shutdown.

BATTLEGROUND REPUBLICANS HOLD THE LINE AS JOHNSON PRESSURES DEMS ON SHUTDOWN

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Kevin Kiley on stage during a debate

Rep. Kevin Kiley, seen in August 2023, has been critical of Johnson’s shutdown strategy. (Scott Strazzante-Pool/Getty Images)

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Multiple House lawmakers have also raised concerns about being out of session on private weekly calls that Johnson holds with members of the GOP conference.

Rep. Beth Van Duyne, R-Texas, was the most recent House Republican to suggest the GOP could be in a stronger position if they were back in Washington, Fox News Digital was told.

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«I think the longer that we are out, the messaging is starting to get old,» Van Duyne told fellow House Republicans on their Tuesday call.

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