ECONOMIA
Desde ropa barata de Shein hasta autos eléctricos: devaluación no frenó fiebre importadora y habrá récord

La volatilidad del dólar «que flota» hizo ruido a nivel político, pero no parece haber hecho mella en el «festival de importaciones», que incluye la fiebre por la ropa barata china de Shein, hasta autos eléctricos y compras de tecnología vía Amazon.
Al menos, eso es lo que se desprende de la última encuesta REM, en la que bancos y consultoras, que respondieron justo en plena corrida cambiaria, mantuvieron sus proyecciones sobre un flaco saldo comercial para el año.
Los expertos previeron, en promedio, que las compras desde el exterior terminarán el año en u$s75.115 millones, lo que implica una pequeña baja de 0,3% respecto de la cifra que se había previsto el mes anterior. Esto implicaría que, hasta fin de año, habrá un promedio mensual de importaciones por u$s6.360 millones. Es una cifra que supera en 25% el promedio mensual del año pasado.
Del otro lado del mostrador, se espera que las exportaciones apenas mejoren un 2,4% respecto de 2024.
El hecho de que la variación en las proyecciones de los economistas haya sido tan pequeña en el último REM llama la atención, dado que se realizó con un dólar mayorista de $1.307, mientras a fines de junio las proyecciones se habían hecho con un tipo de cambio de $1.205.
Es decir, una corrección devaluatoria de 8,4% en un mes no logró alterar la perspectiva sobre la competitividad de la economía argentina.
Y es un dato que no sólo contradice los intentos de Toto Caputo por llevar tranquilidad al mercado -con el argumento de que se mejoró en términos relativos porque los países vecinos revaluaron sus monedas mientras el peso se devaluó- sino que, además, mantiene la preocupación sobre el déficit de cuenta corriente que será necesario financiar.
Un superávit que adelgaza
Puesto en números, el deterioro de las expectativas es elocuente: a inicios de año, la expectativa del mercado era que la balanza comercial dejara un saldo positivo de u$s12.144 millones. Pero, mes a mes, los expertos fueron retocando a la baja su previsión de exportación, y al alza la de importación, en el marco de una política de revaluación del peso.
En definitiva, en un semestre la previsión de saldo comercial se redujo a la mitad: u$s6.507 millones, producto de ventas por u$s81.662 millones e importaciones por u$s75.115 millones.
Y, si bien ya no es sorpresa la velocidad que están tomando las importaciones -que, además del tipo de cambio, tienen el incentivo de bajas arancelarias y desregulaciones-, lo que sí llama la atención es el pobre desempeño exportador. Si no fuera por el rubro petrolero, que crece a una impactante tasa de 74% interanual, las exportaciones habrían caído respecto del año pasado.
Para peor, la situación se complica todavía más si se considera que la gran esperanza del gobierno para el segundo semestre era que el rubro petrolero viviera un boom de ventas que compensara por el bajón estacional de exportaciones del campo. Sin embargo, las últimas noticias que llegaron desde Vaca Muerta han traído preocupación: la caída de los precios del mercado global ha impactado sobre el principal yacimiento argentino, de manera que se están desinflando las expectativas originales.
Hablando en plata, se esperaba que la balanza neta del rubro energético dejara un saldo de u$s8.000 millones en todo el año. Pero la merma en la producción de las últimas semanas, admitida por los principales ejecutivos del sector, ha hecho que se tema por un recorte de hasta u$s2.000 millones en esas ventas.
¿Se puede pagar la cuenta?
¿Está mal que, mientras las exportaciones se estancan, las importaciones argentinas vayan en este segundo semestre a un nivel promedio de u$s6.360 millones por mes? Es una pregunta que genera respuestas dispares en el mercado, porque lo que se discute no es sólo si el monto es pagable, sino en qué se gastan las divisas escasas.
Los economistas coinciden en la regla del «tres a uno», según la cual, por cada punto del PBI que crece la economía, las importaciones deben subir tres puntos. Ante una expectativa de que la variación del PBI este año sea de 5,5%, entonces se consideraría normal una suba de hasta 17% en las importaciones, para asegurarle a la industria los insumos necesarios para incrementar su producción.
Pero la realidad es que la relación pasó a ser de «cinco a uno» y, sin embargo, no hay industriales que se muestren contentos. Más bien al contrario, se quejan de que los rubros que están liderando las importaciones no son los que hacen crecer a la producción nacional, sino que se concentra en productos finales para consumo.
Es así que la Unión Industrial Argentina denunció que ese sector pierde empleos a un ritmo de más de 1.500 puestos por mes.
Hubo casos puntuales de alto impacto, como la suspensión del 80% de la producción en la planta de Villa Constitución de Acindar, por la caída de las ventas en el mercado interno. Pero el sindicato denunció que, además, había otro factor preocupante: la producción local está siendo desplazada por la importación desde China, que es realizada incluso por la propia Acindar.
Y en la industria textil, uno de los más impactados por la apertura arancelaria, se denunciaron casos de «dumping» que llevaron la participación de productos importados a 67% del mercado, cuando el promedio de la última década fue de 55%.
Manija importadora
No es fácil la disyuntiva para Toto Caputo. Por un lado, es consciente de que con el escenario actual se promueve la importación mientras se ralentiza la producción local. Y, además, cuenta con la presión del propio Fondo Monetario Internacional, que está insinuando la conveniencia de un tipo de cambio más alto.
En uno de sus últimos reportes, contrariando el discurso del gobierno -que afirmaba que el déficit de la cuenta corriente era un síntoma positivo porque implicaba que la economía en crecimiento requería muchas importaciones- había sugerido que, considerando su débil cobertura de reservas y sus dificultades de acceso al mercado financiero internacional, Argentina debería contar con un superávit de cuenta corriente de 1,4% del PBI, como forma de evitar eventuales turbulencias.
Hablando en plata, el superávit de cuenta corriente que sugiere el FMI se ubicaría en torno de u$s10.000 millones, mientras que las proyecciones de los economistas hablan de un déficit en torno de u$s14.000 millones.
Sin embargo, las perspectivas de que la situación cambie son bajas: por un lado, el gobierno no sólo no reniega de la apertura comercial sino que la defiende, tanto por motivos ideológicos como prácticos: el ingreso masivo de productos importados a bajo precio ayuda a mantener a raya la inflación.
Por otra parte, las señales del mercado en los últimos días, con subas de tasas de interés y con intervención oficial en el mercado de futuros del dólar refuerza la visión de que el gobierno, por más que predique la libre flotación de la moneda, no quiere que antes de las elecciones se repitan episodios como el de fin de julio.
Es decir, no habrá una suba del dólar que desincentive las importaciones. Más bien al contrario, es probable que se replique el escenario de los momentos de atraso cambiario, cuando muchos importadores adelantan compras para acumular stock, ante la previsión de que dentro de unos meses los precios podrían encarecerse.
Otra apuesta a la soja
Con estos datos a la vista, no resulta extraño que el gobierno haya ratificado la baja de retenciones a la exportación agrícola. En el balance, se trata de un sacrificio fiscal de 0,1% del PBI, pero que se vería compensado por una aceleración en las ventas del campo para el segundo semestre.
Después de todo, los expertos calculan que todavía queda más del 40% de la cosecha sin vender. Y, aunque los precios del mercado global son poco estimulantes, los productores han recibido una mejora en el precio doméstico, en parte por el «efecto retenciones» y en parte también por la propia devaluación.
Es así que la soja, que hasta junio promediaba los $325.000 por tonelada, llegó en los últimos días a tocar un pico de $395.000. En el caso de que esta situación fuera lo suficientemente estimulantes como para que los silobolsas se vaciaran, esto implicaría un aporte, sólo por la soja, de unos u$s8.200 millones, correspondientes a 23 millones de toneladas todavía sin vender.
Pero claro, se trata de un cálculo hipotético, que dependerá de la expectativa de los productores: si creen que luego de las elecciones habrá otro ajuste cambiario -como están insinuando los economistas más críticos-, entonces es posible que el ritmo exportador se ralentice.
Y el comportamiento del mercado cambiario de la última semana -el dólar retrocedió un 3,5%, perdiendo casi la mitad del recorrido que había hecho en junio- podría abonar esa postura tradicionalmente conservadora de los productores agrícolas.
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ECONOMIA
Las ventas de autos 0 km crecieron 47,8% en 2025 y un modelo nacional se quedó con el primer puesto

Con la publicación de las cifras de ventas del mes de diciembre, se cerró este martes 30 el cómputo total de autos 0km patentados en 2025, que finalmente quedó en 612.178 unidades, lo que implica un incremento anual de 47,8%.
Las promociones, descuentos y bonificaciones que ofrecieron las marcas para operaciones de contado que registraran sus operaciones con patentamientos dentro del mes, permitieron que diciembre cerrara con 23.997 unidades en total, de los cuales fueron 579.403 los autos particulares y vehículos utilitarios livianos.
Con estos números, el mes fue previsiblemente un 32,3% peor que noviembre, algo estacional que se repite todos los años, pero logró mejorar un 10,3% el resultado de diciembre de 2024, lo que confirma la reacción de fabricantes e importadores luego del traspié sufrido el mes anterior, el único que perdió en la comparación interanual, según señala el informe del Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (SIOMAA).

En la evaluación del acumulado de ventas de autos 0km de todo el año, los 612.178 patentamientos representan un crecimiento del 47,8% respecto a 2024, lo que aún siendo un resultado muy positivo para el sector, dista mucho del 70% que se calculaba cuando terminó el primer semestre y se proyectaban más de 650.000 patentamientos.
“Estamos cerrando un año de una gran intensidad en el que hemos tenido todo tipo de situaciones. Un muy buen primer semestre, con un piso de 50.000 unidades mensuales, algo que, cuando a principio del año hacíamos las proyecciones, veíamos como difícil de alcanzar”, señaló Sebastián Beato, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA), en relación a ese cambio de escenario que hubo durante la etapa media del año.
“La segunda mitad del año estuvo marcada por cuestiones electorales, movimientos económicos, cambiarios, algunas semanas de incertidumbre política local y luego también un fuerte apoyo internacional. Y vale destacar que en el medio de todos estos vaivenes hemos seguido vendiendo vehículos con un ritmo más que aceptable, retomando la senda de crecimiento en niveles que no sucedía desde 2018”, analizó el ejecutivo.
Entrando al detalle del mercado y su división por marcas, tal como estaba planteado en las últimas semanas, Volkswagen quedó como el fabricante que más autos vendió en el último mes de 2025, alcanzando las 3.496 unidades, aunque superando a Toyota por solo 146 vehículos. En tercer lugar quedó Renault con 2.353, por delante de Ford con 2.294 y Chevrolet con 2.169 patentamientos.
Sin embargo, en el acumulado del año Toyota volvió a predominar y quedarse con el título de la marca con mayores ventas alcanzando las 97.081 unidades, seguida por Volkswagen con 94.436. El tercer mejor fabricante de autos en ventas fue Fiat con 74.752 patentamientos, superando holgadamente a Renault que quedó con 59.001, y a Peugeot, que cerró el año con 49.911, aventajando a Ford por apenas 419 automóviles en 12 meses.
Los diez fabricantes con mayores ventas se completaron con Chevrolet y sus 46.322 ventas, muy lejos delante de Citroën con 24.301, de Jeep con 21.989 y de Nissan con sus 15.272 unidades.

El otro pronóstico que ya se había adelantado en Infobae señalaba que en el último mes del año cambiaría el primer puesto absoluto en ventas de autos entre todas las categorías. Finalmente la pick-up Toyota Hilux terminó consagrándose como el vehículo 0 km más vendido de 2025 con 30.768 unidades, y superando a su “hermano menor”, el Toyota Yaris por sólo 618 vehículos.
Para lograrlo, la camioneta que lidera las ventas de su segmento ininterrumpidamente desde 2006, duplicó el volumen de comercialización de diciembre respecto al resto de todos los otros modelos del mercado, al tocar las 1.805 unidades contra 964 de su más próximo seguidor, otra pick-up, la Ford Ranger.
El otro dato que resalta del informe final del año del SIOMAAA, es que el Toyota Yaris pudo contener al Fiat Cronos en su sprint final del año, no sólo para quedarse en el segundo puesto absoluto, sino como el auto de pasajeros más vendido del año. El Yaris totalizó 30.150 unidades en los 12 meses de 2025 y el Fiat Cronos sumó 29.905 en el mismo período de tiempo.
En diciembre, adicionalmente, se destacaron los resultados de dos modelos que vienen subiendo en cada medición. El más resonante es el desempeño del Volkswagen Tera, tercero absoluto del mes y mejor SUV entre todos los segmentos, con 847 unidades. El otro modelo que volvió a destacarse fue el Ford Territory, cuarto absoluto, segundo SUV y mejor C-SUV de diciembre, con 807 patentamientos.
ECONOMIA
El Gobierno avanza en un REPO por u$s2.000 millones para enfrentar los vencimientos de deuda

Con la revisión de fin de año del Fondo Monetario Internacional aún sin fecha y el desembolso de u$s1.050 millones en duda, el Ministerio de Economía y el Banco Central activaron un plan financiero alternativo: la negociación de un crédito REPO por u$s2.000 millones con un consorcio de bancos internacionales.
Según trascendió, la operación ingresó en etapa definitiva en las últimas 48 horas. El esquema es similar al repo ampliado utilizado en enero y junio de este año, con un préstamo estructurado a uno o dos años, respaldado por bonos soberanos como garantía y con impacto directo en las reservas brutas del BCRA.
El objetivo central es sortear el cuello de botella financiero de enero sin depender exclusivamente de un eventual waiver del FMI, que todavía no cuenta con el aval final de Kristalina Georgieva.
Según publicó Ámbito, el monto podría incrementarse en u$s300 millones adicionales, aunque esa porción aún no estaba completamente confirmada. Lo que sí aparece como prácticamente cerrado es el colateral de la operación: los bonos Bonar 2035 y 2038 (AL35 y AE38).
Un instrumento clave para ganar tiempo y reforzar el balance del Banco Central
El REPO es un mecanismo habitual en bancos centrales de economías emergentes, aunque menos frecuente en el mercado local. Funciona como un acuerdo de recompra obligatoria, con tasa variable atada a un benchmark internacional (SOFR) más un spread.
En esta oportunidad, el consorcio de bancos estaría integrado por entidades que ya participaron en colocaciones previas y que optan por mantener un perfil bajo, para evitar impacto político o ruido en el mercado.
El timing de la operación no es casual. Con reservas netas en terreno negativo, un riesgo país cercano a los 600 puntos básicos -pese a la mejora reciente tras la evaluación de S&P- y vencimientos concentrados en enero, el equipo económico que conduce Luis Caputo busca oxígeno financiero para atravesar el cierre de año y el inicio de 2026 sin sobresaltos.
En el Palacio de Hacienda aseguran que el ingreso de u$s2.000 millones permitiría blindar el balance del BCRA y reducir la probabilidad de una corrección abrupta del tipo de cambio. Aunque oficialmente se insiste en que se trata de una herramienta preventiva, en el mercado circulan estimaciones que ubican el spread entre 500 y 700 puntos básicos, lo que elevaría el costo efectivo por encima del 9% anual.
En paralelo, tanto el presidente Javier Milei como el ministro Luis Caputo buscaron transmitir tranquilidad frente al calendario de vencimientos. «Estamos más que cubiertos, tenemos la plata para pagar enero, febrero y todo el primer trimestre sin ningún problema«, afirmó Milei el 23 de diciembre, en una entrevista radial.
Caputo, en la misma línea, sostuvo: «Estamos cómodos, tenemos los fondos necesarios para pagar toda la deuda de enero, febrero y marzo sin ningún tipo de problema«.
Desde el entorno oficial subrayan que operaciones como este REPO no responden a una urgencia de caja inmediata, sino a la estrategia de fortalecer reservas, reducir riesgos financieros y seguir bajando el riesgo país, en un contexto donde el acceso al mercado voluntario sigue condicionado por el costo del financiamiento externo.
El mensaje de Luis Caputo: busca «independizarse» de Wall Street
Luego de las fuertes versiones de que se emitiría un bono bajo legislación de Nueva York para poder conseguir los fondos que restan para pagar el vencimiento de un bono en dólares por 4.300 millones de dólares el 9 de enero próximo, el ministro de Economía Luis Caputo reveló sus preferencias.
En respuesta a un usuario de la red X, Caputo comentó que el Gobierno se inclina por no regresar al mercado internacional en enero, ya que el objetivo es «cortar la dependencia» de Wall Street» y desarrollar el mercado de capitales local.
«Tenemos los 1.000 millones de dólares de eso (la colocación de la semana pasada llegó a 910 millones), casi 7.000 millones de dólares que nos ofrecieron los bancos en repo, tenemos los dos swap, por lo que eventualmente podemos obtener los dólares por ese lado. Hoy por hoy no es problema el vencimiento del 9 de enero por 4.300 millones de dólares», afirmó el titular del Palacio de Hacienda en una entrevista en el streaming La Casa. Además, aseguró que «podría haber refinanciamiento ese mismo día».
Esta última declaración no sería casual, ya que hace dos semanas en un evento en el lanzamiento de la Fundación IB del financista Ignacio Adbuchid Caputo planteó entre los economistas y analistas de mercado un nuevas alternativas. Lo cierto es que algunos operadores del mercado local y de Wall Street ya la tenían contemplada.
En ese evento, Caputo adelantó que pretendían obtener en la colocación una tasa por debajo del 9% en el regreso al mercado de deuda.
Finalmente, el objetivo no se logró, ya que el mercado local le ofreció solo 910 millones de dólares a una tasa del 9,26%, por la colocación de un bono con legislación argentina a tres anos lo que generó algunos cuestionamientos si se lo compara con las recientes colocaciones de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) que colocó en dólares al 7,5 % anual y Santa Fe que emitió un nuevo bono en euros al 8,5% anual.
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ECONOMIA
Cayeron la actividad económica y la inversión en noviembre, según un estudio privado

La actividad económica y la inversión bruta interna mostraron retrocesos en noviembre, de acuerdo con los últimos informes elaborados por la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados. Los datos reflejan una caída mensual del nivel de la economía, medida sin estacionalidad, y una baja interanual de la inversión bruta interna, luego de varios meses de registros positivos.
Según el Índice General de Actividad (IGA-OJF), el nivel de actividad económica registró en noviembre una contracción del 0,8% mensual, en la medición desestacionalizada, lo que implicó un freno en la dinámica de los meses previos. Sin embargo, en términos interanuales el indicador mostró una suba de 1,6%, mientras que el acumulado de los primeros once meses del año arrojó un crecimiento de 5,4 por ciento.
El estudio destacó que la contracción mensual “cortó con la expansión de los últimos meses”, y remarcó que el desempeño interanual mostró una desaceleración frente a períodos anteriores. En ese sentido, el reporte puntualizó que algunos sectores tuvieron un comportamiento negativo durante noviembre.
“La medición interanual muestra una suba de 1,6%, desacelerando respecto de las cifras pasadas, destacándose la merma de la industria (-3,7%) y la del comercio (-0,7%)”, indicó el informe del IGA. Estos dos sectores tuvieron una incidencia relevante en el resultado general del mes.
En el caso de la industria manufacturera, la consultora señaló que “noviembre no fue un buen mes en términos de producción industrial”. La serie desestacionalizada del Índice de Producción Industrial (IPI-OJF) mostró una caída mensual de 1,8%, luego de que la mejora observada en octubre fuera revisada a la baja. En la medición interanual, el sector acumuló una contracción de 3,7%, aunque el resultado de los once primeros meses del año todavía arrojó una suba de 1,6 por ciento.
Dentro del sector industrial, uno de los retrocesos más relevantes se observó en la producción automotriz. Según el informe, durante noviembre se produjeron 37.961 vehículos, lo que implicó una caída de 29,3% interanual y de 19,6% respecto de octubre.
Otros sectores mostraron desempeños heterogéneos. La actividad de electricidad, gas y agua registró una contracción interanual de 0,5% en noviembre y acumuló una baja de 1,5% en los primeros once meses del año. En el detalle, la consultora indicó que Cammesa informó una caída de 4,4% anual en la generación eléctrica, asociada a una menor demanda residencial.
En contraste, el sector de minas y canteras presentó una suba interanual de 9,2% en noviembre y acumuló un crecimiento de 7,3% en lo que va del año. El informe señaló que este desempeño estuvo liderado por la actividad en Vaca Muerta, donde la producción de petróleo crudo creció 28% interanual, mientras que la producción de gas natural registró una baja de 3 por ciento.

El agro también mostró un comportamiento positivo en la comparación interanual. La actividad de agricultura y ganadería creció 8,9% en noviembre, impulsada por la campaña triguera, aunque el acumulado de los primeros once meses del año reflejó una leve merma de 0,3 por ciento.
En paralelo al freno de la actividad, la inversión bruta interna fija volvió a mostrar un retroceso en noviembre. De acuerdo con el Índice de Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM-OJF), la inversión real cayó 2,6% interanual, medida en términos de volumen físico.
“El IBIM-OJF registró para noviembre una caída de la inversión de 2,6% interanual medido en términos de volumen físico”, indicó el informe. En valores corrientes, la inversión fue estimada en USD 6.734 millones, mientras que la relación inversión-producto se ubicó en 18,2% del PBI, según la medición en volumen desestacionalizado.
El comportamiento de la inversión mostró diferencias marcadas entre sus principales componentes. La inversión en maquinaria y equipos registró una expansión interanual de 3,6% en noviembre y acumuló un crecimiento de 32,8% en los primeros once meses del año.

Dentro de este rubro, la inversión en bienes de capital importados mostró una suba de 9,6% interanual, mientras que la inversión en equipos de origen nacional se redujo 3 por ciento. Este contraste explicó parte de la dinámica general del indicador durante el mes.
El sector de la construcción, en cambio, tuvo un desempeño negativo. La inversión en construcción cayó 8,8% interanual en noviembre, lo que representó “la contracción más abultada del año”, según la consultora. A pesar de este resultado, el acumulado de enero a noviembre todavía mostró una suba de 1,8 por ciento.
En su conclusión, el informe de inversión remarcó que “luego de once meses de registros positivos, la inversión vuelve a registrar una contracción en la medición interanual”. Además, precisó que “la importante caída de la construcción, más la baja de la inversión en equipos nacionales, primó sobre la expansión de la inversión en equipos durables de producción importados”, que en noviembre mostró la suba más moderada de los últimos doce meses.
De este modo, los datos de noviembre reflejaron un freno simultáneo en la actividad económica y en la inversión, con impactos diferenciados entre sectores.
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