INTERNACIONAL
La belleza de la semana: las raras formas del anonimato

Tríptico del Maestro de Delft
En el año 2016, cuando el Museo del Prado celebró los quinientos años de la muerte de El Bosco —el flamenco nacido como Jheronimus van Aken—, los curadores pusieron como apertura de la exposición el óleo Mercado de telas de Bolduque. Aquella postal vertical —la plaza del pueblo copada por el mercado de paños— tenía una referencia insoslayable a su autor: entre las casas que se ven recortando el horizonte, en la séptima, empezando por la derecha, vivió El Bosco. En esa plaza jugaba todos los días.
Además de ser un registro histórico muy específico, la historiadora del arte Pilar Silva Maroto explicaba en el catálogo de la muestra que se trataba de una escena religiosa: en el primer plano, San Francisco, “patrono de los pañeros”, reparte telas entre los pobres. También destacan la gama de colores, la escala de representación, los detalles, y cuando se empezaban a agotar las capas de sentido, se supo, por fin, la verdad: esa pintura no era de El Bosco, sino de alguien desconocido. Una obra anónima.
El registro más antiguo de una firma es de hace 5 mil años. Siglo XXXIII antes de Cristo. En Uruk, una antigua ciudad de Mesopotamia, esa zona histórica entre los ríos Tigris y Éufrates, en la actual Irak, un tal Kushim dejó su nombre grabado junto al conteo de granos. En aquel pasado remoto, durante el comienzo de la Edad de Bronce en el Antiguo Oriente Próximo, el tal Kushim escribió en una tabla de arcilla que habían entrado 29.086 medidas de cebada en 37 meses. Sobre el final, su firma.

¿Qué pasaba a su alrededor? La ilusión óptica parece decirnos que eran épocas intrascendentes, olvidables, anónimas; no, la marea del tiempo borró sin piedad los dibujos en la arena. Los registros existían; simplemente desaparecieron. Quizás ocurra lo mismo dentro de miles de años con este presente. Con suma excepcionalidad, este tal Kushim, un comerciante sumerio con alguna habilidad para la contabilidad, atravesó las gruesas paredes del tiempo —54 siglos— y llegó hasta esta extrañísima actualidad.
“La identificación de cada individuo es el pilar sobre el que se apoya la actual organización del mundo”, escribe el español Álex Grijelmo en La perversión del anonimato. “A partir de aquel hecho primigenio, la humanidad ha construido toda una cultura en torno al nombre, símbolo y requisito de una evolución compleja y firme, la esencia de la civilidad. Un fenómeno que se ha dado en todas las agrupaciones humanas, sin excepción; próximas o lejanas, cultivadas o salvajes”.
En el arte, la firma aparece recién con el Renacimiento, aquella bisagra entre la Edad Media y la Edad Moderna, entre el feudalismo y el capitalismo, entre el mundo religioso y el mundo secular, etcétera, etcétera: siglos XV y XVI. Claro, el ser humano adquiría un rol protagonista en el progreso, pero también se puede pensar el asunto desde lo más cotidiano y elemental: ¿por qué, para qué, un artista que acaba de terminar un tapiz, un grabado, una pintura, necesitaría escribirle, en un rincón, su nombre?
En aquel entonces, en Occidente, no se pintaba mucho por fuera de la gran temática religiosa: escenas sagradas, personajes clásicos, santos, ángeles, Dios. Una sociedad —una civilización, dirán después—, en una época y un tiempo específicos, que guiaban la mano bendecida del artista para celebrar sus creencias. Obras fabulosas surfearon el tiempo sin develar la identidad de su autor. La mayoría, justo antes del Renacimiento. La historiografía del arte llamó a estos misteriosos “maestros anónimos”.

A los “maestros anónimos” se los llamó por una cualidad distintiva. Se usó un “nombre convenido” o “de emergencia”. Por ejemplo, al Maestro de la leyenda de Santa Úrsula, un flamenco activo en el siglo XV, se lo definió así por un políptico que representa escenas de Santa Úrsula. También ocurría que se asociaba rápido a un pintor ya existente. Cuando Theodore Thore reunió sesenta obras de Vermeer; al final se validó la mitad. Muchos aprovecharon el malentendido para vender cuadros carísimos.
Al Maestro de Artés se lo conoce así porque hizo una obra encomendada por la familia Artés para decorar la capilla de los cartujos de Porta Coeli. Hizo varias, en todas prevalece su estilo característico. Estuvo activo en Valencia en el siglo XV y se lo considera uno de los grandes articuladores de las culturas pictóricas flamenca, italiana y provenzal. La fecha de aquella obra pedida es la única referencia cronológica. Algo similar ocurre con el Maestro de Delft. Apenas un dato; lo demás es sombra y silencio.

¿Por qué una firma en el rincón del cuadro? La respuesta se bifurca en dos líneas, siempre pensadas para el futuro: o como marca, para posicionarse en el mercado, o como registro, para la posteridad. En ambos casos, lo que aparece es una subjetividad nueva, una especulación concreta: una operación que no solo certifica la originalidad frente al escribano, también pone a la figura del artista por encima de la obra misma, incluso de la sociedad que lo cincela y de la época que lo esculpe.
El 22 de febrero de 1969 Michel Foucault da una conferencia en la Sociedad Francesa de Filosofía titulada ¿Qué es un autor? donde dice que “si estamos acostumbrados a presentar al autor como genio, como surgimiento perpetuo de novedad, es porque en realidad lo hacemos funcionar de un modo exactamente inverso”. De este modo, el autor, dice Foucault, es “la figura ideológica mediante la que se conjura la proliferación del sentido”, lo que “rarifica” la ficción. Pero, ¿ganaría la obra si el autor se oculta?
Sin embargo, la anulación de la autoría es un fenómeno bastante presente. La cultura como un eterno scrolleo donde se ven productos culturales disímiles, fugaces, persuasivos, es una forma de ocultar algo que ya decía Marx con su fetichismo de la mercancía, donde las cosas adquieren tanto énfasis que se borra el trabajo que hay detrás, como si fueran puestas en la góndola por parte de magia, como si no estuvieran sujetas a determinados modos de explotación, como si fueran “naturales”.

Si es como dice Foucault, que “desde el siglo XVIII el autor ha jugado el papel de regulador de la ficción, papel característico de la era industrial y burguesa, de individualismo y propiedad privada”, ¿cambió su rol en este capitalismo acelerado, financierizado y digital? En esa conferencia de 1969, el filósofo francés deslizaba que “no hay ninguna necesidad de que la función-autor permanezca constante en su forma, en su complejidad o en su existencia”. Auguraba su desaparición.
En el scrolleo frenético aparecen cosas hechas con inteligencia artificial. Aunque torpe, vago, limitado, hay un autor desarrollando esas construcciones estéticas. ¿O detrás de esos textos esquemáticos y reciclados no hay un humano guiando a la máquina? ¿O detrás de esas imágenes de líderes fascistas hipertrofiados no hay un fan susurrándole al oído deseos al algoritmo? ¿Qué estatuto tiene el autor ahí? ¿Una variante del sueño foucaultiano? ¿Y la obra?: la referencia de una referencia de una referencia.
Lo que hoy existe envuelto en la tónica de lo normal, mañana será un monstruo a decodificar. ¿Qué pensarán los ciborgs del siglo XXX cuando analicen la cultura que ahora, en este momento, estamos engendrando? Desde el fondo del pasado, y sin un contexto claro, los signos nos acechan malignos. Lo que ayer se talló con la imaginación diaria, el futuro lo mira con extrañeza, como algo salido, ya no de otra época, sino de otro mundo. Habrá quienes digan: un mundo peor. Yo no estaría tan seguro.

Tríptico del Maestro de Delft
Cuando el alemán Max Friedländer encontró el retablo de la Virgen de la Iglesia de Santa María de Lübeck no supo qué pensar. Era el año 1915, aún no había llegado el nazismo, no había tenido que exiliarse en Ámsterdam, faltaba para todo eso, había tiempo para imaginar. Buscó nombres, escuelas, ciudades, corrientes: nada. Todo era diferente. Algunos decían que era Georges Marlier, otros Jan van Dornicke, pero no, él sabía que eso era imposible, que había algo muy singular en esa obra.
Friedländer recolectó varias, armó un corpus; los historiadores lo continuaron. Los especialistas dicen que este enigmático pintor introdujo “una nueva tridimensionalidad plástica y espacial”. Cuando Friedländer examinó aquel retablo encontró un número tallado en la madera: 1518. “Lo llamaré, momentáneamente, Maestro de 1518″, pensó. Y así lo llamamos hoy: Maestro de 1518. Apenas un número. Al final, todos, artistas o no, somos eso: un número. La historia determinará cuáles suman y cuáles restan.
INTERNACIONAL
Congressman whose DC apartment complex was robbed blasts Democrats for criticizing Trump crime crackdown

NEWYou can now listen to Fox News articles!
Congressman Wesley Hunt, R-Texas, blasted Democrats and the members of the media who have been critical of President Donald Trump sending the National Guard to the streets of Washington, D.C., in an effort to curb the rampant crime plaguing the city.
Hunt also revealed that his own DC apartment complex in the Navy Yard area was broken into last year, leaving a front desk attendant robbed of her belongings just several floors away from the congressman’s own unit.
«Downstairs in my apartment complex, there was a woman who was robbed,» Hunt told Fox News Digital. «She had her computer stolen, her phone stolen, and her iPad stolen right behind the desk, and we were all blocks away from the Capitol.»
«I was a three-minute drive away from the Capitol when this happened,» Hunt added. «Across the street from our complex was where Henry Cuellar was robbed at gunpoint. I don’t understand what these [critics] are talking about. It’s not safe.»
Hunt insists that the city is not safe. (Andrew Leyden/Getty Images)
MS-13 GANG MEMBER ARRESTED IN DC AS BONDI TOUTS ADMIN’S ‘EXTRAORDINARY’ CRIME CRACKDOWN
Trump’s military intervention to combat crime in D.C. has been widely criticized by Democrats, with House Judiciary Ranking Member Jamie Raskin, D-Md., introducing a resolution last week to prevent the president from keeping servicemembers in the district.
Because Washington, D.C., is not a state, Trump was able to invoke Section 740 of the District of Columbia Home Rule Act, allowing him to declare a public emergency and deploy federal resources into the area.
«Just like I took care of the Border, where you had ZERO Illegals coming across last month, from millions the year before, I will take care of our cherished Capital, and we will make it, truly, GREAT AGAIN,» Trump stated in an August 11 White House fact sheet on the emergency declaration. «Before the tents, squalor, filth, and Crime, it was the most beautiful Capital in the World. It will soon be that again.»

President Donald Trump has faced criticism for sending federal resources to Washington, D.C., to combat crime and homelessness. (Getty Images)
DC POLICE ACCUSED OF CHANGING CRIME STATS JUST WEEKS BEFORE TRUMP FEDERALIZED CITY
Hunt also noted the actions of several Democrat governors who used their respective state’s National Guard to combat various issues.
«Tim Walz used the National Guard to implement COVID restrictions on people, not to take care of the murder capital of the United States,» Hunt told Fox. «Gavin Newsom is willing to clean up downtown LA in California for the President of China to come visit, but you won’t clean it up just for everyday citizens when all this crime is happening?»
The White House has also touted the success of the military presence in the nation’s capital, with Press Secretary Karoline Leavitt telling reporters during a Tuesday press briefing that 465 arrests have been made since the start of the operation, including an MS13 gang member illegally in the US with convictions for drug possession and driving while intoxicated (DWI).

The White House has lauded the success of the D.C. crime crackdown. (Anna Moneymaker/Getty Images)
PHOTOS: FEDS TAKE OVER DC AS TRUMP CRACKS DOWN ON CAPITAL CRIME
«Thanks to President Trump’s leadership and the outstanding work of both federal and local law enforcement, dangerous gang members like the one picked up last night will not be allowed on the streets of our nation’s capital,» Leavitt told the press.
As for the residents of DC, James Laverty, a staffer on Capitol Hill, told Fox News that the military presence has made a «noticeable difference» in the nation’s capital.
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«In certain areas, like Navy Yard and U Street, it feels much safer than it did just a week ago,» Laverty told Fox. «This past weekend, there was a noticeable difference in the vibe late at night, and I think it goes without saying that the impact of the National Guard on the streets is the clear reason for the newly found safe sentiment in DC.»
Preston Mizell is a writer with Fox News Digital covering breaking news. Story tips can be sent to Preston.Mizell@fox.com and on X @MizellPreston
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INTERNACIONAL
El boom global de las carreras STEM: adolescentes eligen ciencia y tecnología para construir su futuro

Laboratorios repletos de proyectos, aulas interactivas plagadas de dispositivos y conversaciones familiares donde se habla de inteligencia artificial o energías renovables: el fenómeno es mundial. Cada vez más adolescentes de diferentes regiones están apostando por las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y la tendencia muestra una fuerza inédita que trasciende fronteras culturales y económicas. Hoy, hablar el lenguaje de los algoritmos, la robótica y el análisis de datos ya no es una curiosidad, sino una necesidad para quienes imaginan su futuro en el mundo contemporáneo.
Según un análisis de The Conversation, el auge de las carreras STEM es evidente en varios países y responde a factores tanto económicos como sociales. En Reino Unido, el interés por estas materias alcanzó un récord histórico en 2025: matemáticas, química y biología se consolidaron como las opciones más populares entre los estudiantes de nivel secundario. Este crecimiento no se limita a Europa. En Estados Unidos, las universidades registran un flujo sostenido y creciente de estudiantes en ingeniería, ciencias aplicadas e informática.
La decisión de orientar la formación hacia carreras STEM tiene un sustento práctico indiscutible. The Conversation y The Guardian revelan que los egresados de áreas científicas y tecnológicas acceden a mayores beneficios económicos y mejores tasas de empleabilidad que quienes optan por otras disciplinas. Los sectores más dinámicos del mercado, desde inteligencia artificial y análisis de datos hasta energías renovables, ciberseguridad y desarrollo de aplicaciones, exigen competencias avanzadas en matemáticas, tecnología y ciencias.

La amplitud de salidas profesionales multiplica las oportunidades para los adolescentes: las ciencias abarcan desde la astronomía y la biología marina hasta la informática, la ingeniería ambiental o la medicina. En este escenario, las posibilidades para quienes eligen STEM se expanden a medida que surgen nuevas necesidades económicas y sociales vinculadas a la digitalización, la sustentabilidad y la innovación.
El boom de las carreras científicas y tecnológicas no solo responde a variables económicas. La cultura digital convirtió a las STEM en una parte ineludible de la vida cotidiana y de la creatividad. Artistas, arquitectos, fotógrafos, músicos o chefs incorporan tecnología, conceptos de física o biología y análisis de datos en procesos creativos y prácticos. Aplicaciones móviles para la salud, sistemas de navegación GPS o la automatización en tareas domésticas son apenas una muestra de cómo el conocimiento científico y tecnológico se ha vuelto indispensable más allá del ámbito académico.
Esta familiaridad con la tecnología y los conceptos matemáticos no solo prepara para empleos calificados, sino que también otorga herramientas esenciales para la toma de decisiones y la adaptación al entorno digital y globalizado que define la vida de las nuevas generaciones.

El auge de las STEM tiene raíces profundas en las transformaciones culturales, sociales y educativas internacionales. La preocupación por la crisis ambiental conduce a cientos de miles de adolescentes a interesarse por la ingeniería ambiental, la biotecnología o las ciencias naturales. De manera simultánea, la omnipresencia de empresas tecnológicas y plataformas digitales refuerza la percepción de que las competencias informáticas son tan necesarias como las habilidades tradicionales en cualquier profesión.
Medios de comunicación y productos culturales cumplen su rol: Blue Planet, presentado por Sir David Attenborough, movilizó el interés global por la biodiversidad marina y la contaminación por plásticos, mientras documentales sobre inteligencia artificial o salud digital disparan el entusiasmo por las disciplinas científicas dentro y fuera de las aulas.
La percepción de que la ciencia y la tecnología constituyen herramientas versátiles, útiles y adaptables se afianza en todos los continentes. Elegir una carrera STEM ya no es solo una estrategia individual para mejorar la empleabilidad: es, para muchos jóvenes, una manera de conectar con los desafíos globales y contribuir activamente al bienestar colectivo.
Desde aprender a programar hasta investigar soluciones para el cambio climático o desarrollar inteligencia artificial ética, las ciencias y la tecnología dejan de ser opciones de nicho para consolidarse como el nuevo lenguaje común de la juventud mundial.
Hoy, los adolescentes que apuestan por STEM no solo buscan transformarse a sí mismos, sino también transformar el mundo que heredan y en el que desean dejar huella.
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