Boca cortó la racha de partidos sin victorias pero no la de «salidas a escena sin escándalos». En el triunfo 3-0 sobre Independiente Rivadavia en Mendoza se sacó la mufa después de 13 partidos sin conocer el triunfo (la serie negativa más larga en la historia del club) pero -siempre parece haber un pero cuando se trata del Xeneize- no pudo escapar de los conflictos públicos al conocerse el fuerte enojo del uruguayo Edinson Cavani cuando fue reemplazado en el segundo tiempo. En pocas síntesis, ganó Boca pero igual hubo escándalo.

Cavani, que llegó a la escuadra azul y oro como «el cuarto goleador activo en todo el mundo» y provocó que Juan Román Riquelme lo considerara «el refuerzo extranjero más importante en la historia del fútbol argentino» atraviesa una fase tan mala como curiosa: no sólo no puede convertir, sino que se volvió «una máquina de errar goles» prácticamente abajo del arco o imposibles de fallar. El más emblemático, o doloroso, fue el que perdió contra Alianza Lima en el «mata-mata» que dejó a Boca afuera de la Libertadores y de toda competición sudamericana a lo largo de 2025. Luego llegaron los penales, la derrota y el caos. Y los memes, porque Cavani se volvió eso: un coleccionista de chambonadas y burlas.

Igualmente, el entrenador Miguel Angel Russo le ratificó la confianza. Aguardó pacientemente la recuperación de una lesión (otro punto flojo del uruguayo en su paso por Boca, sus reiteradas ausencias por cuestiones físicas) y una vez terminado el Mundial de Clubes volvió a ser titular. Jugó una y otra y otra vez pero siempre con el mismo resultado: nada, sequía, cero, jugadas que le quedaron servidas pero fueron invariablemente pifiadas por el delantero, que con tantos errores quedó mucho más cerca del apodo de «doble de Cristian Sancho» que le pusieron irónicamente que del portentoso seudónimo de «Matador» que lo acompañó durante toda su carrera.

Con un sinfín de conflictos sobre las espaldas y con la posibilidad latente de que un nuevo fracaso derivara en la salida de Russo del cargo de dt (hasta se dijo que estaba apalabrada para reemplazarlo la dupla Orsi-Gómez que viene de salir campeona con Platense) Boca salió al estadio Malvinas Argentinas a jugarse una final. Aun con algunas dificultades y sin lograr un fútbol espectacular, el conjunto azul y oro logró salir de pobre con un gol de Centurión en contra (tras centro de Paredes) otro del Changuito Zeballos y el tercero de Alan Velasco, los dos últimos sobre el final del cotejo.

BOCA GANO PERO IGUAL HUBO ESCANDALO: LA FURIA DE CAVANI CUANDO LO SACARON

Hasta ahí, todo lo bueno y todo lo feliz que tuvo el partido de anoche. Ahora, la controversia: cuando fue reemplazado a los 19 del segundo tiempo para que ingrese Milton Giménez, Cavani no pudo ocultar su fastidio por la decisión ya que, se lo ha confesado a su círculo íntimo, está convencido de que debe permanecer en la cancha hasta que pueda cortar la nefasta sequía goleadora. Al abandonar el campo de juego ni siquiera le dirigió la mirada al técnico (que observaba las alternativas del partido sentado en una silla a unos metros del campo de juego) y sí tuvo un fuerte cruce de miradas con Claudio «Sifón» Ubeda, un ex zaguero que es el ayudante de campo de Russo y quien les indica a los jugadores lo que desea transmitir el dt.

En el camino rumbo al banco de suplentes, Cavani se acercó hasta la posición de Ubeda y no sólo lo miró con los ojos salidos del veneno que traía encima, sino que se acercó y le hizo un comentario. Además, cuando Ubeda le estiró la mano para saludarlo medio que se la sacó de encima con un extraño ademán. Algunos, además, arriesgan que Cavani le gritó «¿Qué pasa?» y que Russo contestó con un lacónico «Nada, afuera», un cruce que se habría dado ya en el vestuario y con la vuelta al triunfo ya consumada.

Boca 3 – Independiente Rivadavia 0 y Boca 0 – El escándalo con Cavani 1, los dos resultados del partido de anoche.