ECONOMIA
Los dólares de la soja ayudaron a mejorar la balanza comercial, pero las importaciones siguen volando

Con la publicación de la balanza comercial de julio, el Gobierno está celebrando su mayor superávit comercial en lo que va del año. Sin embargo, cuando se pone la lupa sobre las cifras, el entusiasmo se empieza a diluir: queda claro que julio fue el pico de ventas del agro, y que de ahora en adelante se tornará cada vez más difícil la financiación de importaciones en torno de u$s6.700 millones por mes.
¿Es mucho o poco un saldo comercial de u$s988 millones, como el que se acaba de registrar? Si se compara con el pobre promedio del primer semestre, es una mejora significativa, más del doble. Pero si se lo compara con el resultado que mostraba la balanza hace un año, se verifica una caída de 32%.
Pero, sobre todo, el factor clave para evaluar el resultado comercial es la influencia de las retenciones en el comportamiento del agro. El gobierno había dado por terminado el alivio temporal al impuesto sobre las exportaciones el 30 de junio. Por cómo está organizada la operatoria comercial, gran parte de las ventas que se habían anotado en junio recién se concretaban al mes siguiente, y eso es lo que explica el pico en la venta de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario.
Aunque se sospechaba que Javier Milei podría dejar como permanentes aquellos niveles transitorios de retención, no había certeza, y recién sobre fin de mes, cuando visitó la exposición de la Sociedad Rural en Palermo, confirmó la noticia.
Lo cierto es que, ante la duda, se había producido un incremento de las ventas entre junio y julio, para aprovechar las mejores condiciones tributarias. Así, en julio ingresaron u$s2.077 millones por venta de materias primas del agro, el mejor número del año y una suba de 22,8% respecto del año pasado.
En cuanto a los productos industriales de origen agropecuario, también tocaron su pico, con exportaciones por u$s2.925 millones, una suba de 5,3% respecto del mismo mes de 2024.
El riesgo escondido en las cifras
Pero, aun con esos buenos números de la exportación agrícola, se repite la misma situación que ha sido la tónica del año: si no fuera por el aporte del sector petrolero, el resto de los rubros de exportación no sería suficiente para financiar todas las importaciones.
Puesto en números, si a la balanza se le resta el rubro energético, en julio no se habría producido un superávit, sino un déficit por u$s209 millones.
El tema clave, en este caso, fue el desplome en la importación de gas, un tema que durante los últimos años se transformó en un dolor de cabeza para los gobiernos, por el volumen de divisas que consumía en cada invierno.
Este año, por el mix de temperaturas menos rigurosas y, sobre todo, por la mejora en la capacidad de transporte de gas desde el sur hacia los centros urbanos más grandes del país, la compra de gas importado cayó un 25% respecto del año pasado.
Así, aunque la cifra de u$s546 millones importados en el rubro de combustibles es la más alta del año, luce muy pequeña en términos históricos. Como referencia, en 2022, cuando se produjo la invasión de Ucrania que disparó los precios y, en simultáneo, Argentina tuvo una crisis de oferta local, hubo que importar u$s2.281 millones en julio. En aquel momento, la energía equivalía al 28% de las compras totales, mientras que ahora apenas pasa el 8%.
Cambio de expectativas en el petróleo
Este cambio estructural de la balanza energética, que pasó de ser un devorador de divisas a uno de los principales aportantes de dólares, fue lo que llevó a Toto Caputo a ilusionarse respecto de que la segunda mitad del año quedaría a salvo de turbulencias cambiarias, porque el típico bajón estacional del agro sería compensado por el petróleo.
Sin embargo, esas estimaciones han sido puestas en duda. Después de un arranque de año espectacular, con récords de producción, el yacimiento de Vaca Muerta sufrió un súbito parate, con una merma en las etapas de fracturas. Esto ocurrió, además, en coincidencia con una marcada tendencia bajista en los precios internacionales.
Lo cierto es que en julio se quebró la tendencia ascendente y se registró una caída interanual de 9,7% en la exportación petrolera. Y, respecto del mes anterior, la caída es de 28%.
Las perspectivas, de momento, no están claras. Si bien hay factores del mercado global que siguen trayendo malas noticias -sobre todo, la caída de los precios por la decisión de la OPEP de incrementar la exportación-, hay cierto optimismo en la industria local respecto de que la producción se mantenga en niveles altos. Y destacan que en julio la actividad estuvo afectada por un evento puntual, como fue el conflicto con el sindicato petrolero.
De todas maneras, los expertos están revisando a la baja sus proyecciones de inicio de año: se pensaba que el rubro energético podría dejar un aporte neto de u$s8.000 millones, pero ahora la expectativa se acerca más a los u$s6.000 millones. De momento, el acumulado de los primeros siete meses es de u$s3.959 millones.
¿Los sojeros pagan la cuenta?
La duda ahora es cómo se comportará la exportación sojera en el resto del año. La baja en las retenciones -que llevó el impuesto a 26% desde su anterior nivel de 33%- mezclado con el efecto de la suba del tipo de cambio, hizo que mejorase el precio para los productores en el mercado local.
Actualmente se está pagando $380.000 la tonelada, lo que implica una mejora real de 15% respecto de lo que obtenía el productor hace un mes, antes de que el gobierno anunciara el nuevo esquema de retenciones.
Esto llevó a que se mantuviera un nivel de liquidaciones relativamente alto en las primeras semanas de agosto, aunque lejos del nivel observado en julio.
El potencial exportador sigue siendo alto, dado que cuando se hizo el anuncio sobre las retenciones, los silobolsas seguían rebosantes: quedaba todavía sin vender un remanente de 23 millones de toneladas de soja, 26 millones de toneladas de maíz y casi 4 millones en el rubro del trigo. En el promedio, esos volúmenes equivalen a un 46% de la cosecha. Y, hablando en plata, significarían unos u$s13.000 millones.
Sólo considerando el potencial de la soja, y considerando el deprimido nivel de los precios en el mercado de Chicago, podrían ingresar u$s8.000 millones hasta fin de año. Ese fue el incentivo para Caputo: la estabilidad en pleno cierre de campaña electoral es un premio lo suficientemente alto como para sacrificar ingresos fiscales por un 0,1% del PBI, que es lo que se dejará de volcar a la caja de ARCA por la baja de retenciones.
Pero claro, para que eso ocurra, los productores deben estar convencidos de que este es el mejor momento para desprenderse de su stock. Y es algo difícil que ocurra, por varias razones.
Primero, porque el propio clima pre electoral aporta un factor de incertidumbre sobre el nivel del tipo de cambio para después de octubre. Segundo, porque aun con la mejora en el precio interno, todavía hay productores con bajos márgenes de rentabilidad, y apuestan a que las condiciones del mercado mejoren. Y tercero, por el desincentivo de los precios deprimidos en el mercado global.
Incentivo para importar
Es así que se plantea el gran interrogante de la economía: ¿se podrá sostener el actual nivel de importaciones? Implicaría una cuenta de u$s33.700 millones hasta fin de año. Para cubrir ese monto, las exportaciones tendrían, como mínimo, que mantener el mismo promedio mensual que se verificó en la segunda mitad del año pasado.
No es imposible que esto ocurra, pero implica todo un desafío: en lo que va del año las exportaciones han crecido a una velocidad muy inferior que las importaciones. Puesto en números, una suba de apenas 4,6% en las ventas contra un contundente 3,7% en las compras.
Pero lo preocupante no es sólo el riesgo de un saldo comercial «flaco», sino cuáles son los rubros que están liderando las compras. El propio Caputo dijo que un alto nivel de importaciones era el síntoma de una economía pujante, porque las empresas estaban comprando más insumos y bienes de capital.
Y, si bien es cierto que esas categorías están creciendo, las que corren a mayor velocidad no son insumos industriales sino productos de consumo final y automóviles. Sumando estos dos rubros, ya representan el 21,8% del total de importaciones, -hace un año, la cifra era 15,4%-.
El problema, en definitiva, es que las exportaciones en el resto del año se están quedando sin sus principales impulsos, mientras que las importaciones tienen todos los incentivos para continuar subiendo.
De hecho, la tensión electoral y la misma calma del dólar funcionan como aliciente, porque dejan planteada la duda sobre un eventual encarecimiento importador para el año próximo.
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ECONOMIA
Las ventas de autos 0 km crecieron 47,8% en 2025 y un modelo nacional se quedó con el primer puesto

Con la publicación de las cifras de ventas del mes de diciembre, se cerró este martes 30 el cómputo total de autos 0km patentados en 2025, que finalmente quedó en 612.178 unidades, lo que implica un incremento anual de 47,8%.
Las promociones, descuentos y bonificaciones que ofrecieron las marcas para operaciones de contado que registraran sus operaciones con patentamientos dentro del mes, permitieron que diciembre cerrara con 23.997 unidades en total, de los cuales fueron 579.403 los autos particulares y vehículos utilitarios livianos.
Con estos números, el mes fue previsiblemente un 32,3% peor que noviembre, algo estacional que se repite todos los años, pero logró mejorar un 10,3% el resultado de diciembre de 2024, lo que confirma la reacción de fabricantes e importadores luego del traspié sufrido el mes anterior, el único que perdió en la comparación interanual, según señala el informe del Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (SIOMAA).

En la evaluación del acumulado de ventas de autos 0km de todo el año, los 612.178 patentamientos representan un crecimiento del 47,8% respecto a 2024, lo que aún siendo un resultado muy positivo para el sector, dista mucho del 70% que se calculaba cuando terminó el primer semestre y se proyectaban más de 650.000 patentamientos.
“Estamos cerrando un año de una gran intensidad en el que hemos tenido todo tipo de situaciones. Un muy buen primer semestre, con un piso de 50.000 unidades mensuales, algo que, cuando a principio del año hacíamos las proyecciones, veíamos como difícil de alcanzar”, señaló Sebastián Beato, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA), en relación a ese cambio de escenario que hubo durante la etapa media del año.
“La segunda mitad del año estuvo marcada por cuestiones electorales, movimientos económicos, cambiarios, algunas semanas de incertidumbre política local y luego también un fuerte apoyo internacional. Y vale destacar que en el medio de todos estos vaivenes hemos seguido vendiendo vehículos con un ritmo más que aceptable, retomando la senda de crecimiento en niveles que no sucedía desde 2018”, analizó el ejecutivo.
Entrando al detalle del mercado y su división por marcas, tal como estaba planteado en las últimas semanas, Volkswagen quedó como el fabricante que más autos vendió en el último mes de 2025, alcanzando las 3.496 unidades, aunque superando a Toyota por solo 146 vehículos. En tercer lugar quedó Renault con 2.353, por delante de Ford con 2.294 y Chevrolet con 2.169 patentamientos.
Sin embargo, en el acumulado del año Toyota volvió a predominar y quedarse con el título de la marca con mayores ventas alcanzando las 97.081 unidades, seguida por Volkswagen con 94.436. El tercer mejor fabricante de autos en ventas fue Fiat con 74.752 patentamientos, superando holgadamente a Renault que quedó con 59.001, y a Peugeot, que cerró el año con 49.911, aventajando a Ford por apenas 419 automóviles en 12 meses.
Los diez fabricantes con mayores ventas se completaron con Chevrolet y sus 46.322 ventas, muy lejos delante de Citroën con 24.301, de Jeep con 21.989 y de Nissan con sus 15.272 unidades.

El otro pronóstico que ya se había adelantado en Infobae señalaba que en el último mes del año cambiaría el primer puesto absoluto en ventas de autos entre todas las categorías. Finalmente la pick-up Toyota Hilux terminó consagrándose como el vehículo 0 km más vendido de 2025 con 30.768 unidades, y superando a su “hermano menor”, el Toyota Yaris por sólo 618 vehículos.
Para lograrlo, la camioneta que lidera las ventas de su segmento ininterrumpidamente desde 2006, duplicó el volumen de comercialización de diciembre respecto al resto de todos los otros modelos del mercado, al tocar las 1.805 unidades contra 964 de su más próximo seguidor, otra pick-up, la Ford Ranger.
El otro dato que resalta del informe final del año del SIOMAAA, es que el Toyota Yaris pudo contener al Fiat Cronos en su sprint final del año, no sólo para quedarse en el segundo puesto absoluto, sino como el auto de pasajeros más vendido del año. El Yaris totalizó 30.150 unidades en los 12 meses de 2025 y el Fiat Cronos sumó 29.905 en el mismo período de tiempo.
En diciembre, adicionalmente, se destacaron los resultados de dos modelos que vienen subiendo en cada medición. El más resonante es el desempeño del Volkswagen Tera, tercero absoluto del mes y mejor SUV entre todos los segmentos, con 847 unidades. El otro modelo que volvió a destacarse fue el Ford Territory, cuarto absoluto, segundo SUV y mejor C-SUV de diciembre, con 807 patentamientos.
ECONOMIA
El Gobierno avanza en un REPO por u$s2.000 millones para enfrentar los vencimientos de deuda

Con la revisión de fin de año del Fondo Monetario Internacional aún sin fecha y el desembolso de u$s1.050 millones en duda, el Ministerio de Economía y el Banco Central activaron un plan financiero alternativo: la negociación de un crédito REPO por u$s2.000 millones con un consorcio de bancos internacionales.
Según trascendió, la operación ingresó en etapa definitiva en las últimas 48 horas. El esquema es similar al repo ampliado utilizado en enero y junio de este año, con un préstamo estructurado a uno o dos años, respaldado por bonos soberanos como garantía y con impacto directo en las reservas brutas del BCRA.
El objetivo central es sortear el cuello de botella financiero de enero sin depender exclusivamente de un eventual waiver del FMI, que todavía no cuenta con el aval final de Kristalina Georgieva.
Según publicó Ámbito, el monto podría incrementarse en u$s300 millones adicionales, aunque esa porción aún no estaba completamente confirmada. Lo que sí aparece como prácticamente cerrado es el colateral de la operación: los bonos Bonar 2035 y 2038 (AL35 y AE38).
Un instrumento clave para ganar tiempo y reforzar el balance del Banco Central
El REPO es un mecanismo habitual en bancos centrales de economías emergentes, aunque menos frecuente en el mercado local. Funciona como un acuerdo de recompra obligatoria, con tasa variable atada a un benchmark internacional (SOFR) más un spread.
En esta oportunidad, el consorcio de bancos estaría integrado por entidades que ya participaron en colocaciones previas y que optan por mantener un perfil bajo, para evitar impacto político o ruido en el mercado.
El timing de la operación no es casual. Con reservas netas en terreno negativo, un riesgo país cercano a los 600 puntos básicos -pese a la mejora reciente tras la evaluación de S&P- y vencimientos concentrados en enero, el equipo económico que conduce Luis Caputo busca oxígeno financiero para atravesar el cierre de año y el inicio de 2026 sin sobresaltos.
En el Palacio de Hacienda aseguran que el ingreso de u$s2.000 millones permitiría blindar el balance del BCRA y reducir la probabilidad de una corrección abrupta del tipo de cambio. Aunque oficialmente se insiste en que se trata de una herramienta preventiva, en el mercado circulan estimaciones que ubican el spread entre 500 y 700 puntos básicos, lo que elevaría el costo efectivo por encima del 9% anual.
En paralelo, tanto el presidente Javier Milei como el ministro Luis Caputo buscaron transmitir tranquilidad frente al calendario de vencimientos. «Estamos más que cubiertos, tenemos la plata para pagar enero, febrero y todo el primer trimestre sin ningún problema«, afirmó Milei el 23 de diciembre, en una entrevista radial.
Caputo, en la misma línea, sostuvo: «Estamos cómodos, tenemos los fondos necesarios para pagar toda la deuda de enero, febrero y marzo sin ningún tipo de problema«.
Desde el entorno oficial subrayan que operaciones como este REPO no responden a una urgencia de caja inmediata, sino a la estrategia de fortalecer reservas, reducir riesgos financieros y seguir bajando el riesgo país, en un contexto donde el acceso al mercado voluntario sigue condicionado por el costo del financiamiento externo.
El mensaje de Luis Caputo: busca «independizarse» de Wall Street
Luego de las fuertes versiones de que se emitiría un bono bajo legislación de Nueva York para poder conseguir los fondos que restan para pagar el vencimiento de un bono en dólares por 4.300 millones de dólares el 9 de enero próximo, el ministro de Economía Luis Caputo reveló sus preferencias.
En respuesta a un usuario de la red X, Caputo comentó que el Gobierno se inclina por no regresar al mercado internacional en enero, ya que el objetivo es «cortar la dependencia» de Wall Street» y desarrollar el mercado de capitales local.
«Tenemos los 1.000 millones de dólares de eso (la colocación de la semana pasada llegó a 910 millones), casi 7.000 millones de dólares que nos ofrecieron los bancos en repo, tenemos los dos swap, por lo que eventualmente podemos obtener los dólares por ese lado. Hoy por hoy no es problema el vencimiento del 9 de enero por 4.300 millones de dólares», afirmó el titular del Palacio de Hacienda en una entrevista en el streaming La Casa. Además, aseguró que «podría haber refinanciamiento ese mismo día».
Esta última declaración no sería casual, ya que hace dos semanas en un evento en el lanzamiento de la Fundación IB del financista Ignacio Adbuchid Caputo planteó entre los economistas y analistas de mercado un nuevas alternativas. Lo cierto es que algunos operadores del mercado local y de Wall Street ya la tenían contemplada.
En ese evento, Caputo adelantó que pretendían obtener en la colocación una tasa por debajo del 9% en el regreso al mercado de deuda.
Finalmente, el objetivo no se logró, ya que el mercado local le ofreció solo 910 millones de dólares a una tasa del 9,26%, por la colocación de un bono con legislación argentina a tres anos lo que generó algunos cuestionamientos si se lo compara con las recientes colocaciones de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) que colocó en dólares al 7,5 % anual y Santa Fe que emitió un nuevo bono en euros al 8,5% anual.
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ECONOMIA
Cayeron la actividad económica y la inversión en noviembre, según un estudio privado

La actividad económica y la inversión bruta interna mostraron retrocesos en noviembre, de acuerdo con los últimos informes elaborados por la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados. Los datos reflejan una caída mensual del nivel de la economía, medida sin estacionalidad, y una baja interanual de la inversión bruta interna, luego de varios meses de registros positivos.
Según el Índice General de Actividad (IGA-OJF), el nivel de actividad económica registró en noviembre una contracción del 0,8% mensual, en la medición desestacionalizada, lo que implicó un freno en la dinámica de los meses previos. Sin embargo, en términos interanuales el indicador mostró una suba de 1,6%, mientras que el acumulado de los primeros once meses del año arrojó un crecimiento de 5,4 por ciento.
El estudio destacó que la contracción mensual “cortó con la expansión de los últimos meses”, y remarcó que el desempeño interanual mostró una desaceleración frente a períodos anteriores. En ese sentido, el reporte puntualizó que algunos sectores tuvieron un comportamiento negativo durante noviembre.
“La medición interanual muestra una suba de 1,6%, desacelerando respecto de las cifras pasadas, destacándose la merma de la industria (-3,7%) y la del comercio (-0,7%)”, indicó el informe del IGA. Estos dos sectores tuvieron una incidencia relevante en el resultado general del mes.
En el caso de la industria manufacturera, la consultora señaló que “noviembre no fue un buen mes en términos de producción industrial”. La serie desestacionalizada del Índice de Producción Industrial (IPI-OJF) mostró una caída mensual de 1,8%, luego de que la mejora observada en octubre fuera revisada a la baja. En la medición interanual, el sector acumuló una contracción de 3,7%, aunque el resultado de los once primeros meses del año todavía arrojó una suba de 1,6 por ciento.
Dentro del sector industrial, uno de los retrocesos más relevantes se observó en la producción automotriz. Según el informe, durante noviembre se produjeron 37.961 vehículos, lo que implicó una caída de 29,3% interanual y de 19,6% respecto de octubre.
Otros sectores mostraron desempeños heterogéneos. La actividad de electricidad, gas y agua registró una contracción interanual de 0,5% en noviembre y acumuló una baja de 1,5% en los primeros once meses del año. En el detalle, la consultora indicó que Cammesa informó una caída de 4,4% anual en la generación eléctrica, asociada a una menor demanda residencial.
En contraste, el sector de minas y canteras presentó una suba interanual de 9,2% en noviembre y acumuló un crecimiento de 7,3% en lo que va del año. El informe señaló que este desempeño estuvo liderado por la actividad en Vaca Muerta, donde la producción de petróleo crudo creció 28% interanual, mientras que la producción de gas natural registró una baja de 3 por ciento.

El agro también mostró un comportamiento positivo en la comparación interanual. La actividad de agricultura y ganadería creció 8,9% en noviembre, impulsada por la campaña triguera, aunque el acumulado de los primeros once meses del año reflejó una leve merma de 0,3 por ciento.
En paralelo al freno de la actividad, la inversión bruta interna fija volvió a mostrar un retroceso en noviembre. De acuerdo con el Índice de Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM-OJF), la inversión real cayó 2,6% interanual, medida en términos de volumen físico.
“El IBIM-OJF registró para noviembre una caída de la inversión de 2,6% interanual medido en términos de volumen físico”, indicó el informe. En valores corrientes, la inversión fue estimada en USD 6.734 millones, mientras que la relación inversión-producto se ubicó en 18,2% del PBI, según la medición en volumen desestacionalizado.
El comportamiento de la inversión mostró diferencias marcadas entre sus principales componentes. La inversión en maquinaria y equipos registró una expansión interanual de 3,6% en noviembre y acumuló un crecimiento de 32,8% en los primeros once meses del año.

Dentro de este rubro, la inversión en bienes de capital importados mostró una suba de 9,6% interanual, mientras que la inversión en equipos de origen nacional se redujo 3 por ciento. Este contraste explicó parte de la dinámica general del indicador durante el mes.
El sector de la construcción, en cambio, tuvo un desempeño negativo. La inversión en construcción cayó 8,8% interanual en noviembre, lo que representó “la contracción más abultada del año”, según la consultora. A pesar de este resultado, el acumulado de enero a noviembre todavía mostró una suba de 1,8 por ciento.
En su conclusión, el informe de inversión remarcó que “luego de once meses de registros positivos, la inversión vuelve a registrar una contracción en la medición interanual”. Además, precisó que “la importante caída de la construcción, más la baja de la inversión en equipos nacionales, primó sobre la expansión de la inversión en equipos durables de producción importados”, que en noviembre mostró la suba más moderada de los últimos doce meses.
De este modo, los datos de noviembre reflejaron un freno simultáneo en la actividad económica y en la inversión, con impactos diferenciados entre sectores.
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