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La infraestructura oculta de la IA: anatomía del boom mundial de los centros de datos

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Un automóvil pasa junto a un edificio del Digital Realty Data Center en Ashburn, Virginia, EEUU, el 17 de marzo de 2025 (REUTERS/Leah Millis. A)

Mark Zuckerberg lanzó recientemente un anuncio de proporciones casi épicas: Meta construirá un clúster de centros de datos tan grande que cubrirá un área comparable a Manhattan. Se trata de un complejo que sumará unos dos gigavatios de potencia —lo mismo que consume una ciudad de alrededor de dos millones de personas—, pensado para alojar más de un millón de procesadores gráficos dedicados a inteligencia artificial. La comparación con una ciudad entera no es retórica: ilustra el cambio de escala en el que ya se mueve la infraestructura digital.

En la misma semana, Brasil aprobó tres proyectos en São Paulo valorados en 2.800 millones de dólares. Son centros de datos que, una vez conectados, consumirán más de 350 megavatios de la red eléctrica del país. En términos prácticos, equivale a la electricidad que usan cientos de miles de hogares. Este contraste —un gigante norteamericano planificando su propia “ciudad de servidores” y la mayor economía latinoamericana volcándose en la fiebre digital— resume la dimensión global del fenómeno.

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Los centros de datos dejaron de ser discretas instalaciones técnicas escondidas en las afueras. Se han convertido en un asunto de Estado, en motor de inversión y en objeto de disputa política. Ya no se habla solo de cuánto cuestan o qué tan rápido procesan la información, sino de cuánta energía y agua requieren, qué tensiones provocan en las redes eléctricas y hasta qué comunidades pueden o no aceptar tenerlos en su territorio. La “nube” es hoy un actor físico y político que ocupa suelo, demanda recursos y modifica paisajes.

Esta historia comienza con definiciones simples —qué es un centro de datos y qué función cumple—, pero avanza hacia preguntas cada vez más complejas: ¿por qué la inteligencia artificial disparó su construcción? ¿Dónde se concentran y qué significa para regiones como América Latina? ¿Cómo se enfrentan las críticas sobre su voracidad energética e hídrica? Y sobre todo: ¿qué soluciones se plantean para sostener este crecimiento sin quebrar la infraestructura del planeta?

FOTO DE ARCHIVO: Tanques que
FOTO DE ARCHIVO: Tanques que contienen refrigerante para servidores se ven en un centro de datos de Google en Saint Ghislain el 10 de abril de 2013 (REUTERS/Yves Herman/Foto de archivo)

Un centro de datos es, en apariencia, un edificio industrial. En su interior alberga miles de servidores que procesan, almacenan y distribuyen información digital. Cada mensaje en WhatsApp, cada película en streaming, cada transacción bancaria o videollamada pasa por uno de ellos. La metáfora de la “nube” es útil para imaginar conectividad, pero engañosa: la nube se sostiene sobre concreto, acero y kilómetros de cableado.

Estos recintos funcionan 24 horas al día, 365 días del año. El calor que generan los servidores obliga a contar con sistemas de refrigeración sofisticados, desde aire acondicionado industrial hasta enfriamiento por agua en ciclos cerrados. La confiabilidad es clave: la mayoría de los centros se diseñan con redundancias eléctricas y de conectividad que permiten seguir operando incluso si falla una parte de la infraestructura.

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Existen distintos tipos de centros. Los de hiperescala, operados por Amazon Web Services, Microsoft, Google o Meta, pueden consumir cientos de megavatios cada uno. Otros son corporativos, diseñados para empresas o instituciones medianas. También crecen los llamados centros “edge”, ubicados cerca de las ciudades para reducir la latencia —el tiempo que tarda una señal en ir y volver—, algo esencial para el internet de las cosas, los videojuegos en línea o los autos autónomos.

La función esencial de todos ellos es la misma: asegurar que los datos estén disponibles, seguros y accesibles a alta velocidad. Si internet es el sistema circulatorio de la sociedad digital, los centros de datos son su corazón.

Un servidor Nvidia HGX H100
Un servidor Nvidia HGX H100 en el centro de datos de Yotta Data Services Pvt. en Navi Mumbai, India, el jueves 14 de marzo de 2024 (Yotta Data Services está comprando miles de chips Nvidia para ofrecer capacidades de IA en India)

Durante años, el crecimiento de los centros de datos respondió a la expansión de servicios en la nube y al auge del video en línea. La inteligencia artificial cambió ese ritmo y lo volvió exponencial. Entrenar un modelo de lenguaje como los que hoy impulsan los chatbots requiere billones de cálculos en procesadores especializados y un consumo eléctrico que supera por mucho al de las búsquedas tradicionales en la web. Una sola consulta a un sistema de IA puede usar diez veces más electricidad que una búsqueda en Google.

Las cifras lo confirman. Según el Instituto de Energía y Medioambiente de la Universidad Estatal de Pensilvania, en 2023 los centros de datos de IA ya consumían el 4,4% de la electricidad en Estados Unidos, y esa cuota podría triplicarse para 2028. La Agencia Internacional de la Energía proyecta que hacia 2030 los centros de datos absorberán alrededor del 20% de la demanda global de electricidad. Son números que colocan a esta infraestructura al mismo nivel de industrias históricamente pesadas, como el acero o la aviación.

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El impacto no se limita a la energía. La refrigeración es otro factor crítico. Un centro mediano puede utilizar más de un millón de litros de agua por día. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos estima que, de continuar la expansión de la IA, los centros de datos requerirán entre 4.200 y 6.600 millones de metros cúbicos de agua al año hacia 2027, una cantidad superior al consumo anual de países como Dinamarca. En climas cada vez más secos, este detalle es fuente de tensiones con comunidades y autoridades.

FOTO DE ARCHIVO: Servidores para
FOTO DE ARCHIVO: Servidores para almacenamiento de datos en el Centro de Datos Thor de Advania en Hafnarfjordur, Islandia, el 7 de agosto de 2015 (REUTERS/Sigtryggur Ari/Foto de archivo)

Hoy existen unos 11.800 centros de datos en el mundo. Casi la mitad se encuentran en Estados Unidos, con polos enormes en Virginia del Norte —conocida como Data Center Alley—, Silicon Valley, Dallas y Chicago. Esa concentración responde a la combinación de buena conectividad de fibra óptica, cercanía a grandes mercados y disponibilidad de energía relativamente barata.

Europa reparte su capacidad entre Londres, Frankfurt, Ámsterdam y París, aunque varias ciudades han comenzado a limitar nuevas construcciones por falta de espacio y de electricidad. En Asia destacan China, que con más de 400 centros se acerca al volumen europeo, además de Singapur, Hong Kong y Tokio. En Oceanía, Sídney emerge como un nodo relevante para Australia. Rusia mantiene un mercado más pequeño, con énfasis en la soberanía digital y el almacenamiento local.

América Latina avanza con paso más lento, pero Brasil ya se consolidó como líder. São Paulo concentra casi 500 megavatios de capacidad instalada y atrae inversiones de gigantes como Equinix, Scala o Digital Realty. México emerge como segundo polo gracias al nearshoring —estrategia que traslada operaciones a países cercanos para reducir costos y dependencia de proveedores lejanos— y a la instalación de centros en Querétaro, donde se concentra más de la mitad de las operaciones del país. Chile se suma con Santiago, un destino atractivo por su oferta de energía renovable y su clima frío, donde Google y Microsoft ya construyen instalaciones de gran escala.

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En comparación con Norteamérica o Europa, la región todavía es pequeña. Pero el ritmo de crecimiento es notable y refleja una tendencia: los centros de datos se están extendiendo a todos los continentes, con cada vez más países dispuestos a ofrecer incentivos para atraer estas inversiones.

FOTO DE ARCHIVO: Se ven
FOTO DE ARCHIVO: Se ven torres de enfriamiento en el nuevo centro de datos de Google cerca de Fredericia, Dinamarca, el 30 de noviembre de 2020 (Frank Cilius/Ritzau Scanpix/vía REUTERS/Foto de archivo)

El crecimiento acelerado despertó críticas. Irlanda es el ejemplo más claro: sus 82 centros de datos consumieron en 2023 más del 20% de la electricidad nacional, lo que obligó a imponer una moratoria para nuevas conexiones en Dublín. Singapur aplicó una pausa similar cuando sus centros alcanzaron el 7% de la demanda del país. Ámsterdam también frenó temporalmente la construcción de nuevos complejos. En todos los casos, la preocupación es que la infraestructura local no pueda seguir el ritmo de las demandas digitales.

El agua es otro frente de batalla. En Uruguay, un proyecto para instalar un centro que usaría más de siete millones de litros diarios desató protestas en medio de una sequía prolongada. En España, comunidades en Aragón denunciaron que la nube “se bebía” sus ríos. En Santiago de Chile, grupos ambientalistas advierten que los centros de datos compiten con los embalses que abastecen a la población en época seca.

Las respuestas no se hicieron esperar. Las empresas tecnológicas están firmando contratos de largo plazo para abastecerse con energía eólica y solar, y se convirtieron en algunos de los mayores compradores de renovables del mundo. También experimentan con sistemas de enfriamiento que reducen el uso de agua y con la reutilización del calor residual para calefacción urbana, como ya ocurre en Estocolmo.

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El debate más innovador gira en torno a la energía nuclear. Google anunció un acuerdo para alimentar futuros centros de IA con pequeños reactores modulares, capaces de entregar unos 500 megavatios de manera constante y sin emisiones directas. Este tipo de reactores aún no están desplegados a gran escala, pero ilustran la búsqueda de soluciones estables y limpias para sostener la expansión de la nube.



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El antecedente de la rebeldía de Colapinto: el recuerdo del polémico triunfo de Lole Reutemann en Brasil en 1981

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Carlos Reutemann y el famoso cartel. Lole primero dijo que no lo vio, pero luego explicó por qué desobedeció la orden de dejar pasar a Alan Jones (Archivo CORSA)

Hay momentos en los que un deportista puede llegar a decir basta. Romper los límites. Ir más allá a pesar de las consecuencias. El 29 de marzo de 1981, Carlos Alberto Reutemann protagonizó un quiebre en su carrera, que fue desobedecer la orden del equipo Williams para que le cediera la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 a su compañero de equipo, Alan Jones. Fue algo similar a lo ocurrido este domingo con Franco Colapinto quien ignoró la orden de mantener posiciones con el otro piloto de Alpine, Pierre Gasly.

Aunque a diferencia del pilarense de 22 años que está comenzado su camino en la Máxima, en aquel entonces Lole dijo “no” porque supo que aquella era una de sus últimas chances de ser campeón en la F1. También fue consciente de que su decisión declaró la guerra interna en la escudería inglesa y que eso iba a ser clave en la búsqueda del título en el resto de la temporada…

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Cerca de cumplir 39 años (nació el 12/04/1942) y en su décimo ejercicio en la Máxima, para ese campeonato Reutemann dio el ciento diez por ciento. En la previa se preparó como nunca e hizo un fuerte entrenamiento físico. Se lo veía estilizado y en excelente forma. “Hice un esfuerzo excepcional en ese aspecto, con un régimen muy estricto, como un boxeador”, contó años después, en sus épocas de senador por Santa Fe. Esto sumado a su gran profesionalismo que lo llevó a involucrarse como pocos pilotos en la preparación del auto. Por algo fue uno de los mejores de su época a la hora de poner a punto un coche.

Aunque la historia de aquel fin de semana en el extinto Autódromo de Jacarepaguá, en Río de Janeiro (fue demolido y se reemplazó por instalaciones para los Juegos Olímpicos de 2016), empezó a escribirse mucho tiempo antes. En 1979, sir Frank Williams dijo que quería en su equipo a uno de los tres mejores corredores de la categoría y no dudó en buscar a Reutemann, que tuvo una frustrante temporada en Lotus. El santafesino vio en el coche de Williams, el FW 07, un auto para ser campeón mundial. De hecho Jones lo logró en 1980.

Luego de esa carrera, se
Luego de esa carrera, se quebró la relación entre Jones y Reutemann (Archivo CORSA)

Sin embargo, al llegar al equipo de Grove, Carlos supo que el piloto número 1 era Jones, quien había estado en la escudería británica desde 1978. Entonces hubo una cláusula en el contrato que indicaba que, si en una carrera Reutemann estaba adelante y Jones detrás, a una diferencia menor a siete segundos, debía dejarlo pasar al australiano.

En la primera fecha de 1981, Reutemann venía ganando en el callejero de Long Beach, en la costa oeste de los Estados Unidos. Aunque por la cláusula de los “siete segundos”, se fue afuera en una chicana y fue superado por Jones. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato. Pero esa fue la última vez que cedió…

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Dos semanas más tarde, ya en Brasil, estuvo delante de su compañero en las dos clasificaciones del viernes y sábado por más de medio segundo (1m35s390/1m36s337 y 1m36s000/1m36s690). El domingo amaneció con una fuerte lluvia y el ganador de la pole positions (mejor lugar de largada), el local Nelson Piquet, la pifió con la elección de neumáticos y apostó a que iba a dejar de precipitar y que la pista se secaría. Nada de eso ocurrió y cuando arrancó la competencia la lluvia fue más fuerte, patinó con su Brabham y Lole lo superó.

Reutemann quedó puntero y se alejó adelante. Luego de que Jones dio cuenta de Riccardo Patrese (Arrows) y llegó a estar a cuatro segundos de Carlos, pero nunca estuvo pegado al santafesino, cuyo ritmo en la punta fue demoledor en una pista muy complicada por la constante caída de agua.

Reutemann liderando bajo la lluvia
Reutemann liderando bajo la lluvia delante de Jones. Ese día Lole fue aplastante en Jacarepaguá (Prensa Williams)

El australiano solo estuvo cerca de Lole cuando éste se complicó con Keke Rosberg (Fittipaldi), que era rezagado. Una vez que le sacó una vuelta al finlandés, se alejó otra vez. “Se hizo muy largo, porque Rosberg no dejaba lugar, no sé si no me veía, y no quería arriesgarme a un toque peligroso entre los dos”, contó Reutemann.

Cuando faltaban nueve vueltas para el final apareció la tan temida orden de Williams. Charles Crichton Stuart era un ex piloto inglés que luego fue vendedor de autos y logró el acuerdo del equipo inglés con Saudia Airlines, que fue el puntapié para tener el patrocinio de la familia de Osama Bin Laden. Tomó el cartel sin saber que iba a convertirse en uno de los más recordados en la historia de la F1: “Jones-Reut”. Se lo mostraron durante cinco giros, pero Lole hizo caso omiso. La diferencia con Jones era de cuatro segundos.

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Se cumplió con el tiempo máximo estipulado para la carrera y a las dos horas le bajaron la bandera de cuadros a Carlos, que terminó 4,4 segundos por delante de Jones. “Un poco me confundí al final porque creí que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta más por si acaso”, reconoció Lole. Fue al podio donde solo lo acompañó el tercero, Patrese, ya que Jones se enojó y no fue a descorchar el champán…

El triunfo de Carlos Alberto Reutemann en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 de 1981

Sobre el famoso cartel, Reutemann dijo que “nunca vi ningún cartel. Nunca pude verlo e incluso no lo vi a Alan Jones detrás mío porque la nube de spray no deja ver nada. Ni siquiera sabía que su auto (el de Jones) me seguía. Desde el momento que largué, no vi tampoco a Piquet que estaba a mi lado, doblé adelante y seguí así hasta el final”.

“La carrera fue muy difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error. Las condiciones de pista eran muy complicadas y tenía que hacer todo lo posible para mantener el auto en pista”, agregó. Y reveló que tras la carrera “Jones vino a saludarme, me dio la mano y eso fue todo…

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Sin profundizar en el tema y a los pocos minutos de terminada la carrera Lole supo que la guerra estaba declarada. Pero no solo con Jones, sino también con Williams, que rápido se alineó con el australiano.

Se puso la orden para que Carlos lo dejara pasar a Alan porque eso era lo establecido en un caso como éste, y porque ambos pilotos estaban comprometidos con lo que firmaron”, esgrimió Sir Frank.

“Una vez que aparece la orden, en la siguiente vuelta el piloto debe dejar el paso”, aclaró.

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“¿Y si Reutemann no lo vio?”, le preguntaron. Según la cobertura del recordado Germán Sopeña para la revista CORSA, “Williams respondió con un gesto escéptico…”

Carlos Alberto Reutemann explica por qué desobedeció en Brasil 1981

Jones no se quedó atrás. Ante la primera requisitoria reparó en querer declarar: “Más vale que hable dentro de un rato, cuando piense lo que voy a decir…” Se tomó un tiempo, aunque disparó con munición gruesa. “Creo que Carlos tomó una decisión de muy corto alcance con tal de ganar la carrera. Yo esperaba la decisión del equipo y por eso no ataqué en ningún momento su posición. Ahora sé que, de esta carrera en adelante, Reutemann es para mí lo mismo que correr contra Nelson Piquet, Gilles Villeneuve o Jacques Laffite. Es un enemigo más”, sentenció.

Carlos entendió que tuvo el derecho de apropiarse de ese triunfo en Brasil. Desde la largada se erigió como el ganador. Resultó una victoria implacable que se ubicó entre las mejores de un total de 12 que logró en la Máxima. Fue su cuarto éxito en el vecino país y el tercero por puntos. Ya había vencido con un Brabham en 1972 (no válida por el campeonato), y con Ferrari en 1977 (Interlagos) y 1978 (Jacarepaguá).

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En ese momento Lole igualó en la punta del campeonato a Jones y en la siguiente fecha, en Buenos Aires, protagonizó un episodio donde primero fue gracioso, pero no hizo más que echarle leña al fuego. El público argentino bancó a su ídolo en el Autódromo y algunos llevaron carteles, pero con los nombres invertidos “Reut-Jones”. Hasta hubo quienes los vendieron… Jones recogió el guante y le mostró a la hinchada albiceleste el cartel con el orden original “Jones-Reut” y con un Frank Williams a carcajadas. El abucheo no tardó en llegar y fue Reutemann el que entró en escena y le mostró a su gente el “Reut-Jones” y las tribunas se vinieron abajo. Mucha risa y efervescencia, aunque la anécdota costó caro…

Los hinchas con el cartel
Los hinchas con el cartel invertido, la respuesta de Jones y la aparición de Lole para que estallen las tribunas. Fue en el Autódromo de Buenos Aires en la previa al GP de 1981, dos semanas después de Brasil (Archivo CORSA)

En la Argentina, Reutemann fue segundo detrás de Piquet y quedó en soledad a la cima de la tabla donde estuvo hasta la última fecha. Durante el año volvió a ganar y en Bélgica logró su última victoria en la Máxima. Pero luego su equipo no lo acompañó en la lucha por la corona y fue una de las razones por las se le escapó el cetro por apenas un punto ante el mismo brasileño. En la competencia que definió el campeonato, Jones venció, su escuadra lo festejó como si el australiano hubiese sido campeón a pesar de que su otro piloto perdió el título.

A fin de año, Reutemann hizo un repaso de la temporada en un programa en ATC (hoy TV Pública) y sobre la competencia en Brasil indicó: “Fue lo que sentí en el momento, no hubo forma de levantar el pie del acelerador y si levantaba, dejaba el auto parado en cualquier curva, me venía caminando a los boxes, agarraba el bolso y me iba. Esa fue la primera reacción que tuve arriba del coche. La segunda, es que yo nunca tuve marcada la diferencia, porque si me la hubiesen marcado, hubiese hecho más de 7 segundos”.

Aquel Williams FW 07C se guardó en el museo en Grove, tal cual como corrió en las primeras carreras de 1981 ya que luego el alerón delantero fue reemplazado por dos alas externas. También hay una gigantografía del auto de Lole en acción. Si bien el equipo inglés fue vendido a un grupo inversor en 2020, su historia permanece en ese lugar. En 2016 se vendió el chasis 17 con el que Lole corrió en Holanda, Italia, Canadá y Estados Unidos. Esos monopostos suelen ser comprados por multimillonarios de bajo perfil. Pero el auto que ganó en Brasil y que aún conserva hasta el mismo tipo de llantas, se guardó como un trofeo de guerra.

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El auto de la victoria
El auto de la victoria se guardó en el museo de Williams en su base de Grove, en Inglaterra. En la foto es el segundo de la izquierda y aparece en la gigantografía (Prensa Williams)

Hoy no debe sorprender lo de piloto número uno y dos. Esta historia viene desde el inicio mismo de la categoría hace 75 años. El tema es cuándo y cómo se debe aplicar una orden de equipo. ¿Era necesario en una segunda fecha y luego del mérito que hizo Reutemann en ese fin de semana? Otro caso más resonante fue el de Ferrari hacia Rubens Barrichello en Austria 2002, cuando el brasileño dominó la carrera, recibió el mandato de dejar pasar a Michael Schumacher (era cómodo líder del torneo), pero levantó antes de cruzar la meta y fue un papelón ¿Alguien dudó que el Kaiser iba a volver a ser campeón ese año?

El espíritu deportivo a veces está por encima de la rúbrica de un contrato. Ese fin de semana Reutemann fue superior en pista a Jones. Sintió que ese triunfo era suyo y fue consciente de que era una declaración de guerra contra su compañero de equipo y el propio Williams. Aunque el hambre de victoria pudo más y Lole supo que en 1981 jugó su última carta para ser campeón mundial. Hace 44 años dijo basta y dejó en claro que la gloria no tiene precio.

El equipo Williams de 1981
El equipo Williams de 1981 a pleno. El team inglés era uno de los más fuertes de la época. La imagen es de la segunda parte de la temporada. Nótese la trompa diferente en los autos (Archivo CORSA)

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Trump celebrates White House demolition as new ballroom rises: ‘Music to my ears’

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

President Donald Trump’s privately funded $200 million White House ballroom is the latest «bold, necessary addition» to the executive residence, officials said, describing the East Wing construction as a continuation of presidential upgrades dating back more than a century.

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Photos of the East Wing façade being demolished went viral Monday, prompting criticism online and a swift rebuttal from the White House, which wrote that «unhinged leftists and their Fake News allies are clutching their pearls over President Donald J. Trump’s visionary addition of a grand, privately funded ballroom … a bold, necessary addition that echoes the storied history of improvements and additions from commanders-in-chief to keep the executive residence a beacon of American excellence.»

White House press secretary Karoline Leavitt echoed the president’s message Tuesday on «Jesse Watters Primetime,» saying, «I believe there’s a lot of fake outrage right now.

HILLARY CLINTON FIRES UP VOTERS AGAINST TRUMP’S WHITE HOUSE BALLROOM CONSTRUCTION: ‘NOT HIS HOUSE»

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«Nearly every single president who’s lived in this beautiful White House behind me has made modernizations and renovations of their own,» Leavitt added. «In fact, presidents for decades — in modern times — have joked about how they wished they had a larger event space here at the White House, something that could hold hundreds more people than the current East Room and State Dining Room. 

«President Obama even complained that, during his tenure, he had to hold a state dinner on the South Lawn and rent a very expensive tent.»

Work continues on the demolition of a part of the East Wing of the White House Tuesday before construction of a new ballroom. (AP Photo/Jacquelyn Martin)

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In an article shared Tuesday, the administration listed more than a dozen examples of leaders «renovating, expanding and modernizing» the property to «meet the needs of the present day,» from Theodore Roosevelt’s West Wing in 1902 to Barack Obama’s Kitchen Garden in 2009.

Trump first confirmed the ballroom project Monday on Truth Social, writing, «I am pleased to announce that ground has been broken … to build the new, big, beautiful White House Ballroom. Completely separate from the White House itself, the East Wing is being fully modernized … and will be more beautiful than ever when it is complete!»

«For more than 150 years, every President has dreamt about having a Ballroom … I am honored to be the first President to finally get this much-needed project underway — with zero cost to the American Taxpayer!» he continued, crediting «many generous Patriots, Great American Companies, and yours truly» for funding the build. «This Ballroom will be happily used for Generations to come!»

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The White House’s Rapid Response 47 account also shared a detailed thread on X Tuesday showing how past presidents «have been renovating, expanding, and modernizing the White House to meet the needs of the current day.»

TRUMP BREAKS GROUND ON MASSIVE WHITE HOUSE BALLROOM PROJECT WITH PRIVATE FUNDING FROM ‘PATRIOTS’

Photo of White House in 1913 at presidential wedding

This photo provided by the U.S. Library of Congress shows a crowd outside the White House on the wedding day of Jessie Woodrow Wilson, daughter of President Wilson, who married Francis Bowes Sayre in a White House ceremony in Washington Nov. 25, 1913. (U.S. Library of Congress via AP)

Trump elaborated Tuesday, calling the federal government «this big for nothing.» 

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«We’re building a world-class ballroom,» he said. «You probably hear the beautiful sound of construction to the back here. That’s music to my ears. People don’t like it. I love it. When I hear that sound, it reminds me of money. In this case, a lack of money, because I’m paying for it.»

Trump also noted that the East Room, currently the largest indoor event space, is little more than «a cocktail area» that holds about 88 people.

During a Diwali event at the White House Tuesday night, Trump again referenced the project and his decision not to accept a salary, quipping that «they probably owe me a lot of money» for everything he’s put into the building.

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Rose Garden club luncheon where President Trump addresses GOP lawmakers

President Donald Trump speaks during a lunch with Republican senators in the Rose Garden of the White House Tuesday. (AP Photo/Manuel Balce Ceneta)

«If I get money from our country, I’ll do something nice with it. Like give it to charity or give it to the White House,» he said. «We restore the White House, and we’re doing a great job. The ballroom is under construction. They’ve been trying to get it for 150 years.»

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The ballroom project is the latest in Trump’s improvements to the property, which include an overhaul of the Rose Garden and the Palm Room.

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The White House did not immediately respond to Fox News Digital’s request for comment.

Fox News Digital’s Greg Wehner contributed to this report.

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A pedido de Donald Trump, Gran Bretaña despliega tropas en Israel para supervisar el alto el fuego con Hamas en Gaza

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Tropas británicas se han desplegado en Israel para unirse a una fuerza multinacional que supervisará el frágil alto el fuego en Gaza, a petición de Estados Unidos. El secretario de Defensa, John Healey, declaró este lunes ante una audiencia en Londres que las fuerzas británicas podrían desempeñar “un papel fundamental, aportando su experiencia y habilidades especializadas para asegurar una paz duradera” en Gaza.

Un comandante de alto rango y un pequeño número de militares ya están estacionados en la zona como parte de un equipo liderado por Estados Unidos, que brindará asistencia logística y de seguridad en la región.

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El oficial de dos estrellas será adjunto a un comandante estadounidense, que operará desde un centro de coordinación cívico-militar en Israel, el cual ya cuenta con tropas estadounidenses.

El grupo británico es diferente a las fuerzas militares de paz de Turquía, Azerbaiyán, Egipto e Indonesia, que se desplegarán en la Franja de Gaza para garantizar la paz y aún no han llegado.

El alto oficial británico está examinando la contribución que el Reino Unido podría aportar al equipo. Un portavoz del Ministerio de Defensa declaró: «Un pequeño número de oficiales de planificación del Reino Unido se han integrado en el Centro de Coordinación Civil-Militar (CMCC), dirigido por Estados Unidos, incluyendo un comandante adjunto de dos estrellas, para garantizar que el Reino Unido permanezca integrado en los esfuerzos de planificación liderados por Estados Unidos para la estabilidad de Gaza tras el conflicto».

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También se espera que la fuerza contribuya al flujo de ayuda humanitaria, que ha sido lento debido a las demoras de Israel en permitir la entrada de convoyes de alimentos a Gaza.

El secretario de Defensa, Healey, reveló el despliegue, apenas una semana después de que Yvette Cooper, secretaria de Asuntos Exteriores, declarara que no había planes para enviar tropas británicas a la fuerza multinacional.

Ya están los militares británicos en Israel

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El secretario de Defensa británico dijo que el alto el fuego del presidente Donald Trump representaba una oportunidad para una paz duradera.

Soldados estadounidenses, acompañados por oficiales israelíes, caminan en el kibutz Kfar Aza, cerca de la frontera con Gaza, en el sur de Israel. Foto EFE

En un evento en Londres, declaró a líderes empresariales: «Contamos con experiencia y habilidades especializadas que hemos ofrecido para contribuir. Podemos contribuir a la supervisión del alto el fuego».

Healey explicó que el despliegue del Reino Unido se produjo tras una solicitud de Estados Unidos. «En respuesta a la solicitud estadounidense, también hemos asignado a un oficial de dos estrellas de primer nivel a un comando civil-militar, como subcomandante. Por lo tanto, Gran Bretaña desempeñará un papel de apoyo, aportando su experiencia y habilidades especializadas siempre que sea posible. No esperamos liderar… Haremos nuestra parte«.

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Estados Unidos negoció un alto el fuego en Gaza que se ha tambaleado en los últimos días tras un estallido de violencia mortal y las dudas sobre cómo avanzar con el plan para consolidar una paz duradera.

Los detalles de la fuerza multinacional aún se están ultimando, aunque se espera que incluya tropas de Egipto, Qatar, Turquía, Azerbaiyán y Emiratos Árabes Unidos, así como organizaciones no gubernamentales y personal del sector privado.

Planificadores militares y especialistas

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La mayoría de las tropas estadounidenses enviadas a Israel son planificadores militares y especialistas en logística, seguridad y otras áreas de apoyo.

Un funcionario estadounidense declaró previamente que el equipo ayudaría a supervisar la implementación del acuerdo de alto el fuego y la transición a un gobierno civil en Gaza. El funcionario añadió que la fuerza se coordinaría con las Fuerzas de Defensa de Israel, lo que plantea dudas sobre su grado de independencia.

Un miembro de la defensa civil busca cuerpos atrapados bajo los escombros de los edificios destruidos, en ciudad de Gaza. Foto ReutersUn miembro de la defensa civil busca cuerpos atrapados bajo los escombros de los edificios destruidos, en ciudad de Gaza. Foto Reuters

No se espera que la fuerza entre en Gaza. Se entiende que es independiente de una fuerza internacional de estabilización planificada, que, como parte del plan de paz de Trump, entrenará y brindará apoyo a las fuerzas policiales palestinas verificadas en Gaza.

Sin tropas sobre el terreno, es probable que el equipo dependa de una combinación de drones, aviones de vigilancia, satélites y otros sensores para vigilar cualquier infracción. La fuerza multinacional no estará allí para intervenir ni mantener la paz.

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¿Ya han comenzado el trabajo?

No está claro si la fuerza ya ha comenzado su trabajo de monitoreo del alto el fuego. La tregua entre Israel y Hamás entró en vigor el 10 de octubre.

Pero el domingo el ejército israelí llevó a cabo ataques mortales en Gaza por aparentes violaciones de la tregua por parte del grupo armado palestino. Lanzó 250 bombas. Hamas negó haber violado el alto el fuego. El vicepresidente norteamericano J.D. Vance admitió que hay “grupos rebeldes” que se oponen al alto el fuego, que llevaron adelante los ataques contra Israel y no Hamás.

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Ataques similares tuvieron lugar el lunes en la ciudad de Gaza y Khan Yunis, donde Israel afirmó que militantes habían cruzado la línea amarilla de alto el fuego y representó una «amenaza inmediata» para sus tropas.

El ejército israelí afirmó estar utilizando barreras de hormigón y postes pintados para delimitar con mayor claridad la línea a la que se han retirado las tropas. Añadió que se han producido varios casos de violencia.

Israel es difícil de controlar

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Pero los mediadores estadounidenses aseguran que es difícil controlar a Israel. Por eso Trump envió al vicepresidente Vance a Israel para hacer cumplir el alto al fuego duradero.

El martes, el emir de Qatar, mediador clave en el alto el fuego, denunció a Israel en un discurso. El jeque Tamim bin Hamad Al Thani afirmó que su nación seguiría actuando como mediador en el alto el fuego, al tiempo que criticaba a Israel por las «continuas violaciones» en Gaza, así como por la expansión de los asentamientos en Cisjordania.

Médicos en Gaza afirman que se han devuelto cadáveres de palestinos desde Israel con evidencia de tortura. Los prisioneros palestinos intercambiados han denunciado brutales torturas en las cárceles israelíes.

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