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“Cinco por uno”: la historia secreta del último y más violento discurso de Perón antes de su caída de 1955

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“La consigna para todo peronista, esté aislado o dentro de una organización, es contestar a una acción violenta ¡con otra más violenta! ¡Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos!”.

La Plaza bramó. Un rugido que celebró la frase. Todavía faltaba un tiempo para que se convirtiera en cántico, en grito de guerra: ¡Cinco por uno/ no va a quedar ninguno!.

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Era el 31 de agosto de 1955. 70 años atrás. Perón, desde el balcón de la Casa Rosada, se dirigía a una multitud que desbordaba la Plaza de Mayo. Fue un discurso inesperado y violento. Y quedará resumido en una frase: “El cinco por uno”. Fue también, la última vez en mucho tiempo, que Perón hablaría desde ese balcón, el último discurso hasta su regreso, 18 años después.

Ya atardecía y el día había sido largo, muy largo. Los argentinos se habían despertado con una noticia conmocionante. Por la noche había circulado que Juan Domingo Perón había presentado la renuncia a la presidencia de la Nación. Sin embargo, técnicamente no era así. Apenas se escuchaba la radio (que emitía en una especie de cadena dado el estado de conmoción -a esa altura todas eran oficialistas-) se entendía que Perón no había presentado su dimisión frente al Congreso de la manera que indicaba la Constitución. Ni siquiera había presentado una renuncia. Había enviado una carta al Partido Peronista y a la CGT en la que hablaba de retiro, como un nuevo gesto de pacificación.

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En el mensaje en el que anunciaba el supuesto retiro (no aparecía la palabra renuncia), Perón reconocía que había limitado en “lo indispensable” algunas libertades. El motivo alegado era que casi había sido obligado a ello debido a que “no todos los hombres ni todas las organizaciones saben hacer buen uso de tales libertades”.

Acusaba cansancio, algo que se vería también 15 días después, cuando se produjo su derrocamiento y él eligió irse en vez de luchar. Nadie puede dudar que era cierto lo que escribió en este mensaje: “Ya mis años y mis fatigas comienzan a pesarme demasiado”. Esta renuncia no pronunciada, este retiro pedía que fuera visto como un “último servicio desde la función pública”.

Trágico bombardeo a la Plaza de Mayo, ocurrido el 16 de junio de 1955 (Foto: DYN)

Después de los bombardeos, el ánimo colectivo había quedado convulsionado y sensible. Reinaba una tensa calma pero cada incidente menor se magnificaba y se interpretaba en clave política. Siguió habiendo denuncias contra la policía, contra agentes oficiales y se multiplicaron las denuncias sobre conspiraciones, sobre arsenales ocultos de la oposición y hubo ataques a unidades básicas y hasta disparos contra funcionarios menores del peronismo. Dos policías habían muerto acribillados desde autos en movimiento. La pacificación era solo una palabra, algo vacía de sentido en ese contexto flamígero.

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La CGT de inmediato determinó un paro general y convocó a la gente a la Plaza de Mayo para la tarde. Había que darle apoyo al presidente. Es posible que la intención del presidente y de los líderes sindicales haya sido revitalizar el gobierno y con la convocatoria, que descontaban sería muy populosa, recrear un nuevo 17 de octubre que ayudara a darle solidez a la posición endeble del gobierno.

La radio tranquilizaba a la gente. No era necesario esperar hasta que Perón hablara para entender que seguía siendo el presidente, que no se retiraría de la primera magistratura.

Para ese entonces llevaba casi una década en el poder. Dos meses antes se había producido el demencial bombardeo contra la Plaza de Mayo causando alrededor de doscientos muertos, un ataque de militares golpistas contra el presidente pero también contra la población civil. Se había instalado el terror.

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La economía tambaleaba, la relación con la iglesia estaba definitivamente rota y el gobierno, también, había perseguido opositores y cercenado algunas libertades e intentado imponer una voz monopólica.

La sociedad estaba dividida en dos. Completamente partida.

El minuto a minuto del 31 de agosto de 1955, el día que Perón dio su último discurso antes de ser derrocado

Los últimos gestos del gobierno de abrir la radio a algunos opositores (otros fueron censurados) y de remover a los ministros más extremos y, por ende, más resistidos no habían bastado. Tampoco que Perón dijera que ya no era el presidente de la revolución, sólo de los peronistas, sino de todos los argentinos.

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Por la tarde la gente se acercó a la Plaza de Mayo temprano. Amenazaba con llover y hacía frío. La convocatoria de último momento no había permitido preparar la escenografía habitual ni siquiera que muchos pudieran poner sus puestos para vender algo de comida y hacerse unos pesos. Pero la posible llegada de la tormenta de Santa Rosa o el poco tiempo de preparación no disminuyó la concurrencia.

Según Félix Luna no hubo durante el día demasiados indicios en el entorno de Perón sobre lo que diría desde el balcón. Todos creyeron que no se apartaría de la línea que traía desde hacía dos meses. Un llamado a la pacificación y la intención de reagrupar y seguir fidelizando a su gente.

Algunos allegados contaron que a la tarde, luego de una breve siesta, Perón se levantó sin la afabilidad de la mañana. Se lo veía tenso y enojado. No consultó con ningún colaborador sobre el contenido de su discurso. Nadie le preguntó al respecto ya que la capacidad oratoria del entonces presidente era legendaria.

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Héctor Di Pietro, jefe de la CGT, inició la lista de oradores. No era la primera vez que lo hacía, era una voz conocida y recurrente. Su discurso no tuvo demasiadas novedades. Apoyo irrestricto a Perón, críticas a los opositores y algunas vaguedades entusiastas: no sabía qué era lo que Perón diría, así que prefirió no ser demasiado contundente, ni salirse de su libreto habitual. La siguiente oradora fue Delia Parodi, líder de la rama femenina. En la Plaza crecía la ansiedad, se pedía la presencia de Perón, como si supieran que ese mensaje sería diferente a los habituales.

Pasadas las seis y media de la tarde, casi sin luz natural, Perón apareció en el balcón. Una ovación rugiente lo recibió. Fueron pocos los que notaron un detalle peculiar, desusado: un cigarrillo colgaba de su mano derecha y le dio tres o cuatro pitadas antes de dejarlo caer.

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Comenzó hablando del 16 de junio y sus víctimas y de los nuevos actos de terrorismo de las últimas semanas, preparaba el terreno para sus palabras siguientes: “Todavía nuestra inmensa paciencia y nuestra extraordinaria tolerancia, hicieron que no solamente silenciamos tan tremenda afrenta al pueblo y a la nacionalidad, sino que nos mordiéramos y tomáramos una actitud pacífica y tranquila frente a esa infamia. Esos 200 cadáveres destrozados fueron un holocausto más que el pueblo ofreció a la patria. Pero esperábamos ser comprendidos, aun por los traidores, ofreciendo nuestro perdón a esa traición. Pero se ha visto que hay gente que ni aun así reconoce los gestos y la grandeza de los demás”.

Juan Domingo Perón el día de su último discurso. (Foto: Ministerio de Cultura)
Juan Domingo Perón el día de su último discurso. (Foto: Ministerio de Cultura)

Con eso Perón dejó la etapa del diagnóstico y las críticas y lanzó sus fuertes admoniciones y lo argumentó. La represión, las acciones directas y cualquier tipo de respuesta violenta, estaban justificadas por lo que habían hecho antes sus enemigos, era ya una especie de derecho adquirido, una recompensa merecida: “Con nuestra tolerancia exagerada nos hemos ganado el derecho de reprimirlos violentamente”, dijo desde el balcón. La gente gritaba unánime al final de cada una de estas frases.

De todas maneras, al contrario de otro discurso en el mismo lugar pero de dos años antes, cuando en medio de la alocución explotó una bomba y la gente empezó a cantar “¡Leña,leña!” y desde el balcón Perón les respondió: “Eso de la leña que me aconsejan ¿por qué no empiezan ustedes a darla?”, ese 31 de agosto las consignas de la multitud no buscaban revancha; la actitud general era más bien expectante y de apoyo irrestricto. Nadie olvidaba que los había convocado una supuesta renuncia de Perón.

El discurso de Perón, más breve que los que acostumbra a dar y algo más deshilachado en su estructura, tuvo otros pasajes memorables y violentos que fueron tapados por la contundencia del cinco por uno. Antes dijo: “Aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades constituidas o en contra de la ley y la Constitución ¡puede ser muerto por cualquier argentino!”.

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La admonición era amplia y recaía sobre los que ejecutaran actos violentos pero también contra los que conspiraran o incitaran.

“Veremos si con esta demostración nuestros adversarios y nuestros enemigos comprenden. Si no lo hacen ¡Pobres de ellos!”, insistió.

Una leyenda: algunos de los que estaban ese día en la Casa Rosada dicen que Perón tenía pensado dar un discurso con un tono muy diferente y que después del mediodía tomó apuntes de lo que iba a decir; un mensaje conciliador y optimista. Ese papel habría quedado en algún bolsillo del saco.

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Sobre el final Perón anunció que seguiría como presidente. Evitó, una vez más, la palabra renuncia. Dijo que retiraría la nota que había presentado (era eso: una nota y no una dimisión formal) pero ponía una condición: le pedía al pueblo que luchara, que abandonara la calma. Y así despidió a los que habían ido a la Plaza.

Félix Luna sostiene que apenas dejó el balcón, el semblante de Perón se suavizó y que llevando aparte al Jefe de Policía le dijo: “Por favor Gamboa, saque a toda la policía a la calle. No vaya a ser que pase alguna cosa…”.

Con el paso de las horas y los días, Perón morigeró el efecto de sus palabras, redujo su encendido discurso al de una advertencia que la gente había comprendido perfectamente.

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Habrá que darle la razón porque no hubo incidentes ni en la desconcentración ni durante los días siguientes.

La tapa del diario Clarin del 1 de septiembre de 1955. (Foto: Diario Clarin)
La tapa del diario Clarin del 1 de septiembre de 1955. (Foto: Diario Clarin)

Clarín, como la mayoría de los matutinos, al día siguiente tituló solapando las partes más contundentes del mensaje: “Tenemos la razón y la ley, dijo el Gral. Perón a la multitud en Plaza de Mayo”. Y abajo el editor encontró un buen eufemismo: “Manifestó, además, que se impondrá la calma con el concurso popular”.

La mayoría de los investigadores y analistas coinciden en que fue el discurso más violento y desatado de Perón, que nunca había mostrado ese tono. José Pablo Feinmann, en cambio, le reprochó que esas palabras no hayan pasado a la acción, que luego no se haya movido hacia la acción directa y que no hubiera cumplido con lo dicho. Feinmann sostuvo que un discurso de ese tipo, un líder está obligado a refrendarlo con hechos.

Apenas dos semanas después, Perón fue depuesto por la autodenominada Revolución Libertadora. Comenzaba un camino de 18 años de exilio y proscripción. De a poco la violencia se instalaría en Argentina, la dominaría por un largo y oscuro tiempo.

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Juan Domingo Perón, Plaza de Mayo, Casa Rosada

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La vocera de Axel Kicillof criticó a Máximo Kirchner

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La popular Revista Barcelona, conocida por su humor y contenido irónico, había hecho una publicación con el siguiente título: “Máximo Kirchner, duro contra el intento de reforma laboral y la intervención de los Estados Unidos: ‘Kicillof debería renunciar’”.

Esta nota humorística, que no debería haber generado más que alguna que otra risa simpática, no pasó desapercibida por la responsable de la pauta publicitaria de PBA, Jésica Rey, y vocera histórica de Kicillof, quien con su “like”, produjo malestar entre los sectores.

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Horas después del hecho, y producto de la polémica generada, la funcionaria quitó el “me gusta”. El daño ya estaba hecho.

La interna peronista creció en las últimas semanas y quedó expuesta tras la derrota electoral de octubre pasado, en la que LLA se impuso a nivel nacional, dejando al peronismo relegado a un lejano segundo lugar.

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El golpe electoral se sintió aún más por el inesperado resultado en Provincia de Buenos Aires, donde el peronismo había dado la sorpresa en septiembre último, pero terminó llevándose una derrota en las legislativas nacionales.

La entrada La vocera de Axel Kicillof criticó a Máximo Kirchner se publicó primero en Nexofin.

Axel Kicillof,Máximo Kirchner

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El gobernador de Salta prometió apoyo para el presupuesto y las reformas que quiere Milei

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De traje y corbata, y sin su tradicional poncho rojo y negro, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, ingresó pasadas las 9 a la Casa Rosada. El mandatario salteño se reunió, minutos después, con el tándem que componen el jefe de gabinete, Manuel Adorni, y el ministro del Interior, Diego Santilli, embarcados en una serie de reuniones con gobernadores que incluye, desde las 17, al mandatario tucumano Osvaldo Jaldo, y que persigue como claro objetivo lograr adhesiones de cara a la discusión por el Presupuesto y las reformas que el gobierno de Javier Milei impulsará en el Congreso.

“Durante el encuentro, dialogaron sobre la importancia de aprobar la Ley de Presupuesto 2026, que garantiza el equilibrio fiscal, y avanzar en la reforma tributaria, la modernización laboral y el nuevo Código Penal, fundamentales para fomentar la inversión y el trabajo”, informó el Gobierno a través de un escueto comunicado luego de la reunión con Sáenz. “Este intercambio es parte de esta nueva etapa de gobierno que tiene como objetivo trabajar con todos los gobernadores y con el Congreso Nacional para impulsar las reformas que se necesitan”, agrega el texto, conocido un rato después de que Sáenz abandonara Balcarce 50 en silencio. “Hubo apoyo”, afirmó una fuente oficial que participó de la reunión.

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Las mismas fuentes oficiales informaron que, luego del encuentro inicial, se sumó a la mesa el el director ejecutivo de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo, junto a sus colaboradores. “El jefe de Gabinete, Manuel Adorni, y el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, acordaron que tres empresas salteñas estén incluidas dentro del Régimen de Exportación en planta. A partir del mismo, las compañías van a poder efectuar el control aduanero monitoreado de forma remoto, lo que les va a permitir simplificar los trámites de exportación a consumo”, afirmó la Casa Rosada. Y calificó a esta segunda reunión como “parte del trabajo del Gobierno para promover el comercio exterior y la actividad privada con menos trabas y menos costos”.

Aún antes de asumir formalmente su cargo, el martes pasado, Santilli ya había protagonizado encuentros con gobernadores para conseguir manos levantadas en el Congreso, el principal rol que le fue asignado por el Presidente. Así, el titular de la cartera política llegó ayer a Paraná donde se encontró con el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, antiguo compañero en el Pro. El viernes, Santilli arribará a Mendoza para conversar con el gobernador radical Alfredo Cornejo, y el sábado visitará en Neuquén al gobernador Rolando Figueroa. Si las reuniones son en Buenos Aires, Santilli comparte protagonismo con Adorni, como ocurrió ya en las reuniones anteriores que ambos sostuvieron la semana pasada con Ignacio Torres (Chubut) y Raúl Jalil (Catamarca), y esta semana con Marcelo Orrego (San Juan) y Martín Llaryora (Córdoba), otros gobernadores que llegaron a la Casa Rosada días pasados. Por carriles paralelos, el ministro de Economía, Luis Caputo, recibió ayer al jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, que apoya el “espíritu” de las reformas, pero que pide regularizar la cesión de fondos coparticipables, parte de los cuales (los de transferencia semanal) no aparecen en el proyecto oficialista de Presupuesto para 2026.

La agenda de futuras reuniones con foto y sonrisas compartidas no incluyen, por el momento, a mandatarios alejados de la Casa Rosada, como Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). Ninguno de ellos se muestra favorable a apoyar el Presupuesto en el Congreso, y menos aún a dar el visto bueno a las reformas “de segunda generación” que promueve el oficialismo.

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Las reuniones con los mandatarios sirven, afirman en el Gobierno, para escuchar las demandas de los gobernadores, (“promesas inclumplidas”, definió uno de ellos) y ver la posibilidad de encontrar puntos de acuerdo. Orrego, por caso, confirmó su respaldo a la sanción del presupuesto en el Congreso, mientras Llaryora se mostró abierto a la discusión, pero planteó diferencias y pidió modificaciones. Cerca de Jaldo, en tanto, afirmaron que el mandatario tucumano “no irá en contra de los trabajadores” aunque sí acepta “modificaciones” a la legislación laboral y tributaria.

Mientras tanto, el presidente Javier Milei, expondrá hoy en Corrientes sobre “Los desafíos del crecimiento económico” ante un auditorio afín, el de la Fundación Club de la Libertad. No habrá encuentro con el gobernador radical Gustavo Valdés, de viaje oficial a La India, aunque el Presidente será recibido en el aeropuerto por el vicegobernador Pedro Braillard Poccard.


el tándem,ambos sostuvieron,@madorni,@diegosantilli,pic.twitter.com/sJIFnm1mNA,November 13, 2025,en Corrientes,Jaime Rosemberg,Javier Milei,Conforme a,Javier Milei,,Presupuesto y reformas. Adorni y Santilli se reunieron con el gobernador de Salta,,Esta tarde. Milei viaja a Corrientes para exponer sobre economía ante un auditorio afín,,»Te pido coherencia». Diego Santilli apuntó contra Axel Kicillof

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El Gobierno evalúa convocar a la CGT antes de presentar la reforma laboral

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En plena redacción de la reforma laboral, el Gobierno Nacional evalúa la posibilidad de convocar a los cotitulares de la Confederación General del Trabajo (CGT) antes de hacer pública la versión final del proyecto que enviará al Congreso para tratar durante las sesiones extraordinarias de diciembre. Por los pasillos de Balcarce 50 hay quienes se muestran conformes con la composición de la nueva cúpula de la central liderada por Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguro) y Cristian Jerónimo (empleados del vidrio).

Según confirmó a Infobae una importante fuente con acceso al despacho presidencial, el Poder Ejecutivo planea realizar un nuevo llamado a la central obrera, aunque por estas horas se trata de una idea incipiente, que podría tomar forma como una nueva convocatoria a los gremialistas que supieron visitar Casa Rosada para mantener encuentros con el exjefe de Gabinete Guillermo Francos y el asesor presidencial, Santiago Caputo.

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En consonancia, el ministro del Interior, Diego Santilli, protagonizó este mediodía un cruce exprés son los flamantes titulares cegetistas en un salón vip del Centro de Convenciones de Buenos Aires, en el marco de la Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina.

En pleno diseño del detalle de lo que presentan como “modernización” del sistema labora, la administración libertaria busca incluir al sindicalismo, actor clave de la puja por los cambios, aunque reafirman que la redacción final correrá por cuenta de la Casa Rosada. Incluso, hay quienes se inclinan por cursar la invitación con la redacción cerrada. En eso trabaja el Consejo de Mayo los días 20 de cada mes en el Salón de los Escudos del Ministerio del Interior. Entre los seis consejeros, la central tiene su representación en el titular de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), Germán Martínez.

Pese a los intentos conciliadores, el propio Martínez, quien asistió al menos a cinco reuniones del consejo, anticipó que hasta el momento no hay coincidencia en los borradores de la reforma. “En las reuniones del Consejo de Mayo, la CGT, con argumentos y definiciones, expresó un contundente y categórico rechazo a cualquier intento de reforma laboral, mucho menos aquellos inspirados en el decreto 70/23”, supo declarar a través de un comunicado luego del último intercambio.

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El Consejo de Mayo presidido en aquel entonces por Guillermo Francos en una de sus reuniones en Casa Rosada

Como contó Infobae, en paralelo a la escritura oficialista, la central entabló los primeros contactos con gobernadores para rechazar posibles normas “antisindicales”. Si bien hay poco detalle de las modificaciones, el ministro de Economía, Luis Caputo, reveló que apuesta a ”incentivar la formalización laboral» a partir de la reducción de cargas patronales que busca ser reemplazado por un fondo de cese. También adelantó que aspira a “reducir fuertemente las deducciones” del Impuesto a las Ganancias y a avanzar en la creación de un régimen de nuevo empleo para incrementar la formalidad laboral.

Otro de los puntos que preocupa a las autoridades de la central es la posibilidad de que el proyecto de ley incluya la obligación de pedir autorización para convocar a asambleas de trabajadores en las empresas, lo que esconde la idea de desarticular potenciales convocatorias a medidas de fuerza.

Contactos fallidos y la esperanza por las nuevas autoridades

La elección de Sola, Jerónimo y Argüello para conformar la nueva dirección fue bien ponderada por un actor de peso del ecosistema libertario que no dudó en calificarlos como “una renovación positiva”. “No son un actor irrelevante. Son claves en el proceso de trabajo. Son gente capaz. Es renovación largamente reclamada”, definió ante Infobae un integrante de la mesa chica del mandatario.

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El nuevo perfil dialoguista de la central esperanza al Gobierno que destaca el lugar que Martínez ocupa en la nueva conducción. Sin embargo, Cristian Jerónimo, uno de los nuevos dirigentes, anticipó en una entrevista con Infobae que “no está dispuesto a negociar ciegamente la reforma laboral del Gobierno” al tiempo que dejó abierta la chance de establecer un diálogo. “Estamos dispuestos, no a negociar, sino a sentarnos en una mesa. Nosotros también tenemos propuestas”, remarcó.

El cotitular de la CGT, Cristian Jerónimo

Ante los crecientes números que registra la informalidad laboral, la CGT propone la conformación de mesas tripartitas, con representantes del Ejecutivo y de las cámaras empresariales para masticar los debates y acercarse a una redacción de consensos. Esto había sido parte de un acuerdo entre los actores involucrados que nunca tuvo continuidad. En las filas libertarias no ven con malos ojos la posibilidad de tender nuevos puentes, pero no se privan de aclarar que la determinación final la tiene el Presidente.

De ocurrir, caras nuevas reeditarán el canal de diálogo ya abierto entre los actores. En agosto de 2024, Carlos Acuña (estaciones de servicio) y Héctor Daer (Sanidad) fueron recibidos por Guillermo Francos y el secretario de Trabajo, Julio Cordero, para trabajar de manera coordinada en la redacción del articulado relativo a los bloqueos sindicales.

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