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Las razones de una derrota contundente

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No hay derrotas buenas, pero las hay mejores o peores. La de ayer fue una fea y contundente derrota de Javier Milei cuando todavía le faltan tres meses para cumplir los primeros dos años de su mandato de cuatro años. Perdió por más de 13 puntos en el distrito más grande y más importante del país, donde se aloja casi el 40 por ciento del padrón electoral nacional. Demasiado temprano para perder de esa monumental manera, salvo que piense, como ironizaba Churchill, que “el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Más allá de las ironías, Milei ignoró lo que debía saber cuando hace poco anunció que le pondría “el último clavo al ataúd del kirchnerismo”. No hubo clavo y ni siquiera hubo ataúd. “Fue una catástrofe para Milei”, describió alguien que no quiere que dañen al Presidente y se preguntaba qué sucedería hoy. El Gobierno debería estar preparando durante la noche las medidas que anunciará durante el primer día hábil de una semana que será seguramente muy complicada y ardua. Sea como fuere, habrá necesariamente un mileísmo distinto del que se vivió hasta ahora, porque son previsibles las repercusiones en la economía, aunque nadie está en condiciones de predecir su dimensión ni sus contenidos.

Los mercados son tan amables en la buena hora como implacables cuando ocurre una destacada derrota. Milei se verá obligado, así las cosas, a tomar precauciones para que la economía no termine también por condicionarle las elecciones nacionales de octubre, que son las que realmente importan porque configurarán el nuevo Congreso con el que el jefe del Estado deberá lidiar hasta el final de sus actual mandato. Lo aguarda, además, un peronismo con cierto halo, falso o cierto, de victorioso; también resentido por la prisión de su jefa real, Cristina Kirchner, y con su eterna voracidad por retener o retomar el poder. La falta de experiencia política de Milei (y también de conocimiento de la historia) lo empujó a cometer muchos errores. El primero de ellos fue creer en el agradecimiento perpetuo de la sociedad por una baja considerable de la inflación. Los argentinos le agradecieron durante un tiempo, hasta que se dieron cuenta, consciente o inconscientemente, de que esa caída de los índices inflacionarios tenía un precio: el estancamiento de la economía.

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Guillermo Oliveto, uno de los mejores especialistas en tendencias sociales y de consumo, suele contar que mucha gente le dice que “el mes se le termina el día 20”; es decir que hay diez días del mes en los que muchos argentinos viven como pueden y de lo que pueden. Aunque no solamente ahí, la mayoría de esas personas con un mes de 20 días vive en el conurbano bonaerense, justo donde mandan los caudillos peronistas municipales que ayer se jugaban su destino (y sus negocios, por qué no decirlo). Podían tolerar cualquier eventualidad, menos el fracaso electoral. El aparato funcionó con la perfección de los días en los que se juega el destino del poder. ¿Más errores? Por supuesto. Si Milei hubiera sido consciente de la debilidad política con la que asumió, habría disimulado al menos su agresividad, que es congénita en él, y habría ordenado la prohibición de cualquier práctica deshonesta en el manejo de su administración. Eligió la pendencia, el agravio y el insulto. Ningún adversario real o imaginario quedó exceptuado de sus peores ofensas y de sus metáforas muchas veces escatológicas. Convirtió su vida en un ritual de violencia y agresiones; sus enemigos, destinatarios de esas mareas descontroladas de rabia y saña, lo están esperando. Para peor, sucedió contemporáneamente la denuncia de su examigo y exabogado Diego Spagnuolo, que fue el jefe de la Agencia Nacional de Discapacidad, sobre supuestos sobornos en el penacho del poder con la compra de medicamentos para discapacitados. Letal mezcla entre la corrupción presunta y la ayuda estatal a los discapacitados.

Milei en el cierre de la campaña bonaerense, en MorenoNatacha Pisarenko – AP

Si la política se terminó pareciendo al violento escenario de los autitos chocadores, y si la sociedad percibe que destacados funcionarios estarían haciendo negocios con la ayuda pública, nada pudo compensar entonces las tangibles penurias de la economía en vastos sectores sociales. La provincia de Buenos Aires alberga a los más grandes núcleos de pobreza del país, y es también donde más se practica el trabajo en negro o el cuentapropismo. Son los sectores más afectados, precisamente, por la política económica de Milei, que consiste en el más importante ajuste “en la historia de la humanidad”, según el Presidente, sea cierta o no esa afirmación. ¿Era necesario? Sí, era necesario.

Todos los gobiernos de las últimas décadas hicieron del despilfarro de los recursos públicos sus programas más congruentes. Pero los sacrificios de ese ajuste debieron ser reparados en parte al menos por una estricta austeridad en los gastos de los funcionarios y en una sobreactuación de la honestidad en los manejos de los dineros del Estado. No hubo palabras que buscaran la pacificación de la sociedad; cavaron en la grieta preexistente; despreciaron las formas imprescindibles, porque hacen al fondo del sistema democrático; hubo ostentación de gastos innecesarios (¿era indispensable que el Presidente viajara cada 45 días a los Estados Unidos?), y no cuidaron las escrupulosa honradez que debió primar entre los principales funcionarios de Milei. ¿Por qué imaginaron que triunfaría en la provincia más adicta al peronismo y más cargada de ciudadanos afectados por las políticas esenciales del mileísmo?

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Otro error del Gobierno fue prestarse a la estrategia del peronismo y aceptar que en la provincia de Buenos Aires se votaba ayer un plebiscito sobre la gestión del Presidente. En rigor, se votó para elegir a concejales municipales, y ese dato no es menor si se tiene en cuenta que de los concejos deliberantes depende la estabilidad de los intendentes. La homérica provincia tiene 84 intendentes peronistas de los 135 que hay en total, pero la mayoría de los justicialistas gobiernan las ciudades más pobladas y las más pobres. Con paso cansino, tapándose la nariz o ingiriendo digestivos, el peronismo hizo lo que hace siempre: logró la unidad en las vísperas de elecciones. La propia lideresa del peronismo, la viuda de Kirchner, lo aceptó sin ponerles maquillaje a sus palabras: “No rifaré la unidad”. Aceptó las condiciones que le exigió su viejo discípulo Axel Kicillof y fue a una elección desdoblada que a ella no le gustaba. Y volvió a tolerar a Sergio Massa como un aliado, el mismo Massa al que odió durante seis años, desde 2013 hasta 2019. ¿Kicillof ganó su desafío a Cristina Kirchner? Hay peronistas que insisten en que el gobernador bonaerense es un “empleado” de la expresidenta y que nunca dejará de serlo. Es una hipótesis. Veamos la realidad.

Kicillof en La plata, tras el triunfo electoralFERNANDO MASSOBRIO –

Kicillof se empecinó en separar las elecciones provinciales de las nacionales. Cumplió con ese plan y, además, lo metió al Presidente en la ratonera del plebiscito que el mandatario nacional perdió el domingo. Kicillof puede decir entonces que, a pesar de su pésima gestión, sobre todo de materia de seguridad, fue el arquitecto de la aplastadora derrota que el domingo se abatió sobre Milei. La viuda de Kirchner, presa en su casa y sin posibilidad de aspirar a la función pública, ya no está en condiciones de enfrentar a su pupilo de otrora. Ella también perdió ayer, aunque su derrota haya sido mejor que la de Milei. Mejor también –todo hay que decirlo– porque ella no tiene las riendas del poder en el país. Los intendentes peronistas son conocidos por la precisión de su olfato político y la mitad de ellos se había ido con Kicillof cuando este se enfrentó con la señora de Kirchner. La lealtad de los peronistas está condicionada a la oferta electoral. Es evidente que los intendentes sabían que Kicillof les ofrecía más que Cristina Kirchner en materia de victorias electorales. La descripción de lo que pasó no hace a Kicillof mejor que Cristina Kirchner; el gobernador es un hombre ideologizado, esquemático y poco afecto a los cambios. Fue el ministro de Economía más intransigente de Cristina y el que cometió enormes desastres con las estatizaciones de las empresas privatizadas. Esos desvaríos del gobernador no ocultan que el domingo se convirtió en una alternativa cierta del peronismo frente a las elecciones presidenciales de 2027. Guste o no, es el eventual candidato a presidente que el peronismo no tenía hasta el sábado. La política no es nunca una línea recta; falta saber todavía si a Kicillof no se le abrirá una diagonal que lo alejará de su proyecto actual.

¿Y que hizo Milei frente a la obsesiva decisión de unidad del peronismo? Dividir lo que pudo ser una alianza mucho más amplia y generosa. Tanto como Javier Milei, ayer fracasaron también su hermana Karina y los primos Menem (Martín y Eduardo “Lule”), autores de la idea de “pintar de violeta” el país. Querían decir que estaban dispuestos a ganar solos con La Libertad Avanza en todo el país, sin la ayuda de nadie. De hecho, la alianza con Pro en la provincia de Buenos Aires se hizo con el desgano de Mauricio Macri y gracias a la sumisión de Diego Santilli (que dio un salto mortal entre el larretismo y el mileísmo) y de Guillermo Montenegro, que pasó de Macri a Milei sin escalas. El macrista Cristian Ritondo también participó de esa negociación, pero lo hizo sin sobreactuaciones. ¿Qué dirá ahora Patricia Bullrich, que abandonó las viejas convicciones democráticas para terminar en los brazos de Milei? Debe reconocerse que tanto Guillermo Francos como Santiago Caputo estaban mejor orientados que los hermanos Milei y los primos Menem; aquellos dos propiciaban acuerdos políticos más amplios para terminar de una buena vez con el kirchnerismo.

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Francos y Caputo hubieran impulsado alianzas con los sectores moderados de la política bonaerense (Pro, los Passaglia y Somos, entre otros) y un mejor trato a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que es la política con la que Milei llegó a la Cámara de Diputados en 2021 y a la presidencia de la Nación en 2023. “No quiero saber nada con ella”, suele decir, en cambio, el Presidente cuando le hablan de reconciliarse con su vice. Pero Santiago Caputo deberá responder, a su vez, por proteger a personajes tuiteros como el llamado Gordo Dan, el médico pediatra Daniel Parisini, que trabajó en el Hospital Garrahan y que mintió sobre la hija discapacitada del senador Luis Juez. Que un médico se entretenga públicamente con una persona con discapacidad es la refutación misma de su profesión. El reino de la impunidad tuitera llegó también a su fin el domingo, si es que Milei quiere conservar algo de lo que consiguió hasta ahora. Esas agresiones forman parte de la culpa de la derrota.

Los ojos de la política y la economía estarán puestos este lunes sobre los mercados: el precio del dólar, el riesgo país, el valor de los bonos argentinos y, en última instancia, sobre qué hará el Gobierno con las ya desmesuradas tasas de interés. Es evidente que a la mayoría de los bonaerenses no les importó el “riesgo kuka” del que hablaba el Presidente y prefirió mandarle un mensaje al propio Milei, que se pareció más a un nocaut que a un mensaje. El peronismo es peligroso, además, cuando olfatea la sangre del adversario. Acaba de demostrar en el Congreso que es capaz de alcanzar los dos tercios en las dos cámaras del Poder Legislativo, que es también la mayoría que requiere un juicio político al Presidente. Cuidado, señora de Kirchner. Una cosa es anular un veto del jefe del Estado a una ley que beneficiaba a los discapacitados y otra cosa es un fulminante juicio político al Presidente. Vale la pena referirse a ella, porque es ella quien todavía tiene el liderazgo más importante en los resquebrajados bloques del peronismo. Y es ella, también, quien cree que solo la política controlada por el peronismo le puede abrir la puerta de una prisión que se anuncia larga e implacable. La economía y el riesgo de la voracidad peronista podrían poner en riesgo las elecciones de octubre. Consumado un fracaso electoral de un tamaño que ni él mismo imaginó nunca, Milei debería en adelante dialogar con sus aliados naturales y callar para evitar el naufragio.


Joaquín Morales Solá,Política,Conforme a

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The Wall Street Journal resaltó avances de Milei contra la inflación, pero alertó que “necesita ayuda para el resto”

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La lucha de Argentina contra la inflación crónica avanzó a medias durante el gobierno de Javier Milei y “va a necesitar ayuda para el resto”. Esa es una de las conclusiones de una editorial publicada por The Wall Street Journal, donde se analiza el anuncio oficial del presidente norteamericano Donald Trump de otorgar una asistencia financiera extraordinaria a la gestión libertaria.

El artículo, elaborado por el periodista Greg Ip, señala que el país ha resuelto solo una parte del problema inflacionario. “El banco central del país ya no imprime dinero para financiar déficits, pero una corrida cambiaria aún podría causar un aumento de precios”, puntualiza el texto.

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El diagnóstico de Ip parte de la constatación de que los gobiernos anteriores nunca abordaron la raíz fiscal de la inflación. Sin acceso a los mercados de capitales, Argentina dependía del financiamiento del banco central y la emisión monetaria, lo que alimentaba la espiral inflacionaria. Pero desde la llegada de Milei al poder en diciembre de 2023, se “recortaron drásticamente los subsidios, las regulaciones y el empleo público, que se habían disparado bajo el gobierno de sus predecesores peronistas de izquierda”.

Como resultado, reconstruye el artículo, “el presupuesto presenta ahora superávit, excluyendo algunos pagos de intereses, y el banco central ya no financia déficits”. “La inflación mensual se desplomó al 1,9 % en agosto, desde el 12,8 % del mes en que Milei fue elegido”, se señala. “De alguna manera, Milei rompió el ciclo”, concluye Ip.

Sin embargo, el análisis de Ip advierte que la otra mitad del problema persiste: la dependencia de una moneda atada al dólar.

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A diferencia de otros países que permitieron la flotación de sus monedas, Argentina mantiene un tipo de cambio fijo por temor a que la devaluación se traslade de inmediato a los precios. “Defender una moneda fija requiere abundantes reservas de divisas para comprarla cuando otros la venden. Argentina carece de esas reservas debido a la debilidad crónica de las exportaciones y la inversión extranjera. Una mayor inflación eventualmente sobrevalúa el peso, y la devaluación se vuelve inevitable”, sostiene el columnista.

El público, afectado por devaluaciones e hiperinflaciones pasadas, “huye de la moneda a la primera señal de problemas”. “La depreciación rápidamente se traduce en inflación. Esta es la amenaza que enfrenta ahora el país”, subraya.

Según WSJ, la reciente derrota de La Libertad Avanza en las elecciones provinciales de Buenos Aires del 7 de septiembre reavivó los temores de una marcha atrás con el camino económico iniciado. “El peso se desplomó inicialmente, ante el temor de que un revés similar en las elecciones legislativas nacionales dentro de un mes pudiera revertir los cambios presupuestarios y regulatorios de Milei”, señala el texto.

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En este contexto, el respaldo de Estados Unidos se volvió crucial. El presidente Donald Trump, quien considera a Milei un aliado ideológico, intervino a través del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien anunció que “Estados Unidos ayudaría a Argentina, ya sea mediante la compra directa de deuda argentina, una línea de crédito o una línea de intercambio (similar a una línea de crédito)”, reconstruye el artículo.

No obstante, Ip subrayó que los problemas de Argentina son recurrentes, más allá de esta última asistencia financiera. “Argentina ha recibido numerosos rescates. Claramente, sus problemas son más profundos”, señala. Citó la célebre frase atribuida al economista Simon Kuznets: “Existen cuatro tipos de economía: desarrollada, emergente, japonesa y argentina”, para ilustrar la singularidad del caso argentino.

También aparece un comentario del exfuncionario del FMI, Claudio Loser, que reforzó esta idea: “Fundamentalmente, los argentinos son el único país importante que no ha logrado la estabilidad macroeconómica”. Según Loser, a diferencia de sus vecinos, “el país no ha conseguido romper el vínculo entre la depreciación de la moneda y la inflación”.

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El respaldo de Estados Unidos, a través de posibles líneas de crédito y apoyo financiero, se vuelve clave para sostener las reformas económicas de Milei

El editorial de The Wall Street Journal comparó la experiencia argentina con la de México y Brasil.

En 1994, México abandonó el tipo de cambio fijo tras una crisis, pero la independencia del banco central evitó que la depreciación se tradujera en inflación sostenida, aunque el país sufrió una recesión severa.

Brasil, por su parte, “salió de su atolladero implementando una profunda reforma monetaria, fiscal e institucional”, en palabras de la economista Mónica de Bolle. Tras introducir una nueva moneda y fijarla al dólar, el país vecino abandonó la paridad en 1999 y adoptó metas de inflación y disciplina fiscal.

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Antes de asumir la presidencia, WSJ recuerda que Milei propuso la “dolarización”, es decir, adoptar el dólar como moneda y eliminar el peso y el banco central. Durante su mandato, abandonó esa idea y optó por un tipo de cambio fijo, con una depreciación lenta y regulada y controles de capital vigentes.

“Desde el año 2000, la inflación en México y Brasil ha sido en general de un solo dígito, mientras que en Argentina ha promediado alrededor del 70% durante la última década”, concluye el artículo.

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En medio de la ayuda financiera de Trump, avanza la cooperación militar con EEUU y se negocia una visita clave

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En medio del firme respaldo que Javier Milei recibió por parte de Donald Trump y a la espera de que finalice la negociación para acceder a los dólares del Departamento del Tesoro norteamericano, la Argentina acelera la cooperación militar con Estados Unidos y espera la llegada de insumos estratégicos para los próximos meses.

La de Defensa es una de las primeras agendas que empezó a trabajar el gobierno argentino desde inicios del 2024, por lo que trasciende y antecede al apoyo económico anunciado por la Casa Blanca. Partes de las adquisiciones militares o negociaciones que se concretaron en el último tiempo empezaron bajo la administración demócrata de Joe Biden.

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Leé también: Uno por uno, los anuncios del Tesoro de EE.UU. para dar apoyo financiero a Javier Milei

Con la llegada de Milei al sillón de Rivadavia, Washington vio la posibilidad de hacer uso de la afinidad política para fortalecer una influencia estratégica en el Atlántico Sur tras largos años de debilitamiento y de avance de China. El gigante asiático tuvo las mismas pretensiones geoestratégicas gracias a la buena afinidad con el gobierno de Alberto Fernández.

Los aviones caza F-16 entraron en la fase final de preparación para volar hacia la Argentina. (Foto: Ministerio de Defensa)

Según pudo saber TN de fuentes oficiales, la Argentina espera para fin de año la llegada de los tan esperados aviones de combate caza F-16. Las cuatro primeras unidades que volarán al país se encuentran en la etapa final de ensamblado y preparación. Están siendo preparadas en Dinamarca –país que las terminó vendiendo- y el primer destino será la base Área Material Río IV en Córdoba.

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Además de los aviones F-16, las Fuerzas Armadas Argentinas esperan contar también para diciembre con la llegada de los primeros 8 Vehículos de Combate Blindados a Rueda (VCBR) 8×8 Stryker. En julio el ministro de Defensa, Luis Petri, había firmado una carta de compromiso de adquisición durante su visita al Pentágono.

El avance de estos proyectos fue lo que hizo que el presidente Milei incluya a Petri en la comitiva oficial durante la gira en Nueva York en el marco de la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Durante estos días los principales allegados al ministro de Defensa repasaron detalles de los Stryker y el vuelo de los F-16.

El presidente Donald Trump se reúne con el presidente argentino Javier Milei durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el martes 23 de septiembre de 2025, en Nueva York. (AP Foto/Evan Vucci)
El presidente Donald Trump se reúne con el presidente argentino Javier Milei durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el martes 23 de septiembre de 2025, en Nueva York. (AP Foto/Evan Vucci)

Leé también: Estados Unidos aumenta la presión sobre el Gobierno para contrarrestar la presencia de China en la Argentina

Además, este medio pudo saber que avanza la posibilidad concreta de que el ahora secretario de Guerra norteamericano –nombre cambiado recientemente por Trump-, Pete Hegseth, y el ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, viajen a la Argentina para esperar la llegada de los primeros caza F-16.

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Sería una cumbre de alto nivel con un fuerte mensaje en lo que refiere a las alianzas de defensa. Dinamarca, que actualmente empezó a lidiar también con el sobrevuelo de drones presuntamente rusos en las zonas de sus principales aeropuertos, es un actor clave para lo que es la proyección en el Ártico. La Argentina, por su ubicación geoestratégica, lo es en la Antártida.

Justamente, el gobierno argentino busca avanzar con la construcción de la Base Naval Integrada en Ushuaia para consolidar una estrategia de largo plazo hacia el Atlántico Sur y con miras a lo que será la renovación del Tratado Antártico en 2048.

El desarrollo militar eficiente necesita de proyectos sostenibles en el tiempo. En ese sentido, el pedido concreto que hoy tiene Estados Unidos es el de lograr una previsibilidad y retomar una renovación militar que durante la última década quedó prácticamente paralizada en la Argentina.

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La decisión de la Casa Rosada es seguir por el mismo camino y, tal como confirmaron distintas fuentes oficiales a TN, ya está en agenda comenzar negociaciones para adquirir helicópteros de combate, junto con la renovación de rifles y municiones.

Luis Petri, Donald Trump, Javier Milei

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La oposición va a emplazar a la Comisión para garantizar el debate del Presupuesto 2026

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La discusión del proyecto de ley de Presupuesto 2026 que comenzó ayer en la Cámara de Diputados sumó su primera discusión en lo que fue la reunión informativa que dio inicio al debate.

El oficialismo, vía el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, José Luis Espert, adelantó que el próximo miércoles 1 de octubre se realizaría la segunda reunión con la presencia del Secretario de Hacienda, Carlos Guberman. Y esto generó el primer cortocircuito.

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Salvo el bloque del PRO que acompañó la idea de La Libertad Avanza de que la comisión se reúna los miércoles, el resto de los bloques propuso que sea martes y/o jueves porque el día que propuso Espert es el de “probables sesiones”. Y, en esa línea, varios diputados adelantaron que la semana próxima habría sesión.

El primero en proponerlo fue Germán Martínez, de UP, pero también lo hizo Nicolás Massot de EF, y ambos contaron con el apoyo de la Izquierda, Democracia, Coalición Cívica, MID, Innovación, entre otros.

Luego de varias horas de debate, y sin más oradores anotados para tomar la palabra, el diputado y candidato de LLA en Buenos Aires que había abierto el debate señalando que la intención era la de consensuar, se despidió de sus colegas con un “nos vemos el miércoles que viene”.

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La falta de confianza de los diputados de la oposición respecto del rol de Espert y de las intenciones del Gobierno de tener o no un presupuesto para el año que viene se profundizaron y es por eso que en los bloques se tomó la decisión de emplazar a la comisión de Presupuesto y Hacienda.

José Luis Espert anunció la suspensión de la reunión de la comisión de Presupuesto en noviembre de 2024

“El próximo miércoles vamos a tener sesión y vamos a establecer un cronograma de reuniones con fecha de inicio y de cierre del debate”, señaló una alta fuente de la oposición. “Vamos a poner los martes y puede ser que los jueves también para que los funcionarios de Nación vengan a la Comisión”, agregó. “No hay dudas que vamos a emplazarla”, señaló una segunda fuente de otro de los bloques opositores.

La intención es que el próximo miércoles se llame a sesión y en el pleno de la Cámara de Diputados se proponga un cronograma de encuentros, con fecha de inicio y de cierre del debate con el fin de que el oficialismo no tenga este año la opción de cancelar el debate como hizo el año pasado Espert.

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Massot pidió establecer un cronograma que comience la próxima semana y teniendo en mente el límite del 20 de noviembre que es el último día para dictaminar las sesiones ordinarias. “Lo razonable es trabajar con el programa de ordinarias y por eso propongo que el cuerpo apruebe un cronograma para que tengamos todos la plena seguridad para que esta vez no haya un artilugio reglamentario que haga que nos quedemos de nuevo sin Presupuesto. Si dictaminamos la segunda semana de noviembre nos deja 6 semanas de trabajo. Evitando los miércoles porque es muy probable que utilicemos esos días para sesionar. No hay motivo para superponer esta comisión con las posibles sesiones”.

Los bloques de la oposición quieren asegurar que exista el debate

Quien dejó en claro esta falta de confianza con Espert fue Danya Tavela que señaló que tenía “la intención de empezar a discutir el Presupuesto con sinceridad y compromiso. Pero mientras esperaba para hablar llegó la comunicación en la cual usted -por Espert- planteara que íbamos a consensuar el funcionamiento y la agenda, nos llegó citación para el próximo miércoles a las 13 horas. Se me hace difícil celebrar intenciones cuando la acción viene acompañada de malas prácticas como es violar su compromiso de consenso. Reveamos la fecha de convocatoria dejando los miércoles libres“.

En noviembre de 2024, la actitud del diputado Espert fue la de, el día que estaba planteada la firma de los dictámenes del Presupuesto, llamar a una conferencia de prensa para anunciar que cerraba la Comisión y el debate debido a la falta de acuerdo entre el gobierno y los gobernadores para avanzar con la ley.

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En ese momento, utilizó una forma lingüística similar a la actual al señalar que el Gobierno “sigue comprometido con alcanzar los consensos necesarios para aprobar el presupuesto 2025” y que si había avances iban a mandarlo para su tratamiento en extraordinarias, algo que no sucedió y que los bloques de la oposición buscan evitar.

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