ECONOMIA
¿Quedó caro el dólar tras las elecciones?: el dato que revela cuánto varió frente a la inflación

El precio del dólar escaló alrededor de 5% en los pocos días de septiembre y ya superó los $1.400 como referencia, el nivel más alto para el billete oficial en términos nominales. Pero, ¿qué sucede en términos reales, es decir descontando la inflación? ¿Sigue barato o quedó caro?
Para poder hacer este comparativo, se debe tomar el precio del dólar blue, ya que es una referencia cambiaria libre que no estuvo intervenida durante los distintos períodos históricos, en los que hubo cepo cambiario. Por ende, se puede reflejar de mejor manera posible cómo está ubicado hoy el valor del billete estadounidense.
Se debe tener en cuenta que el dólar oficial tuvo un reacomodamiento con el resto de los dólares a mediados de abril pasado, cuando el Gobierno eliminó el cepo para individuos y el tipo de cambio oficial mayorista comenzó a flotar en una banda establecida por el Gobierno, que hoy se ubica entre $1.050 y $1.470 a valores presentes, debido a que se actualiza a razón de 1% mensual.
A ello se sumó otro dato: las cotizaciones de los dólares escalaron 14% en julio pasado. Así, en el acumulado anual, el billete oficial avanza alrededor de 36%.
En tanto, el blue, que estaba más expuesto a la libre oferta y demanda, se ubica en torno a los $1.385, y aumenta casi 13% en todo el corriente año.
En conclusión, hoy el dólar, en todas sus variantes, se mantiene dentro de las bandas de flotación establecidas por el Gobierno.
Dólar, ¿caro o barato?
Para dilucidar si el precio del dólar actual quedó caro o sigue barato, en base a su valor actualizado de los últimos 10 años, se debe tener en cuenta que, apenas empezó la gestión de la presidencia de Javier Milei, en diciembre de 2023, el blue se encontraba en torno a los $1.070. Y a las pocas semanas llegó a un máximo de $1.255.
Entonces, si se traslada la inflación acumulada en la «era Milei» al valor que tenía el dólar informal al inicio de la misma, hoy el precio del billete debería ubicarse en torno a los $2.359. Un 70% más que el valor actual.
Más cercano en el tiempo, cuando el dólar blue tocó su precio nominal máximo histórico el 12 julio del año pasado, al llegar a los $1.500, esa cifra, ajustada por la inflación acumulada desde esa fecha al presente, equivale a un precio actual cercano a los $1.999.
Asimismo, si se comparan los precios más altos a los que tocó el blue en los últimos 10 años, el máximo alcanzado se registra en octubre de 2020, en plena crisis desatada por la pandemia, cuando tuvo un valor actualizado de $4.274. O sea, 208% más alto que el precio presente del billete informal.
En otro de los períodos de crisis cambiaria de los últimos años, que fue en octubre de 2023, en pleno momento de incertidumbre política y económica de las últimas elecciones presidenciales, el blue llegó a un precio, a cifras actuales, de $3.356.
En resumen, los $1.385 actuales que cuesta el dólar en el segmento informal es el precio -en términos reales, no nominales- más bajo de los últimos 10 años. Es que se encuentra apenas por debajo al que alcanzó entre marzo de 2016 y marzo de 2018, en el gobierno de Mauricio Macri, cuando estuvo a $1.397, a valores actuales. Período en el que tampoco había cepo cambiario.
De hecho, el dólar mayorista se ubica no mucho más arriba que esa referencia «atrasada», ya que cotizó el martes en $1.416 en el mercado.
El precio del dólar actual se encuentra en uno de los niveles más bajos históricos.
Dólar: qué dicen los economistas
En base a los datos comparativos de los últimos años, se puede decir que el precio del dólar luce «barato», sobre todo, por los amplios desafíos políticos y económicos que tiene el Gobierno de ahora en adelante.
En ello aumenta la incertidumbre sobre el respaldo popular, a raíz del duro revés electoral conseguido en la provincia de Buenos Aires, por lo que la mira ahora pasará a posarse en los resultados de las elecciones legislativas nacionales de octubre.
«Creemos que de aquí en más la situación es muy desafiante para el Gobierno, que deberá afrontar costos sea cual sea el rumbo que tome, y deberá administrarlos. Consideramos que será clave seguir la dinámica del dólar y ver qué hace el Gobierno si la cotización presiona sobre el techo de la banda, considerando que si bien hay reservas liquidas en el BCRA para hacer frente a presiones, las reservas netas son negativas ya que las liquidas se vieron apalancadas por el préstamo del FMI», reflexiona Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS.
Respecto al valor actual del dólar, los economistas están considerando que, debido a los desequilibrios que se mantienen en la economía desde hace varios años, todavía puede lucir «barato».
«Hoy $1.400 es piso. Si se ve al tipo de cambio real (TCR) histórico y el ratio de excedente de pesos/reservas, hoy el dólar debería estar más cerca de los $1.500. De hecho, el lunes, luego de la noticia, los dólares financieros tocaron los $1.480, por lo que hay bastante margen de suba», detalla la economista Natalia Motyl, a iProfesional.
Por su parte, Federico Glustein, economista y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), también considera que el precio del dólar «está barato», sobre todo porque se tiene en cuenta que el valor se encuentra por encima de los $1.400 en un escenario en que todavía hay cepo para las empresas.
«A ello le sumo el escaso poder de fuego de la autoridad monetaria y económica, que anula cualquier intervención eficiente que permita sostener por un tiempo extenso ese valor deseado», acota.
Para concluir: «Yendo al punto más técnico, el precio del dólar está atrasado, debiera estar a un valor más cercano a los $1.480, aunque los sectores productivos reclaman una cotización de $1.700. Es que, con tasas del 70% TNA, es probable que el valor estaría en torno al techo de la banda de flotación si se bajaran en relación a la inflación», afirma Glustein a iProfesional.
Por lo pronto, en los mercados de opciones y futuros del Matba-Rofex se está negociando un dólar mayorista a fin de año de $1.600, no muy alejado a lo que estiman los economistas relevados.-
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ECONOMIA
El crédito no bancario cubre a más de 11 millones de personas y su morosidad se disparó al 16 por ciento

El sistema de crédito no bancario le otorga financiamiento a 11,2 millones de personas, una masa de público que creció un 34% entre julio de 2024 y el mismo mes de 2025. El monto prestado por los proveedores no financieros, descontada la inflación, llegó a $11 billones y creció 84% en ese plazo.
Mientras ese financiamiento ganó terreno, la morosidad subió significativamente, duplicándose hasta el 16% de la cartera, muy por encima del crédito bancario.
Los datos, publicados por el BCRA, describen el universo de los Proveedores no Financieros de Crédito (PNFC), que ofrecen alternativas de financiamiento de manera paralela a la banca tradicional. Su participación se divide entre Fintech (35%), Venta de electrodomésticos (7%), Leasing y Factoring (4%), Otras cadenas de comercios (2,5%), Cooperativas y mutuales (2,5%) y Otros prestadores (49%). El grupo de las fintech marcó un crecimiento del 31% en el saldo de cartera del primer semestre.

El 52% del saldo total del financiamiento responde a tarjetas de crédito de emisores no bancarios y otro 36% corresponde a préstamos personales. En estos dos rubros se centra la competencia de este segmento con los bancos.
El informe del BCRA muestra que en el período que va desde enero de 2024 a julio de 2025 se evidencia más crecimiento en los préstamos personales de los bancos (277%) respecto de los no bancarios (176%), mientras que la relación se invierte para tarjetas de crédito, dado que los proveedores no financieros crecieron más (90%) que las del bancos tradicionales (65 por ciento).

Del universo de 11,1 millones de personas físicas que son deudoras de las los proveedores no bancarios, hay 5 millones que lo son en forma exclusiva, es decir, que los otros 6,1 tienen alguna deuda con un banco. Esos 5 millones de argentinos representan el 35% del total de los deudores en bancos. Y son además la señal de que no encuentran margen en la banca tradicional a la hora de buscar apoyo financiero.
Estos datos, según el BCRA, “pueden tomarse como una medida de la inclusión financiera que realizan los PNFC, en tanto permite ver en qué magnitud incorporan personas que no están siendo asistidas por los bancos y compañías financieras”. Al mismo tiempo, señala que los no bancarios muestran “un aporte significativo en cantidad de deudores, su importancia como fuente de financiamiento para las personas humanas resulta más limitada, al tratarse de préstamos de bajo monto”.
La deuda promedio en esta clase de préstamos resultó de $985.000, con un crecimiento en el primer semestre de solamente el 6%, por debajo de la inflación.
La irregularidad total de la cartera de los proveedores no financieros alcanzó 16,2% en julio de 2025. El dato señala que la morosidad se duplicó en el plazo de un año, al tiempo que el mercado comenzaba a generar una fuerte volatilidad en el nivel de las tasas.
El grupo de Venta de electrodomésticos lideró el aumento, con una tasa de irregularidad de 27% en julio de 2025, tras subir 12 puntos porcentuales en el año y posicionarse como el segmento con tasas más altas. Las fintech registraron el segundo ratio más alto, con 18% y un alza de 8 puntos porcentuales, mientras que Otros prestadores llegaron a 15,8% (+8 p.p.). Cooperativas y mutuales reportaron 10,4% (+3 p.p.), y Otras cadenas de comercios marcaron 9,8% (+3 p.p.). El sector de Leasing & factoring, enfocado en préstamos de mayor monto y dirigidos a personas jurídicas, mostró una irregularidad de 4,7% (+1 p.p.).

En la banca tradicional, la irregularidad de los préstamos a familias subió de 2,7% a 5,6% entre enero y julio de 2025. Y en septiembre saltó a 7,3%, triplicando el nivel que tenía un año atrás. Por tipo de asistencia, la tasa irregular de los saldos por tarjetas de crédito pasó de 5,6% a 10,8%, y la de préstamos personales aumentó de 12,1% a 20% en el mismo periodo.
Una dato llamativo es que la irregularidad del universo de deudores “compartidos” entre uno y otro sistema llegó al 8,6% en los bancos y al 15% en los proveedores no financieros. La diferencia en el comportamiento de pago, según el BCRA podría obedecer a mejores mecanismos de cobro de los bancos, tal como el débito directo de las cuotas. Esa potestad fue eliminada para las fintech en el Gobierno anterior y el Banco Central analiza su reposición en el corto plazo.
El mayor cumplimiento con los bancos también puede explicarse por “los incentivos del propio deudor”, tal como el aprovechamiento de una tasa más baja que con las fintech que “podrían inducir un mejor comportamiento con los bancos a los efectos de no quedar inhabilitado para continuar utilizando esta fuente de financiamiento a futuro”.
ECONOMIA
Clima de Negocios: Volvieron las dudas por las reservas mientras el FMI se resigna y ya prepara un nuevo “perdón” para el país

No hay reservas en el Banco Central y de ahí parecen desprenderse todas las discusiones económicas de los últimos días. ¿Otra vez? Otra vez.
El debate sobre las tenencias internacionales volvió a ocupar el centro del escenario mientras el Gobierno de Javier Milei anota opciones para pagar deudas (que no son estrictamente por medio de la acumulación de dólares en las flacas arcas de la autoridad monetaria) y en Washington, atento a los tiempos bilaterales que corren, el FMI se apresta a masticar bronca y firmar un nuevo perdón, waiver, para su principal deudor, su “cliente” más díscolo.
Así, las versiones están a la orden del día. The Wall Street Journal encendió alarmas el jueves cuando dijo que nunca llegará un desembolso de USD 20.000 millones que se esperaba que sea una suerte de mega-sostén de entidades privadas para complementar los otros USD 20.000 millones de swap del secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent.
El propio Bessent había hablado de ese esquema, pero parece que los bancos dijeron que estaba todo bien si el Tesoro firmaba como garante, algo que no ocurrirá. Ayer el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo que nada que ver, que nunca se estudió ese instrumento. Raro.
Sí llegarían, estimó el medio estadounidense (si las negociaciones con los bancos llegan a un buen puerto), unos USD 5.000 millones para pagar el vencimiento a bonistas privados de enero, primer paredón grande de cuentas a pagar en divisas. ¿Por qué no se paga esa “cuota” con los dólares del swap? Hay dudas, pero también teorías. Veamos.
Semanas atrás, en medio de las críticas del consenso económico al gobierno Milei por no aprovechar el contexto cambiario de fines de 2024 y comienzos de este año para comprar dólares para el BCRA, se vivieron momentos de verdadera zozobra, con el riesgo país que saltó –porque los bonistas calcularon que no habría fondos para pagar los próximos vencimientos de enero y mediados de 2026– y muchas dudas sobre el plan económico, e incluso sobre el equipo que maneja la economía local. Pero llegó el paraguas de Donald Trump, la Libertad Avanza arrasó en las elecciones de medio término y todo se calmó otra vez.
El Gobierno pudo acumular reservas, y no quiso. Ese proceso de fortalecimiento podría haber alterado el tipo de cambio y eso, a su vez, presionar la inflación, cuya reducción es la gran bandera de Milei. No es algo directamente proporcional: incluso en el último salto del tipo de cambio el pass through (pasaje a precios) fue reducido, quizás porque bajaron las ventas, por otros motivos o alguna combinación de ellos.
Hoy, según la consultora 1816, las tenencias netas, según la metodología de medición del FMI, son negativas en unos USD 16.000 millones.
Hubo euforia post electoral, incrementada por los constantes apoyos de EEUU, que materializó Bessent con el anuncio de swap y que reforzó la noticia del acuerdo comercial que comunicó la Casa Blanca. Ahora que comenzó a bajar la espuma, muchos economistas dijeron “es momento, se deberían acumular reservas”, con la vista en enero y un cronograma de vencimientos para 2026 que viene “cargado” y suma unos USD 20.000 millones, entre privados y FMI.
Como sea, otros vientos soplan en este fin de año y las necesidades apremian. ¿Va a recalibrar el Gobierno el programa económico? “Las bandas no se tocan”, dicen a coro los funcionarios, pero… el esquema actual que buscó mantener a raya tanto al dólar como a la inflación, también elevó las tasas de interés y se hizo sentir fuerte en la actividad.
Milei promete más reformas de las que estaban en carpeta (como impositiva y laboral) y augura turbulencias inminentes: “Abróchense los cinturones, van a haber muchas más reformas”, dijo el jueves en Corporación América.
“Hemos enfatizado la necesidad de acelerar los esfuerzos de acumulación de reservas para ayudar a gestionar mejor la volatilidad y fortalecer aún más la confianza del mercado”, dijo la semana pasada la vocera del FMI, Julie Kozack.
Kozack habló de una “ventana de oportunidad” para hacerlo y dijo que sería prematuro de su parte comentar si Argentina incumplirá la meta de reservas. Esta ya fue revisada a la baja en julio, rige hasta el último día del año,se revisará en febrero y es prácticamente imposible de cumplir.
Según pudo saber Infobae, en los últimos días hubo insistentes consultas del FMI al Tesoro de EEUU por el swap a la Argentina. Los técnicos de Kristalina Georgieva quieren saber detalles sobre cómo computar ese pasivo en dólares del BCRA. La duda es si el tramo que se activó es de corto plazo o no: la metodología del FMI resta a las reservas brutas los pasivos en dólares que vencen en menos de un año.
En el Tesoro no respondieron, ni responderán. “Es un acuerdo entre países, el swap lo activa Argentina cuando quiere”, argumentan. Y habría dejado una recomendación muy clara: “Preparen un waiver”. Es el perdón que ya dio este año el Fondo y que daría en febrero otra vez por incumplimiento de la meta de acumulación de reservas.
Podría haber otro punto que inquieta en parte a Bessent & Cía: si la deuda se extiende por más de un año podrían necesitar la autorización por el Capitolio. Ya hubo tensiones por la ayuda política a Argentina y las elecciones en EEUU están a la vuelta de la esquina. Por otro lado, la histórica injerencia de ese país en el FMI es más concreta que nunca. Desde octubre, en la silla de segundo del organismo está sentado Dan Katz, quien fue hasta ese momento jefe de gabinete de Bessent. Lo que quiere -o no- el Tesoro ahora fluye mucho mejor en el Fondo que cuando el cargo lo ocupaba Gita Gopinath. Como sea, la preocupación entre los burócratas crece: ¿habrá una nueva reunión informal del directorio del FMI para tratar, otra vez, el caso argentino?
En ese póker entre el nuevo prestamista de última instancia y el beneficiario estaría también la respuesta de por qué no se paga los vencimientos próximos con el swap: EEUU no quiere problemas a mediano plazo. Y los bancos, sin garantías de Bessent, estarían dispuestos a dar una mano, pero con costos (que aún no están definidos) y por una cifra muy menor que la que se habló al principio.
Cálculos privados habían estimado que el BCRA debería comprar más de USD 9.000 millones antes que termine el año para cumplir el objetivo con el FMI planteado en la revisión de julio, cuando además ese target se había aflojado en USD 5.000 millones. Nadie en el gobierno tiene eso en mente, está claro. Quedó más que claro con recientes declaraciones del Presidente, de Caputo y del titular del BCRA, Santiago Bausili.
El jefe del Palacio de Hacienda desplegó el menú de opciones para pagar en enero: usar más del swap vigente con China o ampliar el tramo del nuevo con EEUU (del que ya se activaron unos USD 2.500 millones, según la consultora 1816), cerrar el acuerdo con bancos internacionales para conformar un préstamo y operaciones con bonos a corto plazo y hacer un nuevo repo con entidades. “Toto prefiere emitir deuda, se muere por que se den las condiciones para hacer, pero no se llega. Al menos a enero no llegamos”, confían en la Casa Rosada.
“Si hago rollover ese mecanismo de acumulación de reservas no tiene sentido de ser. No voy a estar saliendo a comprar dólares como un delirante y yo mismo generar un aumento del dólar, que es lo que pretenden muchos economistas que están comprados y perdiendo mucha plata”, dijo Milei en Neura días atrás.
O sea: si se sale a los mercados, no hace falta acumular. ¿Cuáles son las condiciones de emisión de nueva deuda internacional? Que baje el riesgo país. Esta semana rondó los 600 puntos, pero subió a 650 con el dato del Wall Street Journal. Debería bajar entre 150 y 200 puntos más. ¿Es posible? Luego de las elecciones cayó desde los 1.200 puntos de comienzos de octubre a estos niveles actuales. “El objetivo del programa actual no puede ser en sí la acumulación de reservas internacionales a cualquier costo, de manera que pueda poner en riesgo la estabilidad económica”, confirmó Bausili en un evento que organizaron los Amigos de la Universidad de Tel Aviv en el Hotel Alvear.
Esta semana, Analytica destacó que se espera que el Tesoro profundice la compra de dólares para afrontar los próximos vencimientos, mientras el BCRA busca recomponer reservas en línea con los compromisos asumidos ante el FMI. “El Gobierno se enfrenta a una disyuntiva: a) mantener la regla de bandas al 1%, priorizando la estabilidad nominal pero atándose a un techo del tipo de cambio que ya fue puesto a prueba; o b) optar por una flexibilización recalibrando las bandas y asumiendo un mayor riesgo de volatilidad de tipo de cambio y de precios”, dijeron en la consultora de Ricardo Delgado.
“Está el apoyo de EEUU y se esperan líneas de financiamiento para el año que viene, pero también están las vacaciones y el Mundial que van a demandar dólares. Meten la pata si otra vez deciden no comprar, como se estima hasta ahora. Dos veces el mismo error”, comentó un conocido economista que esta vez pidió off the record.
Diego Giacomini, economista y ex amigo de Milei, cree que el Gobierno ignoró las presiones y las metas del FMI porque Milei cree que la acumulación de reservas genera desequilibrios en el mercado cambiario y también en el monetario que terminan siendo inflacionarios. “Igual, va a tener que comprar algo, porque otra no le va a quedar. Pero Milei va a comprar lo menos que pueda para expandir los agregados lo menos posible, y va a comprar menos de lo que todo el sistema quiere que compre. Se metió en un callejón sin salida y con la manta muy corta”, agregó.
Los bancos internacionales también miran el proceso. Morgan Stanley cree que parece haber un enfoque en la acumulación de reservas de divisas, pero pasará “después de una eventual operación de gestión de pasivos que se está analizando”; y JP Morgan dijo que espera un esquema similar y resaltó que el Gobierno busca priorizar “el crecimiento económico y la remonetización”.
En Equilibra en tanto, coinciden en que no se va a llegar a la próxima meta del FMI. En cuanto a esta necesidad de acumular reservas, estiman que el Gobierno, de a poco, va diciendo que sí, pero se muestra bastante reacio a acumular vía compras del BCRA, con emisión. “El Gobierno teme hacer grandes compras desde el Central por presiones cambiarias e inflacionarias. Argentina necesita acumular reservas: aprovechando un ingreso de capitales fuerte por sector privado, provincias y, eventualmente, el sector público nacional también, si el riesgo de país sigue bajando, hay que recomponer, vía Tesoro o BCRA. No creo que sea inflacionario que lo haga el Central, porque hay un exceso de oferta de dólares. Además, es más rápido, más genuino y en épocas de vacas flacas ayuda a intervenir y hacer creíble el techo de la banda”, dijo Lorenzo Sigaut Gravina, uno de los fundadores de Equilibra.
Finalmente, desde el Ieral de la Fundación Mediterránea, ven que la acumulación de reservas tiene que ser consistente con los otros objetivos, por lo que el proceso está destinado a ser dosificado. “Tendría que ser con un régimen de flotación sucia con intervenciones puntuales. El problema es la sincronización con la política monetaria. Como tenemos un esquema de agregados y no de metas, la tasa es más volátil y eso complica la dinámica de acumular reservas y de hacer un rollover previsible de la deuda. La acumulación de reservas hace a la sustentabilidad de la política macro en el mediano y largo plazo”, afirmó Jorge Vasconcellos, economista jefe del Ieral.
Mientras tanto, Caputo y su equipo, afinan el lápiz para terminar de diagramar la estrategia que permita afrontar los próximos vencimientos de deuda externa.
Brotan rumores para todos los gustos. Confianza es una palabra clave que vuelve y vuelve a sobrevolar la golpeada coyuntura local. Como vuelven también la discusión sobre si hay que acumular reservas en el BCRA o no.
ECONOMIA
El mercado espera más claridad sobre cómo se acumularán reservas y el riesgo país no logra aún perforar los 600 puntos

REUTERS/Agustín Marcarian
Luis Caputo tuvo que salir a aclarar a finales de esta semana que “nunca hablamos con los bancos de un rescate, ni de USD 20.000 millones”.
El ministro habló incluso de una “operación con la sola intención de generar confusión”. Sin embargo, en las semanas previas a las elecciones ningún funcionario de su equipo había desmentido la versión. Todo era de ayuda en ese momento de incertidumbre política para dar la idea de un gran respaldo norteamericano, tanto del Tesoro como de las principales entidades.
Las versiones sobre una nueva ayuda financiera están relacionadas con el vencimiento de USD 4.300 millones de capital e intereses de bonos en dólares que debe enfrentar el Gobierno el próximo 9 de enero. No hay dudas sobre el cumplimiento de este compromiso, pero no está claro cómo se afrontará. Ahora la posibilidad más clara es un nuevo “repo” con bancos internacionales. Esto es, financiamiento garantizado con bonos en dólares. El Gobierno ya recibió USD 3.000 millones por esta vía en lo que va de 2025. Sería el modo de afrontar el vencimiento de enero.
Mientras tanto, el Tesoro empezó a comprar dólares en la última semana, llevando la cotización del oficial de 1.420 a 1.450 pesos. Por ahora son compras menores, pero no cabe descartar una aceleración en la medida que no generen un salto significativo en el tipo de cambio.
La posibilidad de volver a los mercados voluntarios de deuda luce cada vez más cerca, sobre todo luego de la última colocación del Bono Tango por parte de la ciudad de Buenos Aires. Se pagó una tasa de 8,1% anual por una duración promedio de siete años. Pero el diferencial es favorable para el distrito porteño, que no defaulteó su deuda en 2002 ni en 2020, cuando el gobierno nacional optó por reestructurar con fuertes quitas.
La turbulencia que afectó a Wall Street en las últimas dos semanas complicó, o al menos demoró, el objetivo del Gobierno de recuperar el acceso al mercado de financiamiento voluntario.

EFE/EPA/JUSTIN LANE
En los próximos días quedará claro si se trata de una simple toma de ganancias tras la fuerte suba de acciones de empresas vinculadas a la Inteligencia Artificial o de una tendencia bajista más profunda. En todo caso, los inversores decidieron ser más cautelosos y alejarse de activos de riesgo. Así bajó fuerte el Bitcoin, pero también sufrieron acciones y bonos argentinos, con el consiguiente repunte del riesgo país.
El equipo económico sigue sin dar mayores precisiones sobre cómo piensa acumular reservas. La compra de dólares por parte del BCRA, con la consiguiente emisión de pesos, no parece ser una opción a corto plazo. Incluso Milei le puso paños fríos hace una semana: “Si recuperamos el acceso a los mercados no precisaríamos recurrir a la compra de dólares”, explicó.
Es indudable que el “Talón de Aquiles” del Gobierno sigue pasando por la falta de reservas netas en el Central. Esto expone más la economía a los vaivenes del mercado internacional (como sucedió en los últimos días) y a cualquier ruido interno.
Argentina quedó muy cerca de volver a los mercados a principios de este año, cuando el riesgo país cayó hasta 560 puntos, pero no lo logró. Ahora se presenta una segunda oportunidad, que parece incluso más cercana que hace casi un año. Ahora la situación política es más holgada para el oficialismo, con mayor cantidad de legisladores propios para avanzar con reformas estructurales. A eso se suma un apoyo inédito del gobierno de EEUU. Incluso el tipo de cambio luce mucho más adecuado.
En lo que no se logró avanzar es en fortalecer al Central con reservas propias. El Gobierno todavía está USD 7.500 millones debajo de la meta de reservas netas que debe cumplir con el FMI para fin de año. Es muy difícil llegar a ese objetivo entre nuevo financiamiento de bancos (vía repo) y compras paulatinas del Tesoro en las próximas semanas.
La reactivación de la economía es otro tema que habrá que monitorear de ahora en más y es una de las prioridades de Economía. El BCRA viene induciendo una fuerte baja de tasas y el jueves definió una importante reducción en los encajes diarios que exige a los bancos, pasando del 95% obligatorio a solo el 75%. De este modo libera pesos y se avanza de a poco en la remonetización de la economía.
REUTERS/Agustin Marcarian/
Pero el camino viene con algunos obstáculos, porque la inflación viene subiendo por cinco meses consecutivos y en noviembre mantendría la tendencia alcista. Las principales consultoras ya estiman que el mes podría finalizar en niveles de 2,5 por ciento. Hubo fuertes subas en la carne y también aumentos en combustibles, boletos de colectivo y tarifas de luz y gas. A eso se le suma la búsqueda de las empresas de recomponer márgenes de rentabilidad perdidos a lo largo del año. Un indicio: en octubre por primera vez en casi seis meses la inflación minorista superó a la mayorista.
El aumento de los insumos importados por la suba del dólar a lo largo del año no se había podido trasladar ante la imposibilidad de trasladar esos aumentos al consumidor, en medio de la caída de ventas. Por eso, el proceso de expansión monetaria para acompañar la recuperación de la actividad deberá ser cuidadoso para evitar un rebrote inflacionario mayor.
Tanto la recuperación del nivel de reservas como de la actividad económica despuntan como los grandes temas que definirán la agenda económica del 2026. Y muy probablemente los que marquen la fortaleza del Gobierno para evitar la “crisis del tercer año” que en su momento aquejaron a Cristina Kirchner en su segundo gobierno, pero también a Mauricio Macri con la fatídica crisis cambiaria de 2018 y luego a Alberto Fernández en un 2022 que incluyó varios recambios en el equipo económico.
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