ECONOMIA
A la espera de la negociación por el préstamo de EEUU, las consultoras analizaron el futuro del esquema económico

El Banco Central vendió en 3 días todos los dólares que compró en el año para aumentar las reservas. El mercado no cree que eso se sostenga. Hace dos semanas el problema era acumular reservas, ahora es no perderlas.
La entidad vendió en tres días USD 1.110 millones, casi el total de los USD 1.200 millones que compró el Tesoro a lo largo del año. Solo el viernes se vendieron USD 678 millones, más de la mitad de lo que se compró en el año.
Al principio querían acumular reservas cuando el dólar llegara a $1.000, piso de la banda en aquel momento. El mercado reclamaba priorizar la compra de reservas para bajar el riesgo país, pero el Gobierno quería secar de pesos el mercado para bajar la inflación. Como siempre, el mercado tuvo razón.
La luna de miel de la confianza terminó, la política aplastó a la economía, pero el Gobierno insiste en soluciones económicas que hoy no cambian el escenario , debido al temor a que no le vaya bien en las elecciones de octubre.
La suba de tasas del viernes -no hay LECAP corta que rinda menos de 5% hasta fin de diciembre. que rinde 5,51% efectivo mensual-, la suba del dólar y la enorme venta de reservas muestra que todos los intentos de maquillaje oficiales fracasaron. El problema fue el armado de listas, algo inamovible, que demostró que la estrategia no funcionó. Al Gobierno le hubiera convenido no ganar las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires, porque ese triunfo le hizo creer que podía someter a quienes se querían aliar y prefirió pintar sus listas de violeta, para extender su poder a todo el país.
Esa acción del Gobierno recordó al acto del 27 de febrero de 2012, cuando Cristina Fernández de Kirchner había ganado de forma arrolladora las elecciones y pronunció su “ahora vamos por todo”. Esa ambición la llevó a la derrota tres años después. El cambio más importante es que ahora la conducción de la campaña nacional quedó a cargo de Pilar Ramírez, la presidente del bloque de legisladores y de la LLA en CABA, que comenzó a moverse con el respaldo de Javier Milei.

El viaje del presidente a EEUU, donde quizás consiga un préstamo del Tesoro para pagar capital e intereses por casi USD 10.000 millones en enero y julio próximos, puede incidir hoy en los castigados bonos de la deuda que elevaron el riesgo país a casi 1.500 puntos básicos, el triple de lo que se necesita para acudir a los mercados internacionales ¿Quién no jugaría una leve parte de su cartera a estos bonos que tienen tasas de retorno que rondan 25% en el corto plazo? Algunos.
Es tan fuerte la caída de bonos y acciones que en lo que va de setiembre los inversores que tenían dinero en fondos de inversión de renta fija ya llevan retirados $510.000 millones.
Las principales consultoras se involucraron en el nuevo escenario. El informe de 1816 se titula “habrá que comprar reservas” y señala que la política cambiaria puede cambiar después de las elecciones porque hasta fin del mandato hay que comprar un promedio de USD 1.000 milllones mensuales. “Independientemente de si se trata de compras del BCRA (más oferta de pesos) o parcialmente del Tesoro (con superávit primario), para nosotros el tipo de cambio de equilibrio sin rollover (si no pueden endeudarse para pagar los vencimientos) estará arriba del techo de la banda”, señaló.
El informe considera difícil estimar un nivel de tipo de cambio de equilibrio con compra de reservas y saber cómo reaccionará la inflación a ese escenario. Ve un esquema de tipo de cambio flexible ya sin bandas (acaso el escenario más probable, el más convencional y el que seguramente prefiera el FMI), que las compras de dólares podrían ser discrecionales o bajo un programa (como el anunciado hace poco por Chile, con compras por hasta USD 25 millones por día).
Otro esquema, dice, “es ir a un tipo de cambio fijo tras un salto inicial, en el que la tasa de interés en pesos baja mucho en términos reales, pero se vuelve muy positiva en términos de dólares, impulsando el carry, como hicieron al principio del Gobierno. Bajo esta opción no es obvio qué nivel haría falta para que compren fuerte de un día para el otro: el tipo de cambio de $800 al inicio de Milei (muy depreciado en términos históricos) es un nivel de casi $2.300 actual”.

Para la consultora no es posible una dolarización en este momento. Más allá de la falta de reservas para comprar la base monetaria, explica, “ese plan obligaría a convertir todos los bonos en pesos (donde invierten los bancos más de la mitad de sus depósitos en pesos) en bonos en dólares, cuando estos empezaron a meter en precios chances de reestructuración (primero habría que licuar y reestructurar)”.
En tanto, FMyA, que dirige Fernando Marull, indica que “el mercado se pregunta si las bandas durarán hasta octubre. El BCRA tiene poder de fuego y Caputo parece dispuesto usarlo hasta las elecciones. Tiene USD 14.000 millones más USD 2.600 millones de dólares futuros y puede subir la tasa de interés. Deberían llegar, pero será más costoso que la previa de PBA. El día después dependerá del resultado de octubre, obviamente”.
Según la consultora, “esta semana la suba del dólar ($1.475) impactó muy poco en la inflación (+0,7% semanal) y septiembre perfila a 2 por ciento. El aumento del dólar CCL debería empezar a pegar en precios estas semanas. Los datos de actividad siguen malos y los negocios y proyectos están frenados hasta después de las elecciones”.
Sobre los bonos opina que con el BCRA vendiendo dólares “en las próximas semanas será difícil que repunten. Hoy el mercado descuenta que, si el BCRA vende dólares y encima el Gobierno pierde las elecciones, deberá aceptar una fuerte devaluación o -de lo contrario- reestructurar la deuda pública. Salvo que el oficialismo saque algún conejo de la galera”.
El infome agrega que el mercado “descuenta que luego de octubre habrá flotación sin bandas y el dólar subirá más. Obviamente dependerá del resultado de las elecciones: una Buena elección del Gobierno (40%) bajará el Riesgo País, permitirá recalibrar las bandas y el dólar subirá menos; una mala elección (30%) subirá el riesgo país y el dólar aún más, porque con el mercado cerrado, el BCRA deberá comprar muchos dólares. En cualquier escenario, el dólar subirá”.
Sobre el escenario electoral arriesga: “¿Puede remontar las elecciones? Sí. El escenario de octubre está difícil para el gobierno, pero no imposible. Primera encuesta de AtlasIntel (de buen track record) hoy da ventaja de 4 puntos a LLA (39%); achicaría diferencia en PBA y Provincias Unidas estaría sólido en Santa Fe y Córdoba. Este escenario es consistente con el Indice de Confianza en el Gobierno de la Universidad Di Tella. No juega el aparato en PBA y se suma el voto anti-K. La economía no mejorará hasta las elecciones, así que lo único que puede mejorar es la estrategia política: más negociaciones con provincias aliadas y un discurso más moderado para reconquistar el votante de Juntos por el Cambio. Nuestro escenario base (60% de chance) es que LLA no haría una mala elección. Ahí deberían rebotar activos”.

Para EconViews, la consultora que dirige Miguel Kiguel “a esta altura, todas las salidas son costosas: dejar flotar al dólar, seguir perdiendo reservas o volver a poner el cepo. El primer cambio debería venir por el esquema cambiario. Las bandas ya no son creíbles y el Banco Central no puede quemar el préstamo del FMI para sostener un tipo de cambio artificialmente bajo”.
En la visión de Econviews, la mejor alternativa sería migrar hacia un esquema de flotación sin bandas, con un tipo de cambio lo suficientemente competitivo que permita comprar reservas.
“Es cierto que esta salida tendrá consecuencias en inflación y probablemente en votos, pero estirar el esquema actual, que ya quedó obsoleto, es aún más riesgoso. En apenas tres días en el tope de la banda, el Central vendió más de 1.000 millones de dólares, un ritmo insostenible con más de 20 ruedas por delante antes de las elecciones”, señala. En cambio, “reinstalar el cepo sería, directamente, un suicidio”.
Un segundo giro, dice, “debería ser político. Más allá de lo difícil que resulta tender puentes en plena campaña y de haber maltratado a enemigos (y no tan enemigos), es imperioso un intento de diálogo. Un acercamiento más constructivo con el PRO, que aporte músculo político, podría sumar. Por último, la política monetaria debe volver a ser conducida por el BCRA y no por el Tesoro. Eso implica, además, objetivos convencionales, sin inventos como la “base monetaria amplia” o la eliminación de ventanillas de liquidez, con menos idas y vueltas regulatorias y mayor coordinación con el esquema cambiario”.
En definitiva, concluye, el Gobierno está frente a un punto crítico: “la economía no le da margen para seguir acusando a terceros: o se decide a encarar un giro rápido y contundente, o el mercado lo hará por él, con costos aún más altos”.
F2, de Andrés Reschini, señala que la última rueda de la semana “fue una clara señal de que el mercado entró en pánico. Justificado o no, el hecho de que a BCRA le lleven USD 678 millones de las reservas en una rueda con una demanda por divisas acelerando fuertemente y una oferta contrayéndose, habla a las claras de que el esquema cambiario tiene los días contados, en la visión del mercado. La brecha cambiaria superó el 6%, las tasas cortas en la curva pesos rondaron el 4,5% efectivo mensual y el Riesgo País podría superar 1.500 puntos en el cálculo del viernes. El presidente dejó deslizar la chance de que el Tesoro de los Estados Unidos salga al rescate con algún tipo de desembolso que sirva para garantizar el pago de los próximos cupones de deuda en moneda extranjera pero no aparece nada que lleve al mercado a imaginarse un futuro sostenible bajo el esquema actual”.
F2 señala que “se habla de que el BCRA podría retirar prácticamente todos los pesos vendiendo reservas, pero según la estimación al cierre de esta semana, el M2 transaccional privado rondaría el equivalente a USD 33.000 millones cuando luego del salto cambiario de diciembre de 2023 llegó a USD 22.450 millones. De modo que es probable que, de mantenerse este escenario de corrida, los dólares con los que cuenta el BCRA se queden cortos y las elecciones a octubre se hagan demasiado lejanas”.
En el mercado de futuros, sin embargo, si bien el interés abierto ha crecido de manera sostenida, no se observa una estampida en el volumen como sucedió en el spot en los últimos días. “Probablemente se deba a que con el grado de restricciones actuales buena parte del mercado puede acceder directamente a la divisa y, por otra parte, BCRA se ocupó a final de agosto mediante normativa de restringir el acceso a los bancos.
“Así, la autoridad monetaria logró que sus intervenciones en esta plaza sean más efectivas. De todos modos, hoy no resulta suficiente para mantener al spot dentro de las bandas. Pero no hay señales de que todo estalle con una brecha del 6 por ciento. Este dato podría indicar que ante la eventual eliminación de las bandas, el tipo de cambio pueda tener una reacción moderada para encontrar un nuevo equilibrio en lugar de un overshoot (disparada). Quizás sea tiempo de recalibrar en este sentido, soportar algo más de inflación, pero no demasiada aprovechando el acotado pass trough derivado de no financiar el Estado con emisión, y de esa manera volver a acumular reservas antes de que sea demasiado tarde”, advierte la consultora.
En un contexto así, si se consigue algún desembolso de Organismos Internacionales y del Tesoro de EEUU el efecto será más suave, advierte. “Pero sin recalibrar, los desembolsos (si se materializan) tendrán un efecto limitado o nulo. La dimensión política complica más las cosas y es un factor de incertidumbre. Habrá que ver cómo terminan las próximas votaciones en el Congreso en relación con los vetos y DNU. Pero así y todo el Gobierno puede reaccionar a tiempo antes de que las reservas sangren demasiado, quizás a un costo en materia de inflación relativamente bajo”.
La rueda de hoy es clave por la magnitud de intervención del BCRA, que puede definir si se mantendrá la banda cambiaria. El mercado apuesta a que es insostenible. Espera algún anuncio que cambie en profundidad la incertidumbre por el pago de la deuda.
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ECONOMIA
La City se la juega: acciones y bonos recomendados para invertir en la previa electoral

En medio de una volatilidad profunda en las cotizaciones de acciones y bonos, por el escenario tanto político como económico, la City está recalculando las alternativas de inversión. En este sentido, los analistas llaman a tener precaución ante este clima tan incierto, por la tensión en el precio del dólar, y a la espera de la definición de los resultados de las elecciones nacionales del 26 de octubre. Es que allí se abre un abanico de posibilidades según cuan favorable o desfavorable sea el resultado para el Gobierno.
Por lo pronto, el principal índice de acciones líderes, el Merval de ByMA, acumula en todo octubre un positivo en torno al 8%.
Algunos expertos de mercado prefieren esperar al «día después» de la votación para brindar una cartera más acertada. Otros, en cambio, plantean instrumentos conservadores o los distintos escenarios que pueden presentarse.
«Hasta el día 26 creo que tenemos que esperar porque no hay una dirección clara. Está el apoyo de Estados Unidos, pero se debe esperar a los resultados de las elecciones y ser prudentes», afirma Gustavo Neffa, economista y analista de Research for Traders (RfT).
En el mismo sentido, suma Marcelo Bastante, analista de mercado: «El mercado es una montaña rusa. Cada mensaje en redes sociales de los funcionarios es una suba o una baja del 10%».
Por eso, sugiere refugiarse en bonos del Tesoro de Estados Unidos o en dólares en cash.
«A partir de los nuevos anuncios y el apoyo económico del Tesoro de Estados Unidos, el mercado local volvió a reaccionar con fuerza, sobre todo en los bonos. Este tipo de respaldo mejora las expectativas de acceso al financiamiento y reduce el riesgo país, por lo que se refleja más rápido en los títulos soberanos. En cambio, en el caso de las acciones, el impacto no es inmediato: las empresas necesitan un entorno más estable, visibilidad sobre el rumbo económico e incentivos a la inversión para que se consolide un ciclo de crecimiento», resume Isabel Botta, manager de Producto en Balanz.
Andrés Repetto, analista técnico de mercados financieros, creador de Andy Stop Loss y agente productor de Balanz, agrega a iProfesional: «Mi sugerencia es no invertir en nada de Argentina antes de las elecciones, ya que, en caso de que al Gobierno le vaya mal, pueden seguir bajando las cotizaciones. Por eso, mi sugerencia es invertir en activos del exterior, es decir, en pesos en Certificados de Depósito Argentinos (CEDEAR), para salir del riesgo local y orientados a tecnología e inteligencia artificial, donde veo oportunidades».
Incluso, algunos analistas arman carteras en base a una mirada positiva o negativa sobre el resultado posible que tenga el Gobierno.
«Los años electorales argentinos generan contextos excesivamente volátiles, producto de que siempre nos debatimos entre dos modelos económicos contrapuestos que funcionan con tipos de cambio muy diferentes. Esto provoca que, cuando se comienza a anticipar que el peronismo puede volver al poder, el precio del dólar actual se dispara hasta valores que, aunque pueden no estar justificados por los fundamentos económicos y financieros del gobierno actual, están justificados por el miedo derivado de recordar lo que ocurrió en experiencias pasadas», reflexiona Leonardo Guidi, analista de AN Conectar y experto en valuación de empresas.
Bonos para quienes esperan un escenario positivo
En caso que se espere un resultado electoral considerado positivo para el Gobierno, los distintos analistas recomiendan determinadas acciones y bonos.
Así, en base al respaldo de Estados Unidos y a una posible respuesta favorable en las elecciones, se destacan oportunidades «claras» tanto en instrumentos en pesos como en dólares.
«Los bonos en pesos de corto plazo, como las LECAP, siguen siendo una herramienta sólida para capturar rendimiento con bajo riesgo de duración. Actualmente, rinden en torno al 54% anual efectivo y ofrecen liquidez diaria, lo que los hace atractivos para perfiles conservadores que buscan preservar capital sin resignar retorno», afirma a iProfesional Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est.
Por otro lado, indica que los bonos soberanos ajustables por BADLAR, como el de la Ciudad de Buenos Aires al 2028 (BDC28) y el de la Provincia de Buenos Aires a mayo de 2026 (PBY26), debido a que están ofreciendo rendimientos en torno al 62% al 64% anual en pesos, con pagos trimestrales «interesantes».
En cuanto a oportunidades en dólares, Castro sostiene que el BOPREAL Serie 2 (BPY26) es ideal para perfiles conservadores: «Ofrece una TIR cercana al 8 % anual en dólares, con pago de capital asegurado y sin riesgo soberano directo, ya que está respaldado por el Banco Central».
Para perfiles más agresivos, recomienda el bono soberano en dólares Global al 2030 (GD30), que rinde 15,7% anual, «reflejando un escenario muy pesimista que, si se revierte, podría dejar espacio para subas de capital relevantes».
Desde la proyección de Botta, en el tramo de bonos, sostiene que, en caso de concretarse el apoyo de Estados Unidos y el Gobierno logra ordenar el esquema monetario y cambiario, «podría mejorar el panorama de reservas y generar un escenario más estable. En ese contexto, los bonos globales 2038 (GD38) y 2041 (GD41) serían los que más se beneficiarían de una baja del riesgo país y una recuperación económica».
En tanto, Guidi suma: «Creo que sigue siendo el escenario más probable que La Libertad Avanza será la fuerza política más votada. Allí, están todos los incentivos para asumir voluntariamente más riesgo, por ejemplo, invirtiendo en acciones y bonos argentinos. En cuanto a bonos, el que tiene la mejor relación riesgo/recompensa es el emitido al 2035 (AL35)»,
Acciones recomendadas para escenario positivo
En acciones locales, Castro sostiene que «seguimos viendo valor» en compañías del sector energético exportador, como Vista, YPF o Transportadora de Gas del Sur (TGS), beneficiadas por sus flujos dolarizados.
«También nos gustan las compañías ligadas al consumo interno, como IRSA, que podrían capturar valor si se estabiliza el escenario macroeconómico y mejora el poder adquisitivo», concluye Castro a iProfesional.
Para Botta, un eventual apoyo financiero podría mejorar las perspectivas, «siempre y cuando se traduzca en una mayor estabilidad macroeconómica y en un horizonte de crecimiento sostenido. Las empresas necesitan tiempo y un contexto previsible para que ese respaldo se refleje en resultados concretos. Así, mantenemos convicción en compañías con fundamentos sólidos y exposición al ciclo doméstico».
Al respecto, menciona a Pampa Energía, debido a que se destaca por su portafolio diversificado y su bajo nivel de apalancamiento. Suma a Loma Negra, por su «liderazgo» en el mercado, fuerte generación de flujo de caja y perfil defensivo; y Vista, por ofrecer «una historia de calidad a múltiplos aún atractivos».
Desde la perspectiva de Guidi, el sector que tiene las mayores expectativas de suba es el de los bancos, ya que «es actualmente el más subvaluado de todos».
Le suma al energético (petróleo y gas), siendo «Vista Oil mi acción favorita ya que es una empresa que creció muchísimo, incluso durante el gobierno anterior, y está subvaluada».
Para Auxtin Maquieyra, gerente en Sailing Inversiones, indica que «identificamos oportunidades de entrada en algunos sectores dentro del equity local, principalmente por valuaciones históricamente bajas, aunque creemos conveniente mantener una postura prudente: sumar exposición de forma gradual y reservar margen para posicionarse con mayor decisión una vez que haya mayor claridad política».
Entre los segmentos con mejor relación riesgo-retorno, destaca este analista al energético, con compañías como Vista, YPF y las transportadoras de gas TGS y TGN, que «combinan fundamentos sólidos con valuaciones aún deprimidas».
También ve potencial en el sector financiero, donde bancos como Galicia (GGAL) y Macro (BMA) podrían «beneficiarse significativamente» si se encamina un proceso de normalización del sistema financiero post-electoral, ya que cotizan cerca de su valor libro.
Inversiones en caso que el Gobierno no gane las elecciones
En caso que el Gobierno no tenga un resultado tan favorable y quede posicionado segundo, los analistas ven un escenario político posible en el que se pueden consolidar algunos activos y tener una actitud más defensiva.
«Entendiendo que en las elecciones el oficialismo podría llegar a resultar segundo, por hasta un 5% según lo que estima el mercado, y que el Gobierno podría lograr acuerdos con el PRO, con la UCR y con los peronistas que estén alineados más con la centro-derecha que le brinden gobernabilidad hacia adelante, planteamos una estrategia de inversión a mediano-largo plazo. Allí seleccionamos a YPF, Pampa Energía y TGS, ya que se destacan por sus fundamentals más allá del contexto actual. Mientras que, en el segmento bancario, con un mercado creciente y posibilidad de mejora crediticia para el país, Macro y BYMA son nuestras elegidas», detalla Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance.
Para Guidi, si el Gobierno no es la fuerza más votada en las elecciones, están «todos los incentivos para dolarizar tus inversiones».
Así, para aquellos inversores de perfil de riesgo bajo, este analista recomienda las obligaciones negociables (ON) como el «instrumento ideal», como la TLCPO de Telecom, que está rindiendo 9% anual en dólares y cuyo emisor «siempre ha sido un buen pagador a lo largo de los diferentes contextos extremos que hemos vivido en este país».
Para perfiles moderados de riesgo, Guidi afirma que los CEDEAR son «el mejor instrumento para dolarizarse, pero en este momento, solo me animo a sugerir que inviertan en el SPY, que replica al índice S&P500, debido a que creo que las valuaciones actuales de muchas empresas se encuentran en niveles muy exigentes».
También Repetto sugiere CEDEAR para salir del riesgo argentino, donde coincide en proponer al SPY, porque reúne a las 500 acciones más grandes de Estados Unidos juntas, y que está destinado a «perfiles más conservadores» porque es muy diversificado.
A su vez, Repetto recomienda los CEDEAR de NVIDIA (NVDA) porque es el «motor» de la inteligencia artificial, con «excelentes números de facturación y BPA (beneficio por acción) crecientes y líder en su industria. Además de ser la empresa más grande de capitalización del mercado».
A ella suma a los CEDEAR que representan a los índices (ETF) de Bitcoin (IBIT), oro (GLD) y uranio (URA).
«En el contexto actual de aumento de la liquidez global, crisis de deuda de Estados Unidos, la FED que seguirá bajando las tasas y un oro volando, el llamado oro digital (Bitcoin) me parece una excelente opción a estos precios de u$s110.000, ya que viene lateral hace meses y debería ir a buscar la misma suba que ya tuvo el oro», finaliza Repetto.-
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ECONOMIA
Inflación y dólar: por qué las proyecciones del FMI pueden anticipar una modificación en el esquema cambiario

En medio de las negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos, que generan incertidumbre sobre la continuidad del régimen cambiario después de las elecciones del 26 de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cambió las proyecciones de inflación para la Argentina. Y según los analistas puede adelantar lo que sucederá con el dólar.
Con la publicación del último informe de Perspectivas de la Economía Mundial (World Economic Outlook, WEO), el organismo internacional bajó su estimación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para el acumulado de este año.
Ahora, FMI prevé que los precios al consumidor aumenten 28% en 2025 y 10% en 2026, mientras que en abril había estimado 35,9% y 14,5%, respectivamente. La diferencia refleja una desinflación más rápida de la que el organismo había proyectado al inicio del año.
El cambio se dio a conocer el martes 14 de octubre, el mismo día en que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer que la inflación de septiembre fue del 2,1%, lo que implicó una aceleración de 0,2 puntos porcentuales (p.p.) respecto a agosto.

Un alza que se explicó en gran medida porque la categoría Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles y Educación tuvieron una variación intermensual del 3,1 (categoría que muestra el mayor aumento (62,2%) en los últimos 12 meses, duplicando el promedio general), seguida por Transporte con 3%.
Este último dato de inflación implicó un variación interanual del 31,8% y un acumulado para los primeros nueve meses del año del 22%, lo que arroja un restante de inflación del 19,3 p.p. en el último trimestre para llegar al nuevo pronóstico del FMI (41,3%).
Es esa amplia diferencia en la proyección de inflación del FMI lo que para los analistas podría adelantar cambios en el régimen de flotación de bandas actual, a pesar de que el equipo económico lo niega.
“Lo decimos hace meses, esas son proyecciones optimistas, en donde se hace una modificación en el régimen cambiario, pero no abrupto para que no se dispare mucho la inflación. El FMI llega más tarde”, sostuvo el economista de EPyCA Consultores, Martín Kalos.
Ante las últimas intervenciones del Tesoro nacional y de Estados Unidos para frenar el dólar, Kalos afirmó que el régimen cambiario no es sustentable y que requerirá alguna modificación que incluya alguna forma de evaluación de tipo de cambio efectivo.
Lo que puede implicar, según su análisis, un corrimiento de las bandas cambiarias o dejarlas atrás para que el dólar flote. Una situación de la que si bien el equipo económico alardea ya no sucede porque el Banco Central de la República Argentina (BCRA) intervino en el medio y volvió la brecha legal entre los tipos de cambios paralelos.

Pero para el socio y economista de Audemus, Gonzalo Guiraldes, el escenario aún no es claro. “Falta ver cómo le va al Gobierno en la elección y cuál es el apoyo concreto de Estados Unidos que a pesar del anuncio de USD 40.000 millones no está claro si es de libre disponibilidad, si hay condicionalidades o demás”, afirmó.
En esa línea sostuvo que la nueva proyección del FMI de que la inflación en 2025 será de 41,3%, no estaría relacionada con un ajuste del tipo de cambio sino con que no esperan que se vuelva a atrasar.
“Si el apoyo no se traduce en algo muy contundente con disponibilidad de fondos en el corto plazo que despejen definitivamente los vencimientos de 2026, al Gobierno no le va a quedar otra que modificar el esquema cambiario”, marcó.
La meta de inflación del presidente Javier Milei es que para mitad del año que viene haya desaparecido, pero con la aceleración del último mes, en las consultoras privadas mantienen un pronósticos menos optimistas.
En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que se publicó el 6 de octubre, la mediana de las respuestas arrojó que el IPC se mantendrá con oscilaciones en 2% hasta diciembre y recién en enero de 2026 desaceleraría a 1,9%.
Según la consultora LCG, en lo que va de octubre la inflación en Alimentos y Bebidas acumula un 2%. Luego de que en la tercera semana del mes los precios del rubro tuvieron un alza de 0,9%.
“En lo que va de las últimas cuatro semanas la inflación promedio se aceleró a 2,7% mensual y la inflación punta a punta del periodo se ubicó en 2,9%”, comentaron en el último informe.
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ECONOMIA
Quiénes están detrás de las compras de dólares que suben el precio sin importar el apoyo de Trump

La demanda de dólares parece imparable a pocos días de las elecciones. Las «compras de pesos» por parte del Tesoro de Estados Unidos, que entre otras medidas implican un fuerte apoyo de Donald Trump a Javier Milei, resultan insuficientes para frenar la tendencia dolarizadora del mercado, que busca cubrirse ante eventuales subas del tipo de cambio o modificaciones del esquema cambiario tras los comicios del 26 de octubre.
La inclinación de una parte del mercado por dolarizarse previo a las elecciones se reflejó en los últimos días: en cuatro jornadas, el tipo de cambio oficial repuntó 7,5% hasta ubicarse en $1.450 en el segmento mayorista, a pesar de las ventas de divisas por parte del gobierno de Trump. De esta manera, la cotización quedó apenas 2,7% por debajo del techo de la banda de flotación ($1.489).
El apetito por el dólar también se reflejó en las cotizaciones del MEP y CCL: entre el martes y el viernes, repuntaron hasta 9,3% para ubicarse cómodamente por encima de $1.500 al cierre de la semana y la brecha respecto al oficial mayorista se amplió a 6,5%. La escalada también se dio a pesar de la «compra de pesos» que realizó en este mercado el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.
En el mercado llamó la atención que la demanda de dólares no se detuvo aún tras la fuerte señal de respaldo político y financiero por parte de la administración de Trump, que no sólo «compró pesos» en varias de las últimas jornadas y ratificó la línea de crédito swap por u$s20.000 millones, sino que además anunció que están trabajando para otorgar financiamiento adicional por otros u$s20.000 millones a través de entidades financieras privadas.
La tendencia dolarizadora implica cautela y desconfianza en el mercado: muchos creen que después del 26 de octubre puede haber un ajuste en el tipo de cambio, a pesar de que el Gobierno afirma que el esquema cambiario seguirá vigente. También juega en contra las declaraciones de Trump respecto a las condiciones del respaldo financiero a la Argentina, que causan confusión y suman más incertidumbre a corto y mediano plazo.
Quiénes son los principales compradores de dólares
En diálogo con iProfesional, Pedro Siaba, líder de research de Portfolio Personal Inversiones, estima que la fuerte presión sobre el tipo de cambio obedece principalmente a demanda local en busca de cobertura, impulsada más por el sector minorista que por el corporativo. A la espera de registros oficiales, advierte que seguramente el dato de Formación de Activos Externos (FAE) de octubre confirmará un monto muy elevado.
Los analistas de Max Capital afirman que una parte importante de las compras de dólares en los mercados de cambios en los últimos días no es puramente «especulativa», sino que está vinculada principalmente a importadores que adelantan la demanda de divisas y ahorristas que se pasan a moneda dura. Ambos, con el objetivo de cubrirse ante una eventual suba de la cotización después de los comicios.
De acuerdo con el bróker de bolsa, esto hace que la «compra de pesos» por parte del Tesoro de Estados Unidos, si bien es una señal muy fuerte, sea insuficiente por sí sola para detener la tendencia alcista del tipo de cambio. Por lo tanto, resalta, se necesitaría mayor oferta en el mercado de cambios para abastecer a la demanda y aliviar así la presión sobre la moneda.
El analista Gustavo Ber coincide en que buena parte de la presión cambiaria la están produciendo las compras minoristas de dólares. Si fuera por las empresas, explica, la brecha entre el tipo de cambio oficial y los dólares financieros sería mucho mayor a la actual (menos del 10%), ya que muchas aún no pueden acceder al mercado oficial y para dolarizarse lo hacen a través del MEP y, sobre todo, el CCL.
«La búsqueda de cobertura en dólares parece que sigue muy sostenida, alimentada desde colocaciones en pesos en el actual clima de incertidumbre. Las ventas de divisas en los mercados de cambios por parte del Tesoro de Estados Unidos en esta etapa apenas están logrando morigerar el reacomodamiento alcista de las cotizaciones del dólar», agrega Ber en diálogo con iProfesional.
¿Todo el mercado dolarizándose?
Ian Colombo, asesor financiero de Cocos Gold, afirma que, más allá de los sectores que más demandan dólares en este momento, casi todo el mercado lo está haciendo porque espera una corrección del tipo de cambio o modificaciones en el esquema de bandas de flotación después del 26 de octubre. Por lo tanto, el «mercado está muy dolarizado».
Colombo sostiene ante iProfesional que en los últimos días muchos inversores y ahorristas desarmaron posiciones en moneda local para pasarse a dólares o activos dolarizados. Por ese motivo, en la última semana casi todos los instrumentos en pesos sufrieron volatilidad y «cualquier suba de precios de bonos en pesos fue aprovechada para venderlos y pasarse a dólares».
Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, resalta que a todo lo anterior se suma que este viernes el Tesoro Nacional liberó más de $2 billones en el mercado financiero, producto de lo que no renovó en la última licitación de deuda local para no convalidar tasas de interés más altas. Afirma que, si bien muchos de esos pesos terminan en otros instrumentos en moneda doméstica, una parte importante va al dólar.
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