POLITICA
Diputados conformaron la Comisión por el fentanilo adulterado y convocarán a familiares de víctimas

La Comisión Especial de Seguimiento e Investigación sobre el fentanilo adulterado en la Cámara de Diputados logró un amplio consenso para conformarse y eligió a sus autoridades. La presidencia quedó a cargo de Mónica Fein (socialismo), la vicepresidencia en manos de Silvana Giudici (PRO) y la secretaría bajo la responsabilidad de Victoria Tolosa Paz (UxP). Las tres legisladoras habían sido autoras de proyectos que impulsaron la creación del cuerpo.
La primera medida votada por unanimidad fue invitar a los familiares de las víctimas de la tragedia.
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“Hoy dimos el primer paso en la conformación de la Comisión Especial de Seguimiento e Investigación sobre el fentanilo contaminado en la Cámara de Diputados, una tragedia que nos interpela y que exige respuestas urgentes y concretas”, publicó en redes sociales Tolosa Paz. Y agregó: “Nuestro compromiso es claro: trabajar con respeto hacia cada víctima y sus familias, y garantizar que el Estado esté a la altura para que una tragedia así no vuelva a repetirse nunca más”.
En el mismo sentido, la presidenta de la Comisión, Mónica Fein, señaló: “Queremos poder acompañar la situación de las víctimas, esclarecer estos hechos y hacer propuestas que eviten futuras situaciones como las que han pasado”. La diputada anticipó que buscará reunirse con el juez de la causa, Ernesto Kreplak, y convocar al ministro de Salud, Mario Lugones.
Los legisladores también citarán a la titular de la ANMAT, Agustina Bisio, y a Gabriela Mantecón Fumadó, exdirectora del Instituto Nacional de Medicamentos, separada del cargo tras el escándalo del 20 de agosto.
Por su parte, la vicepresidenta Giudici destacó “la madurez política necesaria para dar con las respuestas” y aseguró que el trabajo se realizará “escuchando a familiares y respetando las propuestas de los diputados”.
Al momento de aprobarse en el recinto la creación de la comisión, el 17 de septiembre, Giudici recordó que “desde el 29 de mayo venía planteando en la Cámara de Diputados la necesidad de dar respuestas a las familias afectadas por el fentanilo adulterado. Por unanimidad y con el acompañamiento de todos los bloques, aprobamos la creación de una comisión especial de seguimiento. Desde allí trabajaremos para escuchar a las víctimas, colaborar con la investigación y avanzar en sancionar nuevas leyes que garanticen la trazabilidad de los medicamentos de alto riesgo y permitan activar alertas rápidas ante emergencias sanitarias masivas”.
La comisión está integrada además por Paula Oliveto (Coalición Cívica); Mariela Coletta, Marcela Coli y Pablo Juliano (Democracia para Siempre); Esteban Paulón (Partido Socialista); Margarita Stolbizer (Encuentro Federal); Pablo Outes (Innovación Federal); Pablo Cervi (Liga del Interior); Pablo Ansaloni, Alida Ferreyra, Gerardo Huesen, Lilia Lemoine y Santiago Santurio (La Libertad Avanza); Nancy Ballejos, Alejandro Bongiovanni y Javier Sanches Wrba; Karina Banfi y Natalia Sarapura (UCR); Christian Castillo (Frente de Izquierda); Jorge Araujo Hernández, Florencia Carignano, Carlos Castagneto, Ramiro Gutiérrez, Germán Martínez, Paula Penacca, Eduardo Toniolli, Eduardo Valdés y Pablo Yedlin (UxP).
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En total son 31 integrantes que, por ahora, comenzaron a trabajar con consenso. El plazo de funcionamiento se extenderá hasta el próximo 9 de diciembre.
La causa del fentanilo adulterado
La tragedia dejó un saldo de casi un centenar de muertos tras la aplicación de ampollas contaminadas en hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Santa Fe, Neuquén y otras provincias. Los lotes provenían de Laboratorios HLB Pharma Group SA y fueron distribuidos a través de Droguería Ramallo SA.
Los responsables de estas empresas, Ariel García Fulfaro (HLB Pharma y Laboratorio Ramallo) y Javier Tchukran (director general), permanecen detenidos.
El juez Kreplak, a cargo del Juzgado N° 3 de La Plata, ordenó allanamientos en 22 empresas y droguerías de Buenos Aires, Rosario, San Nicolás y Ramallo. Además, el Ministerio de Salud se presentó como querellante en la causa y la ANMAT dispuso el recupero de los lotes adulterados, exigiendo a droguerías y hospitales que informen cómo los habían adquirido.
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POLITICA
Elecciones 2025: ¿Cómo justificar el no voto por internet, paso a paso?

Se acercan las elecciones legislativas nacionales que definirán 127 bancas en Diputados y 24 en Senadores. Aunque el voto es obligatorio para personas entre 18 y 70 años, hay algunas justificaciones si no pudiste asistir a tu lugar de votación.
Justificar el no voto puede evitar que uno tenga que pagar una multa por entrar al Registro de Infractores, además de la inhabilitación para hacer trámites en entidades gubernamentales.
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El paso a paso para hacerlo es muy sencillo, con la posibilidad en la actualidad de hacer el trámite por internet. Requiere presentar papeles obligatorios para que uno se pueda eximir de las consecuencias antes mencionadas.
Elecciones legislativas 2025: quiénes están justificados para no votar
- Menores de 18 años (desde los 16 se puede, pero no es obligatorio)
- Mayores de 70 años
- Personas con un problema de salud
- Personas que presenten una causa de fuerza mayor
- Jueces de mesa
- Policías en funciones
- Electores que se encuentren a más de 500 kilómetros de su lugar de votación
Para los casos de distancia o problemas de salud y fuerza mayor, es obligatorio presentar documentación que respalde la justificación por la que no asistieron a votar. Si no se adjuntan las constancias, se tendrá que pagar la multa. Si no se paga la multa, podrán ser mayores las consecuencias.
El paso a paso para justificar el no voto por Internet
Lo primero que hay que saber, es que estos trámites se realizan a través de la página de la Cámara Nacional Electoral (CNE), entidad que es parte del Poder Judicial de la Nación y maneja todas las cuestiones ligadas a las votaciones.
En esa página esta el registro de infractores, donde figuran las irregularidades de cada persona en las diferentes elecciones. En la página principal de la CNE, en la sección temas hay una pestaña que te lleva directamente a la consulta.
En la ventana de consulta, hay que llenar los siguientes datos: número de documento, género, distrito electoral (provincia en la que se tiene el domicilio) y un código de validación que pide la página.
Cuando se completan todos los datos, la página te lleva a una lista con las últimas instancias de votación donde se aclara si uno es o no infractor. En caso de no serlo, la CNE te permite imprimir una constancia de esto.
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En caso de ser infractor, la página te permite iniciar el trámite de justificación ahí mismo. Se despliega una lista con las posibles causas justificadas para poder ausentarse a votar, y uno tiene que elegir la que le corresponde para avanzar con el proceso.
Luego, hay que cargar la documentación necesaria para justificar el no voto, poner un número de teléfono y un correo electrónico y proceder para terminar la carga y el trámite online. El infractor tendrá 60 días hábiles posteriores a la votación para realizar esto y evitar el pago de la multa.
Si la Cámara Nacional Electoral acepta la justificación, la persona lograra no pagar la multa. Pero si no se llega a buen puerto con lo presentado, hay que pagar la multa -que puede ir de 50 a 500 pesos dependiendo si el infractor ya tenía ausencias previas- porque sino puede haber consecuencias más graves.
Estas consecuencias pueden ir desde no estar habilitado a realizar ciertos trámites en entidades gubernamentales hasta la prohibición para ejercer empleos públicos. Esto se hace para que se cumpla la obligación ciudadana de participar en las elecciones, que son parte fundamental de la democracia.
La otra forma de realizar el trámite de justificación es hacerlo presencialmente, en la sede de la CNE ubicada en Av. Leandro N. Alem 232, CABA. Allí se podrán presentar los papeles para poder salir del registro de infractores.
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POLITICA
Javier Milei cambia: ahora pesifica Estados Unidos

¿Qué es lo que se juega en la elección del próximo domingo? Esta es la pregunta que domina la política y que organiza la discusión pública. Hay distintas formas de mirar el panorama. Podríamos entrar al cuadro de una manera que es la siguiente: imaginar que el gobierno de Milei está en una encrucijada política y de gestión similar a la que enfrentó el gobierno de Mauricio Macri durante sus primeros dos años.
¿En qué consiste esto? Primero, en un esfuerzo por constituir una economía capitalista. Es decir, una economía en cuyo centro esté la iniciativa privada. Para construir esa economía hay que hacer un gran esfuerzo, que es el que viene haciendo el Gobierno y la sociedad argentina, similar al de los primeros años de Macri: normalizar los precios; que los precios vinculados con bienes internacionales se parezcan, en alguna medida, a los que rigen en el mundo. Emitir señales racionales en ese sentido. Obviamente que el eje central de esa política es reducir los niveles de inflación. Y entre todos los precios, uno en particular, que genera el mayor debate y preocupación, no solo para el Gobierno argentino sino también en el estadounidense: el precio del dólar.
Si se lograra ese objetivo, que se va logrando con el tiempo, vendría un segundo capítulo sin el cual es imposible pensar la inversión. Quien invierte no mira solo los precios: observa los costos, para decidir si pone su dinero aquí o en otra economía. El relato oficial, el programa del Gobierno, lo que Milei propone, es por un lado una normalización de los precios y luego una reducción de los costos que facilite y estimule la inversión privada.
Para esa reducción de los costos, sostiene el discurso oficial -el mismo que sostenía Macri-, hace falta un programa de reformas. Existe cierto consenso, cierto lugar común, en que son necesarias una reforma tributaria, una reforma del régimen impositivo, una reforma previsional -sin la cual la anterior resulta inviable, porque es imposible reducir impuestos con el actual costo previsional de la Argentina- y una reforma laboral. Quiere decir que una vez que se normalizan los precios, para encarar el problema de los costos y normalizar la economía en general, hace falta un conjunto de reformas que requieren una mayoría en el Parlamento.
Llegamos al final de este camino: qué se juega en esta elección. Se juega si el Gobierno, que tiene un liderazgo personalista y centralizador, por momentos arbitrario, de Javier Milei logra además constituirse en un oficialismo. Ser oficialismo implica algo más complejo, implica un órgano coordinado en el Poder Ejecutivo y la capacidad de proyectar ese poder sobre el Parlamento para formar mayorías y aprobar reformas.
Desde diciembre de 2023, y sobre todo desde mayo del año pasado cuando se aprobó la Ley Bases, el Gobierno logró despejar la incógnita de si iba a haber o no un líder, pero no consiguió constituir un oficialismo. ¿Dónde empieza y termina el oficialismo en la Argentina? Es muy difícil contestar esa pregunta. ¿Dónde empieza y termina la oposición? Depende del tema. Uno podría preguntarse: ¿dónde ubicamos a Randazzo? ¿A Monzó? ¿En el oficialismo o en la oposición? ¿Y a Macri? ¿A Ricardo López Murphy? Depende del tema. No hablamos, obviamente, del kirchnerismo, que es nítida y duramente oposición. Entonces este es el problema central: si de estas elecciones surge un oficialismo que, desde el Ejecutivo, es capaz de constituir una mayoría en el Congreso.
El Gobierno llega a esta elección con una de sus promesas bastante cumplida: reducir la inflación. Es cierto que la forma en que el Gobierno encaró este problema -materia de debate también en Estados Unidos- generó otras patologías. Pero el último número de inflación, el de septiembre, fue de 2,08%, y la inflación núcleo, de 1,9%. Esto indica que hacia fin de año podría esperarse una inflación de entre 28 y 30%, es muchísimo para los estándares internacionales, pero muy poco en comparación con la historia argentina reciente. Es probable que una parte importante del electorado le reconozca al Gobierno haber cumplido con su palabra en esta materia.
La segunda promesa de Milei en campaña fue castigar a “la casta”, a una clase política corrupta, oligárquica, centrada en sí misma y no puesta al servicio de la sociedad. Con el paso del tiempo, las deficiencias del Gobierno y de La Libertad Avanza en este terreno se volvieron cada vez más notorias. Es muy difícil que pueda sostener esa bandera demasiado tiempo en adelante.
Del caso $Libra siguen apareciendo novedades todo el tiempo. La hermana del presidente, Karina Milei, está citada al Congreso para explicar lo ocurrido. En la justicia de Estados Unidos también hay movimientos: una nota de Hugo Alconada Mon en relata que, según la jueza, los fondos generados con Libra no serían reclamables al Estado, sino que habrían ido a los bolsillos del creador de la criptomoneda, Hayden Davis, y, presumiblemente, a los de Javier y Karina Milei. ¿La justicia estadounidense tiene alguna prueba en ese sentido? ¿Existen registros de transferencias a funcionarios del Gobierno? Son preguntas que se hacen muchos en el Congreso, a partir de informaciones brumosas de Estados Unidos.
Segundo caso: el misterioso avión del empresario Leonardo Scatturice, que llega a Aeroparque y pasa por todas las barreras de la Aduana sin control. No se sabe qué contenían las valijas que transportaba su empleada, Laura Belén Arrieta. ¿Elementos electrónicos, material de inteligencia? No está claro. Tampoco se sabe con quién hizo hablar Arrieta a la agente de Aduanas a la que le prestó el teléfono en esa ocasión. El juez Pablo Yadarola aún no pudo encontrar esa explicación, cuáles son los dos teléfonos que se conectaron. Sería importante que lo haga pronto para despejar cualquier duda sobre el Gobierno. Se trata de un avión misterioso de un empresario muy ligado al Gobierno que, además, tiene negocios importantes con el Estado.
Después ya vinieron informaciones que requieren menos explicaciones: los audios de Diego Spagnuolo, que mencionan presuntas coimas de la hermana del Presidente y de los primos Menem, en el negocio de la asistencia a personas con discapacidad.
La coronación de todo esto es el caso Espert, que se fue haciendo cada vez más grave por la forma en que el Gobierno, o el propio Presidente, lo defendía. Se trata de un dirigente de primer nivel, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados y primer candidato del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, salpicado por la financiación del narcotráfico.
Todos estos episodios obligan a mirar retroactivamente y aparecen otras manchas en la camisa. Una muy importante que se llama Ariel Lijo: la postulación para la Corte por parte del gobierno de un juez muy tildado de corrupto, ahora, ante la sucesión de episodios de corrupción, obliga a preguntar si lo de Lijo fue un error o un objetivo. Entonces, en materia de inflación, el Gobierno cumple. Pero, en materia de lucha contra la casta, aparece muy identificado con lo peor de ella.
Hay otro dato muy importante sobre cómo llega este Gobierno a las elecciones. Es la idea de que era un gobierno invicto, de que la lógica de la política había cambiado. Sin embargo, la idea de un gobierno durísimo en el ajuste que, a pesar de eso, no parecía pagar costos políticos, quedó en duda tras la derrota en la provincia de Buenos Aires. Aunque no puede nacionalizarse ese resultado, la elección bonaerense dejó una marca. Este es un oficialismo que puede perder elecciones. Las “fuerzas del cielo” resultaron ser fuerzas de la Tierra. El Gobierno puede perder y ganar elecciones, como cualquier otro.
En este marco, hay una discusión que domina en el peronismo de la provincia de Buenos Aires: si fue un acierto desdoblar la elección en esa provincia. Esa respuesta se conocerá el próximo domingo. Cristina Kirchner piensa que todavía no se sabe si fue un acierto o no. No vaya a ser que en la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires se haya producido un resultado que ahora alerta a todos aquellos que no fueron a votar pensando que no hacía falta. Ahora sí van a hacerlo precisamente porque ganaron los kirchneristas. Este es uno de los argumentos principales de Cristina Kirchner cuando objeta la estrategia de Axel Kicillof de haber adelantado la elección bonaerense y haberla convertido en una especie de encuesta perfecta, que anticipa lo que podría pasar y, por lo tanto, corrige el proceso.
Kicillof sostiene que fue un acierto, porque la derrota del Gobierno fue tan importante que sirvió para instalar la idea de que es un gobierno vulnerable. Para Kicillof el peronismo de todo el país, ante la elección del 26 de octubre, le debe a él haber adelantado una elección y haber producido una gran victoria sobre lo que parecía ser invencible. Veremos qué ocurre el próximo domingo y cómo se resuelve esta discusión interna del kirchnerismo bonaerense. Lo que pase en la provincia de Buenos Aires es decisivo, precisamente porque allí se concentra el núcleo del kirchnerismo y porque el gobierno de Milei va a ser uno u otro si, sobre el horizonte de 2027, se recorta la figura de un candidato kirchnerista. Ese objetivo central de atraer inversiones, frente a la posibilidad de un reflujo populista o intervencionista, se vería dificultado.
La elección bonaerense también mostró, como analizan estudios muy minuciosos del jesuita Rodrigo Zarazaga, un cambio en el perfil del votante del Gobierno. Había un votante filoperonista de clase media-baja, similar al que podía votar a Massa entre 2013 y 2015, que fue desplazado por un electorado más parecido al del PRO, un partido de derecha, de clase media, media-alta y alta.
El otro rasgo con el que el gobierno llega a esta elección, además de haber perdido el invicto, es que perdió la infalibilidad en materia económica. Durante meses, Milei anunciaba cosas que iban a pasar y pasaban, como ocurrió con la inflación. Pero luego empezó a anunciar cosas que no pasaron. Dijo, por ejemplo, que esperarían a que el dólar tocara el piso de la banda para comprar, y empezaron a vender en el techo. O que controlarían el dólar subiendo la tasa de interés a niveles exorbitantes -75% en términos reales-, y sin embargo la gente salió a comprar más dólares, no menos.
Comenzaron entonces las tensiones en el mercado cambiario, con un Banco Central que no se había preparado para eso, porque el presidente de la Nación calculó que no iba a haber ese riesgo y, por lo tanto, ordenó no comprar reservas, en contra del pedido del Fondo Monetario Internacional (FMI). El Banco Central quedó acosado por un mercado que demanda dólares, mientras el Gobierno insistía en no resignar la cotización del tipo de cambio, convencido de que si no se movía el dólar, tampoco lo haría la inflación, y así podría ganar la elección. Esa política impactó también en los bonistas, que empezaron a pensar que si el Gobierno estaba dispuesto a gastar -como dijo Luis Caputo- hasta el último dólar para ganar las elecciones, no pagaría los bonos. Así se disparó el riesgo país. Eso fue el 19 de septiembre, en vísperas de una catástrofe que se evitó con la intervención del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, que declaró: “Me hago cargo yo del gobierno argentino”, una especie de intervención que el Gobierno, con una narrativa inteligentísima, presentó como respaldo. En realidad, lo que Donald Trump le vino a decir a Milei fue: “dame el volante, manejo yo”, porque no podía permitirse un fracaso de alguien tan identificado con él.
Desde ese momento, Bessent y Trump entraron en escena y comenzó una secuencia de rarezas o anomalías internacionales. Algo es anómalo cuando se aparta de la regla o de las costumbres, de los usos habituales. Hemos naturalizado algunas rarezas, pero una de ellas merece ser destacada. Bessent es en estos momentos el ministro de Economía de un país que está clausurado porque no se puede poner de acuerdo en la aprobación de su presupuesto, lo que en ese país llaman un shutdown. Se encuentra también en medio de una turbulencia internacional producida por el propio Trump al modificar toda la política arancelaria, que hace que el empresariado internacional no sepa cuánto gana o pierde porque no se sabe bien cuales son los precios de los productos. Scott Bessent, que está metido en esas dos crisis, se la pasa tuiteando sobre el mercado del dólar en Buenos Aires. Y ocurre como si no fuera una rareza. Pero lo que estamos viendo es que el enorme imán del mercado cambiario argentino, que se “tragó” a 40 ministros, ya lo está acorralando al funcionario estadounidense, que vende dólares para comprar pesos. Eso plantea una curiosidad que me señaló un amigo con mucha gracia: Milei venía a dolarizar la Argentina y está pesificando a Estados Unidos.
Esto es una anomalía. Bessent dice estar normalizando el mercado de cambios, pero aún no lo logró. Cuando Bill Clinton anunció el rescate de México en 1995, el anuncio frenó la crisis. Lo mismo ocurrió cuando George Bush hijo anunció la ayuda a Uruguay, afectado por la crisis argentina de 2002. En este caso, ni el anuncio ni la intervención por parte de Bessent están deteniendo la crisis. Bessent podría decir lo que Borges pone en boca de Francisco Narciso de Laprida en su “Poema conjetural”: “Al fin me encuentro con mi destino sudamericano”.
Esto abre un debate dentro de los Estados Unidos. Paul Krugman, premio Nobel de Economía y una de las figuras más destacadas del mundo opositor a Trump, escribió sobre la Argentina y planteó dos objeciones muy interesantes a la política de Bessent en relación con el país. La primera es técnica. Krugman advierte: “Cuidado, porque están poniendo dinero en un programa económico que no va a funcionar”. Sostiene que se trata de un plan de estabilización basado en el atraso cambiario, es decir, en mantener un dólar barato, y que esa estrategia está destinada a hundirse. El gobierno republicano está alimentando ese error, dice Krugman.
Para demostrarlo, Krugman mostró un gráfico que permite ver cómo fue el momento de la primera intervención del Tesoro estadounidense en el mercado argentino, cuando Bessent comenzó a comprar pesos o vender dólares. A partir de ese momento, el Gobierno debió subir la tasa de interés del 80% al 160% para evitar que, a pesar de la intervención del Tesoro, el dólar siguiera subiendo. Es decir, Krugman se está burlando de Bessent, ya no de Santiago Bausili, de Caputo o de Milei.
Hay otra objeción de Krugman a Bessent y esta es una objeción moral. Krugman escribió en The New York Times y en Bloomberg que podría haber un negocio personal detrás de la intervención. Señala que amigos de Bessent, como Robert Citrone, obtuvieron ganancias espectaculares con bonos argentinos el año pasado, y que después quedaron golpeados por la suba del riesgo país. Krugman afirma que esos financistas de Bessent compraron nuevamente bonos antes de la intervención del Tesoro, sabiendo que se produciría. Es decir, Krugman está señalando casi la existencia de un delito -probablemente sin casi- que sería la filtración de información desde el Tesoro a amigos bonistas.
Citrone, es el líder del fondo Discovery, que maneja miles de millones de dólares y que el año pasado habría obtenido una rentabilidad del 48% con bonos argentinos. Citrone llegó a Buenos Aires el 14 de abril, el mismo día que Scott Bessent, cuando se levantó el cepo. Llegó con Leonardo Scaturice, es decir, en el mismo avión de las valijas y prácticamente la misma tripulación, incluida Laura Belén Arrieta, quien transportaba las valijas. Todo esto empieza a mostrar un sistema de poder con vinculaciones en las que lo público y lo privado se contamina bastante. Hace algunas semanas mostramos un video de Citrone diciendo: “A mí me gusta influir sobre el gobierno argentino”.
Tan metidos estamos en el debate americano que, en las manifestaciones contra Trump, aparece gente protestando ya con el argumento argentino: “Para la Argentina, 40 billones. Para Estados Unidos, no hay programa de salud”. Hoy hay un reclamo en Estados Unidos contra el gobierno de Trump. “Que fondeen el ACA”, piden, -el Obamacare, el programa de salud heredado de Obama- y no a la Argentina”. Que la plata la pongan allá, porque se han disparado las primas del seguro de salud. Entonces reclaman que subsidien a los americanos, que subsidien la salud, y no que subsidien a la Argentina.
Trump se encuentra todo el tiempo con este problema y la última vez fue el domingo por la noche, cuando le preguntaron por el malestar de los chacareros, de los farmers norteamericanos, que están enojados porque se les resuelve, en alguna medida, su situación a sus competidores de la Argentina. Y Trump contesta, por los argumentos que da, como un jefe de campaña del peronismo. Se vuelve cada vez más dudosa la ventaja que obtiene Milei de la amistad de Trump. Esto contestó: “Argentina está luchando por su vida. No sabes nada sobre eso. Están luchando por su vida. Nada está beneficiando a la Argentina. Están luchando por su vida. ¿Entiendes lo que significa eso? No tienen dinero, no tienen nada. Están luchando tan duro para sobrevivir. Si puedo ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre, me parece que el presidente de Argentina está tratando de hacer lo mejor que puede. No lo están haciendo bien, se están muriendo”.

No es la mejor pintura para ir a las elecciones del domingo que viene. Algo parecido a lo que vimos en la reunión de Milei con Trump. Una especie de menosprecio que probablemente venga -esto es psicologismo de entrecasa- de la reacción que tal vez produzca en Trump ver gente que se le subordina demasiado. Porque con Vodolomir Zelensky pasó lo mismo. El otro día, conversando con Joaquín Morales Solá, Marcelo Longobardi hizo la comparación: “A Milei lo trató como a Zelensky; en ambos casos, es una emboscada”. Es una emboscada o una reacción de alguien que dice: “La verdad, si se me subordinan tanto, no les tengo aprecio”. Pero es, tal vez, una hipótesis disparatada.
Lo importante es que la relación con Trump, el juego de Trump y de Bessent nos devuelven al problema originario. Trump dijo: “Pongo la plata si hay un oficialismo”. Lo dijo de otra manera: “Si no gana las elecciones Milei, no vamos a ser generosos con la Argentina”. Salió el Gobierno desesperado, empezando por el “mago del Kremlin”, Santiago Caputo, a través de su cuenta de X, a decir: “Está hablando del 2027”. Como diciendo: se confundió, faltaba que dijeran “está viejo”. Y Trump, a través de su cuenta de Truth, su red social, dijo: “Estoy hablando de la elección de medio término, de la elección parlamentaria. Si la pierden, nos vamos”. Produjo un tembladeral. Bessent tuvo que salir a explicar qué es perder y qué es ganar. Y terminó diciendo algo así como que alcanza con tener un tercio del Congreso para defender los vetos; eso ya es ganar.
Una encuesta realizada por la consultora Rubikón Intel realizó algunas preguntas sobre el apoyo de Trump, los condicionamientos y las elecciones argentinas. “¿Sabías que Donald Trump dijo que el apoyo de Estados Unidos a la Argentina depende de que Milei gane las elecciones de octubre? ¿Qué sentís al escuchar eso?”, se pregunta. La respuesta fue: indignación, un 31%; aprobación, un 23,6%; preocupación, un 23,5%; indiferencia, un 10,8%; y nada, un 11%. Está bastante parejo, sobre todo porque uno presume que la categoría “preocupación” se puede dividir entre indignación y aprobación.
Otra pregunta: “¿Te parece legítimo que un país condicione ayuda económica al resultado de elecciones de otro país?”. Le parece legítimo al 39,4%; no le parece legítimo al 51%; y el 9,6% dice “depende”. Una más: “¿Cómo afecta esto la soberanía argentina?”: mucho, para el 45,4%; algo, para el 19,9%; poco, para el 7,7%; y nada, para el 27,1%.
Este es el paisaje de cómo caen estas intervenciones, en un momento en que el gobierno americano se convirtió en un actor central de la vida electoral de la Argentina y en un actor muy positivo para el Gobierno, con independencia de cuál sea este impacto sobre el mayor o menor sentimiento nacionalista que haya en la sociedad argentina. Porque si no intervenía Bessent, probablemente Luis Caputo no hubiera llegado a las elecciones del próximo domingo, tal vez no hubiera llegado a hoy como ministro, por cómo venía la crisis cambiaria y, sobre todo, la crisis del mercado de bonos.
La idea de Bessent es que alcanza con que tengan un tercio del Congreso, es decir, que puedan resistir con los vetos, que no les armen dos tercios en contra para insistir con leyes adversas al pensamiento y al programa del Gobierno. ¿Eso es verdadero? No. El Gobierno necesita sacar leyes, necesita tener capacidad de gestión, capacidad de reforma. No solamente resistir reformas que le hacen otros. Y para eso tiene que armar una mayoría. Daría la impresión de que está descartado totalmente que el Gobierno pueda obtener la mayoría en el Congreso. No la va a obtener. Está descartado también que no tenga un tercio para resistir con los vetos. Ahora bien, si se aproxima mucho a ese piso del veto, queda un gobierno estéril, que va a complicar muchísimo la economía. Ahí hay que ver si Trump cumple con su palabra o no. Y ahí sí empieza otra película.
También puede ser un gobierno que tenga una base parlamentaria sólida como para generar acuerdos y llegar a la mayoría. Y esos acuerdos son, inevitablemente, acuerdos que tiene que tejer con los gobernadores de las provincias. Esto es muy importante de entender. Por eso Guillermo Francos cuando se reunió por primera vez con los gobernadores después de la derrota en la provincia de Buenos Aires lo llevó a Luis Caputo. Porque esos acuerdos, desde que el mundo es mundo, se tejen y se sellan con plata. Pactar con los gobernadores implica otra política fiscal. El Gobierno va a tener que ceder un poco en su rigor con las provincias en materia fiscal, inclusive en la obra pública, porque si no, no va a tener esa mayoría en el Congreso que le permita generar determinadas reformas.
La pregunta es, entonces, ¿cómo se constituye ese oficialismo en el Congreso? Va a haber toda una discusión el domingo a la noche sobre cómo se cuentan los votos, y los votos hay que contarlos de una sola manera: hacia dónde van los diputados de cada agrupación política. Entonces habrá que sumar ahí Fuerza Patria con el peronismo de distintas provincias, porque van a un solo bloque, que es el bloque -vamos a llamarlo así- kirchnerista. Y ahí veremos cuál es el panorama del oficialismo en el Congreso.
No alcanza con tener los legisladores. Ya está demostrado eso. ¿Cómo se demostró? El Gobierno no tenía a los legisladores y aprobó la Ley Bases, que es como haber aprobado setenta leyes. Y después, con los mismos legisladores, empezó a perder leyes. ¿De qué depende? De cómo se arma esa mayoría, de cuál es la capacidad de gestión política del Gobierno, de cómo puede negociar y atraer.
Y esta es una discusión que se ha desatado dentro del oficialismo. Porque Guillermo Francos inició una negociación con Mauricio Macri, y esa negociación que inicia Francos con el expresidente para atraer al Pro al gobierno -no solamente en el Congreso- produjo una reacción muy virulenta de Santiago Caputo. Con un método de Caputo muy simpático o risueño: trajo a un lobista americano contratado por Scatturice, el mismo dueño del avión, pero que lo presentan como un asesor de Trump. Se llama Barry Bennett, un audaz, que dice: “Trump dice, nosotros, el gobierno americano…”, aunque no está demostrado que represente al gobierno de Estados Unidos. De hecho, es posible que en la embajada norteamericana en Buenos Aires no lo conozcan. Hasta ahora Bennett representa a Santiago Caputo. Presumiblemente le pagan el sueldo porque la consultora de Scatturice, para la que trabaja Bennett, está contratada por la SIDE que maneja Santiago Caputo. Es decir, un poco Memorias de Costa Pobre, aquel viejo sketch de Alberto Olmedo. Hubo una reunión: le presentaron a Bennett como si fuera un representante de Trump a diputados de la oposición -a De Loredo, a Pichetto, a Ritondo-. Un gran malentendido que desata una interna dentro del Gobierno, que agrava una interna anterior: el “Mago del Kremlin”, Santiago Caputo, contra los Menem, es decir, contra Karina Milei.
Los amigos de Caputo, y el propio Caputo, sostienen: “Llegamos a este punto y se nos destruyó la mayoría en el Congreso porque fuimos a la pelea con los gobernadores. Agredimos a nuestros aliados”. Y los Menem, desde su rincón, detrás de las polleras de Karina Milei, dicen: “¿Nosotros? Pero ¿quién inventó la idea de los mandriles para los economistas críticos? ¿Quién dijo que los gobernadores eran degenerados fiscales? Desde su cuenta de X se escribía ‘no odiamos lo suficiente a los periodistas’. Todo eso no viene de Caputo”. “¿Quién es el jefe del ‘Gordo Dan’, que tiene como única estrategia el insulto para constituir un oficialismo?”. Entonces empieza a haber toda una discusión interna respecto de quién es el responsable de esto que parece un oficialismo a la defensiva.
Habrá que ver qué piensa Milei. Nadie lo sabe. Ni su hermana. Habrá que ver cuáles son las conversaciones que tenga el Presidente con Santiago Caputo, con Guillermo Francos; cómo rearma su gabinete, si es que lo rearma; qué lugar le dan o no le dan al macrismo; qué pasa con algunos ministros, como Gerardo Werthein, el canciller, que dice: “Si viene Caputo a manejar este gobierno, yo me voy”. Hay un gran signo de interrogación, y es importantísimo. ¿Por qué? Porque sin orden político en el órgano de gobierno, alrededor de Milei, no hay plata de Bessent que alcance, y no hay votos que alcancen en las urnas. Porque todo se puede dilapidar al día siguiente.
Esto es así porque, al final, lo que ordena la política -lo que hace que un diputado vote a favor o en contra, que un gobernador acuerde o no, que Trump se quede y ponga la plata o no la ponga- tiene que ver con una palabra: expectativas. La expectativa de poder y de éxito que genera el Gobierno. Porque en la expectativa está cifrado lo que Julio María Sanguinetti, el expresidente del Uruguay, genialmente llama “la institución invisible”: la confianza. Eso es lo que se juega en estas elecciones del domingo que viene.
una nota de Hugo Alconada Mon en LA NACION,haber adelantado una elección,Carlos Pagni,Odisea Argentina,LN+,Javier Milei,Conforme a,,Tras resistir los vetos. El Gobierno promulgó las leyes de financiamiento universitario y de emergencia pediátrica pero atrasó su aplicación,,Crisis preelectoral. La Argentina de Milei, ¿a la espera del último tren?,,Elecciones 2025. Milei cierra la campaña de La Libertad Avanza en Córdoba con una caminata en la zona céntrica,Odisea Argentina,,Análisis. Milei y el ancla norteamericana,,Análisis. Las fuerzas de la tierra,,Análisis. El salvataje de Trump
POLITICA
Los dos mensajes clave del PJ en la última semana de campaña: el uso de la BUP y la asistencia a votar

El peronismo bonaerense encara el último tramo de la campaña con dos mensajes concretos para distribuir a la sociedad: hay que ir a votar y hay que saber cómo votar. El eje de la agenda proselitista tendrá esos dos temas durante los pocos días que quedan antes de la veda electoral.
Sobre ese tema hizo hincapié ayer el jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, quien resaltó que el cambió de modalidad en el sistema de votación “fue innecesario” y que el actual es “más caro”. En ese sentido, remarcó: “Nuestra responsabilidad es que los votantes tengan la información necesaria para ejercer su derecho en las urnas”.
En el peronismo saben con claridad que el desdoblamiento redujo un porcentaje de votantes que, frente a una elección nacional, es probable que se sumen. Y, en gran medida, creen que ese ausentismo está vinculado a votos blandos. Es decir, aquellos votantes que nunca votarían al peronismo, pero que las formas y el fondo de la política económica de Javier Milei, los expulsó. Lo denominan, vulgarmente, como el “voto Juntos por el Cambio”.
Ese votante es posible que en una elección nacional asista a votar. Por eso, el PJ pone el foco en la necesidad de que la gente que está en contra del gobierno nacional y ve en el peronismo a su mayor opositor, salga a votar. “No nos sobra nada. Hay que convocar a la gente a que vaya a votar”, precisaron en el cristinismo.
En la antesala de los comicios las encuestas son variadas. En la gobernación bonaerense son cautos pero positivos. No ven, según a datos que consumen, que haya grandes diferencias respecto a la elección provincial del 7 de septiembre. “Todas las mediciones se mantienen estables desde el 8 de septiembre a la actualidad”, confesó un importante funcionario del gobierno de Axel Kicillof.
En el sector referenciado en Cristina Kirchner tienen otros números. Hay encuestas que la ex mandataria consumió en los últimos días y que ubican a Fuerza Patria ganando la elección en la provincia de Buenos Aires pero con una diferencia de un dígito. En un escenario que, a priori, parece positivo para el peronismo, la ex presidenta piensa en modo país y advierte que una caída fuerte en la provincia puede darle a La Libertad Avanza (LLA) la posibilidad de ganar los comicios a nivel nacional.
Por eso bajó un mensaje claro a los suyos. Hay que militar el voto de la gente, pedir que el domingo vayan a emitir su sufragio y hay que explicar, una y otra vez, cómo se vota con la Boleta Única Papel (BUP), que será utilizada por primera vez en la provincia. Por eso, durante esta semana habrá muchos dirigentes del peronismo explicando, en redes sociales y medios de comunicación, cómo se debe votar.
El ejercicio que comenzó Mariano Recalde en la calle, los subtes y los colectivos de la Ciudad de Buenos Aires, cruzó la barrera de la Avenida General Paz y se metió de lleno en la agenda de los intendentes. El gobernador Axel Kicillof también bajó línea en ese sentido y le pidió a los jefes comunales que durante estos días hagan foco en el sistema de votación.
Este lunes se sumó Sergio Massa a la campaña para mostrar el sistema de votación. Con una boleta gigante explicó que los votantes que quieran acompañar al peronismo deben contar, de izquierda a derecha, siete casilleros. Y el número siete es el de Fuerza Patria, el que lleva las candidaturas de Jorge Taiana y Jimena López. “Tenes que contar hasta siete. Acordate, como el 7 de septiembre como cuando empezamos a frenar a Milei”, sostuvo el ex candidato presidencial.
“Cada voto cuenta y puede transformar la realidad. Hay que ponerle un freno a Milei en el Congreso. La vida cotidiana y la economía familiar son cada vez más difíciles”, indicaron en el Frente Renovador, respecto a la elección del 26 de octubre. “Voto a voto”, sostienen en el peronismo bonaerense, donde refuerzan la idea de que “nadie puede relajarse” porque la elección nacional será pareja.
En el peronismo temen al error de la gente ante un sistema que nunca se utilizó. Si bien es simple la forma en que se debe emitir el voto, no quieren dejar librado al azar la libre interpretación de los votantes. Sobre todo en los días previos a la elección, que son en los que la gente empieza a prestarle real atención a las candidaturas electorales.
“Hay que explicarle a todo la provincia de Buenos Aires que lo que está en juego es el laburo, la salud pública, nuestros jubilados y la soberanía nacional”, aseguró Axel Kicillor ayer en un acto de campaña junto a la CGT. El discurso electoral recorre ese camino de polarización con el gobierno nacional. Ellos o nosotros.
En el cristinismo dicen que “la discusión del modelo está sobre la mesa” y que existe en mucha gente “un recuerdo negativo” respecto a la gestión del gobierno de Alberto Fernández. Insisten también que si bien “el ajuste pegó fuerte sobre el bolsillo de la gente”, no hay que perder de vista que existe “un fuerte voto antiperonista” que puede estar presente en la elección del próximo domingo.
Civil Conflict,Demonstrations,Riots,South America / Central America,Civil Unrest
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